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Crítica - Pozos de Ambición

Poster

'Un clásico moderno'

07/02/2008 - Por Luis Carrera

(5/5)

Pozos de Ambición
Director: Paul Thomas Anderson
Intérpretes: Daniel Day-Lewis (Daniel Plainview) / Paul Dano (Eli Sunday/Paul Sunday) / Dillon Freasier (H.W. Plainview) / Kevin J. O'Connor (Henry Brands) / Ciarán Hinds (Fletcher Hamilton) / David Willis (Abel Sunday) / Hans Howes (Bandy) / Paul F. Tompkins (Prescott) / James Downey (Al Rose) / David Warshofsky (H.M. Tilford)
Duración: 158 minutos
Sinopsis: Daniel Plainview, un minero que ha conseguido montar una exitosa empresa de prospección petrolífera, y que ha que criar él sólo a un niño huérfano que ha tomado como hijo, recibe un misterioso chivatazo sobre una insignificante y polvorienta ciudad del [...]
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Estreno en España: 15 de Febrero de 2008
Nota I.M.D.B.: 8,9/10 (19830 votos)


CRÍTICA



Impresionado. Son pocas las veces que sales de la sala de cine alucinado por lo que acabas de ver, y es que con su quinta película, Paul Thomas Anderson, no va a dejar indiferente a nadie. Ninguna película de las que había llevado a cabo tiene parecido alguno a “There Will Be Blood” (un “cero” para el que haya traducido el título). Esta vez nos muestra una historia más sencilla y no tan extremista como por ejemplo la tan amada/odiada “Magnolia”. El paisaje desértico y rocoso en el cual fue rodada también su gran rival hacia los Oscars “No Es País Para Viejos”, no permitía un uso arriesgado de la cámara, lo que le ha llevado a un manejo más práctico de ésta. Basada en la novela de Upton Sinclair “Petróleo” (1927) PTA nos lleva a la California de principios de s.XX y nos cuenta la historia de la codicia, avaricia, de una ambición. El guión perfecto fluye sin descanso durante las 2 horas y media de duración en el nivel más alto, y es que la película descrita textualmente por el propio director es “Una película de terror sobre la historia de California”. No es violenta pero si alcanza los ápices más altos de agresividad en ciertos momentos y se encamina paso a paso hacia la locura.



Y es por culpa de este guión, que Daniel Day-Lewis vaya a alzarse lo más seguro con la estatuilla en la próxima gala de los oscars, porque si algo hace brillar con luz propia al film es él. La cámara no se separa de Day-Lewis prácticamente en toda la película dando su fruto en una actuación impresionante a veces llevada hasta el extremo y haciéndonos ver hasta donde puede llegar el ser humano con tal de conseguir su objetivo. A destacar también la gratificante actuación de Paul Dano (aquel chico enfadado con el mundo en Pequeña Miss Sunshine) que en ciertas ocasiones roza también el límite. Y todo esto montado a lomos de la psicodélica y perturbadora banda sonora realizada por Jonny Greenwood, componente del grupo británico Radiohead, que nos describe la terrorífica psicología de la película y que en ciertos momentos nos hace parecer estar disfrutando del gran Kubrick .

La historia comienza en 1898 en donde Daniel Plainview (Day-Lewis) se va abriendo paso poco a poco para montar su imperio petrolífero gracias a un soplo en Little Boston, una pequeña comunidad californiana. La escalada en su ambición viene mezclada con temas como la familia, “la iglesia de la tercera generación” liderada por el predicador Eli Sunday (Paul Dano), el pecado y la culpa entre los que el protagonista irá luchando para abrirse paso de la manera que sea, en busca de un final que ni el mismo sabe donde está. Nos embarcamos en un viaje que empieza con 15 primeros minutos agónicos marcados por la aterrante banda sonora que termina con un salto en el tiempo para ofrecernos un final apoteósico de auténtica locura donde no se busca terminar de raíz sino abrir aún más las heridas.

Un clásico moderno que con el tiempo se convertirá en obra maestra.

 

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7.54

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