13 (Tzameti)
Director: Gela Babluani
Intérpretes: George Babluani (Sébastien) / Aurélien Recoing (Jacky) / Fred Ulysse (Alain) / Vania Vilers (Mr. Schlondorff) / Olga Legrand (Madame Godon) / Pascal Bongard (Maestro de ceremonias)
Duración: 86 minutos
Sinopsis: Una casual serie de acontecimientos y el hallazgo de una carta que contiene un billete de tren y una reserva de hotel llevarán al joven Sébastien a embarcarse en un viaje del que todo desconoce salvo la posibilidad de conseguir una [...]
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Estreno en España: 26 de Enero de 2007
Nota I.M.D.B.: 7'3/10 (1226 votos)

CRÍTICA

Si algo se le puede agradecer a un creador cinematográfico que está empezando, es la modestia, y 13 (Tzameti) es una buena muestra de ello. La cinta de Gela Babluani emana honestidad, y con unos medios que se quedan en las antípodas de las grandes superproducciones, nos regala una historia en la que la tensión casi se puede tocar. Porque a pesar de que el final resulte totalmente previsible una vez descubierto el nudo, sabe mantener el suspense hasta el último fotograma.

Sébastien (George Babluani) es un joven obrero que, empujado por las circunstancias, suplanta a un tipo para llevar a cabo un turbio encargo con el que puede ganar mucho dinero. Lo que él no sabe es que se verá envuelto en un macabro juego del que no podrá escapar.

La situación que se presenta es claramente irreal, pero a la vez consigue desarrollarse con absoluta credibilidad. Destaca la actitud del protagonista, que actúa con una inocencia que choca con la enrevesada e inmoral actuación de los que le rodean. Sus reacciones son las de un chaval ingenuo que se enfrenta a algo que le sobrepasa, y la consternación se refleja en su rostro en los momentos más crudos, creando una empatía en el espectador que te involucra de inmediato en lo que nos están contando.

Tzameti está rodada en un cuidadísimo blanco y negro, matizado y contrastado en los momentos adecuados, lo cual constituye una valiente apuesta en estos tiempos de digitalización y efectos especiales. La utilización del punto de vista subjetivo y los primeros planos resulta muy efectiva, y contribuye a crear un ambiente opresivo acorde con la situación. Todos los elementos encajan a la perfección en una puesta en escena que recuerda inevitablemente a las primeras obras de la nouvelle vague, y una música compuesta a la medida.

Lo único que se le puede reprochar al interesantísimo argumento de Tzameti es cierta ralentización de los acontecimientos al principio y poco antes del final, pero teniendo en cuenta que dura menos de hora y media, son solo pequeños deslices achacables a la voluntad de presentar un largometraje ajustado a los tiempos que suelen marcar las producciones convencionales. Por lo demás, una inquietante película que no sorprende en exceso pero tampoco defrauda en absoluto.