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Zinemaldia 2015. Día 2. Despedirse es fácil... si sabes cómo

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Quién sabe si por azar, casualidad o por una broma del destino (en este caso de la programación) hemos tenido en este segundo día de festival, en el que todavía estamos dando la bienvenida a esta nueva edición (como demuestra el hecho de que ayer se celebrase el encuentro tuitero #PintxoZinemaldi, donde se dieron cita blogueros, periodistas, responsables de prensa para compartir impresiones sobre sus primeras horas en Donostia), la primera película a concurso que habla sobre la facilidad o dificultad de despedirse, si se sabe cómo.


Cesc Gay es probablemente quien mejor escribe (y describe) las relaciones cotidianas entre personas corrientes en el cine español. No hay grandeza ni épica en sus personajes y es fácil que el espectador se sienta identificado con las situaciones que expone en pantalla. Truman es una muestra más de esa capacidad. En esta ocasión el director catalán vuelve a hablar de la amistad, esa que a pesar de los años y la distancia se mantiene viva; una amistad en la que los protagonistas se apoyan para enfrentarse a la muerte o más bien a la decisión de uno de ellos de dejar de luchar por seguir viviendo.

La película no sería lo que es de no ser por el trabajo inmenso de Ricardo Darín y Javier Cámara. Darín es de esos actores con la capacidad de estar como mínimo correcto en todas sus películas, pero en esta ocasión se sabe caballo ganador y muestra todos los recursos a su alcance para componer a un personaje comedido, irónico, que se enfrenta a la muerte sabiendo que dejar de luchar por seguir viviendo es lo que le permitirá disfrutar de la vida que le queda. Pero la actuación del argentino estaría coja si no se apoyase en la mirada melancólica de Cámara. Dos actuaciones que llenan cada uno de los planos de la película y que van más allá del guión escrito por Gay: matices en las miradas (demoledora es la reacción de Cámara en el momento que Darín le abre la puerta en los primeros minutos de la película) y los silencios que rellenan cada hueco de las inteligentes contrarréplicas.

Incuso la sencilla y poco llamativa dirección marca de la casa de Cesc Gay, con una elección de planos cercanos al telefilm, en esta ocasión sirve para reforzar el trabajo actoral de los dos protagonistas, que se ven complementados con la aparición de Dolores Fonzi y los ‘cameos’ de lujo entre los que se encuentran Elvira Mínguez, Javier Gutiérrez o Eduard Fernández. En definitiva, en un mundo justo debería haber Concha de Plata ex-aequo para ellos, pero esto es un festival de cine y la justicia está sobrevalorada. De momento, y aunque sirva de ‘consuelo de tontos’, el film ya ha recibido un premio de la prensa en forma de críticas favorables unánimes, así como los aplausos del público en todas las sesiones.


Otro que no sorprende por hacer cambios drásticos de registro en su estilo es Terence Davies, quien vuelve apostar por el cine de sabor más clásico en su última película, Sunset Song. Apoyado en una dirección elegante, bonita, de ritmo pausado, y en una fotografía que deja sin aliento (con la ayuda de los maravillosos paisajes escoceses), Davies construye una historia sólida que, si bien en su primera mitad funciona como alegato a favor de la lucha de las mujeres por la igualdad, acaba derivando en un melodrama clásico de amor y desamor.

Y es ahí dónde radica el único pero de la cinta, su punto débil, ver cómo el interés y la fuerza de la primera hora se van diluyendo conforme avanza el metraje, consiguiendo remontar únicamente en algunas escenas aisladas. Al buen hacer del director y a la fantástica fotografía hay que añadirle otro elemento que consigue que el descalabro en ningún momento sea trágico: el excelente trabajo de la otrora modelo Agyness Deyn, quien carga sobre sus hombros con todo el peso de la película y consigue crear un personaje de mujer que lucha por salir adelante junto a los suyos, aunque para ello deba enfrentarse a su violento padre (maravilloso y terrorífico a partes iguales Peter Mullan) o a las secuelas provocadas por la Primera Guerra Mundial.

Sunset song es la primera película de las vistas de momento que tiene opciones, por méritos propios, en todos y cada uno de los premios, por lo que será una sorpresa si el próximo sábado no suena su título cuando se dé paso a la lectura del palmarés. De momento ya tiene los aplausos del público.


Las dos propuestas del día siguen una línea continuista con el trabajo anterior de sus directores y son productos fácilmente accesibles para el gran público, justo en el lado opuesto de donde se sitúa Evolution, tercera película a concurso del certamen, que ha provocado los enfrentamientos críticos más acalorados hasta el momento entre sus detractores y partidarios.

La directora francesa Lucile Hadzihalilovic se desplaza a Lanzarote para rodar una historia, casi sin diálogos, de tintes fantásticos en donde un grupo de mujeres enfermeras mutantes ‘cultivan’ niños varones para llevar a cabo experimentos, utilizándolos como probetas para guardar fetos.

Así explicado probablemente parezca un sinsentido y la verdad, después de verla, lo único que podemos hacer es confirmar que lo es. A pesar de que algunos la defiendan como un homenaje a películas de ciencia ficción de los 70 pasada por el filtro del cine de autor francés de los 90-principios de los 2000’s, la llamada contraola del cine francés que ya recibió una retrospectiva en el festival en 2010, para un servidor este experimento termina, igual que los que vemos en pantalla, con resultados catastróficos.

Silencio, escasos aplausos y algún conato de silbido es lo que hemos escuchado al terminar 80 minutos de puro tedio, donde lo único destacable son los preciosos planos subacuáticos del fondo marino de Lanzarote.


Y de experimentos siguió el día. ¿Qué pasaría si mezclamos el cine de Aki Kaurismäki y Roy Andersson con una historia que habla sobre la crisis económica y la situación de los jóvenes en España rodada por un director escocés? Pues no hace falta imaginarlo, porque ya tenemos Pikadero (inauguración de la sección Nuevos Directores), una película sobre una joven pareja que por falta de recursos no tienen lugar para ‘consumar’ su amor y buscan un sitio para poder hacerlo (un picadero). Aunque realmente todo es una excusa para hablar de la precariedad laboral de los jóvenes, de las fugas de cerebros, de la emigración, de ser padres, en definitiva, de los miedos a convertirse en adulto.

Con un tono amable y una estética que copia al cine nórdico en la composición de planos e incluso en toda la parte artística (e incluso se permite algún homenaje a Wes Anderson), la propuesta acaba siendo mucho más atractiva de lo que podría parecer en un principio, pero acaba alargándose y pide un desenlace más temprano, aunque eso nos quite minutos de disfrutar en pantalla grande de la belleza y buen hacer de Bárbara Goenaga.

En el próximo artículo, además de las películas a concurso, hablaremos de dos perlas: la potentísima Sicario y el nuevo trabajo del siempre excelente Hirokazu Koreeda. Hasta entonces, nos vemos en los cines.

 

Fuente: CINeol | Visitada: 1423 veces


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Comentarios (3)

23:28 - 20/09/2015

Damned Martian

Solo con la descripción y el estilo que se supone que tiene, ya tengo unas ganas terribles de ver Evolution. Suerte que la ponen en Sitges! A ver si acabo dándote la razón o poniendo el contrapunto.

Truman la veré por los actores, pero la tan celebrada Una Pistola en Cada Mano de Cesc Gay me pareció bastante artificiosa cuando todo el mundo alababa su naturalidad, así que no espero nada distinto de esta.

02:32 - 22/09/2015

charlyr2d2

Damned Martian escribió:Solo con la descripción y el estilo que se supone que tiene, ya tengo unas ganas terribles de ver Evolution. Suerte que la ponen en Sitges! A ver si acabo dándote la razón o poniendo el contrapunto.

Truman la veré por los actores, pero la tan celebrada Una Pistola en Cada Mano de Cesc Gay me pareció bastante artificiosa cuando todo el mundo alababa su naturalidad, así que no espero nada distinto de esta.


Como te comenté por twitter, a los fans del género la película les ha flipado, por lo que no descarto que te guste a ti también.

En cuanto a Cesc Gay, creo que Truman es más redonda que Una pistola en cada mano, aquí no se le notan tanto los artificios. Quizás no te entusiasme pero pueda gustarte más que la anterior.

12:31 - 24/09/2015

Adrich

Evolution tiene muy buena pinta, sí. Se espera con ganas.

Yo tampoco soy un gran fan de Una pistola en cada mano. Como comenta Damned Martian, me resulta demasiado artificiosa y no conseguí ni conectar con los personajes ni creerme sus reacciones. Parece que Truman sí nos gustará más.


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