por Villano » 10 Dic 2007 19:02
Todas las novelas de estética decimonónica se merecerían, como mínimo, gozar de una adaptación cinematográfica com la de El Abuelo. Todas esas novelas de Zola, Flaubert, Galdós, Wilde, Tolstoi, etc.. deberían poder traspasar las páginas a la pantalla con esa fidedignidad, con unos actores competentes interpretando a sus personajes, con una puesta en escena efectiva y respetuosa, en resumen que se viviera el espíritu de sus páginas en imágenes tal cual.
Todo y que peca de tener algunos momentos demasiado dados al melodrama y que se abusa de una banda sonora que se acaba haciendo algo repetitiva, Garci consigue llevar cabalmente la historia y narrarnos con un punto de meláncolia muy medido una historia sobre el desmorone de un mundo y sus valores, la hipocresía, el interés, el desagradecimiento. El principal mérito que le veo es que en vez de caer en un maniqueísmo facilón, Garci consigue presentarnos a dos personajes (Don Rodrigo y Lucrecia) con dos formas muy diferentes de entender el mundo sin pretender que una sea mejor que la otra. Lucrecia es más frívola y cuida mucho las formas, Don Rodrigo es brutalmente sincero y anacrónico, dos personajes bien confeccionados que al encontrarse ofrecen momentos verdaderamente memorables.
Teniendo en cuenta el tipo de historia, creo que el clacisismo cinéfilo le va que ni pintado para narrar la historia y que respete el espríritu de la obra original. Respetuosa o no, la verdad es por si misma que la puesta en escena de Garci es bastante competente, bien cuidada, transmite un cariño por las formas y un profundo conocimiento del medio, es un buen artesano de la imagen que nos impone cual es su idea sobre lo que debe ser el gran cine: quietud con momentos de tormenta.
Y de la actuación de Fernando Fernán Gómez habría para escribir un libro entero. Está de lujo, incomensurable. Quizá sea por que, como dijo Danny Rose, Fernán Gómez era en sí un personaje anacrónico y por ello, la forma de expresarse de Don Rodrigo, en vez de parecer que esté vulgarmente recitando le sale con total naturalidad. Un personaje duro, orgulloso, pero que sabe hacer convivir en él la rugiente furia y la cálida ternura, cada una en su momento. Teniendo en cuenta que Fernán Gómez está sublime y que es el alma de la pelíciula, eso deja en una situación comprometida al resto del reparto, que no obstante consigue no desentonar y crear personajes que puedan rodearle sin graves disonancias. Cayetana Guillén Cuervo sin ir más lejos está bastante bien, sabe hacer aflorar la fragilidad que hay en el fondo de su personaje en el momento preciso. De Pío Coronado, el personaje que interpreta sensacionalmente Rafael Alonso parece que está puesto ahí para que compadecerte de él, lo que pasa es que en vez de aborrecerle, Alonso está tan tierno y entrañable que es imposible no ponerse de su lado. Tronchante la conversación sobre el suicidio, casi el mejor momento de la película.
Otro reproche que le tengo que hacer a Garci es que me ponga esos doblajes. Las voces que les pone a las niñas quedan como un peo y no creo que hiciera falta doblar a Rafael Alonso tampoco. ¿Por qué doblar a actores españoles hablando español? Roza lo absurdo, la verdad.
Una película emotiva, conmovedora, agridulce, pausada, turbulenta en ocasiones, cínica en otros, que también presta a la reflexión. Le iba a poner un 7 alto, pero Fernán Gomez está tan portentoso que le pondré un 8 bajo.