Durante la primera mitad mola mucho, tanto por su poderosa puesta en escena (echando mano de algunos recursos visuales para representar la violencia que ya usara Oliver Stone en
Asesinos Natos, pero sin excederse ni regodearse como este) como por la visible intención de reescribir el sub-género de "familia de psicópatas que vive en medio del campo" que inaugurara
La matanza de Texas desde un punto de vista irónico, tanto por el tratamiento de los jóvenes perdidos como de la propia familia y, sobre todo, de la autoridad, a la que se ridiculiza en una antológica escena en la que cualquier intento de preservar el orden queda brutalmente pulverizado.
Sin embargo, y a pesar de esos logros que la película alcanza durante su primera parte, en la segunda decae al convertirse en una especie de versión real de la atracción del terror que las víctimas visitan al principio, cayendo en una monótona y hasta vulgar persecución plagada de monstruos y golpes de efectos que poco tienen que ver con el humor negro y la mala uva de las situaciones anteriores, a lo cual se le une el hecho de que algunos personajes apenas aparecen perfilados, como si Rob Zombie ya tuviera en mente desarrollarlos en una segunda parte... segunda parte que, por lo que leo, es mejor que esta, y que ya estoy adquiriendo para devorar próximamente con avidez