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Lagos de hormigón y casas ardiendo: Sitges 2018 resumido
José Hernández, 19/10/2018
Después de un par de días de reposo físico y mental, toca un último esfuerzo para hacer balance de la 51 edición del FESTIVAL DE SITGES, que en mi caso fue el sexto año consecutivo que acudía a cubrir el certamen.
Durante este tiempo me he quejado mucho de la organización y un poco de la calidad de las películas. Pero no puedo decir lo mismo este año. De hecho, la programación de esta edición ha sido sin duda la mejor desde 2013: ha habido muchas películas muy buenas y muy pocas que fuesen malas de verdad. Puede que haya mejorado el olfato o se me haya atrofiado el gusto, pero que lo máximo que pueda quejarme de las películas más flojas sea que me han parecido olvidables, es todo un logro. Entre las peores películas del festival no hay ni de lejos tantos momentos de sonrojo como cuando veía enanos oliéndose los pelos de la polla para comunicarse telepáticamente o cuando un mundo postapocalíptico catalán se desvelaba como reality show telecinquero.
En el lado opuesto de la tabla, es cierto que no ha habido una La Forma del Agua, esa película que se convierte automáticamente en mi favorita del año y del lustro, pero es que eso sucede una vez cada… ehm, lustro. En cambio, se han quedado fuera de mi top varias películas que en cualquier otra edición habrían entrado holgadamente. De hecho, las que ocupan este año los puestos medios están al nivel de podio de otros años. Así que no me puedo quejar en absoluto.
Respecto a la organización, me quito el sombrero ante ellos este año. Especial ilusión me ha hecho el nuevo sistema para sacar entradas, que nos ha facilitado mucho la vida a los medios y nos ha quitado una enorme cantidad de estrés diaria. Los profesionales del certamen y los voluntarios también han mostrado una enorme profesionalidad y disposición cada vez que los hemos necesitado, y mira que se han tenido que tragar algunos huesos duros de roer. De hecho, no me ha llegado a los oídos ninguna queja de nadie, cosa que otros años era impensable porque esto siempre ha sido el coño de la Bernarda. Chapó por ellos.
Quedan algunas asignaturas pendientes para próximas ediciones. Sigue habiendo retrasos en algunos pases, sobre todo los sábados de mayor afluencia. El motivo es obvio: hay demasiadas películas y demasiado poco tiempo entre pases para desalojar y realojar, para afrontar incidencias, para dejar tiempo a las presentaciones. Este año ningún retraso ha sido especialmente dramático, pero no se va a solucionar nada si siguen empeñados en programar 250 películas en 10 días (muchas de las cuales solo tienen un único pase, lo cual también perjudica al espectador).
Luego está el tema de las presentaciones y los Q&A. En estos últimos, es necesario que el presentador tenga algunas cuestiones preparadas para abrir debate y romper el hielo, cosa casi que nunca sucede y se producen silencios incómodos. Tampoco hay un protocolo a seguir durante el acto, por lo que en muchos casos se vuelve caótico y no se deja espacio a los traductores para hacer su trabajo. Respecto a eso, la mayoría de los intérpretes son muy buenos, pero un par solo cogen palabras sueltas y se inventan las respuestas. Está mal pedir despidos, pero al menos un tirón de orejas, que son muchos años y siguen igual.
Dos cuestiones más: la web necesita un repaso al rediseño que le han hecho, porque hay algunos aspectos de navegabilidad que dejan bastante que desear. Por otro lado, y esto puede que tenga más que ver con las empresas que llevan las respectivas salas que con el festival, habría que revisar el criterio de climatización de los cines. No hace falta que sean ni congeladores ni hornos. Y si se puede mejorar la instalación en el Retiro y el Prado para que determinados sitios no tengan que aguantar un chorro directo de aire, nuestra salud lo agradecería. Sobre todo en esos días de tormenta en los que llegas empapado a la sala (si queréis otro año hablamos del alcantarillado inexistente, señores del ayuntamiento).
Todo esto son pegas que siempre han existido y que nunca han sido especialmente relevantes, porque siempre ha habido problemas más graves y endémicos. Que este año sean las únicas que se pueden poner significa que se está trabajando bien.
¿Quizá querríais que hablase de la polémica del año? Pues prefiero centrarme en otro aspecto: este año el festival ha querido dar un paso para atraer a un público más joven, intentando alcanzar a nuevas generaciones que puedan ser el futuro del certamen al tiempo que daba voz a otras formas de realizar productos audiovisuales. Sobre el papel era una buena estrategia, en la práctica ha sido un fracaso. La afluencia a estos actos ha sido mediocre y ha estado fragmentada: ni los fans de los youtubers han ido a ver otras películas, ni los seguidores del festival (incluidos la mayoría de los medios) se han acercado a estos eventos.
Si algo se ha demostrado con este experimento es que son dos segmentos de audiencia demasiado distintos para encontrarse. Es como llevar a un experto en creepypasta a la gala de la revista Telva: ambos tienen éxito en sus campos, pero sus audiencias no tienen posibilidad de ampliarse mutuamente. Para el año que viene, Ángel Sala y su equipo tendrán que afinar más en las personas que pueden abanderar la transición hacia la chavalada.
LO MEJOR DE SITGES 2018
Voy a dejar por un momento de lado mi opinión personal, que ya estáis hartos de leer durante dos semanas. De hecho, seguro que podríais adivinar perfectamente cuáles son mis películas favoritas de esta edición tan solo repasando lo que he dicho de ellas en los artículos diarios. Así que quizá sea más interesante, como en otras ocasiones, palpar el ambiente del festival a través de las opiniones de un selecto grupo de cinéfagos asiduos (y, debo de añadir, buenos amigos).
Este consejo de sabios tuvo este año un par de bajas notables, pero sigue contando con media docena de mentes preclaras con sensibilidades a veces muy distintas entre sí. Nuestros listados individuales los podéis encontrar pinchando en este enlace, pero lo importante es que juntos forman una imagen de lo más celebrado de este año. Es decir, la lista que viene a continuación:
10. ONE CUT OF THE DEAD
9. EL APÓSTOL
8. BURNING
7. CLIMAX
6. SUSPIRIA
5. NACIÓN SALVAJE
4. MANDY
[size=5]3. LO QUE ESCONDE SILVER LAKE[/size]
[size=5]2. DRAGGED ACROSS CONCRETE[/size]
[size=5]1. THE HOUSE THAT JACK BUILT[/size]
Menciones especiales: American Animals, The Night Comes for Us, Desenterrando Sad Hill, Lazzaro Feliz.
Escena más terrorífica-seria: La tortura a distancia de Suspiria.
Escena más terrorífica-cachonda: El niño de Aterrados.
Escena más bestia: El picnic con la familia de The House That Jack Built.
Escena más inesperada: El atraco de Dragged Across Concrete.
Escena más emotiva: Clint aparece en Desenterrando Sad Hill.
Escena más poética: Anochecer en el campo de Burning.
Escena más lisérgica: Mandy y su captor comparten rostro.
Mejor escena de acción: Ensalada de hostias en el piso de The Night Comes for Us.
Mejor escena cómica: Intentando librarse de los vecinos en Zoo.
Mejor escena de baile: Los primeros 20 minutos de Climax.
Mejor inicio: El concertista desnudo de Au poste!
Mejor final: El planeta de Mandy.
Mejor elipsis narrativa: 15 años después en Lazzaro Feliz.
Mejor medley musical: El pianista de Lo que esconde Silver Lake.
Mejor plano secuencia: El acoso a la mansión de Nación salvaje.
Mejor movimiento ninja: El POM de One Cut of the Dead.
Mejor frase: “No lo sé. Por los LOL” (decir la película es un spoiler).
Mejores personajes: Lazzaro y Jack, ángel y demonio llevados al extremo.
Mejor monstruo: La diosa de El apóstol.
Mejores actores:
Matt Dillon (The House That Jack Built).
Ben Foster (Galveston).
Mads Mikkelsen (Ártico).
Lorenzo Ferro (El Ángel).
Sam Elliott (The Man Who Killed Hitler and Then The Bigfoot)
Adriano Tardiolo (Lazzaro Feliz).
Logan Marshall-Green (Upgrade).
Evan Peters (American Animals).
Mel Gibson y Vince Vaughn (Dragged Across Concrete).
Ah In Yoo y Steven Yeun (Burning).
Andrew Garfield (Lo que esconde Silver Lake).
Pedro Casablanc (Superlópez).
Nicolas Cage (Mandy).
Mejores actrices:
Andrea Riseborough (Nancy y Mandy).
Gabriela Muskala (Fuga).
Dakota Johnson, Tilda Swinton y Mia Goth (Suspiria).
Elizabeth Reaser (Nightmare Cinema).
Jong-seo Jeon (Burning).
Jennifer Carpenter (Dragged Across Concrete).
Riley Keough (The House That Jack Built).
Emma Suárez (70 Binladens).
Tao Tsuchiya y Kyôko Yoshine (Kasane (Beauty and Fate)).
Gracia Olayo (Superlópez).
Caitlin Gerard (The Wind).
Yvonne Strahovski (He's Out There).
LO PEOR DE SITGES 2018
Como he dicho antes, lo peor de este año está muy lejos de las cotas de basura que se han llegado a alcanzar en otras ocasiones. Hemos tenido un serio déficit de momentos involuntariamente cómicos que se recuerdan entre carcajadas en las colas, estupideces tan supinas que años después aún no tienen sentido, fracasos tan clamorosos que estremecen a todo un pueblo, escenas de vergüenza ajena que hacen que uno se encoja tanto en sí mismo que aumenta su densidad corporal en un 7%. Ha habido mierda, por supuesto, pero un capazo en lugar de un camión tráiler. Del siguiente listado solo se pueden sacar lágrimas, decepción y odio hacia el ser humano:
5. THE HEAD
4. BAMBOO DOGS
3. LA SOMBRA DE LA LEY
2. SIETE CABEZAS
1. EL EPISODIO DE LOS NIÑOS CON CABEZA DE SANDÍA
DE THE FIELD GUIDE TO EVIL
(ante la ausencia de imágenes de los cabezamelón, he tenido que buscar la combinación más parecida al film)
Menciones especiales: Keepers, Knife+Heart, Muere, monstruo, muere.
Peor inicio: El asalto ultranacionalista al barco secuestrado por unos somalíes malísimos en Operation Red Sea.
Peor final: La violación de Siete cabezas.
Peor escena de acción: El tiroteo donde solo se ven bultos negros de Bamboo Dogs.
Peor escena cómica: La pelea contra el robot gigante de Superlópez.
Escena más cómica (para mal): Trotando por el monte en busca de Aaaaaaaarnold en The Field Guide to Evil.
Escena más estúpida: Gerard Butler fracasando en lo del suicidio en Keepers.
Peor uso de la música: La sombra de la ley y su cantante de ópera pesadísima.
Peor plano secuencia: La refriega sindicalista de La sombra de la ley.
Monstruo más ridículo: El depredador obeso con cara de escroto y cola de picha de Muere, monstruo, muere.
Maquillaje más gratuito: La tuerta de 70 Binladens.
Plagio más descarado: El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Dani de la Torre.
Peor frase: “Cueeeeeeeeerpooooooo” (The Head).
Personaje más hostiable: El protagonista-héroe-gilipollas integral de The Unthinkable.
Personaje más imbécil: El marido de He's Out There.
Peor madre del mundo: La del episodio de los niños melón. ¿Dónde están los Servicios Sociales cuando se los necesita?
Villano más casposo: Manolo Solo salido del Batman de los años 60.
Peor actor: Yû Yokoyama como el director intensito y agurrumiado de Kasane (Beauty and Fate).
Peor actriz: Vanessa Paradis como una histérica que no sabe vocalizar en Knife+Heart.
LO QUE VIENE EN SITGES 2019
Quizá sea temprano para ilusionarse, pero si el camino emprendido este año es una señal de lo que nos espera en la edición número 52, la ilusión con la que se viven estos doce meses va a ser mucho mayor que otros años. También lo está siendo la morriña, no solo del festival, sino de todos los amigos a los que se dice adiós durante demasiado tiempo e incluso de aquellos a los que este año no tuve la oportunidad de saludar o el tiempo para quedar a tomar un café y ponernos al día.
Para el próximo año, el festival ya ha anunciado que continuará con esta senda de mirar los aniversarios más destacados y centrar su programación alrededor de ellos. Y si 1978 y La Noche de Halloween fueron la piedra angular de la 51 edición, para 2019 viajaremos al año de nacimiento del que escribe estas líneas. Un año en el que se pudieron ver clásicos indiscutibles como Alien. El Octavo Pasajero, Mad Max: Salvajes de la Autopista, Apocalypse now, La Vida de Brian… Buena cosecha en todos los sentidos, así que esperemos que el festival esté al nivel de tan magno cumpleaños. ¡Nos veremos el año que viene!