Mood Indigo

[Staff CINeol]

Ficha


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[Damned Martian]

Me da la impresión de que Michel Gondry tiene la mente demasiado inquieta como para aprender de sí mismo. Y no tiene término medio. O te filma algo impersonal como The Green Hornet, o te hace un delirio como este, donde desde el minuto uno te bombardea con una nueva ensoñación cada tres segundos. Quizá porque tenía mono de irse por las ramas, tras la experiencia en Hollywood. El caso es que en esta peli no acaba de funcionar. Primero entra demasiado a saco, y su falta de disciplina tras la cámara hace que sea todo bastante caótico y cueste horrores entrar en su juego. Y luego, sus continuas disgresiones creativas entorpecen el desarrollo de los personajes, hacen que el enamoramiento entre los dos protagonistas sea demasiado brusco y rápido, que no acabemos de conocerles bien y por tanto los sintamos menos cercanos. En lugar de sumergirnos en un mundo soñado, nos poner una barrera de gadgets y diseños de producción para que nos alejemos de él. Es como el niño que se encierra en su habitación a jugar solo y no deja que los demás compartan sus juguetes.

Luego va mejorando, quizá por un lado porque uno empieza a acostumbrarse a la narrativa caprichosa del filme, quizá porque el cambio progresivo de tono hacia lo más dramático le sienta muy bien. Acorde a la creciente tristeza y pesimismo que van impregnando la cinta, las ensoñaciones van disminuyendo y se centran sobre todo en desarrollar las ya vistas en contextos diametralmente opuestos, lo que da mayor familiaridad y hace que toda esa parte sí que acabe conquistando. El final es sencillamente brillante, a un tiempo aterrador y emotivo, un grito de desesperanza en una película que vivía de los sueños naife, algo que va totalmente a contracorriente de lo habitual en el género. Aquí sí que hay cercanía, honestidad, aun sin renunciar a los toques de ingenio. Y por el camino, además, deja algunas puyas bastante jugosas a todos los estamentos de la sociedad, especialmente la cultura y la religión.

7/10

[In the Flesh]

Es verdad que empieza tan en materia que uno siente querer irse de ahí, demasiada floritura con patas. Pero de alguna manera vas entrando, mas pronto de lo que se espera, entre los chutes de colirio de Jean Saul Partre y el casanova de Nicolas.


Es un delirio, efectivamente, un decrescendo continuo desde la euforia y la ensoñación más acusada, pasando por instantes de realidad opresiva, hasta la más oscura de las depresiones y distorsíon pesimista de la realidad. Un manejo del lenguaje visual soberbio a mi parecer, con ya no usos de los colores según los estados de ánimo, sino usando todos los recursos a su alcance de forma mutante conforme avanza "el proceso".



A mi me ha maravillado, quizás es porque esperaba una cosa muy liviana y gratuita. Es cierto que el núcleo de la historia no es nada nuevo, pero la manera de desarrollarlo es fabulosa y embriagadora. Simplemente me gusta mucho cómo Gondry entiende ese "otro" cine, quizás un poco fuera de onda a estas alturas.

8/10