El Hombre Lobo (2010)
Director: Joe Johnston
Intérpretes: Benicio Del Toro (Lawrence Talbot) / Anthony Hopkins (Sir John Talbot) / Emily Blunt (Gwen Conliffe) / Hugo Weaving (Inspector Abberline) / Art Malik (Singh) / Geraldine Chaplin (Maleva) / Roger Frost (Reverendo Fisk) / David Sterne (Kirk) / Clive Russell (MacQueen) / Antony Sher (Dr. Hoenneger) / Michael Cronin (Dr. Lloyd) / Nicholas Day (Coronel Montford) / David Schofield (Agente Nye) / Malcolm Scates (Carnicero) / Simon Merrells (Ben Talbot) / Mario Marin-Borquez (Joven Lawrence) / Asa Butterfield (Joven Ben) / Cristina Contes (Solana Talbot) / Gemma Whelan (Criada de Gwen)
Duración: 102 minutos
Sinopsis: A finales del siglo XIX, la pequeña aldea inglesa de Blackmoor comienza a sufrir unos espantosos ataques en los días de luna llena, que dejan atrás cadáveres despedazados por una fuerza sobrehumana. Uno de ellos es Ben Talbot, hijo del terrateniente [...]
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Estreno en España: 12 de Febrero de 2009

CRÍTICA

¿Qué se puede decir a estas alturas de El hombre lobo? No hablamos de ninguna adaptación libre tipo Underworld, ni ninguna modernización del mito cómo hiciera Jack Nicholson en Lobo, ni siquiera en clave de comedia terrorífica cómo fuera Un hombre lobo americano en Londres. Ante la falta de originalidad de los guiones en los últimos años, ahora que están de moda los vampiros por doquier, si se trata de actualizar la figura del licántropo, al menos lo acertado es beber de la fuente original y revisitar el clásico de 1941.

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Cómo si el destino quisiera jugar una broma macabra, este remake de aquella cinta debía estar en fase de post-producción cuando falleció el hombre lobo español por excelencia: Paul Naschy. Seguro que le habría encantado una cinta, que sí bien a estas alturas no ofrece nada nuevo ni destacable para la posteridad, si apuesta por huir de llenar la pantalla de efectos digitales y por apoyarse mayoritariamente en los efectos tradicionales siempre que les haya sido posible. Es la diferencia entre que la dirija gente de nuevo cuño con alma de director de videoclips (cómo era el director que debía rodar antes de su abandono), y entre que los responsables sean expertos de la vieja escuela como Joe Johnston, (que antes que cura fue monaguillo y tiene un Oscar en su casa por los efectos de En busca del arca perdida y a quién George Lucas debe los de la trilogía original de Star wars), pese a que como director no tenga grandes referencias, o el mismísimo Rick Baker, maestro del maquillaje fantástico que atesora seis Oscars de once nominaciones, habiendo conquistado el primero precisamente por el hombre lobo turista citado en el párrafo anterior.

A ellos se añade una dirección artística bastante sobria que apuesta por escenarios reales en exteriores prácticamente todo el metraje que no hace sino reforzar una puesta en escena que busca rendir tributo a la original huyendo de paisajes fantasiosos creados por ordenador y que busca un acabado más cerca de un romanticismo sombrío que de estéticas más cercanas al gótico siniestro. Por poner dos ejemplos, aunque tiene sus relativos parecidos con ambas, queda más cerca del Drácula de Coppola que del Sleepy Hollow de Burton, visualmente hablando.

Ante una historia tantas veces versionada y cuyos puntos fuertes suceden bajo capas de maquillaje, es Emily Blunt la que destaca entre el conjuntado reparto lleno de grandes nombres masculinos. En esta ocasión, aparte de por méritos propios de su interpretación, se desmarca de los papeles más ligeros con los que se ha dado a conocer para sumergirse en un personaje que soporta una gran carga dramática. El resto, tampoco es que tengan demasiado que aportar de por sí, pero es justo destacar a Anthony Hopkins, que a sus 72 años sigue imponiendo su presencia en la pantalla devorando a quién se ponga por medio.

El resultado por tanto es interesante de ver pese a conocer la historia perfectamente. No se convertirá en ningún referente de nuestro tiempo pero al menos se agradece ver que por una vez, el remake trata de homenajear a la película copiada y no se empeña en maltratar a la leyenda.