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Especial Oscars 2012: Mejor Película

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José Hernández, 20/02/2012

[size=5]MEJOR PELÍCULA[/size]
He aquí el premio de los premios, el más importante de la noche y el que marcará quién es la triunfadora de la noche. La ganadora habitual suele ser una película épica, histórica y/o de amor de gran presupuesto, aunque en los últimos años esta tendencia está cambiando hacia cintas más pequeñas e incluso de carácter bastante alternativo. Quizá sea por haberse acortado la temporada de premios y haber aumentado los cauces promocionales de los mismos, con lo que la opinión de la crítica tiene más peso, aunque solo sea en marcar qué películas hay que ver; o quizá sea la proliferación de las mini-majors, divisiones de los estudios especializadas en filmes de menor presupuesto pero mayor prestigio y riesgo que el estreno normal de la compañía, y que son las que últimamente acaparan las nominaciones (y los productos nominables).

En CINeol seguimos pensando que Jennifer Lawrence debería estar nominada todos los años
Este año comenzó con el anuncio de que volvían a cambiar las reglas de la categoría. Tras solo dos años con 10 nominadas, la Academia decidía darle otra vuelta de tuerca al proceso y eliminar el número fijo de candidatas, que ahora podían oscilar entre cinco y diez. Y con este cambio, también se alteró la forma de votar, que hasta ahora era mediante voto preferente (que ya hemos explicado en años anteriores). El mecanismo seguía siendo más o menos el mismo, pero con algunas alteraciones. Para empezar, los votantes vuelven a disponer, como antes de la ampliación, de una papeleta con solo cinco puestos, que deben rellenar con sus cinco películas favoritas en orden. A la hora del recuento, se sigue este proceso:
1) Se separan las papeletas según la película que ocupe el primer puesto. Las cintas que no consiguen ningún voto en esta primera fase son eliminadas.
2) Si alguna película obtiene más del 10% de los votos, pasa a estar nominada automáticamente.
3) Corolario: si la película en cuestión supera el 12% de los votos, entonces sus papeletas no solo cuentan como votos para ella, sino también para la siguiente película de cada lista. Ejemplo práctico: si The Artist consigue el 20% de los votos en la primera ronda (o sea, el doble de lo necesario), cada papeleta que la tenga en el primer puesto vale 0,5 puntos para ella y 0,5 para la siguiente película de la lista que no haya sido aún eliminada. Si saca un 30% (el triple de lo necesario), la distribución sería 0,33 para The Artist, 0,67 para la otra. Etcétera.
3) Tras este proceso, las cintas que hayan sacado menos de un 1% de los votos son eliminadas, y sus papeletas se redistribuyen entre las películas que aparecen a continuación en sus listas y que siguen luchando por la nominación.
4) Una vez hecho esto, las películas que tengan más de un 5% de los votos son nominadas, hasta un máximo de diez filmes. Y aquí se acaba el recuento, a no ser que no se llegue al mínimo de cinco candidatas, en cuyo caso se seguirían eliminando las cintas con menos votos y redistribuyéndolos hasta obtener dicho número.
Según este proceso, lo más normal es que haya siete u ocho nominadas, y muy improbable que se llegue a diez o se queden en solo cinco. En años con mucha concentración de apoyos alrededor de unas pocas películas habría 6-7, y en los que no hay una clara favorita, o la hay pero no existe una alternativa fuerte, el número sería de 8-9. Que es lo que ha sucedido este año, en donde un filme parece tener todas las de ganar y los demás están solo de comparsas. Un vencedor, por cierto, que se seguirá escogiendo de entre los nueve nominados por el sistema clásico de voto preferente, que tenéis explicado en este artículo, y en donde la ganadora deberá tener más de la mitad de los votos, directos o indirectos. Este sistema se emplea para asegurarse de que ninguna película gane con solo un 12% de los votos. En resumidas cuentas, lo que se busca con estos sistemas de votación es que las nominadas sean películas que han despertado pasiones, y que la ganadora sea una cinta de consenso, que haya gustado mucho a una gran mayoría. Las nominadas, en orden de menos a más probabilidades de hacerse con la estatuilla, son:

TAN FUERTE, TAN CERCA
A principios de 2011 parecía imposible que se le escapase el Oscar a esta película. De hecho, parecía cumplir con alguna especie de regla matemática diseñada para alzarse con la estatuilla. Para empezar tiene a Scott Rudin, el productor más ladino en el juego de los Oscar detrás de Harvey Weinstein. Como director, el inglés Stephen Daldry, que cada cosa que ha hecho hasta ahora ha sido abrazada por la Academia. Como material de partida, un best-seller de caja de pañuelos en ristre obra de un autor que además es respetado por la crítica, Jonathan Safran Foer. Dicho libro cuenta la historia de un niño que pierde a su padre en el 11-S e investiga el origen de una llave que este le ha legado, es decir, que junta temas familiares (el lado humano) con una tragedia indispensable en la historia estadounidense moderna (el lado Importante®). Su reparto está encabezado por una figura de primer orden como Tom Hanks (cuya trayectoria en los 90 es suficiente para tener el ojo puesto en todo lo que haga por el resto de sus días) y la oscarizada Sandra Bullock, acompañados por un grupo de actores de gran talla. Como colofón, el arma de destrucción masiva: un niño monísimo para despertar paternalismos. ¿Cómo podía fallar?
Los problemas comenzaron a adivinarse cuando era ya noviembre y la cinta no estaba terminada ni se sabía nada de ella. La maniobra del silencio es útil para que una película no se queme muy rápido, pero llegar mudo hasta mitad de diciembre es para preocuparse. Y cuando finalmente se mostró a la prensa, el filme fue recibido con una mezcla de indiferencia absoluta y hostilidad hacia un pastelito indigesto que utilizaba un tema delicado para la más abyecta manipulación emocional. También hubo algunos a los que les gustó, pero en general la crítica la suspendió, y como consecuencia estuvo desaparecida durante toda la temporada. Hasta la industria parecía haberse olvidado de ella, a juzgar por los premios de los sindicatos. Pero para hacerse con una nominación solo hacía falta convencer a un 5% de los académicos, y hay mucha lágrima fácil entre los votantes. Como resultado, he aquí la película con peores críticas de todas las nominadas al Oscar de los últimos 15 años, seguramente más si Rotten Tomatoes fuese fiable más allá de esa fecha. Huelga decir que su suerte acabó en el momento de su nominación.
A FAVOR: Rudin y Daldry son dos fuerzas de la naturaleza en la Academia, y como demuestra la nominación, la película tiene un núcleo de apoyo entre los votantes.
EN CONTRA: Un núcleo que debe de ser muy limitado, en vista de que solo tiene otra mención aparte de esta y ha estado desaparecida de los premios de los sindicatos. Lo más probable es que la mayoría de la Academia piense de forma parecida a la crítica (es decir, entre indiferencia y odio cerril) y la pongan bien abajo en sus listas. Para ganar no solo hace falta un pequeño núcleo de fervorosos admiradores, sino un consenso general sobre la calidad del filme que esta cinta no tiene.

Finalista: Critics’ Choice, Dallas, Houston.

WAR HORSE (CABALLO DE BATALLA)
La otra gran favorita de las primeras quinielas del año tuvo parecida suerte a la cinta de Daldry. Como con ella, las expectativas eran muy altas viendo el proyecto sobre el papel. Un director de prestigio como Steven Spielberg volvía a rodar una película bélica, en esta ocasión situada en la Primera Guerra Mundial, y era imposible no recordar su última incursión en el género con Salvar al Soldado Ryan y salivar un poco. En esta ocasión, sin embargo, el material de partida era una premiada obra de teatro familiar y con grandes dosis de emotividad, que es otra de las cosas que le vienen como un guante al Rey Midas de Hollywood. Era imposible pensar que la Academia se iba a resistir, ya que tenía todo lo que una clásica nominada debe tener: épica, sentimientos a flor de piel, alguna escena dura y un final de los que te dejan la lágrima en la cara y piensas “qué cosa más bonita de película, oyes”. Como las que se hacían antes, con ese aire de clásico fordiano y de romanticismo leaniano.
El problema al que se tuvo que enfrentar fue que era exactamente eso, ni más ni menos: una película muy clásica y muy ejemplar de la vertiente sensible(ra) de Spielberg, que a día de hoy parece ya desfasada, como si perteneciese a 1957 o a 1987, que son las épocas en las que se llevaba este tipo de cinta. En el momento actual, más cínico y con la Academia apoyando filmes más oscuros y duros en los últimos años, además de más arriesgados formalmente, su anacronismo resaltaba para mal. Que los críticos pasasen de ella era algo que ya se esperaba, pero cuando llegaron los premios dela industria y se vio que el apoyo tampoco estaba ahí quedó claro que, por un lado, las expectativas machacadas durante todo un año fueron excesivas, y por otro, que el mundo del cine ya había pasado página. Su nominación (gracias sin duda al núcleo más clásico y veterano de los académicos) suena a piloto automático, a frenada prolongada: si las votaciones se hubiesen demorado un par de semanas más, quizá no estaríamos hablando ya de ella.
A FAVOR: Spielberg es Spielberg, y esta es una cinta clásica y épica de las que les suelen gustar a los académicos, realizada de forma bella y sensible.
EN CONTRA: Sensiblera más bien, dirían muchos. La carencia de un claro protagonista humano y su carácter episódico, además de su exceso de azúcar, juegan en su contra. Y el hecho de que, pese a una taquilla buena, a estas alturas ya haya sido prácticamente olvidada por crítica y público, no presume nada bueno. Tampoco la ausencia de Spielberg como director. Es mucho más probable que se vaya a casa de vacío en todas las categorías (otra vez).

Ganador: Top10 del AFI.
Finalista: PGA, ACE, Globo de Oro (drama), Critics’ Choice, NBR, Satellite, Southeastern, Nueva York Online, Houston, Georgia.

EL ÁRBOL DE LA VIDA
Como de costumbre, llevábamos años esperando que Terrence Malick sacase su nueva película. El director, famoso por tomarse su tiempo entre rodaje y rodaje (al menos hasta ahora) y por estar años metido en la sala de montaje dando forma a sus proyectos, prometía en esta ocasión un viaje por el origen del mundo a la par que una historia familiar, y a todo cinéfilo le intrigaba qué demonios quería decir eso y cómo se iban a conjugar ambas cosas, en apariencia tan opuestas: lo íntimo y lo universal, lo humano y lo divino, lo metafísico y lo cotidiano. La respuesta llegó en mayo, en el Festival de Cannes, un lugar idóneo para que la propuesta del reclusivo realizador fuese tomada con el respeto y la seriedad que requería. Y es que el filme resultó ser su obra más radical, el culmen absoluto de su estilo poético y alejado de la estructura narrativa convencional, hasta el punto de renunciar a cualquier atisbo de un argumento, digamos, ‘novelesco’. Un collage de escenas interrelacionadas sin un hilo concreto aparente, pero sí formando un cuadro completo que había que absorber con cuidado y reposar con sensatez antes de poder valorar en su justa medida. En la ciudad francesa supieron verlo así y le otorgaron la Palma de Oro.
Poco después, la crítica estadounidense también se inclinó ante la propuesta, aunque sin un consenso absoluto, ya que cierto sector se lanzó a la yugular de Malick por lo pretencioso del filme y el sinsentido de sus imágenes (muy bonitas, en eso sí coinciden todos). Y esa división radical de opiniones, entre los que la consideran una obra maestra absoluta y los que piensan que es la mayor mierda parida por un director de cine, ha definido en gran parte su relación con crítica, público e industria. Los hay que la entienden, los hay que no; los hay que la ponen en un altar, los hay que quemarían todas las copias existentes; unos conectan con ella y otros todo lo contrario. Lo único que ha variado es la cantidad de unos y de otros en cada sector: los más intelectuales y sesudos tienden a alabarla, los más pedestres y comerciales la aborrecen. Como en la Academia hay de todo, ha tenido suficientes apoyos para lograr su nominación, pero teniendo en cuenta los miembros que la integran, mayoritariamente veteranos, es dudoso que el colectivo que la nominó tenga fuerza como para auparla al Oscar. Está claro que la cinta no ocupará lugares intermedios en las listas de los votantes.
A FAVOR: Es el filme más revolucionario del año en un sentido puramente cinematográfico. La película tiene un núcleo duro de admiradores bastante significativo, y está claro que los que la apoyan la van a poner bien alto en sus listas. Si Terrence Malick ha conseguido estar nominado como mejor director, por algo será.
EN CONTRA: La cinta es tan inaccesible al público mayoritario que es prácticamente imposible que su núcleo de apoyo tenga la suficiente entidad como para ganar. De hecho, quien no entre en ese círculo es muy posible que la hunda en el fondo de su lista, porque o la amas, o la odias. Ser una película divisiva solo funciona cuando el bando de los admiradores es más numeroso, y eso ocurre entre los críticos y cinéfilos más alternativos, pero no entre un público más común, que es el que define la Academia.

Ganador: Palma de Oro en Cannes, Top10 del AFI, Gotham, Chicago, Online Film Critics, San Francisco, Toronto, Denver, Georgia.
Finalista: Critics’ Choice, NBR, NSFC, Los Ángeles, Southeastern, Dallas, St. Louis, Londres, San Diego, Nueva York Online, Ohio, Oklahoma, Phoenix, Detroit, Houston, Indiana.

MIDNIGHT IN PARIS
Todo el mundo coincide más o menos en que el periodo de mayor gloria de Woody Allen está entre 1973 (El Dormilón) y 1992 (Maridos y Mujeres). El resto de los años 90 fue un progresivo declive con un par de altos consensuados (Balas Sobre Broadway, Desmontando a Harry), y la siguiente década estuvo llena de obras menores, con solo Match Point como figura señalada de su filmografía. Se podría decir que su periodo más fértil fue el que pasó con Mia Farrow, con Diane Keaton como segunda musa destacable. Después de ellas no ha sido el mismo, quizá por la edad, quizá por su Yoko particular. Y sin embargo, siempre ha mantenido ese cierto nivel de calidad que hace que sus películas sean cuando menos agradables de ver, por lo que nunca ha terminado de perder el favor ni de la crítica ni del público (sobre todo a este lado del Atlántico). Así que nadie esperaba gran cosa de Midnight in Paris más que un rato entretenido que pronto se olvidaría y el año que viene tendríamos otra película casi igual.
El resultado, sin embargo, fue muy distinto, ya que por primera vez en casi una década Woody convenció a prácticamente todo el mundo, tanto a crítica como a público. Su carta de amor a París y su mirada tan nostálgica como invectiva al pasado desde un punto de vista muy cultural conquistaron al sector más comercial de los espectadores (que vieron en ella una comedia romántica muy entretenida con algunos personajes memorables y un puñado de frases para el recuerdo), pero también al más sesudo (que se deleitaron en las mil referencias a la pintura y la escritura que tiene el filme, así como su mirada satírica a los artistas y los que se hacen pasar por ellos). El más difícil todavía, vamos. Como resultado, una cinta primaveral que podría haber sido fácilmente olvidada con todos los estrenos de enjundia a fin de año se mantuvo viva en las mentes de los académicos durante toda la temporada, y el hecho de ser una de las pocas candidatas de consenso a las que nadie hace ascos aupó incluso al genio neoyorquino a su primera candidatura como mejor director desde 1995. No es una película que despierte la pasión fervorosa necesaria para ganar, pero es una muy sólida nominada y, visto que nadie ha protestado por su inclusión, una señal de que seguimos queriendo a Woody.
A FAVOR: Es una película que gusta a casi todo el mundo, y el regreso por la puerta grande de un genio que hace años era un favorito de la Academia hasta que se perdió en cintas menores. Annie Hall queda ya muy lejos y quizá sería hora de darle otro premio.
EN CONTRA: Es una comedia, y si ya es difícil que los académicos premien a una, teniendo otra cinta que puede más o menos definirse así como favorita le roba cualquier oportunidad de dar la sorpresa. Es decir, que si The Artist es demasiado ligera para votar por ella, será porque quieran votar algo más serio y sesudo. Además, quizá el filme peque de tener demasiadas referencias ‘culturetas’ para llegar con la misma fuerza a todos los votantes.

Ganador: WGA, Top10 del AFI.
Finalista: DGA, PGA, SAG, ACE, Globo de Oro (comedia), Critics’ Choice, Satellite, Southeastern, Dallas, San Diego, Nueva York Online, Ohio, Oklahoma, Phoenix, Iowa, Austin, Houston.

MONEYBALL. ROMPIENDO LAS REGLAS
Por extraño que parezca, de las nominadas esta es la que más problemas tuvo a la hora de su producción. Si todo hubiese ido como la seda se habría estrenado en 2008, ya que Brad Pitt firmó como protagonista en 2007 y el desconocido Stan Chervin ya había entregado varios borradores del guion. El primer problema fueron los directores. Primero contrataron a David Frankel tras la cámara y a Steven Zaillian para darle otra vuelta a la historia sin la ayuda de Chervin. Al poco sustituyeron a Frankel por Steven Soderbergh, quien comenzó a reformar el filme para ajustarlo a una visión nada comercial del proyecto, que incluiría entrevistas reales con deportistas entre otros recursos formales, aunque manteniendo el presupuesto estipulado de decenas de millones. En el último momento, días antes de comenzar el rodaje, Sony paralizó la producción en una estrategia de reducción de costes y eliminación de los proyectos más arriesgados. 58 millones de dólares para un experimento de Soderbergh era excesivo. Durante unos meses parecía que la película había muerto, pero entonces llegaron las dos personas que la salvaron: Bennett Miller y Aaron Sorkin. El segundo se encargó de pulir el guion, hacerlo más tradicional y añadirle ritmo y algunos diálogos marca de la casa. Miller, por su parte, le ofreció al estudio una visión más clásica de la historia, más comercial sin renunciar a la calidad.
Y así, en 2010 comenzó el rodaje y hoy tenemos entre nuestras manos un éxito de taquilla que ha recibido posiblemente las mejores críticas de una película de béisbol en toda la historia. Y es que Moneyball podría haber sido otra cinta deportiva más, o incluso peor, un aburrimiento de cifras y estadísticas que no interesan a nadie, ya que el libro en que se basa detalla cómo se empleó la técnica matemática denominada ‘sabermetría’ a este juego. En lugar de eso, el resultado es un filme sobre la construcción de un equipo contra viento y marea, sobre el choque entre la vieja y la nueva escuela y sobre la amistad improbable entre una vieja gloria del deporte y un orondo y ratonil matemático amante del béisbol. Una cinta que se ha convertido, con su clasicismo y su historia de superación y compañerismo, en una de las nominadas habituales de la temporada, aunque no haya ganado nada. Como con la película de Woody, es difícil encontrar a alguien que odie esta película: lo normal es que guste y bastante. Ocupará las partes altas de muchas listas, aunque su problema será que tendrá pocos números uno. Aunque por lo menos tiene la ventaja de ser un drama, que eso siempre da más prestigio.
A FAVOR: Es perfecta para atraer tanto a los votantes sesudos (un guion inteligente y con magníficos diálogos, arranques de estilo clásicos pero salientes, incisión en los temas que trata) como a los más comerciales (tiene un ritmo constante y entretenido, consigue que un tema denso sea accesible, ¡y sale Brad Pitt!). Y en taquilla es de las más exitosas.
EN CONTRA: ¿Cuándo se ha visto que una película deportiva consiga el Oscar? Tres veces: dos de ellas boxeo (que algunos dirían que no es un deporte) y una atletismo. Lo específicamente americano del béisbol hace dudoso que vayan a votar por ella los miembros extranjeros de la Academia, y el hecho de que no haya logrado ningún premio ya es indicativo de que ha gustado en general, pero no ha entusiasmado tanto como para estar en lo más alto de suficientes listas.

Ganador: Top10 del AFI.
Finalista: PGA, WGA, ACE, Globo de Oro (drama), Critics’ Choice, Satellite, Southeastern, Dallas, Ohio, Oklahoma, Phoenix, Georgia.

CRIADAS Y SEÑORAS
Este ha sido sin duda el año de las mujeres. Al menos una decena de las películas más comentadas de 2011 han estado protagonizadas por personajes femeninos, desde Lisbeth Salander hasta Albert Nobbs, pasando por Margaret Thatcher, Marilyn Monroe, Hanna, Martha, Justine, Mavis Gary o Jane Eyre. Tanto es así que dos de los mayores éxitos en taquilla han contado con un reparto casi exclusivamente compuesto por chicas: La Boda de mi Mejor Amiga y la película que nos ocupa. ¿Cómo ha pasado esto? ¿No había quedado Hollywood en que solo los hombres atraían dólares? Pues resulta que no, que si le das al público personajes femeninos interesantes y películas buenas, en lugar de la enésima comedia romántica sosa y rutinaria con un protagonista masculino hostiable (normalmente Matthew McConaughey), no solo las féminas acuden en tropel, sino también los hombres sin necesidad de que sea una cita. En el caso de esta película, nadie confiaba especialmente ni en su éxito ni en su calidad. Tener como guionista y director a un desconocido cuya única película había sido un bodrio (Pretty Ugly People) no despertaba precisamente esperanzas, y el material de partida era una novela popular pero que difícilmente se podía calificar de candidata al Pulitzer. Lo único que despertaba la atención era su interesante reparto, además de un tema ‘importante’ que posiblemente Tate Taylor no fuese capaz de explotar de forma adecuada.
El resultado, sin embargo, fue todo lo contrario: una cinta comercial de calidad elevada por unas actrices en estado de gracia y que conseguía evitar muchas de las trampas que podrían haber lastrado el filme. Por ejemplo, pese a que la historia central es la de una chica blanca que ayuda a las criadas negras, con la típica conciencia culpable blanca y el estereotipo de la salvadora pálida que tan frecuentes son en el cine yanqui, la película se detiene sobre todo en las criadas, y sus historias son las que quedan en la memoria. Y así con tantas otras cosas, con el resultado de que tanto crítica como (sobre todo) público apoyaron con fuerza el filme. Como viene siendo habitual en este tipo de cintas, tampoco se ha librado de críticas, sobre todo dirigidas a lo caricaturesco de algunos personajes o a los puntos antes mencionados que, según algunos, convierten a la cinta en racista (o al menos en miope). Quizá su mayor problema a la hora de plantearse como serio candidato a la victoria haya sido precisamente este, ya que han pasado muchos meses desde su estreno y esta visión ha tenido el tiempo suficiente para quitar lustre a una cinta con aroma de vencedora clásica. Si se hubiese estrenado en noviembre, quizá no estaríamos hablando de ella solo como aspirante.
A FAVOR: Tiene a los actores de su parte gracias a un reparto en estado de gracia. Además, es de lejos la más exitosa de las nominadas, y la que el público ha abrazado con más entusiasmo. De hecho, su historia ‘importante’ con gran peso dramático, pero con momentos de humor acertados para hacerla más digerible, es la que mejor cuadra con la ganadora clásica del Oscar, y a buen seguro eso habrá gustado mucho entre los votantes.
EN CONTRA: Es preocupante que no haya conseguido nominaciones en ningún otro apartado más allá del actoral: ni director, ni guion, ni apartados técnicos. Quizá su propia naturaleza comercial, estereotipada y perfectamente adecuada al patrón clásico le esté pesando, y se la vea como un producto demasiado simple y poco ‘artístico’. O quizá es que haya gustado, pero no haya logrado el nivel de entusiasmo requerido.

Ganador: SAG, Top10 del AFI.
Finalista: PGA, WGA, Globo de Oro (drama), Critics’ Choice, BAFTA, Satellite, Southeastern, Nueva York Online, Phoenix, Houston.

LOS DESCENDIENTES
Siete años hemos tenido que esperar para ver la nueva película de Alexander Payne. En el tiempo que ha transcurrido desde Entre Copas solo hemos podido disfrutar de su corto en Paris, je t'aime y de su labor como director en el episodio piloto de la serie Hung (Superdotado), aparte de un par de cintas en las que actuó como productor. ¿Qué le ha llevado tanto tiempo? Una de las causas de su prolongado silencio fue personal: en 2006 se divorció de la actriz Sandra Oh, una separación que al parecer fue larga y conflictiva, y tras la cual ya comenzó a trabajar en algunos proyectos. Uno de ellos fue la película que nos ocupa, para la que firmó con Fox Searchlight nada menos que en 2007, aunque no comenzó a rodar hasta 2010. Entre medias intentó sacar adelante Downsizing, una comedia dramática con toques de ciencia ficción sobre enanos (o más bien ‘gente pequeña’, porque quería que la protagonizasen Paul Giamatti y Reese Witherspoon, pero reduciéndolos de tamaño por ordenador), que fue cancelada por el estudio cuando el presupuesto se fue de madre, y que posiblemente nunca llegue a rodarse.
Eso fue en 2009, y al parecer solo entonces se lanzó de lleno a trabajar en la adaptación de la novela de Kaui Hart Hemmings junto a Nat Faxon y Jim Rash, que ya habían escrito un primer borrador para entonces. No es extraño que el estudio quisiese a Payne para el proyecto, ya que la historia se ajustaba a su estilo e intereses como un guante: dinámicas familiares deterioradas, personajes muy humanos y normales con un hálito de perdedor, pequeñas victorias y derrotas del día a día, sueños rotos por un pasado lleno de remordimientos, una visión esperanzada (con reservas) de la sociedad... Y el realizador no defraudó con el encargo. Más cercana en tono y ambiciones a su penúltimo filme, A Propósito de Schmidt, la cinta se estrenó en los festivales de Toronto y Telluride, convirtiéndose en la favorita de público y crítica en ambos certámenes, del mismo modo que hace dos años ocurriese con Up in the Air, una cinta hasta cierto punto similar a esta. Y tomando buena nota de lo ocurrido con aquel proyecto de George Clooney (que en octubre era favorito, en enero un mero aspirante y acabó sin llevarse ni un solo Oscar), la Fox intentó por todos los medios que el filme no se quemase antes de tiempo, dejando que el público de las salas lo descubriese poco a poco y fuese aumentando el boca a boca exponencialmente hasta el día de las votaciones. Les ha salido mejor esta vez, pero igualmente la cinta se ha apagado mucho en el último mes. Ya ha llegado a todos los que tenía que llegar y no queda espacio para recabar más apoyos. Y con los obtenidos no hay suficientes. Quizá la próxima vez, que conociendo a Payne, seguro que la habrá.
A FAVOR: Es el drama del año, que lleva triunfando entre crítica y público desde que se mostró en Telluride, además de confirmar a Alexander Payne como una de las voces más firmes del panorama autoral estadounidense. Habla sobre la familia, sobre el pasado, sobre nuestro lugar en el mundo… Todo temas de calado que dan material para la tragedia humana, pero también para puntuales salidas cómicas ideales para conquistar al espectador y pillarlo muchas veces desprevenido. La presencia y apoyo de George Clooney tampoco molesta.
EN CONTRA: Ha perdido mucho fuelle conforme ha ido avanzando la temporada, y si bien llega con más fuerza que la comparable Up in the Air, casi ha dejado de formar parte de la conversación. De hecho, a día de hoy no tiene ningún galardón asegurado, y hasta podría irse de vacío si Dujardin y Moneyball se hacen con los premios de mejor actor y guion adaptado. Da la impresión de que las altas expectativas creadas por todos los elogios han decepcionado a la segunda tanda de espectadores, entre ellos parte de los académicos.

Ganador: WGA, ACE, Globo de Oro (drama), Satellite, Top10 del AFI, Los Ángeles, Southeastern, Dallas, Kansas, Florida, Iowa, Houston.
Finalista: DGA, PGA, SAG, Critics’ Choice, BAFTA, Independent Spirit, NBR, Gotham, Chicago, Online Film Critics, St. Louis, Washington, Nueva York Online, Toronto, Ohio, Oklahoma, Phoenix, Detroit, Indiana, Denver, Georgia.

LA INVENCIÓN DE HUGO
La vida de Martin Scorsese tiene que haber sido dura, al menos desde el punto de vista de un artista. Después de 30 años de carrera reinventando el cine estadounidense, siendo una de las figuras más respetadas de su generación y contribuyendo a la creación del American Film Institute para proteger los clásicos del Séptimo Arte, la Academia seguía ignorándole. Algunas nominaciones de compromiso para sus trabajos más míticos sí, pero Oscar ninguno. Un maestro como él no necesitaba reivindicarse en unos premios que ni Kubrick ni Hitchcock ganaron nunca, pero por algún motivo, el viejo Marty necesitaba ese sello de aprobación para sentirse realmente pleno. Así, a principios de siglo lo intentó por la vía descarada de los ‘proyectos de Oscar’, con El Aviador y Gangs of New York como más claros exponentes. La treta tampoco funcionó, así que Marty abandonó la estrategia y decidió pasárselo bien. Y quién lo diría, gracias a ello le llegó finalmente la estatuilla, en 2006, por su regreso al subgénero gángster con Infiltrados. Desde entonces ha rodado anuncios, documentales, series de televisión, un thriller psicológico con mucho de terror y ahora una película para niños, algo que nadie en su sano juicio pensaría que iba a hacer cuando se estrenó Taxi Driver. Pero ahí está el bueno de Marty, apuntándose a la moda de hacer cintas entre aventureras y mágicas de buen corazón dirigidas al público familiar.
Solo que, siendo quien es, esta no es solo otra película de consumo rápido. El alto presupuesto lo tiene, pero el toque de Marty es inconfundible, y donde otros harían algo vistoso y olvidable, él aprovecha para componer una carta de amor al cine plagada de homenajes a los primeros clásicos de la época de Keaton, Chaplin, Méliès y Lloyd, con una mirada inocente a la fábrica de sueños que es la gran pantalla. El filme ha recibido elogios unánimes de crítica y público, y posiblemente sería la ganadora del año si no fuese por The Artist y, quizá más importante, porque ha sido un fracaso monumental en taquilla. Habrá que culpar a la desastrosa campaña publicitaria, que no ha conseguido despertar ningún interés entre el grueso de la población; y a su caótica distribución, que ha estado a medio camino entre el estreno limitado en plataforma de una película de autor y la saturación de pantallas de un blockbuster, quedándose en tierra de nadie y sin sacarle partido a ninguna de esas estrategias. Al final solo la visto los cinéfilos de pro y sus amigos cercanos, con lo que ahora tiene que vivir con la pesada etiqueta de desastre comercial. Tal ha sido el desastre que el productor Graham King, uno de los más queridos en la industria, está al borde de la bancarrota. Y esa pátina negativa solo se puede superar en los Oscar siendo una obra maestra y granjeándose un apoyo mediático masivo que esta cinta no ha logrado despertar, quedando ensombrecida por otro gran homenaje al celuloide clásico.
A FAVOR: Es un tributo al Séptimo Arte realizado por uno de los directores que más saben de esta materia, Martin Scorsese, quien desde que no persigue el Oscar sin cesar se ha vuelto más suelto y valiente con sus elecciones y más juguetón con su estilo. Ha sido una de las películas que más ha enamorado a la crítica y a los amantes del cine, y el filme más ‘grande’ de los nominados (lo que implica que los miembros de las ramas técnicas pueden verse más atraídos por sus valores cinematográficos).
EN CONTRA: El catastrófico fracaso de taquilla de la cinta (ha costado 175 millones de dólares, más otros 50 al menos en promoción y copias, y ha recaudado poco más de 100 en todo el mundo, de los que el estudio no ve ni la mitad). Tampoco ayuda el hecho de que sea una película infantil, un subgénero que ha dado escasas alegrías en los Oscar (Sonrisas y Lágrimas, La Vuelta al Mundo en 80 Días y Oliver! quizá podrían englobarse en él). Además, casi todas sus fortalezas también son las de la gran favorita.

Ganador: NBR, Top10 del AFI, Austin, Nevada.
Finalista: DGA, PGA, WGA, ACE, Globo de Oro (drama), Critics’ Choice, Satellite, Chicago, Southeastern, Dallas, Boston, Online Film Critics, Washington, San Diego, Nueva York Online, Ohio, Oklahoma, Phoenix, Detroit, Indiana.

THE ARTIST
Hace exactamente un año nadie conocía esta película. No solo no figuraba en ninguna quiniela de lo que los Oscar nos deparaban para este año, sino que poca gente había oído siquiera hablar de ella. Y quienes lo habían hecho, a buen seguro no pensaban que fuese a jugar ningún papel en los premios de la Academia. Porque hace un año, de lo que habríamos hablado es de una comedia francesa del director de la saga (comercial y paródica) OSS 117 que estaba rodada en blanco y negro y sin diálogos. Mel Brooks ya hizo algo similar en los 70 y nadie pensó en darle premios, y mucho menos los Oscar más importantes. Y dado el (inexistente) pedigrí de Michel Hazanavicius, era improbable pensar que su película fuese mucho mejor que La Última Locura, por mucho que contase con cameos de actores de Hollywood. Todo eso cambió en el Festival de Cannes. Ya era extraño que la incluyesen en la sección oficial, pero tratándose de una rareza patria de un director popular allende los Pirineos, parecía la habitual concesión al producto nacional. Craso error, como comprobaron todos los que tuvieron la oportunidad de verla en la costera localidad francesa. El enamoramiento unánime de la Croisette con el filme le otorgó sus primeros premios y un contrato con los hermanos Weinstein para invadir las Américas. Fue entonces cuando algunos analistas vieron en ella a una posible competidora por el Oscar, pero aun así muchos siguieron la noticia con escepticismo. Al fin y al cabo, era una cinta extranjera y claramente minoritaria, ¿no? Como mucho competiría por algún premio suelto si no se perdía en el maremágnum de estrenos de final de año.
Con lo que no contaban esos era con la película en sí, posiblemente la que más certeramente ha sido capaz de conquistar el corazón de todo el que la ha visto. Un homenaje al cine de la época muda, una historia de amor sencilla y clásica narrada con efectividad y carisma, una cinta encantadora realizada con tanto mimo como falta de pretensiones cuyo resultado conseguía el más difícil todavía: lograr que hasta el espectador reacio a este tipo de cine saliese convencido y con la sonrisa en la boca. Lo único que hacía falta para que se convirtiese en favorita era que la gente la viese, y si bien en taquilla no ha acabado de despegar por muchas nominaciones que haya tenido (demasiada gente tiene prejuicios contra todo lo que huela a ‘antiguo’, sea por falta de color o de sonido), la labor de papá Weinstein logró que en la Academia sintiesen la obligación moral de darle una oportunidad. En esto nadie es mejor que Harvey: sabe escoger las películas que pueden triunfar, sabe promocionarlas, sabe convertirlas en un evento cinematográfico y sabe manipular a los académicos para que piensen solo en los puntos fuertes de sus caballos ganadores. Con este filme, los únicos escollos eran el rechazo inicial a verla (algo superado gracias a los numerosos premios y al incondicional apoyo de la crítica) y la sensación de que era demasiado ligera y sencilla para ganar. Pero Harvey sabe que la ligereza da igual si uno se enamora de una película y sale de la sala con la sonrisa en la boca, satisfecho sin paliativos con lo que ha visto. Esa es The Artist este año: la película que ha conquistado a casi todo el mundo. Y la que va a ganar el Oscar.
A FAVOR: Todo. Es la película del año, la que se ha llevado más premios de la crítica, la prensa especializada, la industria y los blogueros, la que más entusiasmo ha despertado entre los cinéfilos a ambos lados del Atlántico, la que ha llegado con menos desgaste hasta aquí (a lo cual contribuye el hecho de que hasta diciembre no estaba extendida la noción de que era una película a batir en los Oscar), la más original en su planteamiento, la que deja una sensación más alegre y dulce al salir de la sala… El hecho de que una película muda y en blanco y negro sea capaz de gustarle -y no solo eso, sino de encantarle- tanto a un joven cinéfilo como a una madura ama de casa, pasando por un currito medio o un aristócrata estirado, hace que tenga todas las papeletas de ocupar los primeros puestos en casi todas las listas, con lo que la victoria está asegurada. Y para colmo cuenta detrás con la astucia de papá Weinstein.
EN CONTRA: Que sea vista como demasiado ligera e intrascendente como para recibir el gran premio. Además, como apunte xenofóbico de la Academia, ninguna película francesa se ha hecho nunca con este galardón. De hecho, siempre ganan cintas de países angloparlantes, sea EE UU, Reino Unido o, en una ocasión, Nueva Zelanda. Pero la historia está hecha para ser cambiada.

Ganador: DGA, PGA, ACE, Globo de Oro (comedia), Critics’ Choice, BAFTA, Premio Especial del AFI, Nueva York, Boston, St. Louis, Washington, Las Vegas, Londres, San Diego, Nueva York Online, Oklahoma, Phoenix, Detroit, Indiana.
Finalista: SAG, Independent Spirit, Premios de la Academia Europea, NBR, Satellite, Chicago, Southeastern, Dallas, Online Film Critics, Toronto, Utah, Ohio, Iowa, Austin, Houston, Denver.