En los años del Imperio Romano del reinado de Augusto y su sucesor Tiberio, Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalén, y Mesala, tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación, se han convertido en enemigos irreconciliables. Acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano, Mesala le encarcela junto a su familia. Cuando se llevan a Ben-Hur a galeras, un joven llamado Jesús de Nazaret se apiada de él y le da de beber.

Hubo una época en el que la Televisión cernía una peligrosa sombra sobre el cine, y las personas estaban dejando de ir a las salas cinematográficas. Fue entonces cuando la Metro-Goldwyn-Mayer decidió acometer por segunda vez en la historia del cine la historia del joven príncipe judío injustamente condenado a las galeras por orden del imperio romano que gobernada Judea en tiempos de Jesucristo. Dicha historia ya había sido llevada al cine con anterioridad en 1925, un entretenido filme protagonizado por Ramón Novarro.

Esta nueva versión estaría protagonizada por Charlton Heston, un habitual en roles histórico - bíblicos, el cual realizaría la actuación mas carismática de toda su carrera, junto al citado Heston encontramos actores de la talla de Stephen Boyd y Jack Hawkins, todos bajo la tutela de William Wyler el cual sabe imprimirle al filme un ritmo acertado a pesar de extenso metraje, un estupendo tono lírico a las secuencias mas dramáticas y la obligatoria carga de espectáculo (impresionante) muy bien dosificada y sin dejar que en ningún momento dicho espectáculo opaque las cualidades de lo que en el fondo es un estupendo drama.

El resultado: todo un clásico del cine épico, el cual junto a Spartacus representan la quinta esencia de lo que debe ser cine-espectáculo siempre sin mermar en el desarrollo de los personajes. La cinta tiene momentos inolvidables: la estupenda batalla en las galeras, la impresionante carrera de las cuadrigas filmada por perfectamente filmada por Andrew Marton y Yakima Camutt, todo acompañado de la estupenda música de Miklos Rosza.

Premiada con 11 premios de la academia (película, director, actor, actor secundario (Hugh Griffith), fotografía, dirección artística, sonido, música drama, montaje, vestuario, efectos especiales), Ben-Hur permanece como todo un ejemplo de pasión por el cine y toda una forma de entender el espectáculo cinematográfico mucho antes de la infografía y los computadores.

Puntuación: 10