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Especial Óscar 2014: Mejor Guion Original
Alberto Frutos, 15/02/2014

Una de las categorías reinas de la noche supone, en esta ocasión, un nuevo ejemplo del altísimo nivel que encontramos en la cosecha cinematográfica de este año. Tenemos de todo y todo, a su manera, tiene un valor personal e intransferible. De un grupo de perdedores excéntricos adictos a los peinados locos, pasando por un padre y un hijo perdidos en medio de la América profunda, un cowboy de rodeo enfermo de sida, la historia de amor entre un hombre solitario y su sistema operativo, hasta llegar a un Woody Allen, que es un género en sí mismo. La comedia, el drama, el romance, la denuncia social, el thriller setentero: casi todos los géneros aparecen representados en un conjunto de nominados donde los nombres ilustres, de lo indie y lo comercial, dan la mano a un grupo de novatos que ofrecen trabajos a la altura. Historias diferentes, cotidianas, cercanas y extravagantes que dan forma a una categoría de las poquitas en las que los viajes espaciales de Cuarón y los esclavos de McQueen no pueden rascar bola. Emoción e incertidumbre, eso sí, con dos grandes favoritas. Y además una de ellas es una obra maestra.

(2ª nominación / 0 Óscar como guionista) - LA GRAN ESTAFA AMERICANA
Ya tenemos de vuelta en el Dolby Theatre al bueno de David O. Russell, el nuevo niño mimado de Hollywood. O quizás deberíamos decir el nuevo adolescente mimado de Hollywood, porque ya es la tercera vez que se planta en los Óscar con unas cuantas nominaciones bajo el brazo. Después de quitarse la etiqueta de director malhumorado, conflictivo y desagradable con sus actores (preguntad a George Clooney), se reformó, aprendió los trucos de la industria y coló The Fighter en la carrera de premios, llegando a conseguir la estatuilla para Christian Bale y Melissa Leo. Por si fuera poco, dos años después, gran parte del público y de la crítica se volvieron locos con El Lado Bueno de las Cosas, comedia romántica que consiguió ocho nominaciones, haciendo realidad el de Jennifer Lawrence como mejor actriz. Un año después, con La Gran Estafa Americana, Russell supera sus registros y consigue 10 opciones a estatuilla. Con todo, y pese al impulso inicial que pareció coger en los Globos de Oro y los Critics’ Choice, esta historia de engaños, corrupción, pelucas y esmaltes de olores extraños, llega a la recta final algo desfondada, sin ser favorita en prácticamente ninguna de las categorías a las que opta. Salvo, otra vez, Lawrence y la que nos ocupa. Russell ha conseguido su mejor película gracias, sobre todo, a sus actores y a su estupenda ambientación, pero no podemos pasar por alto un libreto que va tejiendo una tela de araña en la que el romance, las bajas pasiones y los giros se van descubriendo con estilo y, especialmente, ritmo. Diálogos que se suceden a una velocidad de vértigo, réplicas inspiradas y un humor marca de la casa, entre surrealista y exagerado, son el punto extra de un guion que, por encima de todo, triunfa en la combinación del thriller de triquiñuelas más básico y la comedia romántica de enredos.
A FAVOR: Ser la tercera en discordia tras la batalla que se va a librar, presumiblemente, entre Gravity y 12 Años de Esclavitud. Diez nominaciones no son moco de pavo y si finalmente Lupita vence a Jennifer Lawrence, esta es la categoría en la que la película de tiene más opciones para evitar irse sin premios importantes.
EN CONTRA: Spike Jonze y su obra maestra. Además, la Academia ha demostrado que le ha gustado mucho Dallas Buyers Club. A pesar de tener mucha presencia con sus dos trabajos previos, David O. Russell nunca ha terminado de salir triunfador de la noche. No parece que en esta ocasión vaya a cambiar demasiado la tendencia.
Ganador: Nueva York, San Francisco, Denver.
Finalista: WGA, Globo de Oro, BAFTA, Critics' Choice, NSFC, Satellite, Chicago, Crítica Online, Southeastern, Washington, St. Louis, Ohio, Florida, Detroit, Houston, Georgia, North Carolina.

Nos volvemos a ver, Woody. Tú, yo y la estatuilla. Multinominado, multipremiado, multiausente y, ahora, multipolémico, Allen vuelve a optar a la estatuilla dorada por su trabajo como guionista con una historia que se diferencia de todas las demás que ha escrito, y son unas cuantas, por su contexto actual. En ninguna otra ocasión el maestro neoyorquino se ha apoyado tanto en una situación contemporánea, protagonizada por la crisis económica, su repercusión social y la desaparición, aunque para muchos sea todo lo contrario, de la línea que separa las clases. Su triste Jasmine debe resucitar en un universo que se aleja de todo lo que conocía, adaptándose a un sistema de vida y, aún más complicado, un estilo de personas a las que siempre miró por encima del hombro. Lo que para muchos es una comedia, y algo de eso hay, esconde un auténtico drama caracterizado por la manera en la que Allen y su guion tratan a su protagonista. Temas tan delicados como la enfermedad mental, la corrupción y el hundimiento del sueño americano convertido en pesadilla global, se combinan con las dosis de neurosis, pastillas, celos y venganzas matrimoniales que siempre han estado presentes en la filmografía de un cineasta que, a la manera de Scorsese, por poner un ejemplo también respaldado este año por la Academia, mantiene un estado de forma mucho más envidiable de lo que pueda parecer por su edad.
A FAVOR: La carrera de Allen y el cariño con el que la Academia le ha tratado siempre. Blue Jasmine ha contado con el favor del público, consiguiendo una taquilla nada desdeñable y críticas excelentes. Celebrada por muchos como la mejor película de Woody en la última década (lo mismo que se dijo con Match Point y Midnight in Paris), cuenta con un Óscar asegurado (Blanchett) que podría funcionar como efecto arrastre.
EN CONTRA: Spike Jonze y su obra maestra. La polémica extracinematográfica que, pese a no estar nada clara, o quizás por eso, puede anular las opciones que tenga. Además, la estatuilla de Midnight in Paris, conseguida hace solo dos años, parece demasiado reciente. Y Woody no es Jennifer Lawrence, claro.
Finalista: WGA, BAFTA, Critics' Choice, Independent Spirit, Satellite, Chicago, Crítica Online, Washington, San Diego, Denver.

Pocos esperaban que esta historia basada en la vida real de Ron Woodroof, cowboy de rodeo tejano enfermo de sida, consiguiera tantas nominaciones pese a su relevancia, principalmente en las categorías interpretativas, a lo largo de la carrera de premios. Pero esta historia de superación, lucha y resistencia frente a los intereses de la medicina más corrupta ha calado hondo en el corazón de los académicos, algo previsible vistas las formas y el carácter clásico y academicista con el que Borten y Wallack dan forma a la trama. Su mayor logro, más allá del recital de McConaughey y Leto, lo encontramos en la capacidad de la historia para, pese a ser previsible en todos y cada uno de sus pasos, conseguir que el espectador no pierda en momento alguno el interés por estos personajes, tan extremos como perfectamente diseñados para que la platea se sienta identificada con ellos y sus motivaciones. Poco margen para la sorpresa: estamos ante el guion más rutinario y convencional de los nominados pero también, cuidado, el más oscarizable (en teoría). Una historia que tiene casi todo para emocionar y, además, hacer pensar al público, ofrecerles una reflexión más que interesante sobre los lados oscuros de las farmaceúticas y dar a conocer los logros conseguidos por un personaje protagonista tan atípico como adorable. Material de Óscar.
A FAVOR: Enfermedad terminal, superación personal y secundarios bienintencionados que luchan contra malos muy malos. Es puro Óscar, pura Academia, puro Hollywood. La película ha gustado, de eso no hay duda, y tiene bastante cerca dos estatuillas importantes, actor y actor secundario, que los académicos podrían querer redondear con este premio.
EN CONTRA: Spike Jonze y su obra maestra. Russell y sus actores. No ha ganado absolutamente nada en la carrera de premios y solamente ha sido finalista en el WGA. No deja de ser una película menor frente a los titanes que se van a repartir el pastel. Sus opciones de premio están en otras categorías.
Finalista: WGA.

Qué complicado es ser objetivo y analítico con las obras maestras. Porque el último trabajo de Spike Jonze es eso, la mejor película del año que lleva menos de tres meses con nosotros. Las razones son muchas, empezando por su reparto (maravilloso Joaquin Phoenix y milagrosa Scarlett Johansson, que no necesita más que una voz para enamorarnos locamente), pasando por su factura técnica, mínima y apabullante al mismo tiempo, hasta llegar, claro, a su guion original. En su trabajo como cineasta más personal y romántico, más delicado y brillante, Jonze firma también su mejor libreto, un cúmulo de aciertos que da forma a una inolvidable historia de amor que consigue cautivar, emocionar y asustar. Porque, detrás del romance de sus personajes, está una visión terrorífica de la relación entre nuestra sociedad y esos avances tecnológicos que están haciendo explotar en mil pedazos las diferencias entre lo real, lo humano y lo irreal. Las influencias inevitables de Black Mirror están ahí, pero Jonze prefiere dejarlo en segundo lugar, que sea el espectador el que llegue a sus propias conclusiones sobre el lugar en el que estamos y el lugar al que nos dirigimos de manera inminente, y se centra en Theodore y Samantha, dos personajes que están ya en la antología del cine romántico. Reflexiones llenas de melancolía, diálogos que se te clavan en el corazón, desarrollo dramático medido al milímetro, Her tiene el mejor guion del año. El más innovador, el más emotivo, el más redondo. Y ya dije que iba a ser complicado ser objetivo y analítico con ella. Y Spike Jonze no tiene un Óscar, pese a su brillantísima trayectoria (Cómo ser John Malkovich, El Ladrón de Orquideas, Donde viven los monstruos).
A FAVOR: Ha tenido una carrera de premios ejemplar, ganando en la mayoría de los casos, incluyendo los gremios más importantes. Jonze no tiene ningún Óscar y esta parece la opción perfecta para arreglarlo. La ausencia en la categoría de director puede reconvertirse en premio de consolación en esta. Y ser una obra maestra, algo que debería ayudar a conseguir premios.
EN CONTRA: Russell y sus diez nominaciones. La posibilidad de que La Gran Estafa Americana consiga este premio y la Academia se conforme con entregarle a Jonze algún Óscar técnico. Aunque el auténtico factor en contra es, o debería ser, que la Academia no haya visto la película. O que sean demasiado mayores para entender las nuevas tecnologías. Y ambas cosas pueden suceder.
Ganador: WGA, Globo de Oro, Critics' Choice, Chicago, Crítica Online, Southeastern, Las Vegas, Washington, Nueva York Online, St. Louis, Kansas, Florida, Toronto, Ohio, Oklahoma, San Diego, Detroit, Austin, Georgia, Indiana.
Finalista: Los Ángeles, Satellite, Dallas, San Francisco, Londres, Houston, North Carolina.

Cuando uno escribe sobre una película de Alexander Payne, tiende a pensar en el guion como máximo exponente del filme. Esta historia en la que un Quijote llamado Woody (magnífico Bruce Dern) y su Sancho Panza (notable Will Forte) se enfrentan a molinos de viento del tamaño del paso del tiempo, la búsqueda de la identidad propia, las relaciones entre padre e hijo y, por encima de todo, una segunda oportunidad, creada a raíz de una ilusión intangible, para encontrar la dignidad perdida, tiene tanto de Payne que sorprende que no haya puesto ni una sola coma en un libreto firmado por Bob Nelson. Porque todas las constantes de su cine están ahí, lo que provoca que el trabajo de Nelson vaya más allá consiguiendo dos logros; el primero, adaptarse a la perfección al universo propio de un cineasta bastante particular; y el segundo, hablar de las cosas más importantes con los elementos mínimos. Porque lo que nos encontramos en Nebraska es un conjunto de personajes tan reducido como carismático, repletos de matices, surrealismo, sarcasmo y ternura. Y honestidad. Mucha honestidad. Toda la que quepa en un guion. Nelson dibuja cada evolución de sus protagonistas con delicadeza absoluta, sin aspavientos innecesarios ni impulsos de pretensiones artísticas superiores; no, simplemente nos cuenta cómo les van las cosas, porque parecen sostenidos en el aire mientras, bajo sus pies, el mundo sigue girando. En definitiva, Nebraska es una película donde forma (ese blanco y negro que es pura elegancia) abraza de forma pasional al contenido, un guion tan pequeño que sorprende lo enorme que termina siendo en su totalidad.
A FAVOR: Estamos ante un trabajo profundamente americano, tanto que los académicos podrán identificarse sin problema alguno con la mayoría de personajes que Nelson va presentando poco a poco. Muchos, además, leerán Payne donde pone Nelson, y ya sabemos el cariño que la Academia tiene por el director estadounidense desde que estrenó Entre Copas. La crítica lo adora y cae muy bien en la industria.
EN CONTRA: Solamente ha conseguido un premio en una carrera de premios que tiene un claro líder y un claro aspirante en segunda fila. Sus opciones reales son muy pocas y su carácter de película pequeña, más que ninguna otra de las nominadas, puede jugar en su contra.
Ganador: Phoenix.
Finalista: WGA, Globo de Oro, BAFTA, Critics' Choice, Independent Spirit, Chicago, Dallas, San Francisco, St. Louis, Ohio, North Carolina.