Puede que esta no sea una de las mejores películas que haya visto, pero sí una de las películas en las que más me he emocionado. Como admiradora de Glenn Miller desde que oí hace muchos años la preciosa "Moonlight Serenade", y de James Stewart, al que adoro, la película me ha parecido fantástica. No he podido reprimir tararear durante toda la película, y llevar el ritmo con el pie.
Es lógico que de una vida llena de éxito como la de Miller se hiciera una película. Aunque parece estar hecha con un poquito de prisa, y podía haberse contado mejor para no falsear algunos hechos. Media hora más no le hubiera perjudicado, y se podía haber explicado con más exactitud algunas cosas, como su asombroso final. Yo ya conocía la vida de Miller, pero supongo que quien la vea y no la conozca, el final le habrá dejado un poco dudoso, y con sensación de que es muy precipitado. Aunque bueno, la interesante vida de Miller y su trágico final es más asombrosa viendola en un documental, que viendo la película, la verdad, ya que en este caso la realidad supera a la ficción. De ahí que la sensación sea que se ha quedado corta, sobre todo con el final:
Glenn Miller viajaba en un avión sobre el canal de La Mancha con rumbo a París, pero jamás llegó. No se encontró ningún resto del avión, ni los cuerpos. Nunca se supo nada de lo que pasó, y a lo largo de los años se han creado multitud de teorías sobre su muerte, formándose una auténtica leyenda sobre ella en EEUU. Algunas de las que recuerdo son: que quedó mutilado y quiso desaparecer, que era un espía, que fue prisionero de los alemanes y torturado, que fue derribado por un caza mientras volaban, o que fue un invento de su familia para salvaguardar su reputación, y que murió de un ataque al corazon en un hotel, mientras estaba con una de sus múltiples amantes. Pero la más lógica viendo en las condiciones temporales en las que volaba, es que el avión se cubrió de una capa de nieve o hielo, y se precipitó al mar. Aunque parece ser que alguien vió caer un avión igual que en el que viajaba Miller, derribado por los alemanes.... Así que cualquiera sabe. Lo mejor de todo es que se cree que Miller llevaba consigo multitud de arreglos nuevos, lo que ha hecho que hayan buscado en muchas ocasiones los restos para encontrar esa "mina de oro". Y más curioso resulta aun que se hayan encontrado tantos aviones derribados en esa época, pero no el de Miller
Quitándo ese pequeño inconveniente, he disfrutado muchísimo oyendo el famoso "sonido Miller" en temas como "Moonlight Serenade", "Anchors Away", "In the Mood" (que acompaña a una de las mejores escenas de la etapa de Miller en el frente), "Little Brown Jug"... Y por supuesto viendo a James Stewart, porque sin lugar a dudas, solo él pudo dar vida a Glenn Miller. Está perfecto, como siempre. Además le acompaña la preciosa June Allyson, junto con un fantástico reparto, y unas apariciones estelares, como la de Louis Armstrong.
Otra cosa curiosa es que han cuidado bastante la imagen de Miller, tanto en el aspecto de Stewart, como con objetos y fotografías tan famosas como esta:
Fotografía de Miller que siempre me ha encantado, y no he podido contener una gran sonrisa al ver la de Stewart, que tiene todos los dedos en la misma posición, en un alarde de minuciosidad.
Pero al fin y al cabo, viéndola desde un punto de vista cinematográfico, te queda buen sabor de boca. Un buen ritmo que no aburre, buenas actuaciones, y buenísima música (del guión me ahorro que no es muy fiel, pero eso poco le importa a un cinéfilo al que no le interesa la vida de Miller). Aunque claro, el swing es uno de mis géneros favoritos, pero entiendo que a otros les aburra, lo que haga que la película no les guste nada.
De todas formas, todo amante de la música debería conocer a uno de los mejores músicos de swing que han existido (con permiso de Benny Goodman), y que a pesar de los años y de su ausencia, tiene aun en pie su orquesta tocando por todo EEUU, como bien vaticina la película.
De hecho, recomiendo a quien le guste esta música, que se atreva y vaya a ver en directo una Big Band. El espectáculo es tan entretenido y divertido, que no se arrepentirá en absoluto. Además, sabrá qué música bailaban los jóvenes en aquella época, y el equivalente a nuestra discoteca de hoy en día. Saldrá del concierto casi bailando
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