La Vida sin Grace
Director: James C. Strouse
Intérpretes: John Cusack (Stanley Phillips) / Gracie Bednarczyk (Dawn Phillips) / Shélan O'Keefe (Heidi Phillips) / Alessandro Nivola (Hermano de Stanley) / Mary Kay Place (Mujer en el funeral) / Marisa Tomei (Mujer en la piscina)
Duración: 85 minutos
Sinopsis: Stanley recibe la noticia de que su mujer, una militar destacada en la guerra de Irak, ha fallecido durante una incursión. Devastado por su muerte, decide llevarse a sus dos hijas a un viaje por todo el país para, juntos, intentar [...]
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Estreno en España: 13 de Junio de 2008
Nota I.M.D.B.: 8,1/10 (13492 votos)

CRÍTICA

La tarea del crítico, su tarea principal, es saber encontrar el tono “adecuado” para hablar sobre la obra que está a punto de considerar, pertenezca al ámbito artístico al que esta pertenezca. Ese ajuste de la lengua inherente en el quehacer del crítico implica que muchas veces, quizás casi el cien por cien de las veces, el resultado que llega a manos del lector se convierta en una lista de tópicos como “inconmensurable actor protagonista”, “guión flojo para lo que se esperaba del cineasta americano…”, o “Hollywood vuelve a engañarnos”, o “lo mejor….” y “lo peor”…., y así un largo etcétera de clichés y frases hechas que, valga la redundancia, hacen de la profesión del crítico y del acto de leer críticas algo realmente mecánico y aburrido. El crítico, pues, tachando el film de aburrido está siendo aburrido él mismo mientras nos aburre a los demás.
Es por eso que hoy, desde mi posición de crítico, quiero tirar a la basura cualquier tópico para, desde la humildad de alguien que ha sentido un hilo inquebrantable de sensaciones variopintas durante una hora y media sentado en una butaca de un cine de Barcelona, adoptar la primera persona para poder construir una suerte de conversación contigo, lector de CINeol, invitarte a conversar conmigo sobre “Grace is Gone”, una película de un tal James C. Strouse que tiene como protagonista a un inconmensurable…, perdón, a una maravilla de actor como es John Cusack y a dos niñas de 12 y 8 años (edad ficticia en el film, rondando la misma en la vida real) llamadas Shélan O’Keefe (recordad este nombre, porque aparecerá de nuevo en las salas de cine) y Gracie Bednarczyk .

Me he preguntado muchas veces por qué el arte ha estado toda la vida acompañando al ser humano, ¿quizás porque es un acto fruto de la necesidad? ¿Necesitamos crear para no caer en la desesperación? Pero lo que más me ha inquietado y me inquieta es que, del mismo que ha habido cultos a dioses y mitos similares, casi idénticos, en distintas partes del mundo, creados por civilizaciones que no llegaron a conocerse nunca pero que reflexionaron sobre el hecho de vivir y morir de una misma manera, resulta que si uno lo piensa las grandes obras artísticas, pictóricas, literarias, cinematográficas, siempre recurren a temas similares: la vida, la muerte, el amor, la venganza, la pasión, el sexo… y así, si reflexionamos realmente sobre ello, obtendríamos una lista quizás no muy larga, realmente estrecha, con miles de matices sí, pero corta, que podría quedar sintetizada bajo las etiquetas “vida y muerte”. Y es que “Grace is Gone” habla sobre la vida y sobre la muerte… Mejor lo diré menos típicamente, como prometí: “Grace is Gone” te pone la piel de gallina desde el primer segundo de película, cuando John Cusack, un enorme físicamente hablando John Cusack se pasea por un almacén, cojeando, y se mete de lleno en la pantalla, y ya no sale hasta… Todavía no ha salido y hace ya unas horas que salí yo del cine. Un John Cusack que acostumbrado a acaparar papeles de personajes con una enorme capacidad verbal y con un gran dinamismo característico, aquí se convierte en un hombre callado, rígido, rigidísimo en todos los sentidos, firme en convicciones en cuanto a política se refiere, defensor de la guerra de Iraq y de la decisión del maldito y malnacido (soy coherente a la primera persona, tal como os prometí) Bush y su equipo.
Pero frente a esta rigidez soberbiamente interpretada… “clavada” por John Cusack, están sus dos hijas, quienes viven, y digo “viven” como personajes de una manera que traspasa los límites de la pantalla, por su credibilidad como hermanas, como niñas con ganas de divertirse, por su dinamismo en cada escena, por sus rostros, por sus inquietudes, por sus sospechas de la desgracia, por la añoranza a su madre, por la preocupación por su padre… Son ellas el verdadero eje de la película, y Strouse lo ha sabido, y ha acertado, y Cusack lo sabe, y el espectador lo sabe y las abrazaría para consolarlas… Pero los responsables de una inútil guerra no lo saben, o no quieren saberlo, o no les importa, y eso es lo que “Grace is gone” quiere hacer: decirles a ellos “que lo sepáis, cobardes”.

(Más imágenes en su galería)

Stanley, Heidi y Dawn (Cusack, Shélan y Gracie respectivamente) son una familia humilde sobre la que cae todo el peso de la crueldad humana. Si una humilde (reitero el adjetivo) familia, ficticia en esta ocasión pero tantas miles de veces reales en otras, puede recibir tanto dolor, también abogo aquí porque ese dolor y el dolor de miles de personas rebote convirtiéndose en un peso de denuncia brutal, en un mensaje de rabia, de odio hacia los responsables de esa crueldad, para lograr canalizar esa rabia hasta convertirla en un canto a la vida para que se detenga la barbarie que sólo pega y desgarra a los que menos lo merecen.
De momento, desde CINeol, aunque sin la repercusión que revistas como Cinemanía, Fotogramas, etc. tienen en el ámbito nacional pero desde la humildad que representa la mayoría de personas que vamos al cine y que alegremente compartimos las opiniones unos con otros en este nuestro medio, os invito a que demos el empuje para que ese dolor de una y miles de familias no quede en vano. Id a ver “Grace is gone”, hacedla grande recomendándola, que haga mella en eso que tenemos dentro capaz de lo mejor y de lo peor, que tenga más repercusión de la que ha tenido en su país de origen, repudiada por muchos con vendas en los ojos, alabada y premiada en otros círculos… Haced, en definitiva, lo que sabéis hacer y lo que os gusta: id al cine a ver “Grace is Gone” y, aunque sea por unos minutos, por unas horas, por toda la vida, cerrad los ojos y pensad en Grace y en sus hijas, para pensar en los vuestros, en quien os espera cuando acabe la película.