Cuando América no cesaba de recibir barcos cargados de emigrantes, el territorio indio de Dakota permanecía agreste e inexplorado en su mayoría. Con la propagación de noticias relativas al hallazgo de oro, la codicia se aviva en el corazón de muchas gentes, que organizan caravanas al territorio para encontrar fortuna. En una de esas caravanas, la bonita Lee viaja acompañada de su padre. También va con ellos el joven irlandés Dan O'Malley, que también sueña con que la suerte le sonreirá. En paralelo, tres forajidos con pintas no muy amigables merodean de cerca esta caravana, observando con atención los lozanos caballos que portan los pioneros.
La secuencia de la carrera, por su gran cantidad de detalles y personajes implicados, requirió dos días de rodaje y un considerable despliegue de medios. Por su ambición y logros técnicos, con el paso de las décadas, se ha vuelto una escena de referencia estudiada por otros directores de western.