Bueno, bueno, menuda salvajada que acabo de tragarme. He de decir que en ninguna película había visto semejante regodeo en la humillación, mutilación y destrucción del cuerpo humano, hasta unos niveles que de puro grotesco llegan a ser hilarantes; y eso que está en blanco y negro, en color ya tiene que ser la bomba. Sin embargo creo que hay aspectos más interesantes en esta propuesta que el simple gore, y es que, más allá de su calidad, este díptico en camino de convertirse en trilogía tiene mucha tela dónde cortar.
En primer lugar, decir que me ha gustado más que la primera parte, pero que aún así no me parece una buena película, y creo que a Tom Six le puede su ansia por impactar al desprevenido espectador por encima de otros aspectos cinematográficos. Sin embargo, sería injusto negarle su inteligencia y originalidad, pues con esta Full Sequence ha dado la vuelta completamente a lo que hizo en la First Sequence, en todos los sentidos, pues no solamente ha cambiado al improbable doctor psicópata, personaje prototípico de la más delirante serie B que quepa imaginarse, por un ser mucho más repugnante físicamente y a la vez mucho más cotidiano, y por eso mismo más terrorífico, que aquél (algo que además aprovecha para burlarse de los fanáticos más pajeros del cine de sangre y vísceras), sino que, en lo que parece una afirmación paradójica, reemplaza el estilo y el desarrollo realistas de su anterior película (realistas dada la situación de la que se parte, claro), ambos deudores de lo que sería un Michael Haneke de resaca, por un estilo radicalmente distinto, artificioso y grotesco a más no poder, tanto por la fotografía y puesta en escena expresionistas (que parecen un homenaje a
Cabeza Borradora), como por la caracterización de los personajes y los múltiples detalles que parecen alejar la propuesta de cualquier realidad reconocible y acercarla más a lo que sería la oscura fantasía de alguien terriblemente perturbado, siendo sin duda el principal de ellos
la total ausencia de la policía, algo increíble tratándose de un parking en el que han desaparecido como 20 personas, y que choca más teniendo en cuenta cómo en la primera película sí que hacen su aparición dos agentes (fatalmente introducidos, eso sí) investigando las desapariciones de las víctimas, algo que ocurriría de manera similar en el mundo real...
De este modo se deduce que Six, en ved de tirar por lo fácil dentro del cine de terror de consumo, ha optado por una rocambolesca pirueta metalingüística en la que reemplaza un punto de partida totalmente delirante (doctor alemán loco que secuestra personas porque quiere "fabricarse" un ciempiés humano con ellas, para matar el rato, se debe suponer) con un desarrollo "realista" y por ello mismo plano e insípido a más no poder (pues una vez queda clara la idea de partida no hay mas donde rascar), por un punto de partida mucho más realista e inquietante (hombre reprimido y traumatizado por abusos sexuales de la infancia que se obsesiona con una película de terror hasta el punto de querer llevarla a la realidad) con un desarrollo delirante que más bien parece seguir la lógica de una mente perturbada. Sin embargo, y aunque se ha ganado con el cambio al resultar esta secuela más sugestiva que su predecesora, la película falla por su regodeo constante en la sangre y la violencia en detrimento de explotar la conseguida atmósfera malsana y pesadillesca creada a través de la puesta en escena; y por violencia no me refiero a la horrible orgía final, necesaria y lógica dado que no se trata sino de un "remake" casero de la primera parte que el bueno de Martin lleva a cabo como puede con los medios a su disposición, sino de la gran cantidad de tiros, golpes e insertos gratuitos (el más llamativo el del coche, atención los más sensibles...) que Six introduce a lo largo del metraje y que no hacen sino fastidiar lo que podía haber sido una genial comedia negra surrealista en la onda de Lynch o de los hermanos Coen. De hecho las mejores escenas venían casi todas incluidas en el trailer, así que para los que lo hayan visto no hay demasiadas sorpresas al respecto.
En fin, una lástima que algo con tantas posibilidades no despegue por permanecer demasiado dependiente de la intención de provocar a toda costa, aún así me ha gustado más que la primera y considero que tiene bastante miga, así que le voy a dar un 6 justo, y con mucha curiosidad por ver qué diablos se saca de la manga este enfermo realizador para la tercera parte...