por Vanderhoff » 26 Ene 2006 11:58
Bueno, ahí va la crítica de mi blog.
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Michael Haneke está poco a poco creando marca dentro del mundo del cine. Sus películas tienen un sello muy concreto que las hace especiales y realmente diferentes. No se asemejan ni al cine de autor corriente, aunque sea cine de autor, ni al cine espectacular americano, aunque tenga escenas realmente espectaculares. Su gran éxito llegó de la mano de Isabelle Huppert con La pianista, pero la película que más se asemeja con Caché es Funny Games, una obra maestra de la manipulación del espectador que durante cien minutos nos aterrorizaba sin ninguna misericordia. Ya entonces empezó un juego con el espectador que en Caché desarrolla hasta desesperar al público, que asisten desconcertados a la ruptura de las reglas de uno de los géneros con mejor reputación en las salas: el thriller.
Porque thriller es Caché, y argumentalmente hasta algo convencional. Conocemos a Georges, Anne y su hijo Pierrot, una familia francesa acomodada con una vida de felicidad, tranquilidad y éxito. Todo es normal hasta que empiezan a recibir paquetes en los cuales sólo hay una cinta de vídeo con una grabación de dos horas de la entrada de la casa de la familia. Al principio no le dan mayor importancia pero poco a poco las cintas se repiten, se enriquecen con dibujos desagradables y se trasladan a otros lugares. Georges se da cuenta de que todas las imágenes tienen un nexo común que le retrotraen a su pasado más olvidado, ese pasado que nos persigue incluso aunque nos hayamos olvidado de él. La vida de Georges y Anne se ve poco a poco alterada y entre ellos surge la desconfianza, el nerviosismo, la tensión. Haneke nos vuelve a dar una lección de cómo una vida de apariencia tranquila y sosegada puede en realidad venirse abajo con tan sólo un par de movimientos inoportunos, cómo nuestra existencia se basa en una supuesta paz que en realidad es un teatro que nos permite sobrevivir. Al final, muy al final, el juego de Haneke se muestra como una experiencia de manipulación fantásticamente rodada que nos dejará perplejos, pero esta parte es mejor verla.
Haneke se dedica durante las dos horas a desarrollar muy lentamente la trama, lo cual puede exasperar a unos cuantos, logrando un thriller que lejos del frenesí americano es pausado. En Caché se prolongan las escenas hasta la saciedad; apenas hay corte y montaje sino planos secuencia o cámaras estáticas que ruedan lo gestos más mundanos. La dirección logra tensar al espectador hasta sentir lo que es la palabra thriller, y al final esa sensación es lo que Haneke más persigue. Al igual que Hithcock rodaba con sus McGuffins, sus excusas argumentales que le servían de soporte a su teatro cinematográfico, Haneke plantea una trama de difícil solución con el propósito de agarrotarnos y mantenernos en vilo durante dos horas.
Además de ésto una película que arrasa en los Premios de la Academia Europea y cuyo director se lleva la Palma de Oro en Cannes debe tener algo más, y en Caché tenemos un par de actuaciones de quitarse el sombrero. Daniel Auteuil tiene una larga carrera en el cine de autor francés y resuelve con brillantez un personaje lleno de contradicciones y cuya conciencia oscila entre la culpa y el pragmatismo. A Juliette Binoche no hay que descubrirla y su actuación es también de sombrero. En todo momento ambos personajes y su hijo, los diálogos, los amigos y todo lo que ocurre en la película son totalmente creíbles. Las reacciones son las que tendríamos todos, los diálogos son los que tendríamos nosotros y todo ocurre con una lógica aplastante en contraposición a la inverosímil trama de misterio que rodea a la familia.
Caché es una película no realizada para todos los gustos. Los que estén acostumbrados al ritmo del cine americano sucumbirán al aburrimiento y no entrarán en la película, pero los que se dejen manipular por Haneke entrarán en un juego cinematográfico de altos vuelos con alguna escena imborrable y una sensación final de perplejidad total. Ésto, más que nunca, es cine en estado puro.
8,5/10