Una horterada de película. Mira que Disney ha hecho alguna que otra película deportiva blandita, pero es que esta, sin ser Disney, sería hasta ñoña para ellos. Sigue todos los patrones habituales del subgénero: superación, trabajo en equipo, exaltación de valores humanos,... Lo habitual pero en cutre, con algunos diálogos casi ridículos y encima regado con un discurso pseudoreligioso que tira para atrás. Y lo peor de todo es el pedazo de dramón que se monta cuando
pierden su primer partido tras 150 victorias consecutivas
, que solo falta que se suicide alguno. Para más coña, hay un momento, ese sí, con mucho más carga emotiva donde escarbar y ahí no se ponen tan tiernos.
4/10