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Especial Oscars 2013: Mejor Director
Corleone12, 08/02/2013

Un respetado autor europeo experto en historias tortuosas. Un consumado narrador que da el salto al 3D. Un outsider reconciliado con la comercialidad. Un peso pesado de entre los pesos pesados. Un joven desconocido. Y la sonada ausencia de los dos directores que más reconocimientos habían recogido a lo largo de la carrera de premios. Este está siendo un año impredecible en la carrera al Oscar. Y si hay una categoría donde dicho carácter sorpresivo se ha concentrado notablemente, esa es la de mejor director. De la terna de cinco, se cayeron Kathryn Bigelow y Ben Affleck, dejando un ‘vacío de poder’ con 12 y 10 precursores a sus espaldas respectivamente, muchos de ellos, premios tan significativos como el DGA, el Critics’ Choice o el Globo de Oro en el caso de Affleck, y el NBR y el premio de la crítica neoyorquina en el de Bigelow. Y para colmo, la cinta de Affleck se postula como la favorita para ganar el premio a mejor película. Si así sucede la noche del 24 de febrero, Argo se convertiría, 23 años después de Paseando a Miss Daisy, en la segunda cinta en 80 años en ganar el Oscar más importante sin que su director estuviese nominado. Otros como Paul Thomas Anderson, Quentin Tarantino, Tom Hooper o Wes Anderson, que habían aparecido intermitentemente, también se cayeron en la criba final. Así que, si Ben lee este artículo, seguramente esté pensando eso de "Argo-derse".

A veces la Academia guarda un sitio entre sus cinco nominados para un autor extranjero consagrado. En el pasado, Akira Kurosawa, Federico Fellini, Ingmar Bergman o Pedro Almodóvar fueron nominados al mejor director. Aun así, ¿quién iba a pensar que ese cineasta de estilo minimalista e insobornablemente seco, narrador de relatos malsanos, enfermizos e incómodos que es Michael Haneke iba a optar a un Oscar como mejor director? Y no es que el realizador de Funny Games y La Pianista haya embellecido su repertorio estilístico o domesticado sus historias para agradar a paladares más convencionales. Al contrario, el trabajo de Haneke en Amor potencia la claustrofobia de la historia a través de su empleo ascético y depurado del lenguaje cinematográfico. El ‘idilio’ con Hollywood comenzó con La Cinta Blanca, con la que rozó el Oscar a mejor película de habla no inglesa, pero no ha sido hasta este año que finalmente los votantes se han lanzado a reconocerle. La película por la que opta a la estatuilla toca un tema fetiche para los académicos, el de la vejez, la muerte y la enfermedad, aunque esté a eones de La Fuerza del Cariño y similares. De hecho, su sequedad formal es lo que más puede jugar en su contra en una categoría que este año está tan abierta que incluso tiene posibilidades de ganar.
A FAVOR: El respaldo prácticamente unánime de la crítica internacional, que se ha postrado ante Haneke una vez más (Palma de Oro incluida), y el empuje por parte del sector más sesudo y ‘arty’ de Hollywood. Si hay una ceremonia en la que un autor europeo puede llevarse el gato al agua, es la de este año. La temática de la vejez y el declive físico son reclamos ancestrales para los académicos.
EN CONTRA: Es una película áspera, dura y difícil de ver. Desde luego, el estilo de Haneke está en las antípodas de los ganadores en esta sección. El apoyo que ha recibido ha sido bastante leve fuera de los círculos internacionales y/o más elitistas. Ya ganó una película extranjera justo el año anterior, y tendría que superar la barrera del idioma (cosa que The Artist no tuvo que hacer), ya que sería el primer director en ganar por una película no hablada en absoluto en inglés.
Ganador: Cannes, Premios de la Academia Europea, NSFC.
Finalista: BAFTA, Londres, Georgia.

Ang Lee es un tipo respetado y prestigioso, un narrador sencillo y honesto. Salta con facilidad de género en género; de thriller sexual hitchcockiano a drama sobre la homosexualidad en la América profunda, de adaptar Hulk al cine a una comedia sobre Woodstock. Probablemente por ello pusieron bajo su tutela un proyecto de 120 millones de dólares para llevar al cine en 3D una exitosa novela de aventuras que muchos consideraban inadaptable. Como casi siempre, Lee ha sacado la película adelante con total soltura, convenciendo tanto a nivel crítico como económico. La Vida de Pi ha estado presente en los premios con insistencia (aunque casi siempre como nominada) y ha sobrepasado la barrera de los 500 millones de dólares de taquilla en todo el mundo. Digamos que tiene un recorrido similar al de Hugo de Martin Scorsese el año pasado: un cuento infantil firmado por un grande que ha encantado a la crítica (aunque Scorsese fracasó en taquilla, al contrario que Lee). Su impresionante labor para maravillar visualmente a la platea le ha generado incluso varios reconocimientos a su trayectoria, como el recibido esta semana de parte del VES.
A FAVOR: Habiendo caído Bigelow y sobre todo Affleck, es el nombre que ha aparecido con más regularidad en los premios (a pesar de que no ha ganado ninguno de verdadera enjundia). El prestigio de Lee, amén del gran recibimiento crítico y popular de la cinta, hacen que sea lo que más se parezca a un favorito en este año tan caótico.
EN CONTRA: La película no ha calado tan profundamente durante la temporada de premios. Los reconocimientos a Lee han venido de grupos de críticos con poca repercusión. El hecho de que haya estado más nominada que premiada en este apartado puede denotar que la labor de Lee gusta, pero no encandila lo suficiente como para otorgarle un segundo Oscar.
Ganador: Kansas, Londres, Las Vegas.
Finalista: DGA, Globo de Oro, Critics’ Choice, BAFTA, Dallas, St. Louis, San Diego, Phoenix.

Alguien que viese Extrañas Coincidencias jamás pensaría que su director podría llegar algún día a la alfombra roja de los Oscars (bueno, sí, acompañando a alguien a la gala). Pero en estos últimos años, David O. Russell ha optado por narrar historias más digeribles y reconocibles para el gran público. Tan solo dos años después de su primera candidatura, vuelve a recibir una nominación como mejor director. Y, a decir verdad, con una propuesta que recuerda muy mucho a The Fighter: película potencialmente tópica y desechable que tanto él como sus actores (y Harvey Weinstein) han conseguido convertir en la ‘feel good movie’ del año. Russell reincide en su estilo casual y semi-documental y en el desaliño visual de The Fighter, amén de utilizar a Led Zeppelin, Cash o Dylan por el camino. Su labor es parte primordial de esa frescura y vitalidad que emana de la cinta y que tanto ha alabado la crítica. No obstante, Russell ha representado un rol secundario a lo largo de la temporada de premios. Como director ha recogido dos premios de escasa correlación con los Oscars. Y es que el foco de atención de esta cinta ha sido su reparto, no su dirección.
A FAVOR: Sus rasgos como director son los que han transmutado un relato abonado al tópico y al olvido en una película alabada por crítica y público. Si dejamos de lado un momento a los dos grandes olvidados, también ha desplazado a gente como Paul Thomas Anderson, Tom Hooper o Wes Anderson, directores con reconocimientos más importantes a lo largo de la temporada.
EN CONTRA: Pero como hace dos años con The Fighter, si el filme consigue rascar algo será en las interpretaciones de sus actores, no en la dirección. Se siente más como una cinta de actores que como una película de su director. Es, después de Benh Zeitlin, el que menos posibilidades tiene.
Ganador: Satellite, Detroit.
Finalista: Critics’ Choice, Independent Spirit, San Diego, Georgia.

Steven Spielberg no necesita presentaciones. Cuando su proyecto sobre los últimos cuatro meses de la vida de Abraham Lincoln tuvo luz verde, parecía que la ceremonia de los Oscars iba a tener la escasa emoción de años como el de Slumdog Millionaire. Y, qué duda cabe, Lincoln ha gustado a crítica y público, y ha tenido una presencia constante en los precursores, lo que ha cristalizado en 12 nominaciones a los Oscars (encabezando la lista por delante de La Vida de Pi). Pero, a día de hoy, la película no ha significado el regreso triunfal de Spielberg, como se presuponía. Las razones son varias. El trabajo del propio Spielberg, aunque muy del gusto de la Academia por su clasicismo y discreción, dista del vigor de La Lista de Schindler o Salvar al Soldado Ryan (películas por las que recibió sendos Oscars), algo que se ha hecho palpable en su recorrido por los premios: múltiples nominaciones, un solo premio como director (y de nula relevancia). Las alabanzas al filme se han concentrado en el guion de Tony Kushner y en el recital interpretativo de Daniel Day-Lewis y, en menor medida, de sus compañeros de reparto. Y, a pesar de que los biopics y reconstrucciones históricas son material fetiche para el académico medio, esta es una película volcada en la retórica y la disquisición política, más que en el alegato patriótico o en los momentos lacrimógenos y emotivos. Curiosamente, al alejarse de su estilo habitual que tantas críticas recibe de sus detractores, Spielberg puede haberse alejado del Oscar.
A FAVOR: La temática 100% de Oscar y el nombre de Spielberg, que sigue teniendo una relevancia y poderío enormes en Hollywood. Sin Kathryn Bigelow ni Affleck es, de largo, el director con más renombre e importancia de los cinco nominados. Además, se presupone que su cinta es la que está en mejor posición para competir con Argo por el premio a mejor película.
EN CONTRA: Que un director obtuviese la estatuilla habiendo ganado simplemente UN precursor sin importancia alguna sería algo inaudito y altamente improbable. La dirección del filme ha sido un aspecto eclipsado por el guion y el reparto, y el hecho de que apenas se reconozca a Spielberg tras la cámara hace que su labor parezca menos destacada.
Ganador: Iowa.
Finalista: DGA, Globo de Oro, Critics’ Choice, Satellite, Chicago, Dallas, Washington, Houston, Phoenix.

El benjamín de la categoría. Con apenas 30 años de edad consigue su primera nominación al Oscar y ha colocado su modesta primera película entre las nueve candidatas, el realizador número 19 en conseguir ambas cosas a la vez. Proveniente del circuito independiente, Zeitlin se presenta en la ceremonia con absolutamente nada que perder. Su labor bebe de la gramática cinematográfica típicamente indie: cierto feísmo visual (rodaje en 16 mm), cámara en mano y montaje rápido y pretendidamente inestable; un trabajo que le ha granjeado reconocimientos en Cannes, Deauville o Sundance y que se ha colado en varios precursores durante la temporada de premios, trascendiendo el coto independiente. Hasta el punto de que ha llegado hasta aquí, sacando de la categoría a alguna que otra vaca sagrada. Su labor ha sido habitualmente reconocida en los precursores como director revelación, y de hecho, si llegase a ganar este galardón sería la persona más joven en lograrlo, rebajando en más de dos años el récord de Norman Taurog por Skippy, que en 1931 tenía 32 años. Eso sí, no es el realizador más joven en estar en esta terna: le superan George Lucas (American Graffiti, 29 años), M. Night Shyamalan (El Sexto Sentido, 29), Claude Lelouch (Un Hombre y una Mujer, 29), Kenneth Branagh (Enrique V, 29), Orson Welles (Ciudadano Kane, 26) y John Singleton (Los Chicos del Barrio, 24).
A FAVOR: Si una dirección de parámetros tan alejados del gusto académico puede ganar, el momento es este sorpresivo 2013. Ya ha desplazado a varios peces gordos para llegar hasta la alfombra roja, lo que deja entrever que tiene un significativo grupo de seguidores entre los votantes.
EN CONTRA: Prácticamente todo. No ha ganado ningún premio que repercuta verdaderamente en la carrera al Oscar, y da la impresión de que en casi todas sus nominaciones ha debido de entrar por los pelos, porque su apoyo no es tan amplio y variado como el de candidatas más convencionales. El hecho de haber conseguido la nominación ya es un espaldarazo enorme para una película tan pequeña y alejada del perfil que se suele premiar.
Ganador: NBR*, Gotham*, Chicago*, Nueva York Online*, Austin*, Oklahoma*, Phoenix*, Georgia*.
Finalista: Independent Spirit, Chicago, St. Louis, Georgia, Detroit*.
(* = como director debutante, revelación o similares)