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Crítica - The Prodigy

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'¿Quién puede temer a un niño?'

07/02/2019 - Por Sergio Roma

(3/5)

The Prodigy
Director: Nicholas McCarthy
Intérpretes: Taylor Schilling (Sarah) / Colm Feore (Arthur Jacobson) / Brittany Allen (Margaret St. James) / Jackson Robert Scott (Miles) / Byron Abalos (Instructor) / Peter Mooney (John) / David Kohlsmith (Miles a los 5) / Paula Boudreau (Dr. Elaine Strasser) / Olunike Adeliyi (Rebecca) / Elisa Moolecherry (Zoe) / Paul Fauteux (Edward Scarka) / Ava Augustin (Estudiante) / Mark Sparks (Oficial) / Martha Girvin (Mamá Foster) / Michael Dyson (Granjero)
Sinopsis: Se centra en la historia de Sarah, una madre preocupada por el perturbador comportamiento de su hijo, que teme pueda estar poseído por fuerzas paranormales. [...]
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Estreno 8 de Febrero de 2019

CRÍTICA



Aunque Nicholas McCarthy no parece ser el niño “prodigio” del cine de terror (con discretas películas anteriores como El Pacto o Home) como sí lo pudiera ser James Wan, por poner un ejemplo rápido y popular, lo cierto es que con esta última película ha sabido conjugar ciertos aspectos y tocar con acierto algunas teclas para conformar una película más que interesante y la mejor de su filmografía.

El comienzo de la película es trepidante, con una sensacional montaje en paralelo que nos permite conocer la muerte y el nacimiento en sus dos vertientes, y que nos presenta a una mujer que parece huir de una vieja casa al grito de: “Me ha cortado la mano!”.
Sin apenas tiempo para acomodarse, McCarthy quiere atraparnos desde el inicio.

Posteriormente iremos conociendo poco a poco y año tras año la vida de aquel niño que nacía al comienzo, Miles, un niño con elevado cociente intelectual que comenzará desde muy pequeño a experimentar extraños cambios en su personalidad. Y es que, sin llegar a las “múltiples” personalidades que nos presentaba Shyamalan, Miles parece tener dos personalidades aparentemente cotradictorias. Y esta dualidad, que se escenifica no sólo en sus actitudes, sino en inquietantes planos como uno de una fiesta, con la mitad de la cara de Miles maquillada de esqueleto, preocupará desde un principio a los padres de Miles, hasta el punto de acudir a un especialista que les informará sobre la posibilidad de que Miles sea víctima de una reencarnación. El sensacional cartel de la película, nos da también alguna pista sobre este aspecto…

La preocupación por ese doble yo de Miles preocupará especialmente desde el momento en que se presenta con violencia, desde muy niño con pequeño detalles como aplastando una araña, hasta posteriormente golpeando a un compañero de clase con una barra de hierro. Miles está enfermo, o... como dice el slogan de la película: “What´s wrong with Miles”?...

Los sucesos posteriores serán más preocupantes, con el perro, con el especialista, con su propio padre…hasta el punto de que parece que nadie puede controlar a Miles, excepto quizás, su propia madre, que parece haber descubierto la solución a su problema…

El director norteamericano Nicholas McCarthy construye un relato potente, a partir de un guión de Jeff Buhler, se acompaña muy bien en el aspecto técnico, como en la fotografía con Bridger Nielson (que también trabajase en El Pacto) con planos que se mueven entre la inquietud de la oscuridad y la búsqueda de la sorpresa, y especialmente en la música con Joseph Bishara, un auténtico especialista en el género, autor de la música en películas como Insidious o Expediente Warren. The Conjuring. Una música que se mueve entre la pausa y la alteración para lograr el objetivo de aterrar cuando la ocasión lo requiere.Todo funciona medianamente bien y aunque se plantean recursos ya conocidos, están desarrollados con acierto y siempre por y para la historia que se quiere narrar.



(Más imágenes en su galería)



Es imposible no acordarse de películas como Muñeco Diabólico o las innumerables películas en las que los dulces niños acaban aterrorizando, como aquellos niños que nos presentaba el recientemente homenajeado Narciso Ibáñez Serrador en la magnífica Quién puede matar a un niño?, pero The Prodigy se reserva un pequeño espacio de originalidad a pesar de ello, y aunque en ocasiones se deja algo de autenticidad o veracidad en el devenir de los acontecimientos, vive de sus propias virtudes y defectos al margen de homenajes o referencias.

Las interpretaciones son bastante regulares. Estamos muy acostumbrados a ver parejas que sufren algún tipo de maldición hogareña, y Peter Mooney junto a Taylor Schilling no parece que sean de las mejores que hayamos visto en el cine. El que sí está excelente en cambio, es el joven Jackson Robert Scott en el papel de Miles, con esa mirada tan aterradora en ocasiones, con esa transformación entre la dulzura y la maldad y en definitiva con esa capacidad de adoptar la personalidad que la historia requiere en cada momento.

La película nos deja un importante dilema en torno a Sarah, la madre de Miles, sus dudas sobre matar o no, sus dudas sobre recuperar a su hijo al precio que sea y sus propias debilidades...

Una película muy entretenida y jugosa para amantes del género, que parece de posesiones sin serlo y que bebe de varias fuentes para dejarnos finalmente un buen sabor de boca, donde terror, incertidumbre y suspense conviven a la perfección en una parcela amplia de recursos.

Como era de esperar en este tipo de cine y ante una historia con tantas posibilidades, el final se queda abierto a una más que asegurada secuela, y quizás saga, dado que se quedan en el tintero dudas, interrogantes e historias por cerrar...





@sergio_roma

 

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