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Crítica - Noche en el museo

Poster

'Muy divertida, aguda e incluso sorprendente'

25/01/2007 - Por korben dallas

(3/5)

Noche en el museo
Director: Shawn Levy
Intérpretes: Ben Stiller (Larry Daley) / Robin Williams (Theodore Roosevelt) / Dick Van Dyke (Cecil Fredericks) / Mickey Rooney (Gus) / Bill Cobbs (Reginald) / Jake Cherry (Nick Daley) / Carla Gugino (Rebecca) / Owen Wilson (Jedidiah) / Steve Coogan (Octavio) / Mizuo Peck (Sacajawea) / Ricky Gervais (Dr. McPhee) / Kim Raver (Erica Daley) / Paul Rudd (Don)
Duración: 108 minutos
Sinopsis: El soñador Larry se encuentra en un compromiso: sin trabajo, sin dinero, está a punto de ser deshauciado y por tanto verse obligado a mudarse a Queens, lejos de su hijo. Su única salida es aceptar un trabajo como guarda de [...]
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Estreno en España: 26 de Enero de 2007
Nota I.M.D.B.: 6'4/10 (7644 votos)



CRÍTICA



Larry Daley es un padre separado en paro. Su hijo, Nick, apenas confía en él y siente vergüenza de la desocupación de su padre, cuando en el colegio les hacen llevar a los progenitores para el “día de las profesiones”. Larry busca desesperadamente un trabajo y acaba, por una carambola del destino, como guarda del museo de ciencias naturales de Nueva York. Los antiguos guardas, unos viejecitos encantadores, le instruirán y le enseñaran algunas claves para que lidie con lo que no es simplemente un trabajo de vigilancia… pues el museo, de noche, cobra vida debido a una antigua maldición egipcia.

Al guión de Noche en el museo no le falta de nada. Tiene aventura, diversión, mensaje familiar e incluso algún que otro giro inesperado; pero sobre todo tiene un excelente ritmo en el que (a pesar de sobrarle un par de escenitas más ñoñas de lo debido en plan "mamá preocupada") el espectador no se aburre sino que más bien queda sorprendido al ver cómo la película se encamina hacia la recta final sin sospechar que casi ha pasado dos horas sentado en la butaca.



Pero seamos justos, el verdadero acierto del film es la elección de un actor carismático y muy divertido, como es Ben Stiller, quien sin titubear un segundo le arrebata el título de rey de la comedia a Jim Carrey con cada película que protagoniza. Y es que nuestro querido Derek Zoolander sabe ganarse las simpatías de unos y de otros siendo lo justo de empalagoso, lo justo de payaso y lo justo de gracioso. Así mismo, el plantel de actores que lo arropa es de órdago: Mickey Rooney, Dick Van Dyke y Robin Williams son cómplices del genial actor y se compenetran a la perfección, generando algunas de las escenas más graciosas de los últimos años y bordando –en el caso de los dos primeros- actuaciones entrañables y cuando menos sorprendentes. Cuatro generaciones de cómicos conviviendo en la pantalla no es ninguna tontería…

Pero por si fuera poco, completa el reparto la mano derecha del actor, Owen Wilson (no lo busquéis en los créditos), con quien ya ha colaborado en… casi todas sus películas. Y no es de extrañar, puesto que, aún no asistiendo juntos ni a un solo día de rodaje, la pareja sabe acoplarse como si de un puzzle absurdo se tratara.



Por supuesto que el film adolece de todos los achaques propios del género, y que, como ya he dicho arriba, dobla su rodilla ante los spielbergismos –si se me permite la expresión- más obvios. A ratos, se deja llevar de la mano por una música tan azucarada que haría enfermar a un diabético, ante lo cual los escépticos se mostrarán implacables, pero, a mi parecer, no es más que un melancólico regreso (inviable, por supuesto) a aquellos filmes de acción juvenil ya míticos de los años 80. Un desempolvar esas aventuras efectistas y efectivas de niños y buenos pensamientos, un corretear por la sala de la mano de los goonies y de los exploradores; puesto que Noche en el museo no parece filmada hoy en día (excepto por sus “afectos” digitales), sino que realiza un viaje en el tiempo fuera de la línea de películas juveniles de actuales. De momento, la jugada les ha salido redonda, al menos en su país de origen.

Noche en el museo es una película muy divertida, aguda e incluso sorprendente. Recomendable para todos los niños e incluso adolescentes, por no hablar de los adultos a los que les haga falta un poco de fe en la magia y sobre todo, quitarse las telarañas de una época en la que el cine (y casi todos los espectáculos) se cobija cada vez más en un sarcasmo y negatividad para los cuales, ver una película como esta resulta una bocanada de aire fresco, una medicina contra la sordidez y el aburrimiento. Y, qué quieren que les diga, visto lo visto, su despreocupación, falta de coherencia, ñoñería, pretendido mensaje educativo, todas la obviedades (que tiene muchas, de su cartel a su desenlace)… no hacen más que consolidarla y solidificar un producto que, cuando menos, es coherente consigo mismo, eficiente y resultón. Este que suscribe la recomienda y puntualiza que por lo menos no te toma el pelo, lo cual ya es mucho.

 

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