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Especial King Kong - Diccionario de Monstruos, 1ª Parte

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Damned Martian, 12/12/2005


Desde los albores de los tiempos, el hombre ha tenido miedo. Miedo de los fenómenos meteorológicos, de los depredadores, de la muerte. Miedo. Amenazas a su integridad física o psíquica han proliferado a su alrededor, y han sido cada vez más interiorizadas para conformar las estructuras del terror. Es el terror lo que nos mueve a actuar, el terror lo que nos impide actuar, el terror lo que nos motiva y nos atormenta. Nos persigue en nuestros sueños y en nuestra vigilia. Y no hay mejor forma de expresar nuestro miedo, y con ello intentar sacarlo de nosotros, que crear expresiones de terror. El arte, la religión, la cultura deben parte de su lenguaje al miedo. Mediante estos medios permitimos que el miedo se convierta en algo banal (y por tanto disfrutable), que se convierta en algo fuera de nuestro mundo (y por tanto más ajeno), que se convierta en algo soportable.
¿Y qué mejor forma de manifestar nuestro temor de forma gráfica que los MONSTRUOS? Los monstruos son todo aquello que tememos. Son engendros que viven en una realidad particular, no en la nuestra. Son entidades que llevan implícita la forma de acabar con ellas. Nos permiten identificar la fuente de nuestro miedo, y erradicarla mediante los antagonistas heroicos que acompañan sus historias. Cada monstruo expresa una parte de nosotros que no deseamos ver, pero con la que necesitamos luchar. Aquí hay un pequeño manual de los más relevantes, donde encontraréis la forma de luchar contra ellos y los instrumentos (es decir, las películas) que podéis utilizar para enfrentaros a vuestro TERROR.
ALIENÍGENAS DEPREDADORES:
Dícese de aquellos seres de otro planeta cuya forma de vida se limita a comer y reproducirse, a ser posible utilizando al ser humano para ambos cometidos.
¿Miedo? ¿De qué? – Principalmente de dos factores. El primero, común para todo extraterrestre, es lo desconocido. No sabemos cómo pueden ser, cómo pueden comportarse, cómo pueden reaccionar. No sabemos si siguen las reglas físicas o naturales a las que estamos acostumbrados, ni si son amistosos o no. Y nuestra reacción instintiva (justificada o no) ante lo desconocido es el rechazo, el miedo. De ahí parten ciertos comportamientos del ser humano hacia sus semejantes (racismo, xenofobia, etc.), algo que se ha aprovechado múltiples veces para construir alegorías en este género.
El segundo factor, específico de los depredadores, es el de sucumbir ante un ser inferior a nosotros. La impotencia de ver cómo desde nuestra torre del desarrollo tecnológico podemos ser amenazados por seres primarios, que actúan por instinto siguiendo pautas incivilizadas, nos causa pavor. Es como si el ser inteligentes, que es de lo que más orgullosos estamos cuando nos comparamos con los animales, fuese una chorradita sin utilidad. Es gracias a ello cuando nos damos cuenta de lo realmente indefensos que estamos.
Sospechosos Habituales – No hace falta extenderse mucho, ya que hace unos meses tratamos este tema en profundidad (ver el especial La Humanidad en Peligro - vol.1, vol.2 y vol.3). La cuestión es que si hay una película que ejemplifica a la perfección este tipo de alienígenas, esa es la saga Alien (1979, 1986, 1992 y 1997). Estas criaturas insectiformes se colaron por méritos propios en nuestro subconsciente colectivo no sólo por su voraz apetito, sino sobre todo por la forma de reproducirse, parasitando el cuerpo humano. Y si se habla de Alien, también hay que nombrar las películas que influyeron en ella: El Terror del Más Allá y Terror en el Espacio. Otros alienígenas que utilizaron al ser humano para reproducirse o alimentarse de él son los de El Experimento del Dr Quatermass (con cambio físico incluido del portador), The Blob (y su remake) o La Semilla del Espacio.
Otros casos a considerar: Hidden (donde sólo somos caparazones donde anidar para su alien), Starship Troopers (que es el reverso exacto de la siguiente categoría, siendo ellos los indefensos -más o menos- y subdesarrollados invadidos, lo que subvierte su mensaje para convertirlo en una sátira antifascista) y Evolution (donde los aliens en un principio son sólo células que utilizan accidentalmente nuestro ecosistema para evolucionar). Tanto El Enigma de Otro Mundo como La Cosa podrían considerarse dentro de esta categoría, dada su agresividad hacia nosotros en la original, y su método de reproducción en el remake. Sin embargo, esto podría estar sujeto a debate: no en vano ambos vinieron en su propia nave tecnológica. Además, aunque no se deja claro, la reproducción del ser en la versión de Carpenter podría formar parte de una de las invasiones silenciosas que trataremos a continuación.
ALIENÍGENAS TECNOLÓGICOS:
Dícese de aquellos seres de otro planeta cuya tecnología es más avanzada que la nuestra, lo cual hace que sientan cierta inclinación por demostrárnoslo mediante la invasión de nuestro planeta.
¿Miedo? ¿De qué? – Este tipo de alienígenas comparten la primera característica de los anteriores (el miedo a lo desconocido), pero lo complementan con algo distinto, de hecho justo lo opuesto: el miedo al enemigo superior a nosotros. En realidad se basan en lo mismo, esto es, la realización de que no somos nada, de que todo nuestro supuesto desarrollo no sirve para hacer frente a la amenaza, de que estamos indefensos. Pero en lugar de hacerlo mostrándonos cuánto nos puede dañar lo básico, construyen su miedo en torno a seres mucho más desarrollados que nosotros, mucho más poderosos. Su poder resulta una amenaza no sólo a nivel vital, sino para nuestra cultura y nuestra libertad. Se trata de ponernos en el lugar del más débil para sentir su fragilidad ante una situación que escapa a su control. Este es el mismo miedo que habita en el ser humano desde que se libró la primera guerra, no en vano este tipo de películas suelen ser alegorías bélicas.
Pero hay otro tipo de invasión: la silenciosa. Los extraterrestres se mezclan entre nosotros para atacarnos desde dentro. La amenaza se vuelve aún más cultural: no somos capaces de distinguir a los invasores más que por su comportamiento, sus ideales o sus palabras. Este tipo de miedo tiende más hacia la amenaza hacia la propia identidad, el hecho de que nos puedan robar lo que somos y sustituirlo por algo que no queremos ser. Y, por supuesto, estar indefenso para hacerle frente. En este subgénero se construyen críticas a diversos sistemas sociopolíticos (el más habitual, el comunismo), así como a cualquier sistema de creencias que pueda calificarse de “sectario” (no necesariamente porque lo sea, sino porque así se percibe por parte del que realiza el film).
Sospechosos Habituales – En primer lugar, os volvemos a emplazar al anterior especial para mayor información. Dicho lo cual, el epítome de la invasión alienígenas es La Guerra de los Mundos (1953, 2005), tanto por su virulencia y sus razones ignotas, como porque hasta su mismo final, el ser humano sigue indefenso ante el invasor. Otros buenos ejemplos de carnicería invasora serían Mars Attacks (con componente paródico y crítica muy ácida de la sociedad actual), La Tierra Contra los Platillos Volantes, Independence Day (aconsejable sólo para los que puedan abstraerse de sus ideas políticas) y Señales (que opta por una perspectiva microcósmica). También tenemos alienígenas que no pretenden invadirnos, sino utilizarnos para cazar (Depredador y su secuela), y otros que nos utilizan de peones en su propia guerra (Regreso a La Tierra).
En cuanto a la invasión silenciosa, las películas más destacadas son sin duda las distintas versiones de los ladrones de cuerpos (1956, 1978, 1993), pero también la panfletaria Invasores de Marte, la anticapitalista Están Vivos y otras más modestas como I Married a Monster from Outer Space y Quatermass 2.
ANIMALES HOSTILES:
Dícese de aquellos animales terráqueos que, de forma esperada o inesperada, suponen una amenaza a la integridad física o vital del ser humano.
¿Miedo? ¿De qué? – Imprevisibilidad. Creemos que conocemos nuestro entorno, que lo tenemos todo bajo control. Sabemos qué animales son peligrosos y cuales no, y sabemos dónde no ir y qué no hacer para no cruzarnos con alguno de los hostiles. Así que cuando uno de estos animales se cruza en nuestro camino de improviso, nuestro control se diluye. Pasamos a ser los controlados por un animal con el que nunca hemos tratado, y frente al cual no tenemos ninguna oportunidad.
Y la cosa es peor si el animal hostil es alguno que considerábamos inofensivo, porque entonces nuestros esquemas de actuación se desmoronan por completo. Contra un cocodrilo sabes que debes utilizar artillería pesada y no acercarte a un pantano o lago, pero ¿cómo enfrentarse a un conejo asesino? ¿Por dónde se mueve, cómo ataca? Nuestra seguridad se ve así doblemente atacada.
Sospechosos Habituales – El mejor ejemplo de animal hostil es y será Tiburón (recomendable alejarse de sus secuelas), no sólo por su calidad, sino por coger de objeto al animal más terrorífico de la naturaleza. Otras películas de tiburones: Deep Blue Sea y Open Water. Y luego también está la que lo originó todo: Moby Dick. Intentos infructuosos de copiar el esquema de Tiburón: Piraña, Mandíbulas (cocodrilo) y Orca. Pasando a terrenos áridos y más interesantes también pudimos ver Los Demonios de la Noche (leones), las distintas versiones de Willard (1971, 2003) y la entretenida Aracnofobia.
Otra obra maestra del género sería Los Pájaros, con el añadido de transformar a unos seres inofensivos en mortales depredadores, algo que también ocurre con Cujo (perro), la infame Bats (murciélagos), la catastrofista Enjambre y sobre todo la espeluznante Sucesos en la 4ª Fase (hormigas). Claro, que entrando en terrenos paródicos también vimos a un conejo mortífero en Los Caballeros de la Mesa Cuadrada.
BRUJAS Y OTROS SERES MÁGICOS:
Dícese de aquellos seres habitualmente deformes que pueblan los entornos fantásticos y tienen cierta tendencia exasperante a utilizar su facilidad con la magia para hacerle la vida imposible al hombre con cualquier propósito peregrino.
¿Miedo? ¿De qué? – Las brujas han sido, más allá de consideraciones religiosas, fuente de inspiración para que las madres asusten a sus hijos desde tiempos inmemoriales. El motivo es simple: de pequeño no conocemos realmente las reglas por las que se rige el mundo, así que un ser capaz de doblegarlas nos es perfectamente creíble. La capacidad para realizar con su magia cualquier cosa que imaginen despierta una parte de nosotros que nos habla del propio ser humano, y de cómo éste es capaz de hacer las mayores atrocidades cuando dispone de la capacidad para realizarlas (algo también explorado en otros géneros, como el de los mad doctors). Y si a esto le añadimos la deformidad de sus rasgos, el miedo está garantizado (aunque sólo sea por repulsión).
Las brujas no son los únicos seres mágicos que hay, claro: brujos, sátiros y criaturas de toda calaña pueblan estos mundos. Pero todas ellas comparten las características ya citadas.
Sospechosos Habituales – Si hay que elegir una bruja que nos ha asustado a todos de pequeños, la lucha sería cruenta entre dos: la malvada madrastra de Blancanieves y los Siete Enanitos, y la bruja del oeste de El Mago de Oz. Ha habido otras, desde las más perversas (La Maldición de las Brujas) hasta las más cachondas (Las Brujas de Eastwick), pasando por mitos prefabricados (El Proyecto de la Bruja de Blair), fantasías adolescentes (Jóvenes y Brujas) y cuentos populares (El Secreto de los Hermanos Grimm). Y, como representante masculino principal, tenemos al malvado Warlock.
Hay dos terrenos donde estos seres pueblan a sus anchas. En primer lugar tenemos las fantasías infantiles sobre mundos fantásticos. Ejemplos: Legend, La Historia Interminable, Cristal Oscuro, Dentro del Laberinto y la reciente MirrorMask. Luego tenemos el género de espada y brujería, donde encontraríamos films como Conan el Bárbaro, Taron y el Caldero Mágico o Willow. Todos ellos tienen brujas, magos y seres cuyos poderes pueden alterar la realidad. Y un ejemplo totalmente distinto sería Jumanji (y su secuela), donde el ser mágico es… un objeto.
CREACIONES HUMANAS:
Dícese de aquellos seres creados por la mano (o la mente) del hombre, normalmente debido a la ignorancia de que dichos seres van a resultar agresivos hacia él.
¿Miedo? ¿De qué? – Toda creación humana es un reflejo de nosotros mismos. Normalmente cuando se trata de creaciones de carne y hueso, lo que vemos es un reflejo del ser humano como especie, mientras que cuando es una creación inmaterial es más el reflejo del personaje en sí que lo ha creado. Pero sea material o no, lo que vemos en ella son nuestras propias miserias y defectos. Ver lo que somos realmente, todo lo que nos negamos a aceptar, puede ser escalofriante. Enfrentarnos a nuestros más ocultos deseos y nuestros más vergonzosos secretos puede llevar a la agresión, al miedo o a la locura, pero nunca será fácil mirar de frente a nuestro interior. Quizá sea por eso que este género ha dado algunas de las obras más psicológicas del cine.
Sospechosos Habituales – El mejor exponente de la creación humana es el moderno Prometeo, el monstruo de Frankenstein. Frankie ha conocido innumerables versiones, desde la saga de la Universal (destacando las dos primeras, El Doctor Frankenstein y La Novia de Frankenstein, a cual mejor) hasta la versión de Kenneth Branagh, pasando por la visión paródica de Mel Brooks (El Jovencito Frankenstein). Pero el origen de su historia hay que buscarlo en una leyenda popular judía que ya inspiró su propio film: El Golem.
Pero no sólo las manos del hombre pueden crear monstruos, también su mente. Bien sean producto del subconsciente o alucinaciones, sueños o visiones en el límite de la muerte, seres materializados o entes etéreos, hay muchas películas que exploran la forma en que el ser humano puede expresase mediante criaturas. Para no destrozar posibles sorpresas acerca de su origen, las meteremos todas en el mismo saco: Planeta Prohibido, Fiend Without a Face, La Celda, Cromosoma 3, La Escalera de Jacob, La Mitad Oscura y uno de los segmentos de En los Límites de la Realidad podrían decirse que son las más destacadas.
Mención aparte merece el cine de David Lynch, casi toda su obra. Lynch es maestro en cuanto a manifestar mediante seres irreales los distintos aspectos de sus personajes, bien sea usándolos como integrantes directos de la trama (con una doble interpretación), bien como meras metáforas funcionales oníricas. Ejemplos de esto son el hombre pálido de Carretera Perdida o el monstruo de detrás de Winkie’s de Mulholland Drive. Y otro ejemplo de película que ha utilizado también este estilo expresivo de forma espléndida es Kontroll.
DEMONIOS Y SERES DEL AVERNO:
Dícese de aquellos engendros que pueblan cualquiera de las variantes culturales, religiosas o meramente metafísicas de eso que se da en llamar cariñosamente “el Infierno”, y que pueden manifestarse físicamente o mediante posesión de un cuerpo cualquiera.
¿Miedo? ¿De qué? – El Infierno podría definirse como el lugar más horrible que se pueda imaginar, y más. Todas las culturas tienen algún equivalente a él, tenga o no carácter religioso. En las características que comparten se encuentran las razones por las que lo tememos: es un lugar donde seremos torturados física y psicológicamente para siempre en respuesta a nuestros actos. En esta concepción coexisten varios de los más profundos temores humanos: el miedo a ser castigado, el miedo al infinito, el miedo al dolor. Y, no menos importante, el miedo a merecerlo.
Los demonios no nos dan miedo en tanto que seres como por lo que representan: una demostración de que el Infierno existe. Mediante su apariencia repulsiva y su conducta abiertamente perversa nos permiten experimentar un pedacito de ese anti-paraíso que tanto tememos. Y aún peor, lo envuelven con una capa seductora. Su capacidad para cautivarnos con la posibilidad de cumplir nuestros más íntimos deseos nos demuestra cuan vulnerables somos y qué fácil es dejarnos arrastrar por otros hacia actos y lugares en los cuales no pensábamos estar. Una mirada a la Historia bastaría para decirnos esto, pero los demonios sirven igualmente: el ser humano es débil, por mucho que deseemos negarlo. Su debilidad es su miedo, y ese miedo es su castigo.
Sospechosos Habituales – Hablar de demonios es hablar del mito de Fausto. Este relato ha sido adaptado al cine directa o indirectamente en infinidad de ocasiones: desde Fausto 5.0 a El Abogado del Diablo, de la infame Spawn a la inquietante El Corazón del ángel. Pero no es el único género de demonio. También tenemos las posesiones, con la saga de El Exorcista como mayor exponente (1973, 1977, 1990 y las dos versiones de su precuela), pero también otras bastante apreciables como Fallen, la reciente El Exorcismo de Emily Rose o la saga Evil Dead (1981, 1987, 1993).
Hemos presenciado también a luchas entre demonios y seres divinos (Constantine, Ángeles y Demonios). Hemos visto como algunos hombres luchaban contra demonios o cultos demoníacos capaces de invocarlos (Caballero del Diablo, La Noche del Demonio, El Chico de Oro). Hemos accedido sin querer a infiernos situados en otra dimensión (Horizonte Final, Hellraiser). Y hemos asistido a la venida del demonio definitivo, el Anticristo, desde su misma llegada (El Día de la Bestia, La Semilla del Diablo, El Príncipe de las Tinieblas y la más extensa al respecto, la saga de La profecía -1976, 1978, 1981-). Sí, hemos visto demonios de todo tipo. ¿Y aún dudamos de si existe el Infierno?
DINOSAURIOS:
Dícese de aquellos reptiles que poblaron la Tierra hasta hace 65 millones de años, y que por diversos motivos aparecen de vez en cuando en conjunción con el ser humano sin adoptar su actual forma de fósil.
¿Miedo? ¿De qué? – Desde que el hombre es hombre ha excavado la tierra que pisa. Y una de las mayores sorpresas que siempre ha encontrado han sido los fósiles, principalmente los de dinosaurio. Ni siquiera en los albores de los tiempos se le escapaba al hombre que esos hallazgos provenían de seres que vivieron y murieron mucho tiempo atrás. Desde entonces, los dinosaurios han vivido en nuestro inconsciente como uno de los iconos del terror.
Su enorme tamaño y horrendas facciones son sólo parte del problema. Lo que le añade algo especial es el hecho de venir de tan lejos en el tiempo, de un tiempo el que apenas tenemos pistas. Fantasías de tiempos en los que el mismo mundo que nosotros pisamos estaba poblado de monstruos de grandes mandíbulas, afilados dientes, rápidas garras y voraz apetito nos asaltan, y no podemos evitar imaginar qué ocurriría si nosotros hubiésemos estado allí en medio… o si uno de estos fósiles despertase en la actualidad. ¿Cómo enfrentarnos a algo tan vasto? Algo inabarcable considerando la fauna actual. Más mortífero que cualquier tiburón, más grande que cualquier elefante, con las facciones de un reptil (el animal más repulsivo para el hombre con permiso de los insectos) y la piel tan gruesa que ningún proyectil podría atravesarla. Su insondabilidad es el origen del miedo que provocan en el ser humano. Su fisonomía sólo ayuda.
Sospechosos Habituales – La saga que abandera esta sección es obvia, tanto por su nivel artístico como por su nivel técnico: Parque Jurásico (1993, 1997, 2001). Nadie como Spielberg para imaginar el impacto de estos seres en el mundo actual. Por supuesto, no es el original: antes pudimos ver El Mundo Perdido y Viaje al Centro de la Tierra, sendas fantasías basadas en novelas de Arthur Conan Doyle y Jules Verne donde los dinosaurios vivían en lugares donde la evolución había pasado de largo. Algo similar ocurría también en La Tierra Olvidada por el Tiempo, y en King Kong (pero de esta última hablaremos más adelante).
A veces, en cambio, ha sido el ser humano el que se ha trasladado a vivir a los tiempos de los dinosaurios. Así tenemos Hace un millón de años, Cuando los Dinosaurios Dominaban la Tierra y la paródica Cavernícola, tres películas donde nuestros antepasados conviven con estos seres. En la fracasada El Sonido del Trueno, en cambio, se trata de viajar en el tiempo literalmente. También puede suceder que los dinosaurios se despierten de su letargo por algún motivo ignoto y procedan a comportarse como siempre temimos que lo hiciesen. Buenos ejemplos de ello serían El Monstruo de Tiempos Remotos, Behemoth, Gorgo, Reptilicus y otros films de los que hablaremos más adelante.
DUENDES Y MONSTRUITOS SIMILARES:
Dícese de aquellas criaturas de pequeño tamaño, deforme aspecto y crueles objetivos que conviven con el ser humano con la firme intención de matarlo, devorarlo o simplemente volverle loco.
¿Miedo? ¿De qué? - ¿Será cierto que lo pequeño nos puede dar tanto miedo como lo enorme? Pues claro que sí, y por varios motivos. Una criatura pequeña es más escurridiza, puede zafársenos con mayor facilidad y puede esconderse en cualquier sitio. Eso nos hace presas fáciles, dado que a nuestra ineficacia para cogerlas está nuestra incapacidad para ver dónde están. Por no hablar de que los seres diminutos pueden aliarse en manadas contra nosotros sin perder su factor sorpresa. Factor acentuado por el hecho de que su tamaño hace que (erróneamente) les creamos inofensivos.
Pero el factor definitivo para tenerles miedo es que, al esconderse con tanta facilidad, dudamos de su propia existencia. Podemos estar oyendo sus sonidos a través de las paredes, podemos notar que “algo” está atacándonos, pero sin una confirmación visual siempre creeremos que estamos imaginándolo, o peor, que hemos caído en la locura.
Sospechosos Habituales – Los seres que todo el mundo tiene en mente con esta categoría seguro que son los Gremlins (y su delirante secuela). Tan traviesos y divertidos como depravados, su maldad sólo es superada por la de los Critters, saga descaradamente surgida a raíz del éxito de los primeros. Otros chupópteros del estilo son los Munchies y los Hobgoblins, y entrando en terreno gore a los más interesantes: El Delirante Mundo de los Feebles.
Pero claro, no todo son criaturas ficticias. También tenemos otras sacadas del acervo popular y convertidas en engendros malignos. El más famoso es el duendecillo irlandés Leprechaun, que tiene como único honor el contar con una jovencísima Jennifer Aniston antes de Friends. Tenemos otros duendes y similares en Troll, en uno de los segmentos de Los Ojos del Gato y en otro de los segmentos de En los Límites de la Realidad (aunque un poco crecidito). Ni que decir que los dos últimos son los más interesantes de todos junto a los Gremlins.
FAMILIARES DE GODZILLA:
Dícese de todo aquel ser enorme y cabreado, de origen ancestral y/o/u extraterrestre con tendencia a destrozar todo lo que encuentra a su paso, sean edificios, personas, agencias de seguros u otros seres similares a él.
¿Miedo? ¿De qué? – Tómese todo lo que hemos dicho de los dinosaurios: también vale en gran medida para esta sección. Lo que diferencia a los familiares de Godzilla (en realidad, lo que les particulariza) es que estos monstruos destrozan ciudades. Eso los convierte en un suceso catastrófico semejante a un terremoto o cualquier otro desastre natural. Es la irrupción del caos en nuestro mundo, una espiral inesperada de destrucción que amenaza con acabar con el mundo que hemos creado a nuestro alrededor (también con nosotros, por supuesto).
Y lo más grave del asunto es que normalmente dicha destrucción esta provocada por nosotros mismos. Sí, a diferencia de un huracán, estos monstruos suelen venir a nuestros hogares por culpa de algún científico o prueba nuclear. El apocalipsis ha sido construido con nuestras propias manos. Y la forma de detenerlo siempre escapa al conocimiento de la mayoría. Sólo unos pocos son capaces de encontrar la manera de acabar con ellos, y ¿puede la raza humana depender de un grupo pequeño de gente?
Sospechosos Habituales – Como su propio nombre indica, esta sección está dedicada al entrañable Godzilla, que apareció por primera vez en nuestras pantallas en Japón Bajo el Terror del Monstruo y protagonizó una saga que ya llega a las 28 entregas, además de un olvidable remake americano. Pero, por supuesto, Gojira tiene muchos primos y sobrinos, algunos con sus propias sagas. En el terreno japonés nos encontramos con Gamera (una tortuga), Mothra (una polilla), King Ghidorah (dragón de 3 cabezas), Majin (monstruo de piedra), etc.
La parte anglosajona de la familia no se quedó atrás. Nombres tan rotundos como Kronos (robot), Behemoth (monstruo marino) o Gorgo (ídem) forman parte de ella. También tenemos el dinosaurio de El Monstruo de Tiempos Remotos, los moluscos gigantes de The Monster That Challenged the World o el reptil mutante y autoregenerador de Reptilicus. Y por parte extraterrestre viene el cíclope de La Bestia de Otro Planeta. Pero no todo son criaturas: también se podría nombrar en este apartado a El Ataque de la Mujer de 50 Pies, paranoia machista donde las haya. Y también King Kong, claro, pero ese es otro tema…
CONTINUARÁ…