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ESPECIAL Parque Jurásico: La conquista de los dinosaurios

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Sergio Roma, 14/06/2018

El reciente estreno de Jurassic World: El reino caído, dirigida por el español J.A. Bayona y los 25 años que se cumplen este año del estreno de la primera película, nos invita a hacer un emocionante e intenso recorrido por una de las sagas más exitosas en el mundo del cine, y analizar cómo ha ido evolucionando el mundo jurásico a lo largo de los años y con los diferentes autores e intérpretes que se han ido sumando a lo largo de la saga, con mayor o menor acierto en cada caso.
No es nada aventurado ni exagerado afirmar que gran parte de la culpa de la afición, moda, boom o lo que se ha dado en llamar “dinomanía” acerca del mundo de los dinosaurios y del mundo de la paleontología, la tiene el cineasta Steven Spielberg, del mismo modo que no es casualidad (teniendo en cuenta el tono inicial elegido para las películas) que una gran parte de esa afición provenga del mundo infantil.
Y eso teniendo en cuenta que en un principio la parte científica-histórica de los dinosaurios no se trató con estricto rigor y había quizás más interés en el propio diseño que en la coherencia histórica. Pero aun así, la espectacularidad de la primera película, la extraordinaria campaña de marketing, y la manera en que caló todo este submundo ha dejado huella y continúan resonando los rugidos y las pisadas aún en nuestros días.
Previamente teníamos sobre el mundo de los dinosaurios, la novela de Arthur Conan Doyle y la película de Harry O. Hoyt con el mismo título El Mundo Perdido (1925), y algunas películas también significativas, pero no cabe duda que el “arqueólogo moderno” Spielberg marcó un antes y un después en cuanto a este tema tan apasionante, una especie de redescubrimiento arqueológico de los dinosaurios que no ha parado de crecer en todos estos años. T-Rex, Velociraptor, y un largo etcétera serán los protagonistas de una aventura jurásica que durará muchos años en las pantallas sin perder frescura ni interés.

Y todo comienza con un suceso nada habitual: la compra de los derechos de una novela antes incluso de publicarla, lo cual dice mucho de la confianza que existía sobre el éxito de plasmarla en el cine. La novela en cuestión es "Parque Jurásico", del escritor Michael Crichton por la que Universal (también lucharon Columbia, Warner y Fox) pagó 2 millones de dólares por hacerse con sus derechos. Y a partir de ahí, comenzó la auténtica era de los dinosaurios (cinematográficamente hablando).
Una saga que ha dado lugar a cinco películas hasta la fecha y se ha extendido a lo largo de 25 años.
Se podría haber optado por dos vías fundamentales a la hora de acercarse al mundo de los dinosaurios y al mundo de las novelas de Michael Crichton: o bien un acercamiento más oscuro y aterrador, tipo Alien. El Octavo Pasajero, tal y como se planteó James Cameron cuando le llegó el proyecto, o bien algo más comedido y familiar. Steven Spielberg optó por esta segunda opción, y vistos los resultados no pareció una decisión muy equivocada en los inicios.
El núcleo principal de toda la saga es la posibilidad de crear vida con los avances tecnológicos de la época, la posibilidad de “resucitar” a los dinosaurios que murieron hace millones de años. Lo cual dará pie a planteamientos morales y filosóficos sobre el hecho de jugar a ser dios y también de las consecuencias que eso conllevaría. Este planteamiento resulta sumamente interesante, más si cabe conforme el paso de los años y los avances nos van acercando a una realidad científica que antes suponía ciencia ficción y en el mismo momento de escribir la novela suponía una verdadera preocupación para el propio Michael Crichton, el cuál se sintió muy identificado con el personaje de Dr. Ian Malcolm, que planeta abiertamente estos principios morales y sus reticencias, y que en la última película vuelve a aparecer para volver a dar su opinión (experta) al respecto.
Cada una de las películas supondrá un punto de reflexión en este sentido, aunque el puro espectáculo visual siempre tendrá la mayor importancia, independientemente de los guiones, más o menos acertados, que giren en torno a las películas.
Se vive en todo momento una realidad paralela, un mundo muy particular donde la humanidad poco a poco ha sabido convivir con los dinosaurios, hasta el punto que en su fase final el Parque Temático es una auténtica realidad donde los visitantes pueden disfrutar abiertamente de los dinosaurios en un clima de naturalidad y aparente tranquilidad.
No cabe duda que Steven Spielberg es el verdadero alma mater de "Parque Jurásico", que en cierto modo consideró una pequeña continuación de Tiburón pero en tierra firme. Dirigió las dos primeras películas, abrió el camino, y en cierto modo nunca ha dejado de ser una saga muy personal para el director norteamericano. La segunda película la combinó en esfuerzos con La Lista de Schindler, pero aun así fue una digna secuela. El testigo lo recogió el director norteamericano Joe Johnston, que si bien no fue capaz de mantener el alto nivel de las dos primeras películas de la saga, sí se puede decir que fue un digno sucesor en cuanto a espectacularidad y elementos formales. Para dar un giro a la saga, se optó como tercer director por Colin Trevorrow que también colaboró en los guiones de su película y de la posterior. Un auténtico fan de la saga que con entusiasmo filmó la cuarta y espectacular entrega y que le dio un nuevo rumbo a la franquicia, dando pie a nuevas visiones y presentando nuevos caminos.
El último director (hasta la fecha, aunque se prevee que, Colin Trevorrow repita en la dirección en una sexta película) en filmar a los dinosaurios ha sido J.A. Bayona, y se puede decir abiertamente que al margen de Spielberg, es el director que más claramente ha sabido plasmar su sello de autor, y ha sabido mantener la esencia principal pero añadiéndole nuevos parámetros formales y nuevas perspectivas fílmicas.
Cuatro directores que han cumplido bien su labor y que han aportado su granito de arena en una tierra pocas veces explorada.

Richard Attenborough, Sam Neill, Jeff Goldblum y Laura Dern fueron los primeros actores que participaron en el proyecto dejando un recuerdo imborrable de sus personajes. Algunos repiten en la segunda, otros en la tercera, (e incluso en la quinta) y en definitiva componen el núcleo principal de la primera trilogía. Junto a ellos, también destacaron posteriormente Julianne Moore, Vince Vaughn, William H. Macy y Téa Leoni. De todos estos últimos Julianne Moore tiene un trabajo destacado en la segunda al igual que William H. Macy. Pero en términos generales es evidente que Sam Neill y sobre todo Jeff Goldblum son los actores que mejor trabajo realizan con unos personajes bien elaborados y de marcado perfil personal. En la segunda trilogía el protagonismo lo toman, Chris Pratt y Bryce Dallas Howard que repiten en ambas películas. Una relación interesante, pasional en algunos momentos, de distanciamiento en otros, pero siempre con una química particular que les convierte en una pareja de protagonistas interesante.
Industrial Light & Magic y Stan Winston fueron los encargados inicialmente de los efectos especiales y lograron marcar un hito en este campo a la vez que asombrar a unos espectadores que no habían visto nada igual hasta ese momento.
El objetivo era la creación de dinosaurios pero no desde una perspectiva de monstruos como se venía haciendo hasta el momento, sino como animales, una perspectiva naturalista. Y lo consiguieron. Un trabajo intenso, y muy elaborado que consiguió unos resultados extraordinarios. Posteriormente este aspecto ha sido tratado siempre con sumo cuidado, y ha dado siempre resultados magníficos y espectaculares.
Si es muy difícil desligar de la saga a Spielberg, lo mismo ocurre con John Williams. Su música combina emoción, fascinación, ternura y alegría a partes iguales, encaja a la perfección con el clima de la película y forma parte ya, por méritos propios de la historia del cine. Es una de las bandas sonoras más fascinantes del compositor.
Más allá de la espectacularidad de las películas, que forman un conjunto uniforme en este sentido, hay varios nexos en común en todas las películas, como las relaciones de pareja y familiares, el papel de los niños en todo este mundo y su protagonismo, o la manera en que se tratan a los animales en general por parte del ser humano.
Además, con una visión global de las películas, se plantean cuestiones muy interesantes como si Steven Spielberg fue el que logró las mejores películas de la saga, sobre si se supo mantener el espíritu del inicio, o sobre quién ha sabido evolucionar con más acierto sobre el mundo jurásico, valga la paradoja. Y estas y otras cuestiones cobran vital importancia y suponen un sugerente punto de interés para analizar con cada una de las cinco películas.

PELICULAS

Parque Jurásico
Universal contó para esta primera película con dos pesos pesados del cine (y garantías de éxito): Steven Spielberg en la dirección y John Williams en la música. Y el resultado no pudo ser más exitoso en ambos aspecto y en conjunto, batiendo récords de taquilla en su primer fin de semana (47 millones de dólares llegó a recaudar en esos días) continuando con el éxito a lo largo de los meses y en todo el mundo.
La aceptación popular fue arrebatadora, y marca, como decíamos al comienzo, un antes y un después en el subgénero cinematográfico.
La película nos sitúa ya desde el comienzo en torno al suspense. No aparece nada (se vislumbra un amenazante ojo) pero se escucha, se siente el ligero terror con el que Spielberg quiere poner al espectador en guardia (luego se utilizaría también este anticipo en otras películas). Algo, una criatura que aparentemente debiera estar custodiada en un contenedor por un grupo de trabajadores, se descontrola y acaba con la vida de una persona en un ambiente de selva. Con este comienzo, el devenir de la película buscará respuestas y nos llevará directamente a la imaginaria Isla Nublar, en Costa Rica, donde una empresa, liderada por el excéntrico multimillonario John Hammond, ha creado una serie de dinosaurios, a través de la extracción de ámbar, en una mina de la República Dominicana, con el fin comercial de establecerlos en la Isla Nublar y crear un parque temático.
Posteriormente iremos conociendo al Dr. Alan Grant y su pareja Ellie Sattler, aficionados y especializados en la paleontología y al Dr. Ian Malcolm, que formarán el trío principal de protagonistas (junto a dos niños) que irán a la isla a conocer de primera mano a los dinosaurios.
A partir de ahí todo es aventura, emoción, unos efectos especiales de una gran precisión, que sorprendieron al mundo (y aún hoy lo hacen), música e impactante sonido, y acción dinámica en una película que deja poco respiro que se mueve con cierta habilidad entre la tensión y la visión didáctica de un mundo fascinante.
Como no podía ser de otra manera, la codicia, por la compra de tan preciados embriones, también formará parte importante en este mundo tan particular, e incluso el propio capitalismo (“no hemos reparado en gastos” repite Hammond frecuentemente). Todo ese submundo se verá enfrentado a la más pura afición científica y también al amor hacia los animales, aunque sean, en este caso prehistóricos.
Todo parece funcionar aparentemente bien, y todo parece bien encajado: ambientación, aventura, drama y comedia se combinan con acierto para lograr un resultado atractivo dentro de un clímax de cine familiar, (combinando algún momento de cierto terror con escenas de verdadera ternura) a lo que ayuda una estupenda (y ya mítica) banda sonora a cargo de John Williams, profundamente motivado en crear “piezas que transmitieran una sensación de sobrecogimiento y fascinación” que el hecho de ver a dinosaurios vivos merecían. Una película bastante fiel a la novela de Michael Crichton con el propio escritor participando en el guión junto a David Koepp
Incluso la relación entre el trío protagonista, con interpretaciones solventes a cargo de Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum, es interesante y en algunos casos divertida, gracias al Dr. Ian Malcolm y sus salidas de tono y coqueteos con Ellie, su marcada personalidad, y también a los pequeño guiños feministas de Ellie.
No sabemos cómo hubiese sido la película con Harrison Ford, al que le ofrecieron el papel de protagonista, pero ni él se arrepintió de esa decisión ni la película parece que le eche de menos. Por otro lado, la aparición de Richard Attenborough en el papel de Hammond parece un guiño de Spielberg al cineasta que le arrebató el Oscar, en la edición en la que competían Gandhi y E.T., el Extraterrestre. Un personaje (Hammond) con el que Spielberg se sintió particularmente identificado.

La película nos deja algunos aspectos míticos, como imágenes de dinosaurios corriendo, la sintonía que antes comentábamos o esas ondas en el agua que se mueven al son de las amenazadoras pisadas de dinosaurio. Aspectos que ya forman parte de la historia del cine y del imaginario colectivo. También encontraremos algún sentido homenaje a películas como King Kong (1933), auténtica influencia para Spielberg (Laura Dern nos devuelve incluso aquellos míticos gritos de Fay Wray en aquella fantástica película de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack).
Esta película ganó los tres Oscar por los que fue nominada: Mejor sonido, Mejor edición de efectos de sonido y Mejores efectos visuales.
Los dinosaurios se metieron hasta la cocina (en la película y en la sociedad). Ya no se pudo escapar a su magnetismo y era evidente que ahí no se podía cerrar el capítulo y que había que conocer más sobre este maravilloso mundo...
Parque Jurásico 2: El Mundo Perdido
Aunque en la primera película tan sólo hay 15 minutos de metraje de dinosaurios reales, y dejó un poso inolvidable, en esta segunda se amplían esos minutos, para el goce visual y se mejora también en efectos especiales.
La película volvió a batir records de taquilla en el primer fin de semana de estreno. La cuestión es si el aumento de calidad llevó aparejado aumento de calidad también en la historia.
Se vuelve a contar con el mismo trío protagonista en la producción de esta secuela: Steven Spielberg, David Koepp y John Williams en dirección, guión y música respectivamente, por lo que a priori la película era complicado que perdiese en calidad y espíritu.
Al igual que ocurriese en el comienzo de la primera película, en esta ocasión se vuelve a contar con una escena impactante al inicio. Una niña es atacada por unos pequeños dinosaurios, anticipándonos lo que ocurre en esa isla. La isla en cuestión es la Isla Sorna, ubicada en las inmediaciones de la Isla Nublar de la primera película y donde los primeros dinosaurios fueron originalmente creados y criados, y donde posterior fueron liberados para vivir en libertad y fuera de las interferencias humanas.
Pero estas interferencias no tardarán mucho en surgir. Arruinado el proyecto inicial del Parque Jurásico, la nueva aventura tendrá lugar en la Isla Sorna, y hasta allí acudirán, por diversos motivos, Ian Malcolm, su hija Kelly, su exnovia Sarah Harding y dos acompañantes nuevos también Eddie y Nick. Un conjunto variopinto para afrontar unas aventuras perversas y jurásicas.
En la misma isla coincidirán con un conjunto de cazadores, de la empresa InGen, y la mezcla de personajes, intereses y por supuesto dinosaurios tendrá un efecto devastador en cada uno de ellos y emocionante en la película.
Tenemos por tanto nuevo elenco de actores, repitiendo Jeff Goldblum, junto a Julianne Moore, Vince Vaughn, Pete Postlethwaite, Arliss Howard y Vanessa Lee Chester.
Excepto los dos primeros, el resto tiene papeles bastante sencillos, aunque siempre de suma importancia, destacando nuevamente Jeff Goldblum en un papel más completo y elaborado y Julianne Moore como intrépida aventurera.
Todo vuelve a encajar bastante bien, pero es evidente que la historia tiene ciertas similitudes a la primera, y aunque lógicamente el factor espectacularidad, emoción y aventura sigue siendo fundamental, el guión adolece de algo más de contenido y de algo más de complejidad.
Las imágenes, siempre impactantes sobre dinosaurios, se muestran ya desde el principio y vuelven a resultar espectaculares.
Hay un aspecto en el que esta película profundiza un poco más que la anterior, y es en la crueldad del hombre con los animales en general, y con los dinosaurios de la isla en particular. Se ofrecen imágenes algo duras sobre la caza de los dinosaurios ante la alarma y desolación de la parte de las expedición “buena” de la película.
Este aspecto ecológico resulta particularmente atractivo y se trata con verdadero tacto. Tenemos también más acción, como la escena de la furgoneta a punto de caer sobre un barranco, y un nuevo festival de efectos especiales, pero pierde ineviitablemente en novedad y originalidad. Al igual que ocurriese en la historia de "King Kong", en esta nueva aventura se traslada a la “bestia” a la civilización, a San Diego, con consecuencias similares.
Tenemos por tanto una digna secuela, que mantiene la esencia de la película original, que amplía el aspecto técnico y se deja algunos resquicios narrativos, sin perder interés o emoción pero arrastrando un leve matiz de repetición o falta de imaginación, que incluso el propio Spielberg admitió, como una pequeña desilusión cuando estaba en proceso de producción, cuestión por la cual quizás no se animase a dirigir una tercera película.
Parque Jurásico III
Al igual que ocurre con la segunda película, con esta tercera podemos decir que hay una inevitable sensación de más de lo mismo. Se recupera al Dr. Alan Grant de la primera (e incluso unos minutos a Ellie Sattler) en un intento de recuperar el espíritu de esa película primigenia, pero ya no se cuenta ni con Spielberg ni con Williams para director y música respectivamente (aunque ninguno de los dos se desvincula por completo del proyecto).
La aventura de esta tercera película vuelve a perder el originalidad aunque mantiene un buen nivel técnico. El Dr. Alan es seducido engañosamente para ir a la isla Isla Sorna donde al comienzo de la película ya se puede observar un hecho dramático que probablemente tenga relación con la pareja que convence al Dr. Alan. Una vez en la isla, se sabrán las verdaderas razones de estar en ella, y por tanto los peligros que van a correr. También contaremos con participación infantil, manteniendo esta tercera película el carácter familiar de toda la saga hasta el momento.
Técnicamente se vuelve a estar a un gran nivel, comenzando con una espectacular escena en la que el avión que aterriza en la isla se estrella y los tripulantes son perseguidos por dinosaurios. Igualmente podremos gozar de una apasionante pelea entre dinosaurios y una fantástica escena en una especie de jaula. Todo muy intenso y fascinante.
El problema es que no hay mucho más, más allá de la espectacularidad de las imágenes. El guión es sencillo, y los diálogos bastante recurrentes, perdiéndose casi por completo el humor. Una vuelta de tuerca razonable en su aspecto puramente comercial pero innecesaria en su aspecto de autor o de franquicia.
Joe Johnston la dirige, después de haberlo hecho con películas como Cariño, He Encogido a los Niños o Jumanji, con lo que se contaba con ciertas garantías de que la cinta iba a aprobar en el aspecto técnico y emotivo, aunque con resultados dispares.
El guión lo firman Peter Buchman, Alexander Payne, y Jim Taylor, basado en las novelas de Michael Crichton, el cuál participa inicialmente en el guión de esta película, abandonando posteriormente. La música corre a cargo de Don Davis, por recomendación de John Williams (que en ese momento se encontraba realizando la banda sonora de A.I. Inteligencia Artificial, de Steven Spielberg) aunque manteniendo la sintonía tradicional de John Williams.

En cuanto a los intérpretes, en esta ocasión se cuenta con el mencionado Dr. Alan (Sam Neill) en un papel más flojo aun teniendo mayor peso en la película. William H. Macy, Téa Leoni, Alessandro Nivola, Trevor Morgan, Michael Jeter y la propia Laura Dern completan un reparto principal en el que no destaca ninguno especialmente en línea con el clima general de la película.
Esta tercera película -la más corta de la saga- parece cerrar un ciclo, que ha ido yendo de mejor a peor, y se demuestra en el propio cambio de título de las películas siguientes. A partir de entonces Jurassic World será como se llamen las siguientes películas de la saga, con el fin de darle otro tono, y algo de aire fresco.
Queda por saber si subieron o bajaron el nivel de primera trilogía...
Jurassic World[/size]
Catorce años después de la tercera película y veinticinco de la primera nos llegaba una película con aparente intención de aire fresco. Se cambia el título (de Jurassic Park a Jurassic World) y en cierta medida se cambia algo de su estilo, pero siempre con la intención de no perder espíritu. Con estas premisas, se cuenta con un director fan de la saga, aunque con poca experiencia en este tipo de películas, Colin Trevorrow y con dos actores “pesos pesados”, Chris Pratt y Bryce Dallas Howard y el resultado es bastante interesante.
La película se traslada a 22 años después de lo que ocurrió en el Parque Jurásico. Volvemos por tanto a la Isla Nublar que se ha transformado en lo que en un principio se intentó: un gran Parque Temático para el disfrute de los afortunados visitantes que tienen la ocasión de visitarlo. El sueño cumplido de John Hammond. Y entre esos afortunados estarán dos hermanos (Gray y Zach) que además del interés de disfrutar del Parque también estará el de ver a su tía Clair que lo dirige. La personalidad de Clair, el encuentro con sus sobrinos y con Owen (un cuidador de los Velociraptors) y las consecuencias de los experimentos con dinosaurios marcarán todos los acontecimientos de una película que conforme pasan los minutos descubriremos que se trata de toda una fiesta del espectáculo, las emociones fuertes y el impacto visual.
Al contrario de lo que ocurría con anteriores películas, en esta ocasión no hay un hecho traumático como prólogo, sino la eclosión de un huevo de dinosaurio. Posteriormente una garra golpeando el suelo con un sonido potente, parecerá que es la de un dinosaurio, antes de que la cámara se aleje y en un divertido engaño visual, muestre al dueño de la garra que es un pájaro en el césped de un jardín, en un toque irónico inteligente, y un guiño cultural a la evolución de las aves a partir de los dinosaurios.
El director Colin Trevorrow, que participa además del guión junto con Rick Jaffa, Amanda Silver y Derek Connolly, deja claro desde un primer momento la intención de realizar algo distinto, de dar otro aire a la franquicia desde un enfoque de más acción. Pero a pesar de esto, y dado que Steven Spielberg no está desvinculado ni mucho menos del proyecto, el espíritu inicial había que mantenerlo, y en este sentido, la música de Michael Giacchino trabaja con sumo respeto las sintonías de John Williams, los guiños a Parque Jurásico, o a John Hammond (estatua o vestuario en blanco de Claire) son continuos y en definitiva el objetivo es realizar algo nuevo sin perder la esencia (incluido el rodaje en 35 y 65 mm para mantener el ambiente inicial). Incluso el director se permite su propio homenaje a Spielberg con un tiburón siendo víctima de un dinosaurio…
La química entre los dos actores principales, Chris Pratt y Bryce Dallas Howard consigue que la película además de ganar en intensidad, lo haga en divertimento. Por un lado el personaje frio, calculador y con pocos sentimientos familiares de Clair (la cuál siente también poca humanidad hacia los dinosaurios, como se demuestra en una escena en la que atraviesa un holograma de uno de ellos o su manera de ver a los que están encerrados) que ni en el momento más extenuante de la lucha en la isla es capaz de quitarse sus zapatos de tacón, en contraposición con la sencillez, valentía y amor hacia los dinosaurios de Owen. Un buen trabajo de interpretación que se verá recompensado con la continuidad en la siguiente película.
Jurassic World parece un mundo nuevo con algo que ya hemos visto y recordamos. Al haberse hecho realidad la creación del Parque Temático, nos encontramos con nuevas realidades y nuevos retos. Por un lado tendremos la domesticación de dinosaurios, donde tendrá un papel fundamental Owen. Por otro lado tendremos nuevamente la ambición del ser humano, y las consecuencias (en forma de arma) que puede derivar esta domesticación (“un animal extinto no tiene derechos” afirma quién tiene esta intención) y por último tenemos la continua experimentación que dará lugar al Indominus Rex, un dinosaurio con capacidades letales que pondrá patas arriba todo el Parque Temático. Estas nuevas realidades y escenarios, darán mucho juego y efectivamente marcarán un nuevo inicio de una saga que se revitaliza con esta película.
En el plano animal, los Velociraptors cobran mayor protagonismo, sentiremos la presencia del T-Rex de la primera película, y tendremos un nuevo amigo, el Indominus Rex. Un intenso trío que dará pie a escenas espectaculares y además dará lugar a algo nuevo también en la saga: los dinosaurios empezarán a cobrar un protagonismo nuevo. El T-Rex de la primera lo encontraremos aquí en un plano vengativo, pero además tendremos un “villano” inteligente, el Indominus Rex y tendremos un “superhéroe” el Velociraptor “Blue”, que además volverá a tener protagonismo en la siguiente secuela.
Con todo esto la película adquiere una gran intensidad, los dos personajes principales y la química que transmiten permiten que la película adquiera gran autenticidad. El guión sin llegar a límites complejos es lo suficientemente atractivo para que la acción se desarrolle en unos cauces de coherencia narrativa bastante aceptables, e indudablemente los avances técnicos en materia de efectos especiales nos permiten que estemos ante la película más espectacular en este sentido y ante una más que digna secuela que logró un gran éxito de taquilla.
Al igual que ocurría con la primera película, todo no resulta como se había deseado, y el final de la película (con homenaje a Los Pájaros de Alfred Hitchcock incluido) es tan abierto que una quinta podía discurrir por varios cauces. Por el que se optó finalmente, y por la manera en que iba a desarrollarse, decidieron que la dirigiese un cineasta español llamado J.A. Bayona, que ya había deslumbrado en Hollywwood con Lo Imposible y con Un Monstruo viene a verme. Las expectativas y el listón estaban muy altos.
Jurassic World: El reino caído [/size]
Resulta casi increíble que en una superproducción de tal magnitud como supone esta película, se aprecie claramente la mano del director. Pero así sucede. Y en no poco momentos, podemos confirmar que estamos ante un producto J.A. Bayona. Y eso tiene su mérito, tanto en la dirección como en la producción.
Los dinosaurios que quedaron y que camparon a sus anchas tras el desastre del Parque Temático en la Isla Nublar, se ven amenazados por un volcán que amenaza con acabar con todas las especies, tal y como sucediese hace millones de años. Ante tan catastrófica situación Claire, que ahora trabaja en una organización como activista para proteger a los dinosaurios intentará recabar la ayuda del gobierno para salvarles. El destino nuevamente la unirá a Owen, y ambos acudirán a la Isla a intentar salvar, contrarreloj, a los dinosaurios que puedan.
La premisa se presenta muy atractiva y nos presenta además la película más ecológica y con más sentido animalista de la saga hasta la fecha, donde más claramente se pone en valor la vida de los dinosaurios y donde más evidente se muestran las posturas tanto a favor como en contra sobre el asunto. Incluso contaremos con la presencia del Dr. Ian Malcolm (Jeff Goldblum), en un cameo interesante y significativo en la historia, como persona entendida en el tema y con controvertidas (aunque razonables) opiniones sobre el salvamento de los dinosaurios.
En este sentido, en cierto modo nos encontramos ante una versión jurásica de Frankenstein, donde la bestia que se crea se revuelve contra el creador y de paso contra todo lo demás. La avaricia, la codicia y el egoísmo frente a sus propios fantasmas y sus propias ambiciones en un juego de terror dramático.
Una de las novedades de esta película es que se desarrolla en dos escenarios claramente diferenciados, la Isla Nublar, y la mansión de Lockwood donde acabarán algunos dinosaurios para ser subastados. En este doble plano, podemos hablar de dos partes muy diferentes, pero con el estilo Bayona en ambas. Se podría decir que en la primera parte, tras la erupción del volcán en la isla, hay mucho de Lo Imposible, y que en la segunda parte, en la mansión, hay mucho de El Orfanato y de Un Monstruo viene a verme.
Y aquí radica la magia de esta película de Bayona (que ha sabido acompañarse de personas de confianza como productora y director de fotografía españoles). Por un lado ha sido capaz de mantener el espíritu de la saga, hasta el punto que ha fascinado al propio Steven Spielberg, y por otro lado ha sabido añadirle ese terror gótico tan característico de su corta filmografía, ese drama tan intenso y particular e incluso cierta comedia que en conjunto conforma una película bastante redonda y con pocas fisuras en casi ningún aspecto. El guión es obra del anterior director Colin Trevorrow y de Derek Connolly teniendo como objetivo principal crear algo más original y abrir nuevas vías narrativas.
Se mantiene la pareja protagonista, que funciona bastante bien nuevamente, y se mantiene la espectacularidad en cuanto a efectos especiales de la película anterior, logrando un resultado extraordinario en casi todas sus secuencias.
Otra particularidad que ya ocurría con anterioridad pero que ahora se potencia, es la personalización y el gran protagonismo que adquieren los dinosaurios, como personajes propios y teniendo en Blue, a un personaje cinematográfico más en toda regla. Todo un acierto para lograr la empatía necesaria que nos permite situarnos en posiciones complicadas y sufrir o disfrutar con ellos.
No se abandona el tono infantil y familiar en algunos aspectos, aunque sin duda alguna esta película es la menos convencional en este sentido y es la que más se atreve a cruzar líneas complicadas y a caminar por terrenos más embarrados. Todo ello con bastante acierto.
Con todo, se puede decir que estamos ante la mejor secuela de la saga y la que además nos abre un camino tan apasionante y enigmático para la siguiente, que cuesta pensar hacia dónde va a virar este fantástico mundo jurásico y cuántos capítulos más nos deparará en el cine.

En líneas generales, además de estar ante una saga de indudable éxito taquillero y popular, estamos ante cinco películas hasta la fecha bastante coherentes, con un nivel bastante aceptable y donde brillan con luz propia la primera y la última. El conjunto de la saga contiene un claro mensaje ecológico y animalista que no caduca con los años y que ya venía inmerso en el espíritu de las novelas de Crichton. En esta línea, siempre se ha cuestionado el avance científico en el campo de la genética y a través de diversos personajes y posturas, se han planteado debates abiertos e interesantes sobre el rumbo que lleva este tema. Un tema que a priori se presenta como ciencia ficción y que con el paso de los años va cobrando más vida y actualidad.
Aventuras, relaciones familiares, nuestra situación en el mundo, la codicia humana, la honestidad y toda una serie de temas importantes se tocan en cada película y suponen un conjunto firme que se mantiene a lo largo de cada una de las películas con respeto, con cordura y con un aire de nostalgia en cada una de ellas bastante atractivo y emocionante.
Del siguiente capítulo, ya sabemos que estará en las pantallas en el año 2021, que lo dirigirá nuevamente Colin Trevorrow y que probablemente lo siga protagonizando Chris Pratt, sin saber aún nada sobre el guión.
Una película que cerraría la segunda trilogía y que continuaría una saga que ha sabido crearse un mundo muy particular y personal y ha sabido también mantenerse con dignidad, acierto y entusiasmo a lo largo de todos estos años, en base principalmente al respeto por el espíritu inicial de la franquicia y también por la implicación siempre considerable y sin aparentes interferencias del verdadero alma mater de todo este fascinante mundo jurásico: Steven Spielberg.
@sergio_roma