Moderador: Damned Martian
vallver escribió:A mí la película me gustó muchísimo, había momentos que realmente me conmovieron aunque hubiera preferido que durase un poco menos.
Por cierto, dónde podría encontrar la carta final que le manda a la madre y el monólogo final de Benjamin?
Si alguien lo encuentra lo agradecería mucho
Hubiera resultado jugoso mostrar como Benjamin, en su proceso de crecimiento inverso, va pasando por esas épocas cada vez más joven, rejuveneciendo a la vez que el modo de pensar en EEUU también se vuelve más liberal y abierto.
Mifune86 escribió:
No estoy de acuerdo, ya que pienso que la película hace una reflexión historica profunda pero sirviéndose de detalles, huyendo de la espectacularidad gratuita de, por ejemplo, Forrest Gump, cuyo protagonisa desfila a través de todos los acontecimientos pop de la última mitad del siglo yanki. En este caso, la indagac´n, no sólo en el origen, sino en el destino incierto de EEUU me pareció irreprochable.
Saludos.
Mifune86, esto es un buen debut en el foro y lo demás son tonterías.
Bienvenido
Otnemem escribió:Sigo pensando que comparar esta película con Forrest Gump es un error, yo no sé por dónde véis un parecido claro. Vale que transcurre un largo periodo de tiempo en ambos personajes, y que conocen a distintas personas a lo largo del tiempo, pero tampoco veo un parecido.
Forrest se caracterizaba por eso, por ser efectista, y nada malo en ello, utilizando la míticas técnicas de insertar a Tom Hanks en momentos televisivos famosos, y el tono en mi opinión muy distinto a Benjamin Button.
Sigo diciendo que se parece más a "Largo domingo de noviazgo", tienen la misma fotografía, el mismo tono/color en la imagen, más elaborada la de Button, y aunque coincidan levemente en el tiempo en el cual se inspiran, hasta en eso se parecen. Y añado, la historia, la forma de contarla quiero decir, es incluso del mismo estilo.
De todos modos me gustaría volver a verla dentro de unos meses con más tranquilidad, pues ha pasado un poco como con el Caballero oscuro, que la gigantesca presión creada por las expectativas ahoga a la propia película.
P.D: Espero seguir leyéndote por aquí, Mifune
Mifune86 escribió:
No estoy de acuerdo, ya que pienso que la película hace una reflexión historica profunda pero sirviéndose de detalles, huyendo de la espectacularidad gratuita de, por ejemplo, Forrest Gump, cuyo protagonisa desfila a través de todos los acontecimientos pop de la última mitad del siglo yanki. En este caso, la indagac´n, no sólo en el origen, sino en el destino incierto de EEUU me pareció irreprochable.
Copio y pego lo que ya he dicho en otros foros:
"Desde el principio, sigue una línea marcadamente barroca, con un gusto por lo abigarrado, por la explosión ininterrumpida de sentimientos en imágenes y palabras, pero lo hace con la delicadeza suficiente para mantener el interés en lo que cuenta. Aparte de ser una peli melancólica, evocativa, lírica, llena de personajes entrañables, me gustaría mucho destacar su impresionante reflexión histórica, algo que yo no podía eludir, teniendo en cuenta que la historia de América Latina y América del norte son dos de mis debilidades.
Ya sabíamos de Fincher el interés que tiene en mostrar el rumbo de los Estados Unidos en los últimos tiempos. Radiografió con mucho acierto la cultura del terror en Seven y La habitación del pánico; y en Zodiac, haciendo algo similar, situaba a los personajes ante la necesidad de encontrar una verdad propia en tiempos de zozobra, de enfrentarse al miedo en una época donde prevalece la paranoia, todo ello contado mediante una absorbente trama de reconstrucción periodística. Ésta Benjamin Button escoge la manera de enfrentarse a la historia desde lo particular (el término sería intrahistoria), siguiendo los pasos de Scott Fitzgerald, Unamuno o Alejo Carpentier. La película huye en todo momento de acontecimientos políticos y sociales remarcados, exceptuando la omnipresente Segunda Guerra Mundial, pero teniendo un conocimiento básico de la historia cultural del país, no es muy difícil llegar a la conclusión de que estamos ante una parábola o alegoría sobre el auge y la muerte de Estados Unidos. La historia se abre en el Nueva Orleans de principios del siglo XX: una ciudad en plena decadencia de valores (es interesante ver cómo Medianoche en el jardín del bien y del mal muestra la consumación de este declive), que había tenido su auge como metrópolis durante las últimas décadas del XIX, pero cuyos rasgos "europeizantes" (muy bien detallados por la peli) empiezan a vivir una crisis; y que es, a su vez, la madre del jazz, una de las primeras creaciones culturales poscoloniales genuinamente norteamericanas. Al final, cerramos con la muerte de Nueva Orleans -en un país que no sólo ya no depende culturalmente de Europa, sino que ha exportado al resto del mundo sus propias creaciones culturales- pero a su vez, en una era de escepticismo político, social y económico. Si el ciego visionario había decidido construir un reloj que narraba, de alguna manera, la resurrección de un país, que durante el siglo XX llegaría a su clímax, la sustitución por el reloj digital que, ésta vez, funciona correctamente, marca el inicio de unos nuevos tiempos, representados por esa "niña perdida", la hija, que deberá mirar al pasado (en forma de diario de un hombre fuera del tiempo) para entender y enfrentarse al metafórico huracán que se avecina.
La peli, como hemos visto, huye totalmente de cualquier gran referencia a la historia (o incluso a sus mecanismos): todo lo hace mediante pequeños detalles: como los abundantes diálogos acerca del pasado de los personajes o de sus ancestros; hombres como el indio obsesionado con sus raíces americanas o el propio empresario blanco sureño Thomas Button; o incluso referencias musicales (constantes durante la película) y pequeños retazos de historia social: la liberación individual de los protagonistas durante los años sesenta, en los que las ideas de la "nueva juventud americana" se extendieron como la pólvora desde Berkeley al resto del país. Es precisamente, tras ésta fugaz coincidencia entre Button y Daisy, cuando todo se pierde entre ellos: de alguna forma, ella acepta lo que para él resulta imposible (otra vez simbolismos), formar una familia, sentar la cabeza, llevar la vida conservadora, antes rechazada por ambos. Benjamin vuelve a alejarse del tiempo que le ha tocado vivir, del que tiene una comprensión más madura que el resto de seres que habitan la película. Y desde entonces, los setenta, ochenta y noventa y la consolidación, entre tanto, de los Estados Unidos como potencia total. La muerte de Benjamin Button quizás no sea sino la muerte prematura de ese propio país (marcada en la peli no por el manido 11-S, sino por el huracán Katrina), cuyo siglo XX nació amoldado a valores europeos que ya desaparecían, y que se muere, sin memoria de su pasado y con temor al presente, en plena incertidumbre (Recordemos lo que dice Daisy al hablar de su hija: una niña "perdida").
La peli es un canto, aparte del rollo histórico, al "carpe diem", pero también a unos valores morales de un individualismo americano que no es aquel que hoy en día todos asociamos con el materialismo, sino esa idea que A. Camus recoge en su cita "Ser libre es poder ser mejor". Un individualismo, al fin, humanista (genial cómo en una frase de Button se condensa la mayor crítica desde el punto de vista humano que se puede hacer a la guerra) y libertario, más próximo a las ideas de Thomas Jefferson que a las que han mantenido sus líderes políticos del XX. Un canto a una refundación moral, que será también la creación de una nueva historia para un país que se pierde entre brumas.
Saludos.
El agua siempre se ha considerado el símbolo de la memoria, del recuerdo ("escrito en el agua", cernuda; "Balzac y la joven costurera china", no sé si recuerdas el final...). El hecho de que haya un huracán que cada vez toma más intensidad es paralelo al hecho de que el film se vertebra sobre y mediante el recuerdo, pero no sólo el recuerdo, sino el recuerdo en su máxima intensidad.
Para mí, el huracán refuerza el modo de narrar del film: la intensidad del recuerdo a partir de pinceladas, de situaciones dibujadas con diálogos que no caen en la ñoñería, sino qu son reflejo de la manera de pensar y reflexionar de una mente distinta, sensiblísima....
Fincher ha dejado la mayoría de sus recursos de autor
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