CINeol

O utiliza la Búsqueda Avanzada




Crítica - Ellas y Ellos

Poster

'Del mal post-Allen'

18/05/2007 - Por korben dallas

(2/5)

Ellas y Ellos
Director: Bart Freundlich
Intérpretes: Billy Crudup (Tobey) / David Duchovny (Tom) / Julianne Moore (Rebecca) / Maggie Gyllenhaal (Elaine) / Eva Mendes (Faith) / Dagmara Dominczyk (Pamela) / James LeGros (Dante) / Justin Bartha (Jasper Bernard) / Glenn Fitzgerald (Goren) / Bob Balaban (Terapeuta de Tobey) / Ellen Barkin (Norah) / Garry Shandling (Dr. Beekman)
Duración: 103 minutos
Sinopsis: Tom y Rebecca son un matrimonio consolidado con dos hijos que comienza a resquebrajarse por la falta de sexo y el progresivo distanciamiento físico entre ambos cónyuges. Tobey y Elaine son sus mejores amigos, y son pareja desde hace 7 años, [...]
Lea más en su ficha

Estreno en España: 18 de Mayo de 2007
Nota I.M.D.b.: 5'8/10 (1643 votos)



CRÍTICA



Dejándose caer silenciosamente en las carteleras, sin apenas ecos publicitarios ni referencias en los periódicos, llega este film de 2005 que cuenta, de antemano, con un singular y muy atractivo reparto: Julianne Moore, David Duchovny, Maggie Gylenhall y Billy Crudup, dirigidos todos ellos por la batuta de Bart Freundlich, esposo en la vida real de su actriz protagonista, a quien ha dirigido –también con Crudup- en otra ocasión en la desconocida en nuestro país World Traveler.

En este Ellos y ellas (Trust the man, en el original) Freudlich explora las relaciones humanas en la ciudad de Nueva York, partiendo de un punto de partida de por sí alleniano, tanto es así que resulta imposible no tomar como referencia inequívoca al genial director a la hora de enfrentarse a este filme cuyo desarrollo no deja de caerse ligeramente (descaradamente, a ratos) hacia el estilo de este omnipresente mentor de los directores neoyorkinos. Así, el film cuenta la historia de estas dos parejas: de un lado la actriz Rebecca (Moore) y el apático, recluido en casa y excesivamente interesado en el sexo, Tom (Duchovny; y del otro la aspirante a novelista Elaine (Gyllenhall) y el hermano menor de la actriz, Tobey (Crudup); todos ellos obsesionados por la búsqueda del amor en una sociedad deshumanizada. Consolidada como la principal trama argumental, de la mano de un alegato contra la angustia actual por controlar nuestras vidas; ideas que han sido explotadas en la gran pantalla anteriormente en tantas ocasiones que uno no puede evitar dudar si no ha visto este film anteriormente.



La condescendencia a los personajes femeninos hará las delicias de las asistentes a las salas, puesto que hay que decir que los partenaires masculinos están diseñados precisamente para producir un rechazo casi espontáneo. Pero en definitiva todos los personajes son igualmente confusos y vagos. Quizá alimentados por un guión que busca el efectismo y la situación cómica donde es difícil encontrarla –sin eficacia en gracias y comentarios hirientes- que naufraga en un inconcluso discurso en el que se hace patente una incapacidad de plasmar diálogos inteligentes y verosímiles, a menos que el verdadero interés de su director sea el de demostrarnos que neoyorkinos son idiotas y quiera hacernos notar esa realidad. Tampoco ayuda un entorno en el que navegan a la deriva, un océano bastante farragoso y desdibujado en lo que a sus espacios vitales se refiere.

También el aspecto estético y artístico del filme es heredero directo de los filmes menores de Allen -me refiero a sus últimas y dolientes epopeyas vitales neoyorkinas (de Desmontando a Harry en adelante), ya carentes del encanto de aquellas Manhatan, o incluso Todos dicen I love you-, con encuadres pretendidamente epatantes y entornos chic de la gran manzana, que convierten al espectador que no entre en el juego de estos petulantes personajes (que de antemano se hace difícil) en asistente a un tour tourístico (valga la redundancia) por lo más cinematográfico de la ciudad.



Es este un film que adolece del mal post-Allen, epidemia que se fraguó a partir de los ochenta y que afectó a directores que incluso han llegado a cuajar como importantes eslabones del cine independiente americano. De entre ellos, el más respetado es Edward Burns, que ha sido capaz de aburrir al más pintado con sus filmes pretenciosos y lentos, y la lista se extiende a otros cientos de autores que han querido aportar siempre su granito de rimbombancia a las relaciones humanas, sin darse cuenta de que su maestro y cicerone lo dejo muy claro en Annie Hall en cuyo epílogo venía a decir que las relaciones humanas son absurdas, pero, sin embargo, imprescindibles y que sus trabajos parten de una base errónea, que elude la sencillez y que derrapa en lo ampuloso. Este que nos ocupa no es un caso aparte, más bién se podría decir que cae de lleno en la copia facilona y que el global se queda en eso, un intento de destacar en una carrera de talentos confundidos.

 

Visitada: 5875 veces






Puntuación de los Usuarios

5.76

(18 votos/11026 visitas) - Estadísticas >>