Ang Lee es un director que siempre intenta ir más haya en cada nueva historia que nos cuenta, cambiando de forma camaleónica de genero, que no de estilo, ha tocado desde la (atípica) adaptación del cómic, al Western, pasando por la comedia ligera o el cine de artes marciales, siendo en el drama puro donde probablemente ha conseguido sus resultados más aplaudidos. Sentido y Sensibilidad se embarca dentro de ese género conocido como Drama de época, en el que las protagonistas en medio de un escenario maravilloso acaban enamorándose sin ser correspondidas, la autora de tal relato es la refinada y perspicaz Jane Austen (Orgullo y prejuicio), Kate Winslet y Emma Thomson son sus notables protagonistas.

Una de las grandes capacidades de Ang Lee, es que siempre consigue abarcar temas minoritarios (en este caso la estirada nobleza británica), pero adaptándolos de forma que pueden captar el interés de un amplio sector del público y eso es gracias a la naturalidad con la que muestra sus historias, enmarcando la acción en un lugar de un gusto elegante, y sutil, de paisajes bellos, donde sus protagonistas, viven un relato de pasión, amor platónico, prejuicios, silencios y oportunidades perdidas.

La esposa y las tres hijas de Henry Dashwood (Tom Wilkinson), quedaran en una precaria situación económica, cuando tras la muerte de este y debido a una de esas incompresibles (y poco precavidas por parte de las protagonistas) leyes hereditarias, perderán su dote y deberán abandonar su hogar, teniendo que vivir a partir de ese momento en el campo, de manera más modesta. La historia se centra principalmente en las dos hermanas mayores Elinor (Emma Thompson) y Marianne (Kate Winslet) una muy contenida y otra muy expresiva, conociendo a varios hombres que les marcarán en su vida, sobre todo el Coronel Brandon y Edward Ferrars (Alan Rickman y Hugh Grant) que les harán descubrir la estrecha línea que hay entre la sensatez y los sentimientos, entre el sentido y la sensibilidad.

Hay un par de razones por las que esta acaba siendo una muy buena película, a pesar de tener el problema de una cierta lentitud, sobre todo durante su segundo acto. Esas dos razones son en primer lugar las interpretaciones de todo su elenco, un impecable grupo de actores británicos, que hacen que resulte creíble y compresible que las personas, se comporten de una manera tan complicada en cuanto a las relaciones amorosas y como estas condicionan sus vidas, en segundo lugar esta el brillante guión y la labor del elenco técnico, de ahí que Sentido y Sensibilidad resulte una película tremendamente bien ambientada, el tratamiento de la imagen, la esplendida fotografía, el encuadre , los escenarios, el vestuario, todo te traslada con convicción, a esa época y en cierta manera te atrapa, por encima de si eres o no fan (consumidor) de cine de época.

Todo esto es gracias al talento del director de Brokeback Mountain, en su pericia, minuciosidad, respeto y fidelidad a la hora de recrear la vida de estas familias y en permitir a los actores lucirse en pantalla, destacables son sobre todo unos contenidos Emma Thomson (en uno de esos personajes que lo expresan todo con una mirada) y Alan Rickman (que muestra su cara más sensible), así como Kate Winslet igualmente emotiva en un registro más chispeante y menos discreto formalmente. Junto a ellos un grupo de secundarios de lujo desde unos divertidos Imelda Stauton, Hugh Laurie, o Gemma Jones en papel menos estelar como madre, pero no por ello menos logrado, hasta un recatado Huhg Grant.

Así podemos decir que Sentido y Sensibilidad es un ejercicio de forma y estilo, una muestra de que el amor es más complicado de lo que siempre se nos intenta hacer creer, más allá de diferencias culturales, de época o económicas, cada persona lo siente a su manera y pocos directores lo muestran hoy en día con la honradez de Ang Lee, no se la pierda, probablemente termine enganchado a ella.