"El hombre de MacKintosh" no marcará un antes y un después en la impecable carrera de Huston, pero es interesante ver desenvolverse al maestro americano en una trama clásica de espionaje. El asunto versa sobre prisioneros políticos, traidores y agentes dobles, a caballo entre Reino Unido y Malta, como si de una peli de James Bond se tratara. Paul Newman es el susodicho hombre de MacKintosh, un personaje que, ciertamente, más que un hombre parece una navaja suiza, de recursos prácticamente ilimitados. Siguiendo un poco con las similitudes entre nuestro protagonista y el agente 007, Newman interpreta un papel hecho a su medida: cínico, mujeriego y desencantado, casi da la sensación de realizar su labor a regañadientes, como si ajustara una vieja cuenta con su amigo MacKintosh. Por otra parte, su excelente forma física y particular ingenio le hacen salir siempre triunfante de una serie de situaciones, no por apasionantes, menos peligrosas. Cosa curiosa, y que nos da una idea del talento de Newman, es que este film data de 1973, el mismo año de "El golpe", en la cuál, por increíble que parezca, éste parece mucho más viejo.
Con guión más o menos sólido de Walter Hill (flojea un poco hacia el desenlace), Huston, siguiendo a su mentor Raoul Walsh, dirige con mano sobria y pulso firme un trepidante producto de acción, que mantiene el interés en todo momento y en el que nada sobra. El final, como acabo de apuntar, es quizás lo más inverosímil y predecible, pero el buen hacer de los actores (tanto James Mason como la muy guapa Dominique Sanda están estupendos) y la renuncia a la historia de amor, lo compensan bastante bien.
Como último apunte, destacar que la película contiene una de las mejores persecuciones automovilíticas, con emoción y originalidad a partes iguales, que he visto en mucho tiempo. En definitiva, una obra deliberadamente menor, pero de una calidad que ya les gustaría a los directorcillos actuales. Nota: 7.5/10
P.D: Si alguien lee ésto, pofa, subirme el comentario a la ficha, q está muy solita