por Villano » 19 May 2010 15:14
Yo no sé por qué no me fio más de las intuiciones, seguro que así me ahorraba unos cuantos de estos mojones infumables. Bueno, intuiciones no, que la teoría de los carteles coreanos es una ciencia exacta que nunca falla. Pongamos el caso de una comedia. Si el cartel está lleno de colorines cantones y los personajes aparecen congelados en pleno ataque de gilipollez aguda, es que te espera una película gilipollesca llena de colorines esterilizada de cualquier indicio de vida cerebral. Si es una película romántica y aparecen dos guaperas en actitud melosa con fondo difuminado, mejor sal corriendo.
El punto de partida es potencialmente cachondo. Un tipo naufraga... en una isla al lado mismo de la ciudad, pero está igualmente aislado y, en vez de los frutos de la naturaleza, se ha de apañar con los deshechos y porquerías en general. Pero enseguida aflora el humor tontuno, las gracietas de parvulario y eso no hay cristo que lo arregle. Y como hasta el mono que está puesto en la silla de director se da cuenta que con esos mimbres no se puede hacer un cesto, lo apaña colando una ikkimori (los esfuerzos por hacerla parecer como una friki desaliñada son inútiles, sabemos que oculta un chocho sabroso) que no tiene otra finalidad que la más obvia posible. Es decir, justo lo que faltaba para acabar de jorobarla.
Pero bueno, no nos pongamos nazis. Si te ríes de cosas como ahora ver a un tío que jala como una lima, que es tan torpe que al pescar se lanza el arpón al propio pié o que se trastorna y se inventa un amigo imaginario que es un espantapájaros con una cara dibujada en una lata (¡Qué guiño tan rebuscado y excéntrico a Náufrago! ¡De verdad que no puedo con tanto ingenio!) y que como colofón aparezca un repartidor de comida rápida que ha tenido que ir hasta el quinto pino con un patinete para entregar un pedido, pues adelante a toda máquina. Con esta película vas a quedar bien servido. Pero si por el contrario ya hace que no te ríes con las películas de Rob Schneider o Chris Rock (que es a lo que equivale el este engendro) entonces encuentra actividades más excitantes con las que malgastar el tiempo como ahora cortarse las uñas y ver cuál llega más lejos, asomarte por la ventana y contar cuántos coches rojos pasan o diseccionar los guiones de los anuncios de la teletienda.
¡Pero mira que es esperpéntico el cartelito!