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Crítica - Las Colinas Tienen Ojos (2006)

Poster

'Demasiado susto fácil'

29/06/2006 - Por Veerleen

(2/5)

Las Colinas Tienen Ojos (2006)
Director: Alexandre Aja
Intérpretes: Aaron Stanford (Doug Bukowski) / Dan Byrd (Bobby Carter) / Kathleen Quinlan (Ethel Carter) / Vinessa Shaw (Lynne Bukowski) / Ted Levine (Bob Carter) / Emilie de Ravin (Brenda Carter) / Robert Joy (Lizard) / Tom Bower (Dependiente de gasolinera) / Michael Bailey Smith (Pluto) / Desmond Askew (Big Brain) / Billy Drago (Papa Jupiter)
Duración: 107 minutos
Sinopsis: Una familia que atraviesa el desierto de Nuevo Mexico con una caravana para dirigirse a California, sufre un desafortunado accidente en un campo de pruebas nucleares de las fuerzas armadas cerrado al público. En ese lugar apartado de toda civilización, quedan [...]
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Estreno en España: 30 de Junio de 2006
Nota I.M.D.B.: 6'4/10 (8047 votos)



CRÍTICA



El terror es probablemente, junto con la comedia, el género más perjudicado hoy en día por el “todo vale”. Cualquier trama ya vista, cualquier personaje tipo, cualquier ristra de sustos previsibles se acepta, se enlata y se estrena. La exigencia no es muy alta y con que la película resulte entretenida el aficionado se siente satisfecho. Esto no tiene porqué ser malo, no siempre hay que ir al cine para ver obras maestras; divertirse también vale.
Las colinas tienen ojos es, para lo bueno y lo malo, justo lo que se espera de ella. Es entretenida, tiene buenos momentos de tensión y reúne todas las claves del género de terror tradicional. Mucho tiene que ver en esto el que se trate de una revisión del clásico de Wes Craven de 1977. Si el género de acción se nutre últimamente de superhéroes de cómic, el de terror actualiza una y otra vez los grandes éxitos de Craven.

A pesar de que el argumento es bastante simple, la trama no es previsible, cosa que se agradece. Se huye de la secuencia típica de muertes en cadena donde en cada momento se puede adivinar quién va a ser el siguiente en caer sustituyéndose por un ritmo variable donde se alternan momentos de máxima violencia con otros en los que el avance de la acción queda ralentizado. Los giros inesperados se suceden pero, a cambio, la película pierde fuerza en algunos momentos.

Aunque como suele ser habitual el terror tarda en arrancar, el que no se nos deje ver al enemigo hasta pasados por lo menos veinte minutos juega a favor de la película. Se nos da una idea de a qué nos enfrentamos pero se nos oculta su aspecto para dejar que nuestra imaginación llegue más allá. Los efectos especiales usados para crear las deformaciones de la gente de las minas, mezcla de prótesis y CGI, resultan bastante logrados y desagradables.

Otro elemento típico de estas películas de terror es la estupidez de sus personajes y la sucesión de situaciones forzadas en las que estos se ponen en peligro. Aquí, aunque por supuesto unos personajes se separan de otros, al menos no dan ganas de estrangularles por ser tan tontos. Desaparecen también esas típicas secuencias de diálogo comprensivo entre personajes o sexo explícito que no aportan nada, suelen ralentizar el ritmo y encima preceden invariablemente a la muerte de uno de sus participantes. Por supuesto entre momentos de máxima tensión se introducen pasajes más relajados para dar un respiro al espectador pero tratan de hacerse con algo más de gusto.

El punto negativo de la película es su excesivo empleo del susto fácil, sobresaltos repentinos acompañados de subidas en el volumen de la música que, eso sí, no dejan de hacerte saltar en la butaca. La sangre y el gore se dosifican. Se nos da una ración más que suficiente de vísceras pero no se emplean sin medida para rellenar huecos vacíos de la película. Por otro lado, aunque los personajes se encuentran atrapados en medio del desierto, la acción transcurre en diferentes puntos de la zona de forma que cada escenario ofrece un tipo de amenaza distinta lo que resulta refrescante en este tipo de películas algo claustrofóbicas. Los personajes no son muy complejos pero funcionan. Los actores, como suele pasar en el género, resultan suficientes sin llamar la atención, aunque sí resulta curioso ver a Emilie de Ravin perdida en el desierto en lugar de en la isla.

No hay que engañar a nadie, la película no es una maravilla pero para quien disfrute con este género resultará divertida sin mayores pretensiones. Por mi parte, sigo pensando que el cine de terror japonés tiene mucho más que aportar que los remakes de viejos éxitos americanos.

 

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Puntuación de los Usuarios

6.27

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