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25 películas que no veremos en Sitges 2018
José Hernández, 01/10/2018
Durante la 51 edición del Festival de Sitges, que comienza este mismo jueves, se proyectarán 185 películas de estreno, 70 clásicos o largometrajes recuperados de hace unos años, 75 cortometrajes y 14 episodios de 9 series distintas. Todo ello durante 10 días en los que las salas funcionan prácticamente sin descanso. Parecen cifras de escándalo por encima de todo lo que el cuerpo humano es capaz de asimilar, y lo son. También parece que el equipo de Ángel Sala no se ha dejado un solo film de género en el tintero, y que todo lo que se ha rodado este año ha encontrado su hueco en el certamen. Pero eso solo lo parece.
Aunque sea asombroso, podría hacerse una selección de películas, cortos y series igual de abultada con las que no traen a la localidad catalana. En algunos casos, la ausencia es tan flagrante que uno solo puede suponer que no había presupuesto, o bien las negociaciones no llegaron a buen puerto, o bien la programación estaba cerrada cuando surgió la opción de traerlas. En este artículo, ya un clásico de CINeol, seleccionamos 25 cintas que teníamos ganas de ver, pero no podremos hacerlo en Sitges.
[size=5]25. LIFECHANGER[/size]
No busquéis el nombre de Justin McConnell en ninguna web, porque lo que os vais a encontrar no os va a sonar de nada, a no ser que seáis unos auténticos expertos en el cine de videoclub surgido de Canadá. Pero quizás este film, que podríamos definir como una versión de Hidden: Lo oculto pasada por el filtro de Jeepers Creepers y el body horror, cambie las cosas para él. Por de pronto, es la primera de sus películas que la crítica recibe con elogios en los festivales por los que ha pasado. No es que de repente se vaya a convertir en el nuevo David Cronenberg, pero parece un título ideal para una sesión de Midnight X-Treme, con opción a crearse un nombre y que su siguiente obra pase a Noves Visions. Tendrá que seguir esperando.
[size=5]24. BAD SAMARITAN[/size]
Los carcamales reconocerán el nombre de Dean Devlin como la pareja artística (guionista y productor) de Roland Emmerich durante sus fructíferos años 90, desde Soldado universal hasta El patriota, pasando por Independence Day, Stargate y Godzilla. Los más jóvenes no sabrán quién es porque nadie en su sano juicio fue a ver su debut como director, Geostorm. Para su segunda película como realizador no ha conseguido engañar a nadie para que le den chorrocientos millones de dólares, así que se ha tenido que conformar con rodar una especie de réplica de No respires con David Tennant desatado, en lo que la crítica dice que es puro entretenimiento de serie B. Obviamente, quienes reniegan de los placeres de este tipo de cine sin aspiraciones artísticas no son tan positivos al respecto. Pero son los mismos que aborrecen la mejor película de Van Damme y la mejor copia de Spielberg, así que...
[size=5]23. FAST COLOR[/size]
Hay muchas formas de promocionar este thriller independiente: del productor nominado al Óscar por La La Land, ese que tuvo que salir a leer el nombre de Moonlight con la estatuilla en la mano; de la guionista de En defensa propia, el western feminista de Brit Marling; con la actriz que os enamoró en San Junipero y era demasiado buena para estar atrapada en The Cloverfield Paradox. Sin embargo, con el argumento debería bastar: una mujer se ve obligada a huir cuando descubren que tiene superpoderes. Lo hemos visto varias veces en el cine, pero en manos de Jordan Horowitz, Julia Hart y Gugu Mbatha-Raw, el film ha salido con buenas críticas de festivales como South by Southwest y Chicago. Su parada natural era Sitges, pero está visto que tendré que esperar otro año para declararme a Gugu fardando de ser una de las cinco personas de este país capaces de escribir su nombre completo sin consultarlo por internet.
[size=5]22. CHARLIE SAYS[/size]
Quentin Tarantino está preparando una película sobre la secta de Charles Manson y, aprovechando la publicidad gratuita, en Sitges se emite el film de culto Helter Skelter, en torno a la figura de este psicópata. Y sin embargo, no hacía falta ni irse al futuro ni al pasado: este año teníamos listo para estrenarse un film sobre Manson (o más en concreto, sobre las mujeres de su culto y los estragos psicológicos de seguir a un loco). Y además cuenta con un buen pedigrí entre los aficionados de género: está realizada por el equipo detrás de American Psycho (Mary Harron como directora y Guinevere Turner como guionista), y la protagonizan Matt Smith (Doctor Who) y Suki Waterhouse (presente en dos cintas de esta edición, Nación salvaje y Future World). Se estrenó en el pasado Festival de Venecia con críticas tibias, pero la oportunidad parecía demasiado buena para dejarla pasar. A no ser que, claro está, la dejes pasar.
[size=5]21. A VIGILANTE[/size]
Hola, innumerables señores de Hollywood que sin lugar a dudas estáis leyendo estas líneas. Tengo una noticia que daros: Olivia Wilde ya tiene 34 años, o sea que le queda apenas un lustro para que comencéis a pasar de ella. La recordaréis por ser una de las mayores bellezas que pululan por Los Ángeles, pero también deberíais acordaros de que siempre está muy, muy por encima del (normalmente paupérrimo) material que le dais. ¿A qué estáis esperando para explotar a una mujer que sabe hacer drama, comedia, acción y romance? Esperemos que cuando se estrene este film de vengadora feminista que aniquila maltratadores y violadores, aclamado por la crítica a su paso por South by Southwest, tenga el suficiente éxito no solo para convertir a su directora debutante en un nombre más a seguir y reivindicar, sino para que Olivia se convierta en la estrella que por derecho debería ser ya. Que no todo va a ser Charlize.
[size=5]20. LIZZIE[/size]
En 2015, The Boy fue una de las ‘tapadas’ de Sitges: pocos llegaron a verla porque sus pases no invitaban a ello y su director no tenía renombre, pero quienes lo hicieron, la pusieron como unas de las mejores del festival. Sin embargo, en un certamen que se caracteriza por crear cantera de realizadores, Craig William Macneill no ha pasado el corte. Ni contando la historia de una de las asesinas en serie más famosas de la historia, la criada psicópata lesbiana Lizzie Borden. Ni reclutando para su causa a dos de las mejores actrices de culto de las últimas generaciones, Chloë Sevigny y Kristen Stewart (un monumento a la carrera nada convencional que están llevando ella y Robert Pattinson post-vampiros gusiluz). Cierto que las críticas de Sundance no pasaron de correctas, pero peores fueron las de An Evening with Beverly Luff Linn y está en Sección Oficial.
[size=5]19. DURANTE LA TORMENTA[/size]
Si hay una cosa segura en esta vida es que Sitges le tiene mucho cariño a los directores catalanes, aunque rueden engendros como [insertar cualquier cinta catalana mostrada en el certamen en los últimos años]. Oriol Paulo era uno de ellos. Aquí proyectó sus primeros cortos. Escribió Los ojos de Julia y fue la película de inauguración en 2010. Se pasó a la dirección con El cuerpo y, de nuevo, apertura de festival. Sin embargo, algo falló entre 2012 y 2016, porque Contratiempo fue ignorada y su cuarta aventura tras la cámara, un thriller con paradojas temporales y crisis familiares con Adriana Ugarte y Javier Gutiérrez, tampoco ha conseguido un hueco en la programación. Y eso que se estrena en noviembre y en breve la apisonadora publicitaria de Atresmedia nos la va a colar hasta en la sopa. Quizá haya sido un desencuentro con la cadena televisiva. Y el pobre Oriol, nadando en billetes pero triste como un hijo pródigo.
[size=5]18. PROFILE[/size]
¿Os acordáis de cuando Timur Bekmambetov parecía un nuevo autor visual que iba a marcar historia? Yo tampoco, pero durante un breve periodo de tiempo (2004-2008) tuvo engañados a los menos exigentes con una pirotecnia que para Abraham Lincoln: Cazador de vampiros ya se le había mojado. Quizá porque los adolescentes que vibraron con Guardianes de la noche y del día han crecido y se han convertido en imberbes ejecutivos, le han dado la enésima oportunidad de reclamar el título de ‘visionario’ con este thriller en el que una reportera se infiltra en una organización terrorista. Lástima que el truco de rodarlo todo a través de interacciones virtuales ya se haya usado una decena de veces (entre ellas la brillante Searching, producida por él mismo). Pero ojo, salta la sorpresa en el estadio ruso: en Berlín y los demás festivales por los que ha pasado ha sido bien recibida por crítica y público. Timur is back in town?
[size=5]17. SLAUGHTERHOUSE RULEZ[/size]
Un ilustre internado británico se convierte en un festín gore cuando el suelo se hunde y aparece un enorme agujero hacia el infierno. El trailer de esta película se centra en que el público sepa dos cosas: que es una comedia de terror, y que salen Simon Pegg y Nick Frost, reunidos de nuevo tras la trilogía del Cornetto de Edgar Wright, que tan buenos momentos nos ha hecho pasar. Como resulta obvio para cualquier espectador avezado, los verdaderos protagonistas serán los chavales que salen esporádicamente en el vídeo y el cartel oficial, mientras que Pegg y Frost tendrán solo papeles secundarios (quizá poco más que cameos), en un ejemplo inmejorable del concepto de ‘stunt casting’. Pese a ello, y pese a que el director sea Crispian Mills (mejor como cantante de Kula Shaker que como director de la enervante A Fantastic Fear of Everything), tiene pinta de ser un rato divertido de los que se hubiesen disfrutado más en Sitges que en ningún otro sitio.
[size=5]16. MADELINE'S MADELINE[/size]
La difusa línea entre realidad y ficción es uno de los temas más recurrentes del cine de género, tanto en el terror como en la meditación existencial. Bastante más de lo segundo que de lo primera tiene este film independiente surgido con fuerza de Sundance, en donde una actriz teatral es llevada tan al límite por su personaje que comienza a confundir sus recuerdos y su personalidad con los del papel que interpreta, rompiendo la frontera psicológica entre vida y escenario. Este tipo de proyectos locos que te revientan la cabeza por su narrativa fracturada y metafórica son un auténtico soplo de aire fresco en medio de montones de films más convencionales (dentro de lo comercial o de la serie B) que componen la programación de un festival, así que, aunque la crítica no hubiese lanzado comparaciones con la creatividad de Charlie Kaufman y Michel Gondry o el low cost de Joe Swanberg, tenerla en Sitges habría sido maravilloso.
[size=5]15. HOLIDAY[/size]
La venganza es un subgénero en sí mismo del cine de terror más realista. Tanto es así, que el año pasado pudimos ver en Sitges un celebrado film, apropiadamente titulado Revenge, donde las reglas habituales de este tipo de cinta (la mujer violada, víctima que se convierte en verdugo de sujetos inmorales) se contextualizaban en el mundo del #MeToo. Esa venganza actúa como una liberación catártica que, en el caso de esta cinta centrada en la chica de un mafioso de vacaciones en su yate, se subvierte por completo. De hecho, hasta tal punto que algunos críticos de Sundance poco atentos al subtexto la calificaron de la experiencia más asquerosamente misógina que habían visto, mientras que otros alababan su visión feroz del materialismo, la explotación femenina y el trauma incapacitante. En Sitges no podremos ponernos de un lado u otro de la polémica, porque la ópera prima de la danesa Isabella Eklöf se ha quedado fuera.
[size=5]14. BORDER[/size]
Este ha sido el año de Isabella Eklöf: aparte de la anterior cinta, la danesa también es guionista de este film junto a John Ajvide Lindqvist (escritor de la novela en que se basa Déjame entrar y jurado de esta edición) y el director Ali Abbasi (Shelley). La película, que pasó como un torbellino por Cannes, Telluride y Toronto, se centra en una guardia de fronteras de rostro deforme (ver foto) pero capacidad innata para oler el miedo, que ve cómo su mundo se tambalea cuando se encuentra con un hombre exactamente igual que ella con quien es incapaz de usar su sexto sentido. Lo único que hay que saber de las críticas entusiastas que recibió es que tiene una gran influencia del folclore nórdico y que su historia va dando giros inesperados tanto de historia como de género, lo cual por sí solo ya la convertiría en un caramelito en las costas catalanas. Habrá que esperar a que se convierta en cine de culto.
[size=5]13. DOMINO[/size]
Por regla general, para esta lista he descontado films de directores reputados que, al parecer, aún no están finalizados. O al menos su fecha de estreno indica que para octubre no iban a llegar. Es el caso de Ad Astra (James Gray), Wendy (Benh Zeitlin), Velvet Buzzsaw (Dan Gilroy), Captive State (Rupert Wyatt) y, en mucha menor medida porque además su estudio le ha dado de lado, City of Lies (Brad Furman). Pero claro, Brian De Palma es otro nivel. Lleva más de un lustro sin trabajar, si es que llegó a despertarse rodando Passion, y se echa de menos su locura y perversión, sobre todo después del excelente documental sobre su obra que vimos hace dos años. Este thriller policíaco con un agente en busca del asesino de su compañero tiene potencial para devolvernos al mejor Brian. Y se rodó en España durante el verano de 2017, así que debe estar ya a punto de caramelo. Solo hacía falta que alguien diese el paso, pero no será Sitges. El estreno mundial, para otros.
[size=5]12. THE LITTLE STRANGER[/size]
¿Cuántas veces podemos decir que un director nominado al Oscar traiga su nuevo film al Festival de Sitges? De acuerdo, el año pasado se inauguró con La forma del agua, a la postre flamante ganadora, pero los ejemplos no abundan. Es un doble combo: la Academia no suele apoyar el cine de género y los realizadores que ruedan obras a su gusto no suelen indagar en el terror. Menos, en este caso, Lenny Abrahamson, candidato por La habitación. El irlandés ha cogido una novela de fantasmas escrita por Sarah Waters, autora de La doncella, y la ha convertido en una cinta a caballo entre Emily Brontë y Edgar Allan Poe, entre el cine de tacitas y el terror psicológico de ambientes cargados. Pese a su pedigrí, el film ha pasado bastante desapercibido, así que es posible que el equipo del festival no haya caído en ella. Porque solo era uno de los estrenos más esperados del año para los aficionados del terror académico.
[size=5]11. ALITA: ÁNGEL DE COMBATE[/size]
La primera vez que se habló de una adaptación del manga cyberpunk Battle Angel Alita fue en 2004, cuando James Cameron anunció que estaba trabajando en el proyecto para ser su siguiente película tras el éxito de Titanic. Luego le pasó lo que le podría ocurrir a cualquiera que tenga miles de millones en el banco: se distrajo con unos bichos azules y unas gafas de 3D, y a imprimir dinero en casa. El proyecto siguió dando tumbos con el apoyo (y el guion) de James hasta que ha fructificado de la mano de quien menos esperábamos, porque no se le puede acusar de heredero de Cameron: Robert Rodríguez, un señor muy simpático que siempre ha trabajado con presupuestos de menos de 40 millones de dólares, y que ahora ha tenido 200 para jugar porque en la Fox nadie le tose a James. El anime y sus adaptaciones están en el ADN de Sitges, pero quizá la película (que se ha retrasado a febrero) es demasiado blockbuster para un certamen modesto.
[size=5]10. THE OLD MAN & THE GUN[/size]
Con la retirada de Robert Redford de la actuación no solo se nos va un mito del cine: también uno de los que han definido el séptimo arte en los últimos 40 años, los mismos que lleva ese pequeño festival que creó para darle voz al cine independiente, Sundance, que ha redefinido el cine de autor en Estados Unidos. Su despedida llega con uno de los alumnos más aventajados de este certamen, David Lowery, realizador de joyas como A Ghost Story, En algún lugar sin ley o Peter y el dragón (da igual lo que digáis, sabéis que es así). Juntos cuentan la historia de un ladrón de 70 años que se escapa de San Quintín y vuelve a encadenar atracos sin que la policía consiga atraparle. En Toronto y Telluride la disfrutaron de lo lindo porque es encantadora y supone una despedida a la altura de este genial actor. En Sitges le tendremos que decir adiós desde la distancia.
[size=5]9. GRETA[/size]
Regla para distinguir entre directores de prestigio de las islas británicas: si es comedia (de época) para señoras, es Stephen Frears; si es drama proletario hooligan, es Ken Loach; si es proletario triste, es Mike Leigh; y si es intensito triste, es Neil Jordan. Así que no había motivo para esperarse que el irlandés se hubiese metamorfoseado en Paul Verhoeven para este thriller con acosadora de una muchacha inocente, pero por las críticas que nos llegaron de Toronto, así ha sido. Jordan parece haber visto Elle y haber pensado “necesita más Isabelle Huppert psicópata y más excesos de serie B hasta la autoparodia”. Dicho y hecho, lo que podría haber sido una secuela de La mano que mece la cuna resulta ser una locura sin complejos de las que hacen que el Auditori se venga abajo. Eso sí, no hay que descartar que sea uno de los films de la sesión sorpresa de madrugada: la última película del director, Byzantium, ya estuvo en Sitges.
[size=5]8. DESTROYER[/size]
A un director hombre se le suele disculpar que tenga un fracaso, pero a las mujeres no. Si ya les cuesta abrirse camino en el mundillo por el machismo imperante, un paso en falso puede ser letal. En el caso de Karyn Kusama, ese fallo se llamó Aeon Flux. Sin embargo, una década después la realizadora ha vuelto a la senda del éxito gracias a una pequeña película independiente de la que nadie esperaba nada y que acabó triunfando, entre otros lugares, en Sitges: La Invitación. Su siguiente film es un neonoir con Nicole Kidman convertida en expolicía infiltrada, encallecida por un mundo corrupto y sin compasión, en un papel que le podría dar su enésima nominación al Oscar. Su paso por Telluride y Toronto fue muy positivo, pero en el certamen catalán ni la oleremos. ¿Quizá Kusama ha aumentado su perfil por encima de las posibilidades del festival? ¿O nos están preparando una sorpresa la madrugada del sábado 13?
[size=5]7. SORRY TO BOTHER YOU[/size]
Tarde o temprano, todo problema social puede llegar a tratarse desde la sátira. Que se lo pregunten a los Monty Python, que desmontaron desde el humor temas como la lucha de clases, el fanatismo religioso, el puritanismo sexual o la corrupción institucional. Déjame salir marcó hace dos años el camino a seguir para los que quisiesen hacer lo propio con el racismo en una sociedad como la americana, por cuyas venas todavía corre la sangre de su pasado esclavista y su sangrienta lucha por los derechos civiles. Así que el rapero Boots Riley ha tomado el testigo de Jordan Peele con este film, una comedia sarcástica y surrealista donde un joven negro alcanza el éxito en su trabajo ‘convirtiéndose’ en un hombre blanco. En Sundance fue toda una sensación, la crítica yanqui se ha puesto a sus pies y ha sido un éxito en taquilla, pero ese camino trufado de reconocimientos no le ha conducido hasta las playas invadidas por King Kong.
[size=5]6. MALOS TIEMPOS EN EL ROYALE[/size]
Si hay una persona que pueda personificar la producción audiovisual en Estados Unidos en este siglo, ese es J.J. Abrams. A sus éxitos como guionista, productor y director en televisión y cine tenemos que añadir la cantera de creadores que se han nutrido de su apoyo para medrar en la industria con proyectos tan personales como exitosos. Uno de ellos, quizá el más cercano al espíritu de Sitges, es Drew Goddard, cuya ópera prima fue una de las películas más celebradas de esta década entre los aficionados al fantástico. Si La cabaña en el bosque deconstruía el género de terror, con su segundo film pretende hacer lo propio con el subgénero ‘diez negritos’ del thriller: siete extraños, un motel, una noche, muchos secretos y un constante juego del gato y el ratón. En el Fantastic Fest de Austin ha convencido bastante más que en San Sebastián, lo que deja claro que la Fox ha escogido el festival equivocado para presentarla en España.
[size=5]5. MILLENNIUM. LO QUE NO TE MATA TE HACE
MÁS FUERTE[/size]
Tercer intento de llevar a Lisbeth Salander al cine. La trilogía protagonizada por Noomi Rapace fue demasiado irregular para ganarse un hueco entre los clásicos del cine, aunque hay que agradecerle que nos regalase a esta descomunal actriz. El remake de David Fincher elevó el material de Stieg Larsson a cine de categoría, pero el público le dio la espalda y frustró el proyecto a largo plazo. Ahora, el uruguayo Fede Alvarez se olvida de Rooney Mara y recluta a la ubicua Claire Foy para la adaptación de la cuarta novela de la saga, publicada en 2015 por David Lagercrantz con el permiso de los herederos de Larsson. Si Álvarez continúa en su trayectoria ascendente (del simpático remake de Posesión infernal pasó a la magistral No respires antes de este film), podría ser un auténtico melocotonazo, aunque las comparaciones con Fincher serán inevitables. ¿Quién mejor que el público de Sitges para darle una oportunidad sin complejos?
[size=5]4. BIRD BOX[/size]
A priori, si fueseis a elegir a un realizador ‘serio’ para dirigir una película de ciencia ficción postapocalíptica, el nombre de Susanne Bier no aparecería entre los 10 primeros. Posiblemente no aparecería ni entre los 100. Pero Netflix no piensa igual que vosotros, quizá porque, en el fondo, la historia que cuenta este film es un dramón familiar deprimente. Y ahí la directora danesa se mueve como pez en el agua. La cinta está protagonizada por una Sandra Bullock con los ojos vendados para escapar de una fuerza mortífera desconocida, en una odisea llena de peligros y encuentros fatales a lo largo de un río junto a dos huérfanos. Se trata de uno de los estrenos estrella de la plataforma de streaming para finales de año, motivo por el cual no querrán desvelarla demasiado pronto al público (las cintas de Netflix que sí que proyectan en esta edición se estrenan para todo el mundo días después).
[size=5]3. TIEMPO DESPUÉS[/size]
Hace casi 30 años, José Luis Cuerda demostró con Amanece, que no es poco que se podía trasladar el teatro del absurdo al cine sin perder un ápice de irreverencia, hilaridad o crítica punzante a la sociedad. Seis años después intentó repetir la jugada, pero Así en el Cielo como en la Tierra no le salió tan redonda. Han tenido que pasar 23 años llenos de dramas históricos convencionales para que el barbudo Santa Claus del cine español nos regale otra travesura anárquica de las suyas, esta vez situada en un futuro muy lejano pero muy reconocible, porque al fin y al cabo España fue, es y seguirá siendo un esperpento lleno de pícaros, cantamañanas y aprovechados. La lucha de clases que es el motor del film también se ha visto reflejada en su estreno, no porque haya dividido a la crítica (que lo ha hecho), sino porque ha elegido el festival más importante y adinerado del país en lugar del más proletario y friki. Tú sabrás de qué lado estás, Joselu.
[size=5]2. QUIÉN TE CANTARÁ[/size]
Hace 10 años, Carlos Vermut era un dibujante de cómics de género fantástico que ganaba el Notodofilmfest con su primer corto, Maquetas, un falso documental que daba voz a las víctimas colaterales de los godzillas del mundo. Esa obra también se presentó en Sitges, el lugar que su trayectoria hasta ese momento indicaba que iba a ser su casa. Una década después y un giro de los acontecimientos llamado Magical Girl, y Vermut es considerado uno de los principales autores cinematográficos del panorama español. Lejos quedan las costas catalanas para él, si San Sebastián le acoge tan cálidamente. Con su nueva película, que explora la dualidad entre una cantante famosa y su imitadora más ferviente, continúa volándole la cabeza al respetable. Magical Girl tuvo un ‘pase fantasma’ en Sitges que se agotó en segundos, pero su tercer film ni eso. El único vermut que cataremos será en el aperitivo, para el que le guste esa asquerosidad.
[size=5]1. THE NIGHTINGALE[/size]
Una de las grandes triunfadoras de Sitges 2014 fue Babadook, cinta de terror sobre la maternidad con mucho de Repulsión de Polanski, que se llevó dos merecidos galardones (mejor actriz y premio especial del jurado). Desde entonces, Jennifer Kent se convirtió en un nombre a seguir por los aficionados al fantástico, un nuevo valor para refrescar estilística y argumentalmente el cine de terror. Con su segundo film, sin embargo, la australiana cambia de registro para contar la historia de una mujer que persigue sin tregua por el desierto de Tasmania al hombre que mató a su familia, para lo cual cuenta con la ayuda de un aborigen. Una historia que encaja en el perfil de revenge horror mencionado antes, pero con una óptica más de western turbio. El Festival de Venecia ha sido el lugar elegido para estrenarla, y de ahí ha salido con la crítica inclinada a sus pies y otros dos premios de enjundia, es decir, que ha confirmado que nos encontramos ante una directora imprescindible. Ojalá Sitges no hubiese prescindido de ella.