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25 películas que no veremos en Sitges 2017

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¿Puede haber ausencias flagrantes en un certamen cinematográfico en el que se proyectan más de 230 películas durante 11 días? La respuesta es sí. El Festival de Cine Fantástico de Sitges cumple 50 años pero ni creciendo todo lo que ha crecido es capaz de abarcar toda la oferta de género que hay en el mundo. Hay que reconocerle al equipo de Ángel Sala su capacidad para bucear en filmografías ocultas, cineastas underground, países poco convencionales, clásicos de la contracultura y ofertas de serie B (y sucesivas letras) para componer un cuadro polifacético donde hay un poco de cada cosa. Porque el panorama fantástico no es monocromo: hay múltiples vertientes, subgéneros, presupuestos, intenciones y estilos. Y hay que darles cabida a todos.

Pese a esta voluntad ecléctica, y pese a que una vez más la programación está repleta de films directamente sacados de la terna de otros festivales de género (Fantastic Fest, Fantasia, FrightFest, L’Étrange…), quedan muchos huecos. A veces son películas de primera línea que, por cualquier motivo (seguramente económico), no han encontrado un hueco en la plantilla. Otras son cintas prometedoras de realizadores sin caché que no han pasado el filtro o han volado por debajo del radar de los encargados de la selección. Algunas a lo mejor encuentren un hueco en la próxima edición (tres de las del artículo de 2016 se proyectan este año), o incluso lleguen en unos días como la sesión sorpresa. El número 1 del año pasado corrió esa suerte. El de este año… difícil que así sea.




25. SAW VIII


La saga Saw fue posiblemente el fenómeno de terror más relevante de la pasada década, colonizando casi por completo un subgénero que, fuera de ella, ha dado muy poco de sí: el torture porn. Eso no quiere decir que fuese una serie con la calidad por bandera. De hecho, excepto la primera entrega (que en realidad es un thriller y tiene poco de los elementos que luego la popularizaron), todo lo demás ha ido de lo mediocre a lo abominable. También es cierto que la distancia entre James Wan y sus sucesores en el cargo (Darren Lynn Bousman, David Hackl y Kevin Greutert) es como la diferencia entre el jamón ibérico de bellota y el chóped.

¿Hay motivos para pensar que la nueva entrega, 7 años después de la séptima y hasta ahora última película de la franquicia, va a ser mejor? Por de pronto, los hermanos Spierig tienen un currículo más estimulante que los mercenarios que se han hecho cargo de ella hasta ahora. Además, qué coño, estamos de aniversario, y si la primera Saw se estrenó en Sitges, ¿por qué no mostrar también este reinicio?





24. ANOTHER WOLFCOP


El remix de conceptos se ha convertido en su propio subgénero. Películas como Bubba Ho-tep, Colossal, Late Phases o Turbo Kid meten en la coctelera elementos dispares para obtener de la combinación de estereotipos un producto fresco y divertido. Eso ocurría con WolfCop, que se pudo ver en Sitges 2014: hombres lobo + buddy movie. Policía de día, licántropo de noche. Resolviendo casos hasta la luna llena. Atrapando a los malos con garras y dientes. El brazo peludo de la ley, recorriendo la ciudad con el aullido de las sirenas de fondo. Un lobo protegiendo a la manada… Podría seguir todo el día escribiendo juegos de palabras con este tema, pero para eso ya está la película.

Ahora llega la segunda parte, más grande, más peluda, más delirante, y con un cartel inspirado en la infame Cobra. Una candidata idónea para esas sesiones de madrugada donde importa más la fiesta y la diversión casposa que la puesta en escena elaborada o la profundidad temática. Y sin embargo, pese a ser un producto que pide a gritos estar en Sitges, Ángel Sala y sus Salitas la han dejado de lado. Una pena.





23. SLEIGHT


La irrupción de lo fantástico en un entorno urbano y realista ya es un subgénero en sí mismo. Sin ir más lejos, el año pasado en Sitges tuvimos ejemplos aplicados, con dispar fortuna, al vampirismo (The Transfiguration), la invocación demoníaca (A Dark Song), el canibalismo (Crudo), los alienígenas (I am Not a Serial Killer), las criaturas míticas (Interchange) o los superhéroes (Le llamaban Jeeg Robot). La película de J.D. Dillard hace lo propio con la magia, contando la historia de un chaval que malvive haciendo trucos callejeros gracias a un dispositivo de su invención, que deberá emplear para librarse de un asunto turbio en el que se había metido para ganar dinero rápido.

Las críticas desde que se estrenó en Sundance son muy positivas, destacando sobre todo la calidez emocional de Jacob Latimore y su subversión de las reglas del género. Aunque no fuese a ganar nada o a cambiarle la vida a nadie, hubiese sido un as en la manga asegurado. Y la produce Blumhouse, que son colegas, así que era fácil de traer.





22. RADIUS


Un hombre se despierta en medio de un campo con amnesia. No sabe quién es ni cómo ha llegado allí, solo sabe que todo ser vivo que se acerca a un radio de 20 metros de él muere fulminantemente. Todos menos una joven que también padece amnesia. Mientras están juntos, este poder se anula. Si se separan, la gente muere. Juntos intentarán averiguar quiénes son y qué les ha sucedido, mientras hacen todo lo posible para evitar más muertes a su alrededor.

Con esta premisa que parece sacada de un capítulo de La dimensión desconocida se presenta esta cinta canadiense de bajo presupuesto que ya ha recibido buenas críticas a su paso por festivales especializados como el Fantasia de Montreal, el FrightFest de Londres o el Fantastic Fest de Austin. Pese a lo que suele ocurrir con cintas de este tipo (un inicio arrollador que se va diluyendo conforme se desvela el misterio), parece que el suspense está manejado con maestría y el final deja varias cuestiones y temáticas a debatir en las cervezas de después. Se agradece algo así en un festival.





21. FREEHOLD


¿Alguna vez os habéis preguntado con cierta tristeza por qué nadie le da a Javier Botet un papel normal donde podamos verle con su rostro y cuerpo interpretando a una persona real y con cierta importancia en la trama? El currículo de Botet está lleno de ‘Niña Medeiros’, ‘Crooked Man’, ‘Xenomorfo’, ‘Mama’, demonios, zombis, monstruos y, como mucho, indigentes. Afortunadamente, aún hay gente que piensa en él como un actor y no como un freak. Como el inglés Dominic Bridges, que en su debut le ha dado el papel de un hombre desahuciado que se cuela en el apartamento del agente inmobiliario que le ha jodido la vida para, allí oculto, convertirse en su peor pesadilla.

El argumento puede recordar a films como El Habitante Incierto o Rabia, pero en este caso está tratado como comedia negra con clara voluntad de crítica social. Su paso por South by Southwest y FrightFest ha tenido muy buen recibimiento, así que quizá nos encontremos ante un nuevo director a seguir de cerca. Aquí no ha estado ágil Ángel Sala. Y encima Botet es amigo del festival. No dejar que traiga ‘su’ peli: tsk, tsk, qué feo está eso.





20. LOWLIFE


Hay una regla no escrita en el cine fantástico: cuanto más locos, esquizofrénicos, absurdos y delirantes sean los elementos que metas en tu película, más posibilidades hay de que sea divertida y te vuele la cabeza. Es una regla con un montón de excepciones, porque cuando sale mal, el resultado es casi insoportable. Pero cuando sale bien, ¡qué cariño se les coge a esas películas de culto instantáneo!

Esta comedia sórdida de acción junta en un mismo escenario a un exluchador enmascarado mexicano, un mafioso que regenta un local de comida rápida, la dueña de un motel de poca monta y un expresidiario blanco que habla como un rapero negro, entre otros personajes despreciables, en una trama de tráfico de órganos y secuestro de chicas adolescentes que tiene tanto humor burro como violencia gore y brutalidad moral. Las críticas la ponen por las nubes y elogian la capacidad del debutante Ryan Prows para manejar el tono y beber del delirio del primer Quentin Tarantino de una forma que en su día nadie consiguió replicar. Ya asomaba el año pasado, pero parece que la nostalgia noventera comienza a hacerse un hueco…





19. ANTI MATTER


La ciencia ficción es un género difícil de llevar a cabo con éxito si tienes un presupuesto insignificante. Hoy en día ya no cuelan los escenarios de cartón piedra y los monstruos de goma barata. Hay que jugar con las ideas y encontrar formas de que las historias se sostengan sin necesidad de grandes efectos especiales ni compleja imaginería. Solo las cintas más modestas en su mirada pero grandes en sus implicaciones temáticas, como Primer, Coherence, Otra Tierra, Moon o Monsters (que además se benefició del avance tecnológico para lograr un CGI convincente con el dinero que en Hollywood gastan en pipas), han conseguido salvar esa barrera para convertirse en clásicos.

Anti Matter podría unirse a esa lista, o al menos aspirar a la liga de ascenso, a juzgar por las críticas entusiastas con las que ha sido recibida. El debut de Keir Burrows narra la historia de una científica que comienza a tener problemas de memoria tras realizar un experimento para generar y viajar a través de un agujero de gusano. ¿Habrá viajado a una dimensión-espejo sin darse cuenta? ¿O habrá alterado su cuerpo el artefacto? La respuesta, apasionante sin duda, no la encontraremos en las playas de Sitges.





18. SUPER DARK TIMES


Stranger Things probablemente marque el momento en que la nostalgia de los 80 pasó de ser un recurso bienvenido a una parodia extenuante. Esta década hemos tenido un revival de las pelis con las que creció la generación actual de cineastas, pero estamos llegando (si no lo hemos hecho ya) al punto de saturación y poco más hay que aportar. ¿Qué es lo que nos espera? La nostalgia de los 90. Ya ha empezado a asomar en films como El Contable, Money Monster, La Bella y la Bestia, Baby Driver, Power Rangers, Los Vigilantes de la Playa, Ghost in the Shell o incluso It (no olvidemos que la miniserie de 1990 con Tim Curry tiene millones de adoradores que no la han vuelto a ver desde hace 25 años).

A ellas se une esta cinta independiente que podría calificarse como el anti-Goonies, ya que sigue a un grupo de amigos de esos que se reúnen en parques y van en bicicleta, pero esto son los 90 y la ingenuidad ha desaparecido: un trágico incidente provoca un conflicto traumático en el grupo, que va escalando en violencia y paranoia. El film ha pasado por Tribeca, Fantasia y otro puñado de festivales, y el veredicto en todos ha sido laudatorio: un debut oscuro, atmosférico y tenso sobre la confusión de la adolescencia. Pero, ey, en Sitges estrenan la segunda temporada de Stranger Things. Qué ganas…





17. PATTI CAKE$


No todo en Sitges es cine fantástico. En Noves Visions cabe de todo, desde historias de amor entre adictos al pelo hasta lesbianas entomólogas aficionadas al sadomaso, pasando por monjas deslenguadas y odiseas de prostitutas transexuales. En esta sección no importa tanto el género como que los personajes estén marginalizados, tengan alguna peculiaridad poco explorada en el cine o sean unos parias con sus propios conflictos, lo que suele derivar en una mayor frescura a la hora de abordar historias quizás convencionales en el fondo, pero no en la forma. Y ahí entra Patricia Dombrowski, alias Killa P, alias Patti Cake$, una rapera blanca con sobrepeso que busca hacerse un hueco en el mundo del hip hop teniéndolo todo en contra, menos su talento.

El film ha pasado por más de 20 festivales, incluyendo Sundance, Cannes o South by Southwest. Y en todos ha sido aplaudida por crítica y público, siendo un verdadero ‘crowd-pleaser’ lleno de energía, buen rollo y una interpretación estelar de las que enamoran. Es la típica película que uno no esperaría encontrarse en Sitges, pero que le puede alegrar una jornada de esas en las que el buen nombre del cine de género está lastrado por basura topicona con alma de videoclub. Y siempre hay algún día de esos.





16. GEMINI


Aaron Katz es uno de los fundadores del llamado ‘mumblecore’, una variante del cine independiente estadounidense heredera de John Cassavetes y Richard Linklater que podría compararse con el ‘cine low cost’ español, cuyo máximo exponente es Juan Cavestany. El ‘mumblecore’ se caracteriza por diálogos improvisados, tramas casi anecdóticas, un estilo visual, narrativo y actoral que busca la espontaneidad, y una fijación temática en las relaciones personales de veinte y treintañeros. Pensad en Lena Dunham, los hermanos Duplass, Greta Gerwig o Joe Swanberg. Con su quinto film, Katz se aleja de este estilo para entrar de cabeza en el neo-noir, siguiendo a una estrella de Hollywood, su asistenta personal y un detective que investiga un asesinato en el que ambas son sospechosas.

La película ha pasado por un buen puñado de festivales (South by Southwest, Locarno, Fantastic Fest, Londres…) consiguiendo algo muy difícil para un director cuya filmografía al completo ha recibido críticas entre buenas y excelentes: ser aclamada con unanimidad como su mejor obra hasta la fecha, un paso más hacia la madurez autoral de un director que ya era estimulante e inteligente. En Sitges nos tendremos que conformar con ver a su amigo Mark Duplass en Creep 2.





15. I KILL GIANTS


Barbara no tiene muchos amigos. Es tan imaginativa que ha acabado viviendo en su propio mundo de fantasía, en el cual ella es la única capaz de salvar a la humanidad de los gigantes que se disponen a atacarla. Las señales están por todos lados: cosas malas se acercan (aunque quizá sea en la vida real). Este es el argumento de una miniserie gráfica de Joe Kelly que hace casi una década recibió multitud de premios internacionales como mejor producto indie del año. Su adaptación al cine ha corrido a cargo de Anders Walter, oscarizado director del corto Helium, que debuta con él en la dirección de largometrajes (como la mitad de los realizadores de esta lista).

Huelga decir que es uno de los proyectos más esperados del año para todos los seguidores del cómic, que se ha convertido en pieza de culto. A su paso por el Festival de Toronto ha dejado muy buenas impresiones, destacando su ternura e imaginación. Es decir, se trata de un drama sensible, no una operación lacrimógena como Un monstruo viene a verme o una chorrada flatulenta como Mi amigo el gigante. Por si estabais pensando en compararla. A lo mejor Ángel Sala lo ha hecho y por eso no la ha traído.





14. INGRID GOES WEST


Aubrey Plaza va camino de convertirse en la musa de la comedia indie. Desde su papel revelación en Parks and Recreation, su presencia en el cine no ha hecho más que crecer y crecer, especializándose en variaciones del personaje que ya hacía en su infravalorada serie: una versión en imagen real de Daria, con aires hípster y un corazoncito sarcástico pero tierno debajo de su coraza de cinismo antisocial. En esta ocasión, esa imagen se lleva a lugares más oscuros, interpretando a una chica obsesionada con una influencer de Instagram (Elizabeth Olsen) que se muda a Los Angeles para intentar entrar en su vida. Y lo consigue, aprovechándose del vacío personal de esta estrella 3.0. Una mirada a las relaciones sociales en una era conectada pero solitaria, donde la tecnología y las redes han cambiado nuestra forma de entender conceptos como amistad, amor o éxito.

El film ha sido un auténtico pelotazo entre la crítica y un éxito moderado de taquilla (a escala indie), lo que le asegura que tendrá presencia en los premios de este sector a finales de año. De hecho, en Sundance ya se llevó el galardón al mejor guion. Este año ya tenemos a Plaza en Sitges con The Little Hours, una comedia que, aunque ha tenido buena acogida, no ha sido tan entusiasta como la de este film. ¿Queda tiempo para hacer un movimiento trilero y cambiar una por la otra?





13. A TAXI DRIVER


Igual que todos los meses nos llega a la cartelera ‘la comedia francesa del año’, todos los años hay una película coreana que ha sido un taquillazo que ha batido todos los récords en este (pequeño) país, imponiéndose al cine de Hollywood con talento puramente local. El año pasado fue Train to Busan, pero también estaban en el top Tunnel, El imperio de las sombras y El Extraño. Este año nos tenemos que conformar con The Battleship Island cuando la que de verdad ha partido el bacalao es esta historia ambientada en la revolución de Gwangju de 1980, en la que un sencillo taxista ayuda a un periodista alemán a llegar a la zona donde está desarrollándose todo el conflicto.

Y vosotros diréis, “poca historia para tanto dinero, ¿no?”. Ah, amigos, no subestiméis el poder de un evento histórico que todo el mundo estudia desde la escuela (la de allí, los de aquí ni puta idea de eso). Además, el film no solo es un fenómeno local: ha recibido muy buenas críticas a nivel internacional y es una seria candidata a estar entre las nominadas al Oscar a mejor película de habla no inglesa. Con un pedigrí así, mezcla de lo popular y lo prestigioso, amén de una cara conocida del cine coreano como Kang-ho Song, es una pena que no la veamos en Sitges.





12. GOOD TIME


Podéis seguir quejándoos para siempre de la saga Crepúsculo y tendréis toda la razón, porque es basura en papel y en celuloide, pero una cosa sí que le tenemos que agradecer a la nulidad de Stephenie Meyer: gracias a ella, Kristen Stewart y Robert Pattinson ganaron suficiente dinero como para hacer lo que les diese la real gana con su carrera, lo que ha derivado en algunas de elecciones realmente audaces. A cambio también han generado antipatías irracionales y clubes de fans enfermizos. Lo de la Stewart ya es indiscutible hasta para un ciego, pero a Robert le está costando más deshacerse del sambenito de Vampiro Gusiluz. Y no es porque no se haya juntado con la gente adecuada (David Cronenberg, James Gray, Werner Herzog, Anton Corbijn, David Michôd…) ni haya crecido enormemente como actor, pero cuesta pasar de ídolo de niñas a actor serio en el imaginario colectivo. Que se lo pregunten a DiCaprio.

Su nuevo film es un thriller de autor (en concreto los hermanos Safdie) sobre un ladrón que intenta sacar a su hermano de la cárcel en el curso de una accidentada y peligrosa noche. Ha pasado por Cannes, Locarno, Karlovy Vary, Deauville y una docena más de festivales, y en todos ellos ha sido aclamada por la crítica no solo por su rompedor estilo visual, sino también por subvertir las reglas del género y por la interpretación del propio Robert. Qué pena que este sea el único año en el que no hay una película suya en Sitges.





11. DEATH WISH


Me cago en todos tus muertos uno por uno, Eli Roth. No has hecho una película buena en tu vida. Diriges como un mono de feria, escribes como un analfabeto discapacitado, actúas como un bloque de cemento, y todo lo que produces lleva el sello patentado de la más absoluta bazofia apestosa. Pero oye, que vas al gimnasio a mazarte, tienes unas cejas con las que se puede reforestar el Amazonas, te has echado una pareja que te iguala en talento y te supera en físico, y eres superamigo de Tarantino, lo que te asegura seguir chupando del bote durante otra década (más allá no hagas planes, que Quentin en cualquier momento esnifa de más). Me caes mal. Y ahora has hecho una película de acción con Bruce Willis, uno de mis ídolos de infancia (aunque últimamente hace todo lo posible por dilapidar su carrera), y te has buscado a Joe Carnahan para escribírtela. Que da una de cal y otra de arena, pero por lo menos te asegura que va a sudar testosterona, en lugar de la peste rancia a Varón Dandy que atufa tus películas.

¿Y sabes lo que va a pasar con esta combinación, unida a que es un remake de uno de los exploitation más reaccionarios de la carrera de Charles Bronson? Que va a ser una puñetera mierda producto de un pintamonas machirulo. Las escenas de acción serán de telefilm, las actuaciones serán un chiste, los diálogos serán caducos pero se creerán molones, pasarán mil cosas estúpidas y el mensaje del film será tan miope e incoherente que parecerá que te has montado una orgía con caballos y delfines en la sala de montaje. ¿Que cómo lo sé? Porque ni siendo amiguito de todos los popes del género (y por ende de Sitges) has conseguido colar tu última excrecencia en el festival de este año. Pero mira, siendo justos, precisamente por eso tenías que estar en esta lista.





10. EL MUÑECO DE NIEVE


Tomas Alfredson dirigió Déjame Entrar. Hossein Amini escribió el guion de Drive, Peter Straughan el de El Topo y Søren Sveistrup es el creador de The Killing. Jo Nesbø es el autor de Headhunters. El equipo de productores ha trabajado con los Coen, Edgar Wright y todos los directores ingleses y suecos de relevancia de los últimos años. Michael Fassbender ya no requiere presentación, baste mencionar Shame y 12 Años de Esclavitud. Con tantos nombres propios que deberían dar confianza, ¿por qué este thriller con asesino en serie enfermizo da la sensación de ser un capítulo descartado de CSI: Alaska?

Es cierto que Alfredson lleva más de un lustro sin trabajar; que Fassbender ha tenido un año lamentable entre alienígenas y asesinos españoles; que los últimos guiones de Amini y Straughan dejan mucho que desear (Un traidor como los nuestros y Expertos en Crisis, respectivamente); y que la novela negra escandinava es un fenómeno editorial que oculta más de una castaña (como El Hipnotista); pero el verdadero problema es una campaña de promoción tan lánguida y sin interés que parece que está diseñada como fondo de catálogo de Netflix. Y pese a todo, el pedigrí de toda la gente involucrada y su relación inexorable con Sitges hace que esta cinta, que posiblemente sea lapidada por la crítica, necesite un hueco en el festival.





9. THE MAN FROM EARTH: HOLOCENE


The Man From Earth es uno de los mejores ejemplos para explicar qué ocurre cuando un film se convierte en película de culto. Rodada con cuatro duros y estrenada de tapadillo con una expectación nula, no fue capaz de encontrar a su público hasta que se pirateó y comenzó a difundirse por páginas de descargas. Lo que empezó como otro torrent más terminó con un alud de descargas merced a un boca a oreja (o teclado a teclado) muy positivo. Hasta el productor, Eric D. Wilkinson, ha agradecido a los usuarios de P2P su labor de difusión gratuita del film, ya que ha disparado las ventas del DVD y ahora, diez años después, le ha permitido rodar esta continuación.

Sin querer desvelar nada de la original para aquellos que no la haya visto, esta secuela sigue al mismo protagonista conforme se da cuenta de que debe enfrentarse a su propia mortalidad. Ciencia ficción de ideas, no de efectos especiales, que en la primera entrega tenía un aire teatral y televisivo, pero que en esta parece haberse pulido bastante hasta un nivel más o menos profesional. Hacen falta más películas con este espíritu, sea cual sea el resultado (y esperemos que esté a la altura de la estimulante cinta original). Ojalá Sitges se tomase su papel de condicionador de la deriva del género más en serio.





8. THE FLORIDA PROJECT


Una de las sorpresas más agradables de Sitges 2015 fue Tangerine, una comedia dramática indie que seguía las peripecias de dos prostitutas transexuales a lo largo de una jornada en la que su amistad es puesta a prueba. Grabada con un iPhone y con actrices no profesionales (de hecho, la trama se basa parcialmente en sus propias experiencias), el film tenía una frescura, candidez, energía y ternura irresistibles. Fue una patada en la puerta para su director, Sean Baker, cuyas anteriores obras habían pasado más o menos desapercibidas, y recogió decenas de (justos) reconocimientos en festivales, premios de la industria y galardones de la crítica. Así que había mucho interés por ver su siguiente film, que sigue el verano de juegos y aventuras de una niña pobre de Florida.

Ante la sorpresa de nadie, The Florida Project ha conquistado corazones de público y crítica a su paso por Cannes, Toronto o San Sebastián, hasta el punto de que muchos se plantean si podría ser esa cinta indie que logra dar el salto a la liga de los mayores y colarse en los Oscar. Como mínimo, el guion y Willem Dafoe como secundario (los reductos habituales de este tipo de cine) parecen tener muchas opciones. Es una pena que, ahora que está despegando, el neorrealismo de colores pastel de Baker no haya encontrado esta vez un hueco en una programación que tiene sitio para oooootra entrega más de la saga Chucky.





7. UNA VIDA A LO GRANDE


Que Alexander Payne es uno de los cineastas más interesantes de los últimos 20 años es una cosa que no hace falta ni explicar. Cuando uno ha hecho películas como Entre Copas, Nebraska, Election o Los Descendientes, cualquier proyecto que quiera abordar debería recibir un sí inmediato por parte de cualquier productor interesado en realizar cine, y no solo en usarlo como medio para hacer caja (que, ojo, sus obras también suelen funcionar bien en taquilla). Por eso, si Payne quiere hacer una comedia satírica sobre un tipo que cree que la respuesta a todos sus problemas y los del mundo está en la miniaturización de personas, se le da pasta y a ver qué sale. Suele ser caballo ganador.

Aunque parezca que la película no ha terminado de convencer a la crítica ni en Venecia ni en Toronto, esta sensación solo es real si la comparamos con la recepción de sus anteriores films y, por tanto, lo que se esperaba de ella. En realidad, las críticas son buenas, destacando sobre todo su primer tramo cargado de ideas estimulantes y la labor de actores como Christoph Waltz y Hong Chau. Hay voces que no están convencidas, pero aunque entre en el saco de “un Payne menor”, eso ya está por encima de la media (y muy, muy, muy por encima de un proyecto de vocación similar del que David O. Russell quiso quitar su nombre, pero que todos sabemos que es suyo: la basura de Un Accidente Llamado Amor). Y para una oportunidad que tenemos de ver algo de Payne en Sitges, nos quedamos con las ganas.





6. FIRST REFORMED


Paul Schrader ya forma parte de la historia del cine gracias a sus colaboraciones con Martin Scorsese. Suyos son los guiones de Taxi Driver, La Última Tentación de Cristo y la infravalorada Al Límite. De hecho, es por lo que le conoce el cinéfilo básico. Lo que menos gente sabe es que es un director casi tan prolífico como guionista. Con esta lleva ya 20 películas a sus espaldas, aunque la mayoría de ellas han pasado sin pena ni gloria o han caído en ese término medio de la absoluta corrección que las hace perderse en la memoria al poco de estrenarse. Solo American Gigolo, Aflicción, Mishima: Una Vida en Cuatro Capítulos y quizá Hardcore, un Mundo Oculto son hoy en día conocidas, que no populares. Su último film, un neonoir con Nicolas Cage titulado Como Perros Salvajes, fue denostado por la crítica y el público (pero no por un servidor, prácticamente el único que la defendió cuando el año pasado se proyectó en Sitges).

Todo el respeto que le falta por parte de la crítica parece que se lo reservaba para este film, un thriller sobre un capellán exmilitar destrozado por la pérdida de su hijo en el ejército, que entabla amistad con una mujer cuyo marido se ha suicidado en misteriosas circunstancias. Bajo la superficie de la trama laten las grandes corporaciones, la iglesia, la corrupción y el terrorismo medioambiental. El film ha pasado por los tres grandes festivales de finales de verano (Venecia, Toronto y Telluride) y en todos ellos ha recibido elogios unánimes, con adjetivos como fascinante, sensible o estimulante. Dicen que es su obra maestra. Pero en Sitges solo nos traen su vertiente trash.





5. LUCKY


Podéis pensar que la inclusión de esta película en la lista es un gesto de oportunismo por la reciente muerte del grandísimo Harry Dean Stanton, dado que se trata de su última aparición en pantalla (y, de hecho, uno de los pocos papeles protagonistas de su fructífera carrera). No estaríais del todo equivocados, porque lo cierto es que sí que estaba entre las 25 (es lo que tiene haber pasado por más de 20 festivales de todo el mundo y haber conquistado a crítica y público por igual en todos ellos), pero ha subido radicalmente de posición debido a esta pérdida. A veces hace falta una tragedia para que valoremos realmente lo que tenemos y lo que hemos perdido. Harry era un monstruo, y qué mejor homenaje a su figura que poder ver su última interpretación, y al parecer una de las mejores de su trayectoria, en un festival de cine junto a cientos de sus fans.

Pero aparte del factor Stanton, la película merecería estar en Sitges por otras muchas cosas. Especialmente dos: David Lynch y el pelazo de David Lynch. Y es que, tras coincidir otra vez en la nueva temporada de Twin Peaks, estos dos buenos amigos volvieron a trabajar juntos en este film, que narra el viaje espiritual de un anciano que ve cómo la muerte se acerca. Hay que atesorar cualquier oportunidad para ver a Lynch actuando, sobre todo si interactúa con alguien que tan bien comprende su forma de ser. Además, la cinta es la ópera prima de John Carroll Lynch (que no es familia de David), un actor como la copa de un pino (Zodiac, joder) que parece que tiene el mismo talento delante y detrás de la cámara. Ojalá lo hubiésemos comprobado en tierras catalanas.





4. EN REALIDAD, NUNCA ESTUVISTE AQUÍ


Un criminal a sueldo contratado para rescatar a una niña secuestrada. Esas once palabras podrían ser el argumento de una cinta de acción fascistoide de Charles Bronson, de una colaboración epiléptica entre Denzel Washington y Tony Scott, de la última entrega de John Wick o de un western de Henry Hathaway. La diferencia aquí estriba en quiénes están delante y detrás de la cámara. Porque Joaquin Phoenix se come con patatas a prácticamente cualquier otro actor vivo (según en qué papel, parece que lo haya hecho literalmente). Y porque Lynne Ramsay es una de las realizadoras más estimulantes y personales del cine actual. Solo hay que ver su última película, Tenemos que hablar de Kevin, para darse cuenta de ello. ¿Qué habría sido de la aburrida y vacía La Venganza de Jane en sus manos, si no se hubiese largado el día que debía comenzar a rodarla? A todas luces, algo que mereciese la pena.

El film que nos ocupa ganó los premios de mejor actor (para Phoenix) y mejor guion (para Ramsay) en el pasado Festival de Cannes, donde fue recibida entre vítores y ovaciones, sobre todo entre la crítica especializada. También tuvo un pequeño sector de opositores feroces (curiosamente, la mayoría entre la prensa española), lo cual siempre es una buena señal, porque indica la visceralidad formal y temática que sin duda requiere el argumento y el cine de esta realizadora. Ángel Sala tenía una ocasión inmejorable para darle una pátina de prestigio a su festival trayendo esta obra, que argumentalmente encajaba dentro de Sitges. Quizá su caché la hacía prohibitiva para el presupuesto del certamen. Mejor traer una peli del director de Crank.





3. TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS DE EBBING, MISURI


Bajo este título perfectamente descriptivo de su premisa argumental, pero posiblemente venenoso de cara a la taquilla (¿os imagináis a una señora de 60 años intentando sacar una entrada para verla?), se esconde la última película del siempre interesante Martin McDonagh, tras la divertida Escondidos en Brujas y la metalingüística Siete psicópatas. Los tres anuncios son los que pone la madre interpretada por Frances McDormand para acusar a la policía del pueblo (Woody Harrelson como sheriff y Sam Rockwell como su ayudante) de no estar actuando para atrapar al asesino de su hija. A caballo entre la comedia negra y el drama sensible, como es habitual en el oscarizado director, el film ha ido recogiendo galardones en casi todos los festivales por los que ha pasado, como el premio del público en Toronto y San Sebastián, o el de mejor guion en Venecia.

Teniendo en cuenta que se está situando como una de las principales apuestas para los próximos Oscar, que la crítica se ha rendido ante todos los aspectos de la cinta (en especial el trío de actores protagonista) y que parece conquistar a todo tipo de público, es posible que se haya convertido en un pez demasiado grande para Sitges, pese a tratarse de una película independiente. Pero, joder, Ángel, que el año pasado te trajiste un blockbuster de estudio sin siquiera anunciarlo. Y McDonagh ya se va mereciendo un poquito de respeto por tu parte. Que está bien que seas muy de Taylor Sheridan, pero otros vinieron antes que él.





2. THE DISASTER ARTIST


Si el año pasado maldecía al Festival de San Sebastián por robarnos una película como La Llegada, que parecía diseñada más para el frikismo de Sitges que para este certamen de boyeros y culturetas, este año le toca a la flamante Concha de Oro. Vamos a ver, señor Rebordinos, ¿no tiene usted suficiente con dramas de rumanos y directores turcos de apellido impronunciable? ¿Tiene también que arramblar con el cine de Hollywood? ¿No le parece que no tiene caché? Y encima una comedia de James Franco y Seth Rogen, eso es muy vulgar, aunque sea de cine dentro del cine. Peor todavía es que trate del rodaje de una de las peores películas de la historia, The Room: ¿está acaso usted defendiendo el cine cutre? ¡Pero si esa es una de las competencias de Sitges! ¿Por qué cree que todos los años se siguen proyectando aquí películas de un director tan abominable como Jesús Franco (que no James)? ¿Por reivindicarle? ¡Nooooo!

El caso es que, si el año pasado nuestro artículo predijo que la cinta de Denis Villeneuve sería la sesión sorpresa del festival, este año la que tiene todas las papeletas es esta. ¿Qué por qué? Aparte de por haber recibido la aclamación unánime de crítica y público y por ser temáticamente imprescindible, si os fijáis en la programación, este año no hay ‘sesión sorpresa’ sino ‘maratón sorpresa’. Os lo traduzco: una sesión doble en donde se emite primero The Room y después esta película. Puede que sea psicológicamente agotadora, incluso deje cicatrices en el alma imposibles de sanar. Pero también puede que acabemos todos rulando de risa por el suelo con la inutilidad de Tommy Wiseau y compañía, y que a partir de este año cuando veamos a Ángel Sala por la calle le gritemos “OH HI ÁNGEL!”.





1. BLADE RUNNER 2049


Sabíais que era inevitable que este fuese el número 1. No os hagáis ahora los sorprendidos.

Cuando el año pasado se anunció la fecha en la que comenzaría esta edición del festival, y que de hecho no lo haría en viernes como de costumbre, sino en jueves, dándole un día más, muchos se preguntaron por el motivo para este cambio. Y no lo buscaron en el 50 aniversario ni en el crecimiento de público. En lugar de eso, echaron un vistazo al calendario. Y se dieron cuenta de una fecha que tenían marcada en rojo, justo un día después de la inauguración notificada: el estreno de Blade Runner 2049, dirigida por Denis Villeneuve, viejo conocido de Sitges tras mostrar aquí tanto Enemy como, unos días antes del anuncio en cuestión, La Llegada. Blanco y en botella: película de inauguración asegurada.

Lamentablemente, blanco y en botella también puede ser suavizante Hacendado, y la secuela de uno de los títulos fundamentales de la historia de la ciencia ficción no se verá en Sitges. De hecho, todos vosotros estaréis disfrutando de un film que, según las primeras críticas, es una obra maestra a la altura del original, mientras el resto de los que teníamos marcado en rojo el calendario vamos recorriendo la ciudad de Sitges arriba y abajo viendo a Guillermo del Toro, Vince Vaughn, Santiago Segura, Javier Olivares, el ego de Javier Olivares, o cualquier muerto de hambre que presente película en Brigadoon. Y vosotros con vuestros orgasmos, vuestras teorías locas y vuestros spoilers a granel por redes sociales, para que los que estamos en Sitges pasando penurias alimentarias (y alguna cinematográfica) nos sepamos de memoria las casi tres horas que dura. Y que cuando regresemos a nuestra vida normal; cuando, tras el necesario periodo de descompresión, volvamos a una sala de cine para ver todo lo que se nos ha quedado pendiente durante nuestro retiro monacal; cuando, tras casi un mes de inflarnos las expectativas hasta el no-planeta de Plutón, podamos hincarle el diente a los replicantes, ya no nos quede ninguna sorpresa. Por vuestra culpa, bastardos. Me estáis jodiendo la vida. Iros a zurrir mierdas con un látigo.





BONUS. CUALQUIER PELÍCULA DE TOBE HOOPER


Dicen las malas lenguas que Ángel Sala se llevaba mal con Tobe Hooper. Rumores quizá sin fundamento, pero que merece la pena rescatar a la luz de la total ausencia de películas del director en esta edición, pese a su reciente fallecimiento. Guste o no, su cine ha sido casi tan importante para el género de terror como los de George A. Romero (que sí tiene un pequeño homenaje, aunque seguramente se deba a que La Noche de los Muertos Vivientes sale gratis), Dario Argento (que estará en el festival con uno de sus clásicos, Suspiria) o Wes Craven (cuya muerte tampoco tuvo presencia alguna el año pasado).

Aunque en la programación se incluya Leatherface, nueva entrega de la saga iniciada por Hooper con La Matanza de Texas, este film ya se proyectó el año pasado. Así que sería oportuno, pero repetitivo. Tampoco vamos a pedir que rescaten Poltergeist, cuya autoría sigue siendo hoy puesta en duda. Pero ya que Stephen King vuelve a estar de moda, ¿por qué no El Misterio de Salem's Lot o The Mangler, la peli de la máquina de lavar en seco caníbal? También se podría tirar de ciencia ficción con Lifeforce. Fuerza Vital o el remake de Invasores de Marte. O recuperar su colaboración con John Carpenter en Bolsa de Cadáveres. O proyectar alguno de los episodios que dirigió para la serie Masters of Horror. O alguno de sus últimos títulos, inéditos en España (Destiny Express Redux y Djinn). Opciones había, Ángel. Y no parecen caras.



PD: Estas son las 25 seleccionadas, pero no han sido las únicas que he tomado en consideración. De primeras he descartado los blockbusters que nunca suelen pasar por festivales (Star Wars: Los Últimos Jedi, Ready Player One, Bright, la nueva entrega de la saga Cloverfield que por supuesto se mantiene en secreto…) y las que se han estrenado antes del comienzo del certamen (El Juego de Gerald, Madre!, Pequeño Demonio, Death Note…). También aquellas que solo se podrían relacionar con Sitges tangencialmente (The Square, Happy End, Song to Song, Hostiles, Mary Shelley…). Luego hay películas de directores reconocidos en el género, pero aún no están terminadas y llegarán el año que viene, como los nuevos films de Alex Garland (Annihilation, que se estrena en febrero), Duncan Jones (Mute, que se verá vía Netflix), Andrew Niccol (Anon), Rodrigo Prieto (Down a Dark Hall) o James Franco (Future World). Otros realizadores conocidos sí que tienen obra terminada, pero The Book of Henry es a todas luces una castaña (se dice que es en parte responsable del despido de Colin Trevorrow del Episodio IX de Star Wars) y me niego rotundamente a incluir Jeepers Creepers 3: Cathedral porque Victor Salva es un ser despreciable.

Por su parte, entre las cintas menos conocidas que se han quedado en el tintero están Terminal (que, pese al título, tampoco parece estar terminada), Imitation Girl, Cold Hell, Haunters: The Art of the Scare, The Strange Ones, He's Out There, Tau, Delirium, 1922, Ghost Stories, American Fable; o, entrando en el terreno de los films con críticas mediocres, Rememory, Planetarium, The Vault, y seguro que Patient Zero y Replicas, que aún no las ha visto nadie pero atufan desde aquí.

 

Fuente: CINeol | Visitada: 2002 veces