Esta vez, Eastwood pincha en el hueso. La película empieza bastante bien, con ritmo y diálogos muy conseguidos (geniales los discursos que suelta James Woods), pero, a partir de ahí, el metraje va cuesta abajo casi sin frenos. O sea, puedo admitir el inverosímil
leitmotiv de intentar salvar a un condenado a muerte el día de la ejecución, pero si a eso le sumamos la desastrada vida del incompetente personaje de Clint, a nivel familiar y laboral, y la puñetera búsqueda de redención (¿cuántas veces nos va a dar Clint la brasa con este tema?), ya si que la liamos.
En resumen, tan felizmente absurda como la anterior
Poder absoluto, pero bastante más tramposa, reincidiendo una y otra vez en el requetetrillado recurso del flashback. Pero lo mejor es la escena en que nuestro héroe "se cuela" en casa de su colega fallecida y encuentra, en tiempo récord, la información que busca entre docenas de cajas de mudanza
En cualquier caso, se deja ver y resulta muy entretenida, para qué negarlo, beneficiándose, además, del trabajo de unos estupendos Isaiah Washington, Bernard Hill y el malogrado Michael Jeter. Le iba a poner un 6, sino fuera por...
...el absolutamente ridículo final, con la miradita entre Eastwood y Washington, sin dirigirse la palabra. No sólo es una forma absurda de dar a entender que el último se salvó de la ejecución; tb constituye una estupidez como un piano el no saludarse efusivamente cuando le debes la vida a alguien. Y que conste que no he mencionado la inevitable victoria del héroe, que vuelve, cómo no, a redimirse
Nota: 5.5/10