Quince minutos de vergüenza

Meg está harta de que su familia la moleste, así que les tiende una emboscada en un programa de entrevistas. Un directivo del canal se interesa por su historia y convence a Peter para firmar un contrato para convertir la rutina diaria de los Griffin en una serie para la televisión. Meg no lo puede soportar y renuncia a la familia y se va a vivir con los vecinos, mientras su personaje es interpretado por una rubia explosiva. Cuando las cámaras empiezan a seguir a la rubia por todos lados el resto de la familia se da cuenta de lo tonto que está resultando todo y también renuncian. La familia al completo es reinterpretada por Tom Arnold y Fran Drescher en los papeles de Peter y Lois, y los verdaderos Griffin re-unidos con Meg viven en un hotel.