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Crítica - Del revés

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'Paraíso de emociones'

16/07/2015 - Por Sergio Roma

(4/5)

Del revés
Director: Pete Docter / Ronnie del Carmen
Intérpretes: Amy Poehler (Juego) / Mindy Kaling (Disgusto) / Bill Hader (Miedo) / Phyllis Smith (Tristeza) / Lewis Black (Ira) / Diane Lane (Mamá) / Kyle MacLachlan (Papá) / Richard Kind (Bing Bong) / Jess Harnell (Voces) / Laraine Newman / Carlos Alazraqui (Padre de miedo) / Lori Alan (Madre de tristeza)
Duración: 94 minutos
Sinopsis: Riley es una niña que se muda a vivir a San Francisco cuando su padre inicia un nuevo trabajo. Dentro de su mente, sus emociones (Alegría, Tristeza, Furia, Desagrado y Temor) controlan su comportamiento y le ayudan a aconsejarla en su [...]
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Estreno 17 de Julio de 2015

CRÍTICA



Si hay algo que caracteriza a las películas de la factoría Pixar es ese halo de fantasía que impregnan todas sus películas. Con mayor o menor acierto, todas presentan esa inocencia tan característica de la infancia, esa mezcla de nostalgia, amor y sentimientos bienintencionados que logran transmitir la mejor de las sensaciones en el espectador, y que se resumen en una palabra: magia.


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Con “Del revés” nos encontramos que Pixar, da un paso más. Un paso de gigante. La idea nace del propio director Pete Docter, observando a su propia hija y los cambios que se van produciendo en su desarrollo. Esto dio lugar a todo un estudio sobre las emociones y los sentimientos que posteriormente ha ido transformándose en una película repleta de imaginación y de color.
Aunque Pixar nos tiene acostumbrados a películas de enorme nivel y a ser el referente ineludible en el mundo del cine de animación, en esta ocasión nos encontramos con una apuesta arriesgada, como es el personificar el mundo de las emociones a través de unos divertidos personajes y lleno de matices y reflexiones.

La historia se centra en torno a una niña Riley, que debe dejar su feliz vida en el Medio Oeste para trasladarse junto a sus padres a San Francisco, por motivos laborales de su padre.
Este habitual cambio de residencia y todas las consecuencias que ello supone es abordado con absoluta pericia y originalidad estableciendo el foco principal en los cambios de humor, de sentimientos y de carácter que van transformando a Riley ante la impotencia de sus padres. Para explicar estos cambios se recurre a la antes mencionada magia, y se inventa una especie de oficina virtual interna dentro de la niña donde cinco emociones que nacieron junto a ella (Alegría, Miedo, Ira, Asco y Tristeza) son las encargadas a través de sus respectivas funciones de ir modelando la personalidad de Riley y de ir dirigiendo sus sentimientos y carácter. Las cinco emociones son cinco personajes divertidos que desde el interior de Ridley intentarán mantener un estado de felicidad construyendo y recopilando todo tipo de recuerdos y sensaciones.

Si ya de por sí la premisa es atractiva, no lo es menos la valentía de abordar la historia a través de dos aventuras paralelas: las propias peripecias de las cinco emociones dentro de un mundo multicolor y que hará las delicias de los más pequeños, y la influencia que ello provoca en la historia principal, la de la propia niña y la nueva vida que la ha tocado vivir junto a sus padres. La confluencia de ambas historias no siempre será sencillo de seguir y valorar por el público más infantil, pero sin duda alguna es de gran interés para el público adulto, donde Pixar vuelve a jugar con la melancolía y la complicidad como ya hiciese en Toy Story 3, ante situaciones que cualquiera puede haber vivido y sentido. Todo está cuidado al milímetro, de manera que el juego de emociones que se establece a través de los cinco personajes adquiere en ocasiones cierta complejidad y se perfila como una inteligente reflexión sobre la manera en la que percibimos la realidad y la manera a través de la cuál sorteamos los obstáculos de la vida con mayor o menor acierto desde muy cortas edades. Si bien la alegría pudiera parecer que debe ser la emoción que siempre se mantenga presente en la vida, la historia que nos cuentan nos enseña que tanto la ira, como el asco, como el miedo son también imprescindibles para conformar nuestra personalidad y enfrentarse al mundo. Pero el pasaje más importante se reserva para la tristeza, en una magnífica interpretación de Phyllis Smith. Aunque de manera coherente en un principio se la margina e intenta que interactúe lo menos posible, con el devenir de la historia se nos mostrará de manera muy brillante como esta emoción resulta también imprescindible para abordar la vida en general, y la vida de Riley en particular.

Si Pixar nos tenía acostumbrados a un nivel de calidad elevadísimo, ahora nos traslada a un elevado nivel de madurez. Todo ello sin abandonar otro tipo de marcas de la casa como son la comedia (fantásticas resultas las apariciones de los otros “cuartos de máquinas” de otros personajesde la historia), la ilusión, la aventura, el divertimento y en definitiva, lo que comentábamos en un principio: la magia.

Todo un paraíso de emociones y de sentimientos que nos harán salir del cine con una estupenda sonrisa de felicidad.


sergio_roma00@yahoo.es
twitter: @sergio_roma

 

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