En Tiempo de brujas
Director: Dominic Sena
Intérpretes: Nicolas Cage (Behmen) / Ron Perlman (Felson) / Stephen Campbell Moore (Debelzaq) / Stephen Graham (Hagamar) / Ulrich Thomsen (Eckhart) / Claire Foy (La Chica) / Robert Sheehan (Kay) / Christopher Lee [I] (D'Ambroise)
Duración: 113 minutos
Sinopsis: Los años de guerra brutal en nombre de Dios han despojado a Behmen de todo gusto por el derramamiento de sangre y de su lealtad a la Iglesia. Esperando con ansia una jubilación tranquila, Behmen y su camarada de armas Felson [...]
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Estreno en España: 4 de Marzo de 2011

CRÍTICA

Lo mejor: el humor e ironía de determinados diálogos y situaciones
Lo peor: es previsible, plana y excesivamente simple

Hay veces que no se entiende por qué un determinado director cae en el más absoluto ostracismo después de determinadas películas, mientras que otros que hacen películas mediocres toda su vida siguen estrenando (y ganando dinero) año tras año. ¿Se acomodan, se les sube el ego, se creen dioses?

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Los años de guerra brutal en nombre de Dios han despojado a Behmen (Nicolas Cage) de todo gusto por el derramamiento de sangre y de su lealtad a la Iglesia. Esperando con ansia una jubilación tranquila, Behmen y su camarada de armas Felson (Ron Perlman) se quedan totalmente perplejos al encontrar una patria desierta, sin saber que Europa ha sido diezmada por la peste bubónica. Mientras buscan alimentos y suministros en el Palacio en Marburgo, los dos caballeros son aprehendidos y llamados ante el Cardenal local (un irreconocible Christopher Lee) para explicar su regreso no programado desde Oriente. El Cardenal moribundo les amenaza con pena de prisión por desertar, a menos que acepten llevar a cabo una peligrosa misión. En el calabozo del Cardenal se encuentran a una joven (Claire Foy) acusada de ser una bruja que trae la peste. Sólo podrán ser redimidos si deciden acompañar a la joven a una abadía distante donde será juzgada.

Si por algo destaca Dominic Sena es porque sus películas suelen ser visualmente muy atractivas. Cuida bastante los planos y los encuadres y realiza movimientos de cámara trabajados y con determinada dificultad (un claro ejemplo es la explosión del principio de Operación Swordfish o la persecución final de 60 segundos). Entonces, ¿qué le ha pasado? ¿por qué no hace nada de eso en éste película? Da la sensación que la única parte que le gustaba del guión eran las batallas (y ni en éstas se percibe un gramo de emoción), el resto está narrado con una simplicidad y un aburrimiento impropio de alguien con su currículo (y yo diría impropio de ninguna película hollywoodiense desde hace varias décadas).

Tan sólo los pequeños destellos de humor que provienen del señor Cage (que sigue sin interpretar y con el chip en modo “me aburro pero tengo que pagar las deudas”) y el señor Perlman (en muchos momentos a la sombra de Hellboy) y la ironía con que se toman a sus personajes, logran animar la película y entretener a la platea sin que les haga plantearse si lo que están viendo es absurdo, ilógico o previsible.

El guión de Bragi F. Schut (que debuta en Hollywood tras escribir el guión de la serie Threshold) es demasiado plano, simple, soso e irrelevante como para que todo lo que destaque sean las justitas interpretaciones y la oscura fotografía de Amir M. Mokri (A Todo Gas, En el Punto de Mira (2008)).

Aun así, el carisma del señor Cage y el señor Perlman, unido a la corta duración de la película (algo menos de 90 minutos) hacen que pases un rato semi entretenido, sin pensar en que vas a hacer de cenar esa noche. Algo es algo.