La Cuarta fase
Director: Olatunde Osunsanmi
Intérpretes: Milla Jovovich (Abbey Tyler) / Will Patton (Sheriff August) / Hakeem Kae-Kazim (Awolowa Odusami) / Corey Johnson (Tommy Fisher) / Enzo Cilenti (Scott Stracinsky) / Elias Koteas (Abel Campos) / Daphne Alexander (Theresa) / Alisha Seaton (Cindy Stracinski)
Duración: 98 minutos
Sinopsis: En octubre de 2004, el director de cine Olatunde Osunsanmi (The cavern), escuchó la historia de una psicóloga que había realizado un estudio sobre desórdenes del sueño en Nome, cuyos resultados habían revelado una información tan sorprendente como aterradora. A finales [...]
Lea más en su ficha

Estreno en España: 29 de Enero de 2009

CRÍTICA

Si hay una sensación que me ha dejado esta película es sorpresa. Las expectativas las llevaba muy bajas ante una cinta de terror que se estrenó en Estados unidos hace tres meses y que ahora llega a España sin haber hecho ningún ruido. A eso le añadimos que es el segundo trabajo de un director que en su debut recibió unas críticas pésimas y que para remate, viene protagonizada por una Milla Jovovich cuyos trabajos más reconocidos tuvieron lugar hace ya una década. Con tales antecedentes, no es de extrañar que uno vea la cinta algo predispuesto a dedicarle una crítica despiadada a costa de sus defectos. El resultado no obstante, ha sido bastante distinto.

(Más imágenes en su galería

Con la etiqueta de estar basada (y documentada) en hechos reales, la propia Jovovich anuncia al comienzo del metraje que vamos a asistir a la narración de unos hechos acaecidos en el año 2000 en una ciudad de Alaska llamada Nome donde, durante décadas, se han producido multiples desapariciones que las autoridades locales han decidido dar carpetazo ante la falta de pruebas concluyentes. Utilizando documentos reales de las investigaciones de la doctora Abigail Tyler, tanto en audio como en video, el director Olatunde Osunsanmi realiza un ejercicio de estilo combinando en pantalla las grabaciones de la auténtica Tyler y sus pacientes con la recreación en la ficción, lo que consigue que las escenas más dramáticas alcancen unas altas cotas de suspense llegando a sobrecoger en varios momentos. Precisamente, esos bocados de realidad compartiendo plano con la recreación de los hechos, permite dejarse llevar por la narración sin apenas cuestionar la credibilidad de los hechos manteniendo tan sólo el nivel de escepticismo de cada uno ante unas imágenes que no se sabe como valorar.

Aparte de las crudas imágenes de las grabaciones caseras que son las que realmente provocan los momentos más inquietantes, el gran acierto de esta cinta es ese detalle que no suele ocurrir en otros trabajos basados en casos reales, y es la comparativa con la situación real que pierde fuelle con las licencias narrativas empleadas para novelizar los hechos. Es más, las grabaciones originales poseen tanta fuerza, que en lugar de repetir las escenas en la ficción, si tan sólo hubiera rellenado las situaciones entre dichos documentos, el resultado podría haber estado más interesante si cabe.

El verdadero propósito de la cinta queda de sobra cumplido. Inquieta y pone a prueba la credibilidad de cada uno sobre hasta que punto lo que vemos es lo que parece u obedece a algún tipo de trastorno ajeno a lo sugerido. Se decida lo que se decida, es muy probable que después de ver la película, si alguien se despierta a las 3:33 de la mañana, opte por taparse la cabeza con la manta.

Ahora bien, el que esté interesado en ver esta película no debería leer este párrafo hasta después de verla puesto que la información que se va a dar podría considerarse espoiler. El que siga leyendo, avisado queda. Si de algo se le puede culpar a la película es de engañar deliberadamente al espectador anunciando y remarcando que todo lo que sucede corresponde a un hecho real, y que ciertamente, a uno no le cuesta creerse todo hasta cierto punto cuando viene tan bien documentado como se muestra en pantalla. La (pequeña) decepción llega cuando uno busca información sobre la verdadera doctora Tyler y, o bien no encuentra nada destacable, o bien encuentra documentación que demuestra que todo es ficción y los pocos datos cotejados obedecen a campañas virales para reforzar esa postura. En ese sentido uno se siente algo decepcionado, pero si se valora el rato que se ha pasado durante la película, no queda otra que sentirse agradecido por dejarse llevar. Eso sí, no hubiera estado de más que al final de la proyección se quitara la venda al espectador.