- Los programas son voluntarios. Si no quieres asistir no vas.
- Falta presupuesto para llevarlos a cabo con eficiencia - sólo con charlas una vez a la semana es difícil hacer milagros.
- No todos los presos se reinsertan - algunos tienen perfiles psicológicos inmunes - y cada unos de ellos genera una gran repercusión mediática que esparce dudas sobre la efectividad de todo el sistema.
Personalmente, yo soy un tecnócrata. En el tema del sistema penitenciario yo daría un vuelco de 180º. Nada de tantos o cuántos años de cárcel: las penas son hasta la reinserción. Hasta que dos (o tres) tribunales distintos e independientes hayan certificado la reinserción del preso no se le deja salir. Habría un tiempo "mínimo" de condena (mucho más pequeño que el actual) pero no un máximo. Evidentemente, hace falta mucha más pasta, pero yo creo que al final te la ahorras porque las condenas serían más cortas, la reincidencia más baja y la población reclusa sería menor, con lo que no haría falta invertir en nuevas cárceles. Por supuesto, esto es muy utópico.
La otra idea es aún más utópica e irrealizable: penas incrementales geométricamente. La idea es acabar con la que, en mi opinión, es la peor de las facetas de la delincuencia: la reincidencia continuada. A diferencia de JuaninDJ, opino que los asesinos son mejores personas que los ladrones. Un asesino suele matar una sola vez en su vida, en una explosión de rabia y frustración. El que sea premeditada lo hace muchísimo peor, desde luego, pero sin embargo sigue sin mostrar una tendencia antisocial - su odio está dirigido a una sola persona, no a la sociedad.
La mayoría de pequeños delincuentes han sido detenidos cien o doscientas veces, por pequeños hurtos y cosas así de poca importancia pero que en realidad constituyen más del 90% de la delincuencia que soporta la sociedad. Afortunadamente, asesinos hay pocos. Yo haría que si robar unos calcetines en el súper cuesta una multa de 20€ (aceptable, me parece a mí: no vas a encarcelar a nadie por unos calcetines), el siguiente hurto dobla la pena.
Parece una gilipollez pero tened en cuenta la progresión: 20, 40, 80, 160, 320, 640, 1280, 2560, 5120, 10240, 20480, 40960. En 12 hurtos pasas de 20€ de multa a casi 7 millones de las antiguas pesetas. Con este sistema se consigue, sobre todo, una "actuación rápida". Los ladrones del mañana son esos quinquis de quince años que se entretienen robando cosillas en supermercados. De ahí pasan a bolsos y carteras o móviles al descuido o al tirón. Y de ahí para arriba. Los polis los detienen cien veces (no es una exageración: la mayoría de los delincuentes adolescentes ha sido detenido más de veinte veces y muchos pasan del centenar), porque cuando eres un nano y estás empezando eres torpe y la pasma te trinca, pero claro, no les puede hacer nada por unos delitos tan pequeños. Si lo hiciésemos así, en cambio, acabarían en el reformatorio - por impago de multas - antes de poder entrar entre los "pesos pesados" de la delincuencia.