Ficha
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Moderador: Damned Martian
Pese al explícito título, la película no habla solo de la vergüenza que se siente cuando uno está perdido y no sabe afrontar sus problemas. Habla también de huidas hacia delante, de verdades incomodas, de ojos vendados que se resisten a destaparse, de desconfianzas propias y ajenas, de errores sin reparar, de intentos de redención, de soluciones fáciles por cobardía, pero sobre todo, habla de personas que creen estar haciendo lo que deben cuando en realidad, hacen lo que creen que deben hacer sin plantearse las consecuencias. Y todo ello, contado con una sencillez apabullante, con una escenografía mínima, y una estructura que bien podría trasladarse al teatro ya que todo su peso recae en los diálogos de los personajes.
La película tiene dos partes bien diferenciadas: cuando la pareja empieza a plantearse renunciar al hijo, y la visita de la asistente social que ocupa casi toda la segunda mitad donde llegamos a conocer a fondo a la pareja protagonista. Pese a que el guión está escrito con un pulso impecable y los personajes están perfectamente dibujados, es justo reconocer el gran trabajo de todo el reparto en lo que es sin duda otro gran acierto para el departamento de casting. A Alberto San Juán no vamos a descubrirle ahora. Uno de los mejores actores españoles de la actualidad, que se mueve igual de cómodo en la comedia más desmadrada que en el drama más intenso. Aquí vuelve a dar un recital interpretativo con un personaje con muchas capas internas que se irán mostrando a lo largo del metraje, pero sin duda, su personaje crece más incluso por las grandes réplicas que recibe. Natalia Mateo, actriz joven con corto recorrido aún, interpreta a su mujer, la cual comparte sus mismos miedos pero se aferra a no renunciar, la actriz peruana Norma Martínez, como la empleada de hogar contratada para cuidar del niño, pensando que al ser del mismo país congeniarán mejor, y Marta Aledo como la asistenta social que evaluará su capacidad de adopción, entregan una actuación de altísimo nivel sacando petróleo de cada escena de la película.
Para que una película sea buena no le hace falta recibir ningún premio. La historia del cine está de hecho repleta de cintas míticas que en su día fueron poco valoradas, pero a nivel patrio, estrenar una cinta de tanta calidad el mismo año que Almodóvar o Amenábar estrenan sus trabajos, conseguirá que al no gozar ni mucho menos de la misma promoción, esta cinta se vea perjudicada en cuanto a la atención que se merece se refiere. Me gustaría apostar por esta cinta para los próximos Goya, pero ya sabemos como funcionan los premios en este país.
Muy recomendable.
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