Con Nivel 13 entramos de lleno en el terreno de la percepción de la realidad, sí amigo cinéfilo, de nuevo paseamos por el tema que Dark City, Matrix y otras tocan con acierto: La realidad que percibimos, ¿es la realidad verdadera?.

Esta película tiene un potencial guión muy bueno, es decir, el guión que se podría haber hecho con la idea de la película podría ser sensacional pero el guión que finalmente elaboran Josef Rusnak y Daniel F. Galouye es demasiado plano, sin diálogos trabajados ni personajes claramente definidos, en el terreno filosófico que comportaría todas las preguntas que se realizan los personajes queda un vacío lóbrego y desaprovechado. Las interacciones y evoluciones de los personajes dejan un insípido sabor, un regusto a "coitus interuptus". Por último, demasiado evidente en las pistas que nos van dando para desentramar la trama y la historia de amor que insertan en el guión como un parche, sin ninguna aparente complicidad entre los dos protagonistas de dicha relación. El pecado final se produce con el final de la película, increíble, es decir no-creíble.

Los personajes no están claramente definidos ni tienen rasgos característicos que les diferencien y potencien, los actores quizás por ello realizan un trabajo totalmente plano en ese aspecto. Craig Bierko que interpreta a un Douglas y Armin Mueller-Stahl que actúa como Hannon desaprovechan su oportunidad de interpretar a más de un personaje en la película, dejando que sean iguales unos a otros, ni con esa baza consiguen demostrar que son actores. Se libran de esta crítica al conformismo interpretativo Gretchen Mol como Jane y Vincent D'Onofrio como Jason Whitney que consiguen diferenciar a cada uno de sus personajes con el simple hecho de mirarlos.

Caminando de puntillas entre la mediocridad está Wedigo von Schultzendorff que consigue ambientar los diversos aspectos de los mundos, ya sean de 1937 o en la actualidad, no se puede decir que sea un genio pero destaca entre el reparto restante. La música sigue su camino un poco alejado de la película, a veces en una escena toma un protagonismo incomprensible y al poco se calla para dejar continuar con la narración. Quizás este es su único fallo, el resto mantiene cierto nivel con el que uno se puede conformar. Una película para entretener y para pensar, pero en paralelo a la propia narración, no con ella ya que la película en sí solo busca la sorpresa, y cegarse en ese giro es lo que quizás ha hecho que el resto de la película quede un poco desatendida por el director Joseph Rusnak.

Nota: 5/10