Magnífica película, una especie de versión "de calidad" de Torrente con un Segura antológico y una puesta en escena que se asemeja, tanto en situaciones como en estética, a aquellos tebeos a cuyos autores homenajea. Y es que la primera parte de la película no es otra cosa que una gozosa comedia picaresca, con un protagonista entrañable dentro de su enorme caradurez y unos secundarios igualmente carismáticos sin caer en en el trazo grueso: particularmente me gustó el personaje de Alex Angulo, del cual imaginaba que
acabaría como pérfido delator de los empleados republicanos, algo que para mi sorpresa se evita
, quedando como un sencillo funcionario franquista con mentalidad de la época, ni buena ni mala persona, alguien que sólo quiere realizar su trabajo de la manera más efectiva posible... y que choca con el carácter ácrata y rebelde de Vázquez, como dos caras de una misma sociedad en pleno proceso de recuperación económica y moral.
Y cuando el filme lleva más de una hora de metraje y amenaza con repetir sus (estupendos, por otro lado) recursos cómicos, Aibar sabe dar un afortunado giro que transforma al prota en víctima de la misma sociedad de la que antes había abusado, enriqueciendo un discurso que estaba a punto de agotarse por la otra vía.
En resumen, tenemos una deliciosa película que si en algo falla, como bien ha indicado Martian, no es en lo que muestra sino en lo que se deja de lado: y es que la película pasa muy por encima de la faceta de Vázquez artista, quedándose coja en la explicación de cómo alguien con el morro de ese señor podía ser tan respetado en su trabajo... es cierto que a quien no sepa nada de él le resultará extraño semejante situación, y que si me pusiera tiquismiquis no debería darle la nota que le he dado, pero teniendo en cuenta el soplo de aire fresco que esta cinta ha supuesto para mi dentro de este más bien triste (cinematográficamente hablando) puente, le voy a mantener el 8. Sí, señor, SS ha vuelto al cine de calidad