por Villano » 28 Ago 2008 22:16
A la vista de dónde había dejado el listón en sus últimos trabajos, estaba claro que a Francis Ford Coppola le hacía falta tomarse un descanso para regenerar la inspiración y buscar nuevas ideas. Y ni que decir tiene que se ha tomado su tiempo, pero no ha sido en vano. Coppola está de vuelta para demostrar que el gran cineasta que en los 70 fue encumbrado a los más altos altares del cine aún sigue ahí, latiéndole, dispuesto a sacar el mejor provecho de una historia para crear una película de calidad superior. Y eso es lo que ofrece. Una historia contada con clacisismo y sobriedad, sin por ello renunciar a ofrecer una puesta en escena vistosa, que llene los ojos del espectador, del cual Coppola confía en su inteligencia al expresar las emociones de una forma contenida, con sensibilidad pero sin afectación, empleando siempre un tono muy maduro, cultivado y sutil. De hecho, las cosas más sensacionales de esta película se dicen indirectamente, en segundo término. Eso, creo yo, es algo que sólo está al alcance de un director de casta.
En su regreso ha hecho borrón y cuenta nueva, pero no se ha divorciado del viejo Coppola. Al verla, cualquiera podrá ver en el personaje que Tim Roth interpreta magistralmente (cómo clava los gestos cuando hace de viejuno) claras remisencias al Drácula que él mismo hizo o a Michael Corleone cuando trata el peso del paso del tiempo: una buena parte de su mejor cine está resumida en Youth Wihtout Youth. En esta ocasión a su temario añade su meditación acerca de las metas personales que sirven de motor, de cómo a pesar que puedan surgir otras de mayor envergadura y relevancia, las que lo sostienen y lo alimentan todo son las más primarias; habiendo lugar también para las inquietudes científicas, como el origen de las lenguas, la reencarnación o el misticismo, que lejos de ser referencias culturetas gratuitas, sirven para mover la película y darle más fondo. Y cómo buen cinéfilo que es, no se olvida de colocar muy adecuadamente referencias a algunas de sus películas preferidas como El Tercer Hombre. Todo eso sirve como poderosa y sólida base para en primer término narrar una emotiva historia de amor postergada en el tiempo, con un profesor que halla conocimientos inalcanzables para la mayoria de seres humanos, pero que a cambio de ser un cruce entre el Fausto de Goethe y el superhombre de Nietzche se verá esclavizado a su desbordante talento ya que por un lado deberá ocultarse de todas las potencias que ambicionan sus servicios y por el otro, a nivel personal, quedará totalmente obsesionado por su propia búsqueda.
No es una película fácil de digerir. Y su cambio de talante seguramente decepcionará a bastante gente, acostumbrada a otro Coppola más truculento. Y además es un poco densa, su ritmo no es de consumo y contiene una cantidad importante de mensajes que con un solo visionado no se pueden absorber, hay que verla muy concentrado, pero creo que el esfuerzo al final quedará de sobras compensado. Es una obra bastante atípica, por encima de los convencionalismos o de exigencias de mercado y tiene toda la buena factura, toda la sofisticación y toda la poesía que se le ha de pedir a una gran obra lírica. Todos sus aspectos son de una calidad superior: la puesta en escena, las actuaciones, la banda sonora... comprenderé que a la gente no le pueda gustar, pero su pedigrí es incuestionable. Un 9/10.