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Estrenos: Clásicos en horas bajas
José Hernández, 24/01/2014
Cómo se nota que ya han acabado las navidades, que el primer arreón de premios del año ha quedado atrás y que todavía quedan un par de semanas para aprovecharse del siguiente. Esta es posiblemente la semana más inerte del invierno, con pocos estrenos mayoritarios que realmente despierten interés, lo que por un lado nos viene bien a nosotros, porque en vez de ir al cine podéis aprovechar el sábado para votar en los PREMIOS CINEOL. Para los que ya hayan votado, las opciones con más salas son un denostado remake de un clásico moderno, una versión a un solo paso de The Asylum de un mito griego clásico y la segunda y última entrega del último delirio de un danés loco. En estrenos más limitados, un drama con críticas magníficas, un thriller español que pasó por Sitges, un drama nacional con el sello de la Seminci y un par de filmes enanos que solo verán en un par de salas de Madrid y Barcelona. Los estrenos de esta semana son:
Casi Inocentes
Hércules: El Origen de la Leyenda
Mindscape
Nymphomaniac. Parte 2
Oldboy
Otel·lo
Presentimientos
¿Qué Hacemos con Maisie?
No olvidéis votar y comentar las películas que vayáis viendo en su ficha para compartir con los demás cineolianos vuestras impresiones.

Quizá la película más modesta de la semana sea el drama español CASI INOCENTES, adaptación de una premiada novela de Pedro Ugarte realizada por la directora artística Papick Lozano. El argumento nos presenta a una familia encabezada por Fernando Cayo y Ana Fernández, que un día sufren un accidente. Su casa se quema, y ellos quedan paralizados por el terror, con su hijo pequeño dentro de la vivienda en llamas. El niño logra salvarse gracias a la intervención de un inmigrante que desafía al fuego para salvarlo, y desde entonces la familia sentirá una deuda de gratitud con él que les hará darle cobijo, comida y atención. Pero este tercer personaje irá viciando poco a poco la relación familiar. El filme juega a dos aguas: el drama familiar y personal de un padre incapaz de ayudar a su hijo, y el thriller que va entrando en escena conforme el extraño va destruyendo el núcleo de esta familia. Está por ver si llega a las cotas de calidad de El Intruso (Enduring Love) o se queda en una mera De Repente, un Extraño.
Recomendada para: Los que no sepan si serían capaces de ser héroes ante el peligro.
Que huyan de ella: Los que ya hayan disfrutado con versiones más lúdicas y extrañas de este planteamiento, como Borgman o Boudu Salvado de las Aguas, y les sepa a poco un dramón.
Pasamos al género más experimental. OTEL·LO es una nueva versión de la clásica obra de teatro de William Shakespeare: el moro de Venecia consumido por los celos hacia su mujer, la bella Desdémona, por culpa del astuto y malvado Iago, que simula ser su amigo. El filme nos presenta un rodaje de Otelo con un director dispuesto a sacar el máximo de sus actores, sin escrúpulos morales, legales ni sexuales. Una sabandija que, con tal de mostrar pasiones, intrigas y celos candentes en la pantalla, se esforzará al máximo para crearlos en la vida real, hasta que la frontera entre la imaginación y los hechos se desdibuja y los límites de la representación se ponen en juego. Y no se llama Abdellatif Kechiche, ojo. Jugando entre la realidad y la ficción, entre el rodaje y la propia obra, la cinta hace una reflexión sobre la moral en el proceso creativo y sobre los límites entre el artificio de una realidad y la verdad en una ficción. La película ha acumulado elogios y algún premio a su paso por festivales como San Sebastián, Sevilla, Barcelona y Atlántida.
Recomendada para: Los que deseen indagar en los temas de Shakespeare a través del metalenguaje.
Que huyan de ella: Los que quieran sus adaptaciones del bardo limpitas y fieles al texto original.

Otra que ha pasado por festivales es MINDSCAPE, que en concreto se exhibió en Sitges con gran expectación previa y cierta decepción posterior. La ópera prima de Jorge Dorado, producida por Jaume Collet-Serra, plantea una sociedad en la que existen individuos con habilidades especiales, capaces de entrar en los recuerdos de las personas, lo que es utilizado para tratamientos psicológicos e investigaciones criminales. Uno de estos hombres (Mark Strong), caído en desgracia, recibe un encargo aparentemente sencillo: conseguir que la hija de una familia rica (Taissa Farmiga) deje su huelga de hambre. Conforme vaya desentrañando la tela de araña de los recuerdos y traumas de la joven, se encontrará más y más convencido de que guarda un secreto muy turbio y peligroso... Se trata de un thriller perfectamente competente en cuanto a su puesta en escena, sus actores y su ritmo, pero que depende por completo de sus trampas de guion para funcionar. Si te las crees, te encantará. Si encuentras lagunas (que las hay) o adivinas los giros de guion (que no es muy complicado), la cosa se cae como un castillo de naipes, sobre todo porque las actitudes de los personajes parecen entonces incoherentes y los recursos del director para crear suspense gratuitos.
Recomendada para: Los que alabasen producciones españolas de género con apariencia internacional como Luces Rojas o Intruders.
Que huyan de ella: Los que formen parte del nutrido grupo de detractores de estas cintas tan prometedoras como fallidas.
Santiago Tabernero (Vida y Color) tampoco triunfó en la Seminci con el drama PRESENTIMIENTOS, basado en la novela homónima de la reciente Premio Planeta Clara Sánchez. Julia y Félix (Marta Etura y Eduardo Noriega, este último también coguionista de la cinta, algo inédito para el actor) son un matrimonio que atraviesa una pequeña crisis. Para resolverla deciden ir a pasar unos días de vacaciones a la playa. En el camino a la urbanización discuten y Julia se baja del coche. En el trayecto andando, ella tiene un accidente y queda en coma. Mientras Félix se vuelca en cuidarla, ella intenta desde lo más hondo de su mente volver a salir al mundo de los vivos. Esta extraña mezcla entre tragedia telefilmera y fantasía onírica ha sido recibida con cierta frialdad entre la prensa. Es muy raro que los grandes medios españoles pongan a parir una película española, en parte porque son ellos mismos son los que financian el cine nacional, en parte por simpatías y colegueos de los críticos. Pero sus alabanzas han sido dispersas y tibias, y en los blogs no ligados a las grandes cadenas hay de todo: desde los que alaban su valentía formal y riqueza temática hasta los que la califican de despropósito plano que copia a Hable con Ella y ¡Olvídate de Mí!. Los primeros son algo más numerosos, si sirve para descantar la balanza.
Recomendada para: Los que quieran ver cine español con un toque distinto.
Que huyan de ella: Los que crean que Eduardo Noriega es el Keanu Reeves español.

Mucha más unanimidad hay en torno a ¿QUÉ HACEMOS CON MAISIE?, de Scott McGehee y David Siegel (En lo más Profundo, La Huella del Silencio). Se trata de una adaptación situada en la actualidad de una novela de Henry James, que trata de una pequeña de 7 años que se ve envuelta en el conflictivo divorcio de sus padres, una estrella del rock cuya juventud y mejor momento quedó ya atrás, y un importante corredor de arte. Teniendo en cuenta que es una de las películas que mejores críticas recibió el año pasado en Estados Unidos, con la prensa unánimemente coincidiendo en la solidez de su guion, en las magníficas interpretaciones de su reparto (Julianne Moore, Steve Coogan, Alexander Skarsgård y, sobre todo, la pequeña Onata Aprile) y en la sensibilidad de su realización, se puede considerar como una de las grandes olvidadas de la temporada de premios. Nadie se acordó de ella a la hora de repartir galardones, lo cual demuestra que la escasez de memoria (se estrenó en primavera) no es exclusiva de los miembros de la Academia. Sea como sea, es sin duda la película más abiertamente recomendable de los estrenos de la semana.
Recomendada para: Los que busquen complejidad dramática y calidez emocional. O sea, los que busquen cine de calidad.
Que huyan de ella: Los que no estén preparados para absorber la desnudez de un drama humano.
La otra opción para los que no quieren arriesgarse con alguna cinta española o no quieren sufrir un ictus con una de Hollywood es NYMPHOMANIAC. PARTE 2, la segunda y última entrega de esta versión corta de la película porno de Lars von Trier. Si hace un mes pudimos empezar a conocer la turbulenta y clitórica vida de Joe (Charlotte Gainsbourg), una ninfómana depresiva y convencida de su podredumbre moral, que confiesa sus experiencias ante un buen samaritano (Stellan Skarsgård) que le ha ayudado tras recibir una paliza, en esta continuación llenaremos el hueco entre el final y el principio de aquella historia. Von Trier emplea de nuevo una estructura episódica, cada fragmento con un estilo distinto, para seguir ahondando en la psique de esta mujer e intentando diseccionarla a ella y de paso a toda la sociedad contemporánea, con una verborrea metafórica y psicoanalítica que puede saturar incluso más que su explicitud en cuanto a desnudos, felaciones, penetraciones y juegos sadomaso. Parte del reparto de la anterior entrega repite en esta, pero muchos de ellos son sustituidos por otros actores como Willem Dafoe, Udo Kier, Jamie Bell o Mia Goth. Es resultado es denso, turbador, existencial, oscuro y retorcidamente carnal, como se puede esperar de la provocadora mente del danés más marrano, pedante, enfermizo, juguetón y genial que tenemos hoy en día en el mundo del cine.
Recomendada para: Los que adoraron la primera parte y/o quieren completar la película.
Que huyan de ella: Los que no soportan a Lars.

El título de mojón de la semana no tiene rival alguno: HÉRCULES: EL ORIGEN DE LA LEYENDA es una clase magistral de cómo gastarse 70 millones de dólares en una pedazo de basura que supura cutrez y chabacanería por todos sus poros. Se trata de una nueva versión de las aventuras del semidiós mitológico hijo de Zeus, en teoría, porque en la práctica se sacan de la manga casi todo y meten un par de cosillas conocidas del personaje para engatusar al menos precavido. Hércules lucha por amor, se mete a gladiador, inicia una revuelta contra un tirano y, antes de que pueda uno decir Máximo Décimo Espartaco, ya está dando saltos y escamochando rivales. El tráiler del filme parece sacado directamente de una película de The Asylum, con su montaje estrábico, sus letreros rimbombantes hechos con el Windows Movie Maker, sus efectos de baratillo, sus ralentís casi tan horteras como sus acelerones, sus escenarios de poliestireno y sus actores… ¡Qué decir de los actores! Kellan Lutz tiene la expresividad y el carisma de un vaso del Burger King cuando está de normal, pero cuando se pone a pelear tiene una cara de estreñimiento que le hace uno hasta sentir simpatía por el pobre, ahí haciendo el ridículo porque está cachas y no da para más. Y todo es así. Parece mentira que Renny Harlin sea el mismo que dirigió La Jungla 2: Alerta Roja o Máximo Riesgo. Le tiene que haber dado una embolia o algo así, viendo su filmografía en este siglo. Solo estamos en enero, pero ya sería una clara candidata a los Razzie u otros premios más coherentes de lo peor del año, si no fuese porque en marzo ya nadie se acordará de que existe. Bueno, nadie menos los que se hayan gastado dinero en sufrirla.
Recomendada para: Los que tengan un fetiche patológico por las togas y los imitadores de 300.
Que huyan de ella: Los que tengan dos dedos de frente.
La última película de la semana es con diferencia la que más tiempo ha tardado en llegar a las pantallas, siendo objeto de numerosos intentos fallidos y proyectos desbaratados. OLDBOY es el remake americano de la cinta homónima de Chan-wook Park, que se convirtió hace una década en la película de culto de toda una generación y hasta se puede decir que propició toda una oleada de estrenos asiáticos en nuestras pantallas cuyos últimos estertores todavía se siguen viviendo hoy en día. También fue el filme más significativo del nuevo cine surcoreano, un país hasta poco antes ignorado en el exterior frente a sus vecinos chinos y japoneses. La cinta original contaba la historia de un hombre secuestrado y encerrado en una habitación durante 15 años, durante los cuales descubre que su mujer ha sido asesinada y su hija dada en adopción, siendo él el principal sospechoso del caso. Un día es liberado sin ninguna explicación, y su captor le reta a encontrarle en el plazo de cinco días y descubrir por qué le secuestró y por qué le ha soltado. La vida de una joven que se ha ofrecido a ayudar al hombre está en juego en este peligroso duelo. En la versión americana, dirigida por el otrora fabuloso Spike Lee, Josh Brolin y Elizabeth Olsen toman el testigo de Min-sik Choi y Hye-jeong Kang, pero los mil giros y salvajadas de la original se mantienen más o menos intactos. De hecho, los cambios realizados son menores: algo más de presentación de personajes, un final un poco suavizado (pero manteniendo el quid de la trama igual) y numerosas escenas con una puesta en escena distinta, aunque manteniendo la fidelidad. También hay que decir que la productora ha mutilado el montaje original de Lee, que era 35 minutos más largo que el que se ha estrenado. El resultado ha recibido críticas mediocres, muy alejadas de las del original (aunque quizá también influya el hecho de que la historia ya no pille por sorpresa y por tanto se evidencien sus costuras y barrabasadas pilladas con pinzas), y sobre todo ha sido un descomunal fracaso en taquilla. De hecho, si no fuese por la ira de los fans de la coreana, muchos ni sabrían que se ha estrenado.
Recomendada para: Los que quieran darle una oportunidad a Spike Lee.
Que huyan de ella: Los que consideren la sola idea del remake un sacrilegio.
Casi Inocentes
Hércules: El Origen de la Leyenda
Mindscape
Nymphomaniac. Parte 2
Oldboy
Otel·lo
Presentimientos
¿Qué Hacemos con Maisie?
No olvidéis votar y comentar las películas que vayáis viendo en su ficha para compartir con los demás cineolianos vuestras impresiones.

Quizá la película más modesta de la semana sea el drama español CASI INOCENTES, adaptación de una premiada novela de Pedro Ugarte realizada por la directora artística Papick Lozano. El argumento nos presenta a una familia encabezada por Fernando Cayo y Ana Fernández, que un día sufren un accidente. Su casa se quema, y ellos quedan paralizados por el terror, con su hijo pequeño dentro de la vivienda en llamas. El niño logra salvarse gracias a la intervención de un inmigrante que desafía al fuego para salvarlo, y desde entonces la familia sentirá una deuda de gratitud con él que les hará darle cobijo, comida y atención. Pero este tercer personaje irá viciando poco a poco la relación familiar. El filme juega a dos aguas: el drama familiar y personal de un padre incapaz de ayudar a su hijo, y el thriller que va entrando en escena conforme el extraño va destruyendo el núcleo de esta familia. Está por ver si llega a las cotas de calidad de El Intruso (Enduring Love) o se queda en una mera De Repente, un Extraño.
Recomendada para: Los que no sepan si serían capaces de ser héroes ante el peligro.
Que huyan de ella: Los que ya hayan disfrutado con versiones más lúdicas y extrañas de este planteamiento, como Borgman o Boudu Salvado de las Aguas, y les sepa a poco un dramón.
Pasamos al género más experimental. OTEL·LO es una nueva versión de la clásica obra de teatro de William Shakespeare: el moro de Venecia consumido por los celos hacia su mujer, la bella Desdémona, por culpa del astuto y malvado Iago, que simula ser su amigo. El filme nos presenta un rodaje de Otelo con un director dispuesto a sacar el máximo de sus actores, sin escrúpulos morales, legales ni sexuales. Una sabandija que, con tal de mostrar pasiones, intrigas y celos candentes en la pantalla, se esforzará al máximo para crearlos en la vida real, hasta que la frontera entre la imaginación y los hechos se desdibuja y los límites de la representación se ponen en juego. Y no se llama Abdellatif Kechiche, ojo. Jugando entre la realidad y la ficción, entre el rodaje y la propia obra, la cinta hace una reflexión sobre la moral en el proceso creativo y sobre los límites entre el artificio de una realidad y la verdad en una ficción. La película ha acumulado elogios y algún premio a su paso por festivales como San Sebastián, Sevilla, Barcelona y Atlántida.
Recomendada para: Los que deseen indagar en los temas de Shakespeare a través del metalenguaje.
Que huyan de ella: Los que quieran sus adaptaciones del bardo limpitas y fieles al texto original.

Otra que ha pasado por festivales es MINDSCAPE, que en concreto se exhibió en Sitges con gran expectación previa y cierta decepción posterior. La ópera prima de Jorge Dorado, producida por Jaume Collet-Serra, plantea una sociedad en la que existen individuos con habilidades especiales, capaces de entrar en los recuerdos de las personas, lo que es utilizado para tratamientos psicológicos e investigaciones criminales. Uno de estos hombres (Mark Strong), caído en desgracia, recibe un encargo aparentemente sencillo: conseguir que la hija de una familia rica (Taissa Farmiga) deje su huelga de hambre. Conforme vaya desentrañando la tela de araña de los recuerdos y traumas de la joven, se encontrará más y más convencido de que guarda un secreto muy turbio y peligroso... Se trata de un thriller perfectamente competente en cuanto a su puesta en escena, sus actores y su ritmo, pero que depende por completo de sus trampas de guion para funcionar. Si te las crees, te encantará. Si encuentras lagunas (que las hay) o adivinas los giros de guion (que no es muy complicado), la cosa se cae como un castillo de naipes, sobre todo porque las actitudes de los personajes parecen entonces incoherentes y los recursos del director para crear suspense gratuitos.
Recomendada para: Los que alabasen producciones españolas de género con apariencia internacional como Luces Rojas o Intruders.
Que huyan de ella: Los que formen parte del nutrido grupo de detractores de estas cintas tan prometedoras como fallidas.
Santiago Tabernero (Vida y Color) tampoco triunfó en la Seminci con el drama PRESENTIMIENTOS, basado en la novela homónima de la reciente Premio Planeta Clara Sánchez. Julia y Félix (Marta Etura y Eduardo Noriega, este último también coguionista de la cinta, algo inédito para el actor) son un matrimonio que atraviesa una pequeña crisis. Para resolverla deciden ir a pasar unos días de vacaciones a la playa. En el camino a la urbanización discuten y Julia se baja del coche. En el trayecto andando, ella tiene un accidente y queda en coma. Mientras Félix se vuelca en cuidarla, ella intenta desde lo más hondo de su mente volver a salir al mundo de los vivos. Esta extraña mezcla entre tragedia telefilmera y fantasía onírica ha sido recibida con cierta frialdad entre la prensa. Es muy raro que los grandes medios españoles pongan a parir una película española, en parte porque son ellos mismos son los que financian el cine nacional, en parte por simpatías y colegueos de los críticos. Pero sus alabanzas han sido dispersas y tibias, y en los blogs no ligados a las grandes cadenas hay de todo: desde los que alaban su valentía formal y riqueza temática hasta los que la califican de despropósito plano que copia a Hable con Ella y ¡Olvídate de Mí!. Los primeros son algo más numerosos, si sirve para descantar la balanza.
Recomendada para: Los que quieran ver cine español con un toque distinto.
Que huyan de ella: Los que crean que Eduardo Noriega es el Keanu Reeves español.

Mucha más unanimidad hay en torno a ¿QUÉ HACEMOS CON MAISIE?, de Scott McGehee y David Siegel (En lo más Profundo, La Huella del Silencio). Se trata de una adaptación situada en la actualidad de una novela de Henry James, que trata de una pequeña de 7 años que se ve envuelta en el conflictivo divorcio de sus padres, una estrella del rock cuya juventud y mejor momento quedó ya atrás, y un importante corredor de arte. Teniendo en cuenta que es una de las películas que mejores críticas recibió el año pasado en Estados Unidos, con la prensa unánimemente coincidiendo en la solidez de su guion, en las magníficas interpretaciones de su reparto (Julianne Moore, Steve Coogan, Alexander Skarsgård y, sobre todo, la pequeña Onata Aprile) y en la sensibilidad de su realización, se puede considerar como una de las grandes olvidadas de la temporada de premios. Nadie se acordó de ella a la hora de repartir galardones, lo cual demuestra que la escasez de memoria (se estrenó en primavera) no es exclusiva de los miembros de la Academia. Sea como sea, es sin duda la película más abiertamente recomendable de los estrenos de la semana.
Recomendada para: Los que busquen complejidad dramática y calidez emocional. O sea, los que busquen cine de calidad.
Que huyan de ella: Los que no estén preparados para absorber la desnudez de un drama humano.
La otra opción para los que no quieren arriesgarse con alguna cinta española o no quieren sufrir un ictus con una de Hollywood es NYMPHOMANIAC. PARTE 2, la segunda y última entrega de esta versión corta de la película porno de Lars von Trier. Si hace un mes pudimos empezar a conocer la turbulenta y clitórica vida de Joe (Charlotte Gainsbourg), una ninfómana depresiva y convencida de su podredumbre moral, que confiesa sus experiencias ante un buen samaritano (Stellan Skarsgård) que le ha ayudado tras recibir una paliza, en esta continuación llenaremos el hueco entre el final y el principio de aquella historia. Von Trier emplea de nuevo una estructura episódica, cada fragmento con un estilo distinto, para seguir ahondando en la psique de esta mujer e intentando diseccionarla a ella y de paso a toda la sociedad contemporánea, con una verborrea metafórica y psicoanalítica que puede saturar incluso más que su explicitud en cuanto a desnudos, felaciones, penetraciones y juegos sadomaso. Parte del reparto de la anterior entrega repite en esta, pero muchos de ellos son sustituidos por otros actores como Willem Dafoe, Udo Kier, Jamie Bell o Mia Goth. Es resultado es denso, turbador, existencial, oscuro y retorcidamente carnal, como se puede esperar de la provocadora mente del danés más marrano, pedante, enfermizo, juguetón y genial que tenemos hoy en día en el mundo del cine.
Recomendada para: Los que adoraron la primera parte y/o quieren completar la película.
Que huyan de ella: Los que no soportan a Lars.

El título de mojón de la semana no tiene rival alguno: HÉRCULES: EL ORIGEN DE LA LEYENDA es una clase magistral de cómo gastarse 70 millones de dólares en una pedazo de basura que supura cutrez y chabacanería por todos sus poros. Se trata de una nueva versión de las aventuras del semidiós mitológico hijo de Zeus, en teoría, porque en la práctica se sacan de la manga casi todo y meten un par de cosillas conocidas del personaje para engatusar al menos precavido. Hércules lucha por amor, se mete a gladiador, inicia una revuelta contra un tirano y, antes de que pueda uno decir Máximo Décimo Espartaco, ya está dando saltos y escamochando rivales. El tráiler del filme parece sacado directamente de una película de The Asylum, con su montaje estrábico, sus letreros rimbombantes hechos con el Windows Movie Maker, sus efectos de baratillo, sus ralentís casi tan horteras como sus acelerones, sus escenarios de poliestireno y sus actores… ¡Qué decir de los actores! Kellan Lutz tiene la expresividad y el carisma de un vaso del Burger King cuando está de normal, pero cuando se pone a pelear tiene una cara de estreñimiento que le hace uno hasta sentir simpatía por el pobre, ahí haciendo el ridículo porque está cachas y no da para más. Y todo es así. Parece mentira que Renny Harlin sea el mismo que dirigió La Jungla 2: Alerta Roja o Máximo Riesgo. Le tiene que haber dado una embolia o algo así, viendo su filmografía en este siglo. Solo estamos en enero, pero ya sería una clara candidata a los Razzie u otros premios más coherentes de lo peor del año, si no fuese porque en marzo ya nadie se acordará de que existe. Bueno, nadie menos los que se hayan gastado dinero en sufrirla.
Recomendada para: Los que tengan un fetiche patológico por las togas y los imitadores de 300.
Que huyan de ella: Los que tengan dos dedos de frente.
La última película de la semana es con diferencia la que más tiempo ha tardado en llegar a las pantallas, siendo objeto de numerosos intentos fallidos y proyectos desbaratados. OLDBOY es el remake americano de la cinta homónima de Chan-wook Park, que se convirtió hace una década en la película de culto de toda una generación y hasta se puede decir que propició toda una oleada de estrenos asiáticos en nuestras pantallas cuyos últimos estertores todavía se siguen viviendo hoy en día. También fue el filme más significativo del nuevo cine surcoreano, un país hasta poco antes ignorado en el exterior frente a sus vecinos chinos y japoneses. La cinta original contaba la historia de un hombre secuestrado y encerrado en una habitación durante 15 años, durante los cuales descubre que su mujer ha sido asesinada y su hija dada en adopción, siendo él el principal sospechoso del caso. Un día es liberado sin ninguna explicación, y su captor le reta a encontrarle en el plazo de cinco días y descubrir por qué le secuestró y por qué le ha soltado. La vida de una joven que se ha ofrecido a ayudar al hombre está en juego en este peligroso duelo. En la versión americana, dirigida por el otrora fabuloso Spike Lee, Josh Brolin y Elizabeth Olsen toman el testigo de Min-sik Choi y Hye-jeong Kang, pero los mil giros y salvajadas de la original se mantienen más o menos intactos. De hecho, los cambios realizados son menores: algo más de presentación de personajes, un final un poco suavizado (pero manteniendo el quid de la trama igual) y numerosas escenas con una puesta en escena distinta, aunque manteniendo la fidelidad. También hay que decir que la productora ha mutilado el montaje original de Lee, que era 35 minutos más largo que el que se ha estrenado. El resultado ha recibido críticas mediocres, muy alejadas de las del original (aunque quizá también influya el hecho de que la historia ya no pille por sorpresa y por tanto se evidencien sus costuras y barrabasadas pilladas con pinzas), y sobre todo ha sido un descomunal fracaso en taquilla. De hecho, si no fuese por la ira de los fans de la coreana, muchos ni sabrían que se ha estrenado.
Recomendada para: Los que quieran darle una oportunidad a Spike Lee.
Que huyan de ella: Los que consideren la sola idea del remake un sacrilegio.