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ESPECIAL OSCARS 2009: Lo Que el Oscar Ignoró
José Hernández, 22/02/2009

[size=6]LO QUE EL OSCAR IGNORÓ[/size]
Todos los años ocurre lo mismo. Miles de personas por todo el mundo, sean profesionales del cine o meros aficionados, entonan un grito unánime de indignación. ¿El motivo? Su película favorita del año no ha sido nominada al Oscar. Por supuesto, con sólo cinco nominados es una imposibilidad matemática el contentar a todos, pero lo cierto es que unos años se contenta a más gente que otros. Este año ha sido de los que han saltado todas las alarmas, con millones de fanboys amenazando con tomar las calles y hacer boicot a la gala sólo porque se habían confiado en algo que a principios de año ni siquiera parecía viable.
La cuestión es que la Academia americana tiene unos gustos muy particulares. Todos los conocemos. Películas de corte clásico, basadas en hechos reales o acontecimientos históricos, con un estilo que no sea demasiado rutinario pero tampoco demasiado rompedor. Y a ser posible que traten temas serios y trascendentes, para mantener el aura de prestigio del galardón. Es normal. Son más de 6000 miembros, y la mayoría de ellos son hombres blancos que superan los 50 años de edad. Sus gustos van acorde con su distribución demográfica. Además, el hecho de ser tantos votantes prácticamente elimina la posibilidad de que una película minoritaria, de esas tan arriesgadas que sólo unos pocos elegidos pueden apreciarla, pueda tener suficiente apoyo para ser nominada.
Pero además está la cuestión de la publicidad. Es imposible que todos los miembros se vean las 300 películas que suelen optar todos los años al Oscar (lista oficial de este año), y menos si durante el año han estado ocupados trabajando y apenas han visto una decena. Así pues, dependen de la promoción de los estudios y de lo que los premios de la crítica dicen para hacerse una idea de cuáles de los numerosos screeners que se acumulan sobre su mesa deberían ver primero. Si a una película no le hacen promoción, o un actor no aparece en ningún premio crítico, ese DVD irá al fondo de la lista y posiblemente ni lo llegará a ver antes de votar. Y si los votantes no ven tu película, no van a votar por ella. Eso si deciden votar ellos mismos en lugar de delegar en la opinión de sus familiares o conocidos, como se sabe que muchos hacen para evitar el engorro de estar dos semanas encerrado en casa viendo 30 películas que igual ni siquiera les gustan. O si no se deciden a votar por amistad o favoritismo hacia determinado actor/director/productor, o por afinidad hacia determinado tema. Hollywood es un negocio, y en los negocios cuentan los contactos y los favores. Nadie les exige que justifiquen su voto, así que pueden votar por el motivo que sea.
En fin, que son muchos los factores que influyen en que una película sea nominada o ignorada. La calidad es uno de ellos, sin duda, pero no el único. También están la fecha de estreno, el género, la popularidad, los nombres detrás de ella, etc. Y el peculiar sistema de votación (que ya explicamos el año pasado). Aquí en CINeol hemos querido hacer un repaso a esas películas que casi lo consiguen, las que llegaron demasiado tarde, los favoritos tempraneros que no cumplieron las expectativas… Las ignoradas, vamos. Este año van divididas en cuatro grupos, cada uno nombrado en honor a una ilustre ocupante de dicha categoría en años previos. Helos aquí:
[size=5]GRUPO 1[/size]
DREAMGIRLS
Aquí incluimos aquellas películas que lo hicieron casi todo bien, esas que están entre las mejores del año para la crítica, que han ganado premios o que han obtenido una popularidad inusitada como films de calidad, pero que no fueron nominadas. En algunos casos ha sido una auténtica sorpresa. Y no siempre es fácil saber por qué no cuajaron con la Academia.

EL CABALLERO OSCURO
La película del año. No sólo ha sido la película más taquillera del 2008, sino la única en la última década en plantarle cara a Titanic. No sólo ha sido un fenómeno popular, sino que se ha introducido en el acervo cultural casi de inmediato. No sólo ha sido la segunda película con mejores críticas del año, sino también una de las más galardonadas: ha estado presente continuamente, bien sea en forma de galardón o de nominación, en la mayoría de premios de la temporada. Y es que no sólo es una película de superhéroes: ha trascendido el género y la ha otorgado una pátina de seriedad y profundidad como ninguna otra película basada en un cómic había hecho hasta ahora. De la crítica a la industria, de los BFCA a los Guild, los únicos grupos importantes que han fallado en darle su reconocimiento han sido los Globos de Oro y los BAFTA – casualmente, los premios menos americanos de entre los precursores de relevancia. Y con esas imponentes credenciales, ¿qué ha hecho la Academia? Ignorarla en todo lo importante. Dos posibles explicaciones surgen a este incomprensible vacío: una, que los votantes hayan tenido demasiados prejuicios hacia el género, hasta el punto de no ver más allá de la capa negra de Batman; y dos, que no haya obtenido ningún apoyo en absoluto de los miembros no americanos de la Academia. Sin duda lo primero ha tenido que ver, pero nunca sabremos hasta qué punto lo segundo también ha sido un factor a tener en cuenta.
WALL•E
La película que de lejos recibió las mejores críticas del año fue sin duda esta historia de amor sobre un robot solitario que salva a la especie humana. De hecho ha conseguido lo que ninguna película de animación hasta la fecha: coronarse con varios premios de la crítica como mejor película (entre ellos el más importante, el de la crítica de Los Ángeles) y ser constantemente nominada por ellos. Se puede decir sin miedo a equivocarse que su recepción mundial la ha elevado a los altares del cine animado, siendo ya por méritos propios una de las mejores películas de animación de la historia. Y quién sabe si con los años se reafirmará como la mejor. Lo que es seguro es que nada de eso le ha importado a la Academia. La hazaña de La Bella y la Bestia no ha podido repetirse por culpa de una categoría de reciente implantación, la de Mejor Película de Animación. En teoría esta categoría permite premiar a películas animadas de extraordinaria calidad que por un motivo u otro no consigan colarse entre las nominadas a mejor película. En la práctica es una excusa perfecta para no votar por ella en la categoría mayor, y perpetuar el prejuicio de que el cine de animación es para niños y que no tiene ni la seriedad, ni la profundidad, ni la ambición ni la dificultad de las películas de acción real. Ellos se lo pierden.
EL LUCHADOR
Si hace unos meses alguien hubiese planteado la posibilidad de que una película sobre la lucha libre, protagonizada por un actor tan desprestigiado como Mickey Rourke y realizada por un director cuyas películas han sido siempre demasiado raras para los gustos de la Academia, iba a ser una seria alternativa a las nominadas al Oscar, nadie le hubiese tomado en serio. De hecho, ni los seguidores de Aronofsky estaban convencidos de que este tipo de película se ajustase a lo que podían esperar del director de Pi y La Fuente de la Vida.. Sin embargo la cosa cambió radicalmente tras su estreno en Venecia. Un León de Oro no es moco de pavo, y la aclamación unánime de la crítica y el público tampoco. Lástima que Fox Searchlight decidiese estrenarla tan tarde, en Navidad, porque esta película necesitaba del empujón extra de que el mundo hablase de ella durante un par de meses antes de que la temporada eclosionase en todo su esplendor. Como ocurrió con Slumdog Millionaire. Si se hubiese estrenado a finales de Octubre en vez de a finales de Diciembre, quizá este hueco lo estaría ocupando una de las actuales nominadas.
LA DUDA
Ganar cuatro Tonys, entre ellos el de mejor obra, te sitúa inmediatamente en el radar de un estudio de Hollywood. Y por ende, en el radar de las posibles nominadas al Oscar. Si los premios más importantes del teatro americano te galardonan, ¿qué impide que los Oscar sigan su ejemplo? Que se lo digan a Frost/Nixon, nominada a ambos premios. Por eso a principios de año figuraba entre las potenciales favoritas, y sus actores como serios candidatos. Una vez vista las críticas fueron mayoritariamente buenas, ensalzando ante todo la labor de su reparto. Pero… siempre hay un pero. Y es que su propia fortaleza es su mayor debilidad, tanto para la crítica como para sus posibilidades de éxito entre los académicos. Se trata de una película de actores, diseñada para que éstos se luzcan masticando el escenario. Pero en el proceso se queda sólo en eso, un vehículo de actores, porque John Patrick Shanley no ha sabido adaptar el lenguaje teatral al cinematográfico. La sensación de “teatro filmado” le ha ganado detractores que unas décadas atrás no habría tenido. Y sus nominaciones lo atestiguan: todos los actores, el guión que proviene de la magnífica obra… y nada más, porque a la hora de la verdad no supo dar ese pasito extra.
REVOLUTIONARY ROAD
Otra de las que partían como favoritas a principios de año, ¿cómo podía no serlo? Desde su aclamado (y oscarizado) debut con American Beauty, todas las películas de Sam Mendes han partido como posibles candidatas. Y todas han fallado. Pero además esta contaba con una obra literaria muy respetada en Estados Unidos, y sobre todo con la reunión de los dos actores que protagonizaron la mayor película de las últimas décadas, con el aliciente de que tanto Kate Winslet como Leonardo DiCaprio han crecido una barbaridad como actores desde Titanic. ¿Cómo podía fallar esta vez? Pues falló. Quizá sea porque American Beauty ya trataba temas similares, y hace dos años Juegos Secretos ya dio una nueva perspectiva de esos temas, lo que hacía a esta película un tanto redundante. Quizá sea porque es una película deprimente donde todos sus personajes son miserables y acaban mal, y eso nunca ha funcionado bien con las mentes dulzonas de los académicos. Quizá sea porque hubo un sector notable de la crítica que la odió hasta el punto de boicotear cualquier intento del resto de críticos por darle algún premio, lo que la habría ayudado a ser vista como una alternativa más seria para los votantes. En cualquier caso habrá que esperar unos años para ver dónde coloca la historia a este film: ¿entre los olvidos injustificables o entre el maremágnum de películas de calidad de todos los años?.
Gran Torino – El mayor éxito en la carrera de Clint y su presunta despedida de la actuación comenzó el año como su “película menor”. Tras una calurosa recepción crítica y el taquillazo pareció coger carrerilla y postularse como alternativa a las favoritas. Sin embargo no llegó a ello, en parte porque sus apoyos no tenían el nivel de entusiasmo necesario, en parte porque su eclosión llegó demasiado tarde.
Iron Man – Hablando de superhéroes, el otro protagonista del año tiene una armadura roja y dorada. A pesar de ser básicamente una película de acción, Iron Man se ha colado por derecho propio entre las favoritas de los críticos americanos con su frescura y energía. El público adora la película, ha relanzado a Robert Downey Jr hasta el punto de ser responsable de la mitad de su actual nominación, y por tanto el Oscar… ha pasado olímpicamente. Para que quede claro: cómics no, gracias.
Vicky Cristina Barcelona – Por algún motivo que en España no alcanzamos a comprender, la última película de Woody Allen ha sido recibida allende los mares como una vuelta a su época dorada de hace más de 15 años. Algunos incluso la sitúan entre las cinco mejores películas del famoso director. Afortunadamente para nuestra sanidad mental, la Academia no ha sido tan entusiasta y sólo Pé sobrevive.
Escondidos en Brujas – Martin McDonagh ya sabe lo que es ganar un Oscar, por su corto Six Shooter. Su primer largometraje se ha ganado una legión de fans entusiastas, entre la crítica pero sobre todo entre los cinéfilos. Lástima que tal entusiasmo se haya enfriado, al menos para los académicos, con su temprana fecha de estreno y limitada distribución.
Quemar Después de Leer – Una ley no escrita dice que el director de la película ganadora del Oscar nunca ve su siguiente película entrar entre las nominadas. Los Coen, sabedores de esta maldición, decidieron rodar uno de sus entretenimientos de primera. La recepción fue muy buena. Los Oscar, ninguno.
[size=5]GRUPO 2[/size]
COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO
Las decepciones. Aquellas películas que obtuvieron críticas frías, divididas o regulares cuando se esperaba de ellas mucho más. En algunos casos fueron favoritas en su día pero pólvora mojada cuando se estrenaron, en otros promesas que no cuajaron. El resultado, en el mejor de los casos, se quedó en alguna nominación para algún aspecto aislado destacable.
EL INTERCAMBIO
Cuando comenzó el año, parecía que Clint llevaba camino de una nueva nominación. El reciente enamoramiento de la Academia con sus películas, el argumento que decidía atacar esta vez, el contexto histórico en el que se situaba el film, Angelina… Todo parecía perfectamente situado para que este film fuese una de las joyas de la corona del año. Y se estrenó en Cannes, entre aclamaciones de la crítica europea, y la gente se dijo que ya estaba prácticamente confirmado. Al fin y al cabo, el año pasado los Coen comenzaron allí su carrera hacia el Oscar. Sin embargo, incluso entonces hubo un sector de la crítica americana bastante vitriólico hacia el film. Y meses después, conforme fue acercándose la fecha de estreno, fueron surgiendo más y más de esas voces. Cuando la película finalmente llegó a las salas, existía un abanico tan amplio de opiniones al respecto que la gente no supo qué pensar y no acudió a las salas. Y el film que un día fue favorito se quedó como una de esas películas con tantos admiradores como detractores, que se quedan por el camino.
AUSTRALIA
Siete años y un proyecto fallido sobre Alejandro Magno después, el director de Moulin Rouge volvía a la carga. Y lo hacía a lo grande, son un film que buscaba evocar las grandes aventuras románticas épicas de la edad dorada de Hollywood. Las expectativas estaban muy altas, pero también el escepticismo. Baz Luhrmann nunca ha sido un director de los que deja indiferente a la gente, ni al público ni a la crítica especializada, y si bien se esperaba que ofreciese una nueva muestra de su talento energético y kitsch al servicio de la renovación de otro género clásico, también se temía que esta vez se le fuera de las manos: sus aspiraciones y su presupuesto eran dramáticamente más elevadas que las de sus anteriores películas. Tras muchos problemas en la sala de montaje, el film se estrenó, y ninguno de los augurios se cumplieron. O más bien, se cumplieron todos a la vez. A muchos de sus fans no les convenció la película, pero otros vieron en ella una obra maestra. Alguno de sus detractores le dio un pase, pero muchos otros la odiaron. Los que estaban en medio siguieron en su posición. Y lo que es más curioso, muchos decidieron que la película tenía partes de obra maestra y partes de Razzie. Con tal batiburrillo de opiniones no es de extrañar que fuera un fracaso y que el Oscar le diese la espalda.
RED DE MENTIRAS
Toda película de Ridley Scott merece siempre que se tome en cuenta a principios de año. Ya han sido muchas las ocasiones en las que nos ha ofrecido peliculones como para ponerle en duda de partida. Si encima se reúne con el guionista de la oscarizada Infiltrados, consigue un reparto de lujo encabezado por DiCaprio y su actor fetiche Russell Crowe y trata un tema tan peliagudo como el conflicto en Oriente Medio, la excitación está más que justificada. El problema viene cuando la crítica comienza a ver la película y se encuentra con que no es un thriller político. En su lugar es un thriller al uso, con sus convenciones y giros, pero aderezado con gotas (simples) de geopolítica y crítica a los que “mueven los hilos”, y eso a muchos los dejó fríos como témpanos. Lo que en otro director con menos recorrido habrían apreciado aquí les decepciona, y la película acaba recibiendo críticas regulares. Quizá no hubiese sido seria candidata ni siquiera con mejores críticas, porque al fin y al cabo es un producto comercial, pero al menos podría haber destacado algo más en taquilla y quizá arañar alguna mención aquí o allá.
CHE: EL ARGENTINO + GUERRILLA
Steven Soderbergh es un especialista en dar una de cal y una de arena. Por un lado alterna películas comerciales y (casi) convencionales con otras que son todo lo opuesto: experimentales, ultrapersonales, diminutas. Por otro, la crítica a veces le adora y a veces le masacra salvajemente. Cada vez que saca una nueva película estamos en las mismas: ¿en qué categoría caerá? Algunas veces es obvio, pero otras, como en este caso, quién sabe hasta que se estrene. La historia del Che Guevara puede ser una biografía épica al uso o un estudio psicológico minimalista. Tras años de trabajo y retrasos en el estreno, el festival de Cannes fue la primera oportunidad que hubo de comprobar hacia dónde se inclinaba la balanza. El resultado fue un incómodo término medio que creó algunos detractores, bastantes admiradores y muchas, muchas indiferencias, pero sobre todo mató cualquier oportunidad de optar al Oscar. No ya por su tibia recepción, que la acompañó hasta estos momentos, sino por la propia naturaleza de la bestia: una película de cuatro horas divisible en dos películas de dos horas, que se estrenó en algunos sitios por separado y en otros junta, que tardó demasiado en encontrar distribuidor y se estrenó en pocas salas con escasa repercusión. O sea, que o te tragas cuatro horazas de film o tienes que ir dos veces al cine, si es que te enteras de que la echan, y luego no se trata sólo de que es muy posible que te deje frío como a la crítica, sino que igual no sabes ni cómo votarla. Un auténtico caos.
MAMMA MIA!
El Caballero Oscuro puede que haya amenazado ligeramente el reinado de Titanic en la taquilla americana, pero sólo hay una película este año que haya conseguido desbancarla. En el Reino Unido, Mamma Mia es la película más taquillera de todos los tiempos. ¿Cómo es posible que un musical con canciones de ABBA haya conseguido tal hazaña histórica? Todavía nadie se lo explica. Ciertamente nadie esperaba que esta película fuese una obra maestra, pero el reciente boom del musical hacía albergar la expectativa de que al menos repitiese la calidad de Hairspray, que parecía su comparación más cercana: comedia desenfadada, reparto de lujo, canciones pegadizas... Craso error. Todo fue estrenarse y aunque muchos se dejaron seducir por su vitalidad inocente y campechana, otros tantos o más asistieron horrorizados a un espectáculo demasiado naive y hortera para sensibilidades no preparadas… y oídos no acostumbrados a sesiones de karaoke. Que en taquilla se impusieran claramente los primeros no quiere decir que los Oscar claudicasen ante una nadería semejante. Y más con tal ejército de detractores, entre ellos la mayor parte de la prensa de prestigio, ridiculizándola a cada oportunidad.
W. – Los días de gloria de Oliver Stone quedaron muy atrás, pero existía una gran curiosidad por ver su retorno a las biografías de presidentes americanos, su tema preferido junto al de Vietnam. El resultado no fue tan malo como algunos auguraban, pero ni de lejos tan bueno como cabría desear.
Valkiria – El proyecto de este film surgió con aspiraciones de Oscar. Pero los mil y un problemas en el rodaje y la sala de edición, el desprestigio de Cruise y el baile de fechas de estreno lo convirtieron en material explosivo. Al final no fue la bazofia que muchas temían, pero se quedó en un mero thriller palomitero sin aspiraciones de premios.
Appaloosa – El western ha vivido en los últimos años una especie de segunda resurrección, y muchos pensaban que era cuestión de tiempo que uno se colase en los Oscar. Ed Harris es un tipo respetado e inteligente, y había curiosidad por ver si conseguía estar al nivel de sus actuaciones con este film. Al final se quedó en un film que no levantó entusiasmos ni a favor ni en contra.
Last Chance Harvey – Hasta un par de meses antes de su estreno nadie había prestado atención a esta película. Y de repente, surgieron voces de que iba a ser el retorno al Oscar de Dustin Hoffman. Pues no. La crítica la trató bien, pero se quedó en una comedia romántica para adultos sin mucho donde rascar.
Ella es el Partido – Después de darnos una joya como Buenas Noches y Buena Suerte todos los ojos estaban fijos en George Clooney, el director. Ni corto ni perezoso, decidió arriesgarse a homenajear las screwballs románticas de los años 30-40. Pero su intento chocó con dos barreras: que los tiempos han cambiado, y que el género ya está agotado. La crítica la recibió con indiferencia, y el público no respondió.
Retorno a Brideshead / The Duchess – Los Oscar son muy dados a nominar películas de época, y más si provienen de la vieja Inglaterra, con su aura de prestigio. El partir de una novela mítica, en el primer caso, o tener a la habitual Keira Knightley al frente, en el segundo, hacía que existiese cierta expectación alrededor de estos títulos. Finalmente se quedaron en películas correctas que pasaron bastante desapercibidas.
El Niño con el Pijama de Rayas / Fugitive Pieces – Si los films de época son favoritos de los Oscar, otro tanto se puede decir de las películas sobre la Segunda Guerra Mundial. Y más aún sobre el Holocausto. He aquí dos films que intentaron explotar ese filón, sobre todo el primero que partía de un best seller de moda, pero se quedaron en fuegos artificiales. Que sí, que no están mal… ¡siguiente!
Ausente – Y si la guerra mundial es un tema recurrente, en los últimos años la de Irak se ha vuelto cada vez más protagonista. Esta fue una de las últimas de la primera oleada de películas sobre este conflicto que nos han inundado estos dos últimos años. Ninguna de las otras tuvo gran éxito, ni en taquilla ni en los Oscar. Esta recibió críticas bastante frías y se estrenó muy temprano, con lo que no cabía esperar otra cosa de ella.
The Secret Life of Bees – He aquí una película diseñada para ser el sueño húmedo de Oscar de cualquier afroamericano. Basada en un best seller literario, actrices de color ganadoras o nominadas al Oscar, una historia sobre igualdad de derechos, y sobre todo el apoyo y publicidad de la todopoderosa Oprah. Pero a la hora de la verdad, la película no era nada del otro mundo. Y en la Academia son todos blancos.
Cadillac Records – Otra película diseñada para el colectivo afroamericano, pero esta vez siguiendo más el ejemplo de Dreamgirls que el de El Color Púrpura. Música mítica, una historia real, personajes famosos interpretados por actores famosos… pero una recepción demasiado tibia para aspirar a nada.
Flash of Genius – Otro subgénero favorito de los Oscar es el de “historia real estilo David contra Goliat donde se demuestre que el sueño americano está al alcance de todos”. Lástima que la historia elegida sea la del inventor de los limpiaparabrisas eléctricos. Surgen bostezos sólo de escribirlo.
Nick y Norah: Una Noche de Música y Amor / Me ha Caído el Muerto – Dos comedias con buenas críticas y aceptable taquilla, pero comedias al fin y al cabo. A no ser que barran con crítica y público lo tienen casi imposible. Y no lo hicieron.
Asfixia – Chuck Palahniuk llevado de nuevo al cine tras la ya mítica El Club de la Lucha. Pero ni Greg Jordan es David Fincher, ni las historias de Palahniuk son material de Oscar. Ni siquiera cuando están mucho mejor hechas.
Batalla en Seattle – Historias cruzadas, basada en un hecho real, con un tema de fondo de actualidad, un reparto estelar… El problema es que el director es un novato y la película le salió “ni fu ni fa”. Y no le vio ni Dios.
My Blueberry Nights – Había curiosidad por ver cómo se desenvolvía Wong Kar Wai fuera de su Hong Kong habitual. La curiosidad se transformó en decepción, y los más escépticos hacia su figura se deleitaron en el poco entusiasmo que mostraron hacia el film hasta sus fans acérrimos.
Towelhead – Alan Ball ganó un Oscar con su primer guión para cine. Alan Ball creó una de las mejores series de la historia. Y Alan Ball se dijo que podía dirigir tan bien como escribir. La crítica discrepó amablemente, y la película pasó sin pena ni gloria.
Smart People – ¿Por qué algunas películas son bien tratadas en Sundance, pero luego en su estreno en salas la crítica las hunde? Es un misterio que se repite todos los años, y este es un buen ejemplo. Salió de Park City con vitola de revelación, y en su estreno lo más que consiguió fue indiferencia.
[size=5]GRUPO 3[/size]
LOS FANTASMAS DE GOYA
Batacazos, desastres, descalabros… Todas aquellas películas que parecía que podían comerse el mundo, o simplemente tener la calidad necesaria para que se hablase de ellas a fin de año, y luego fueron una bazofia. La crítica americana les dio la espalda, el público no pensó mucho en ellas, y a final de año aparecieron en más listas de lo peor que de lo mejor.
MIRACLE AT ST. ANNA
Que Spike Lee es un director con talento pocos lo ponen en duda. Por eso cuando dijo que iba a rodar su propia película bélica, basada en la experiencia de los soldados negros en la Segunda Guerra Mundial, había muchas expectativas puestas en el proyecto. También había cierto recelo, ya que se empeñó en hacer declaraciones anti-hombre blanco para darle bombo: que si los blancos se habían empeñado en ocultar este episodio de la historia, que si Clint Eastwood no puso soldados negros en Banderas de Nuestros Padres… El caso es que si la película hubiese estado a la altura, todo eso se habría olvidado hasta la próxima e inevitable ocasión en que el verborreico director soltase alguna de sus perlas de sabiduría racista. Pero no lo fue. Demasiado larga, demasiado dispersa, demasiados personajes y subtramas poco desarrolladas, demasiado trazo grueso, demasiado redundante, y sobre todo una tara de alta carga irónica: llena de clichés y estereotipos sobre los italianos y las mujeres, hasta el punto de que fácilmente se la puede acusar de machista y xenófoba… o al menos de miope en vez de compleja. Un vapuleo completo en todos los frentes, que además se tradujo en uno de los mayores fracasos de taquilla del año.
RESISTENCIA
Edward Zwick es un director peculiar. Cada película que hace es presentada como la película que finalmente le granjeará una nominación al Oscar, pero siempre, siempre, siempre falla en conseguirla. Incluso cuando la película es aclamada, como ocurrió con Tiempos de Gloria. Y eso que sus películas son en teoría un manual de lo que le gusta a la Academia: películas épicas-históricas-bélicas sin estridencias ni salidas de la norma, con personajes y temas trillados y fáciles de digerir, pero rodadas con solvencia y mucho ritmo. ¿Qué diferencia a El Último Samurai de Braveheart? Muy poco, pero la primera fue ignorada y la segunda incluso ganó el Oscar. Este año se planteaba otra vez la posibilidad de que Zwick consiguiese al fin su perseguida nominación. La película parecía tenerlo todo: historia épico-histórica (otra vez), personajes heroicos, actores en alza encabezando el reparto, y sobre todo un tema irresistible para la Academia: el Holocausto. Sin embargo la película tuvo serios problemas de montaje que retrasaron su estreno hasta el último día del año, y el resultado cuando la crítica pudo verlo fue aún más flojo de lo que se podía esperar de Zwick. De hecho casi todas las publicaciones serias la calificaron de desastre, y entre esto y su tardío estreno toda posibilidad se esfumó en el aire como el humo de los fusiles en un paredón.
SIETE ALMAS
A día de hoy, Will Smith es el actor más solvente y popular del mundo entero. Sus películas se cuentan por éxitos descomunales, sean del género que sean, sea en el país que sea. Y eso que la crítica suele tratarlas con bastante indiferencia. Esta película en concreto partía de una base conocida: el anterior film que rodaron Smith y el director italiano Gabrielle Muccino fue un taquillazo, y el bueno de Will fue nominado por segunda vez al Oscar. Las críticas no fueron excepcionales, pero sí aceptables. Este segundo asalto parecía tener todas las papeletas para mejorar la apuesta y conseguir ser al menos una seria candidata. El argumento era enigmático, pero prometía emotividad “de pañuelo y moquera” y un nuevo tour de force del actor favorito de todos. El resultado no pudo estar más lejos de ello, al menos para la crítica. Del primero al último, la práctica totalidad de los críticos americanos destrozaron el film acusándolo de maniqueo, folletinesco, deslavazado e incluso de comedia involuntaria. Algunos de los más importantes la odiaron tanto que casi comenzaron una campaña en su contra. Y no sólo eso, la confusa promoción del film provocó que no terminase de funcionar en taquilla como nos tenía acostumbrados el actor. La película acabó tan desprestigiada en todos los frentes que ni Will sobrevivió al naufragio.
A CIEGAS
Adaptar una novela del premio Nóbel José Saramago no es tarea sencilla. Buena parte del talento de escritor portugués está en su estilo narrativo, y otra parte sustancial en la forma que tiene de deconstruir los temas que sus historias tocan. Pero es complicado adaptar todo eso al lenguaje cinematográfico sin perder su esencia. A primera vista el brasileño Fernando Meirelles parecía una elección idónea para conseguir trasladar la desolación humanista de su novela más famosa, Ensayo Sobre la Ceguera. Arriesgado, personal, acostumbrado a lidiar con temas complejos moralmente de forma valiente… Una película que capturase el espíritu de la obra podía ser un caramelo para degustación de los críticos, que podían elevarla a los altares de un Oscar que sin su apoyo ferviente podía dejar pasar una obra sin duda difícil de digerir por su crudeza y pesimismo. Sin embargo ocurrió todo lo contrario. Meirelles tuvo problemas para encontrar el tono de la película en la sala de montaje, y cuando al fin creyó encontrarlo la crítica se le echó encima como leones a la espera de un manjar. Lo cierto es que la mayor parte de las críticas mostraban un desprecio dirigido más hacia la brutalidad y simbolismo de la obra de partida que hacia la forma en que Meirelles la había plasmado, pero tanto da: la descuartizaron sin compasión. El público tomó buena nota, y los pocos, muy pocos, americanos que la vieron en cines la pusieron a caldo. Los pocos cineolianos que la han visto la han puesto por las nubes, así que tan vitriólica reacción quizá se pueda atribuir a estómagos débiles. O quizá es que Meirelles sí que ha caído en el efectismo barato, lo sabremos cuando se estrene en nuestro país.
LAS HERMANAS BOLENA
Parafraseando lo dicho anteriormente, los Oscar se vuelven locos por el cine de época. Revisitar momentos claves de la historia es uno de los pasaportes más seguros para estar presente en el Kodak Theater, y las adaptaciones de obras clásicas cuentan sus nominaciones por centenas. Por eso todos los años surgen un buen puñado de films de este estilo, que persiguen cuando menos las golosas nominaciones a su fastuoso vestuario y sus impresionantes decorados. Este año la película que partía con el mayor potencial era esta, que recreaba uno de los episodios más conocidos de la historia inglesa como hacía tiempo que no veíamos en la gran pantalla. De hecho sí lo habíamos visto hace poco en la caja tonta gracias a Los Tudor, y la indudable calidad de esta serie unida a un guión escrito por el previamente nominado Peter Morgan hacían albergar ciertas esperanzas. Problemas: un reparto que no pagaba con sus respectivos papeles (¿Eric Bana?), y donde algún actor estaba demasiado devaluado (Scarlett…), y un director cuya experiencia era básicamente televisiva. Resultado: una película olvidable en todos los sentidos. El público la olvidó, la crítica la olvidó, los Oscar la olvidaron… incluso los Razzie, tan dados a galardonar actores famosos por fallar miserablemente al escoger papeles ambiciosos.
Good – Enésima película sobre nazis “que los había también que no eran tan malos” de este año, este film puede presumir de dos cosas: es la que menos repercusión popular ha tenido (su estreno limitado en medio de la avalancha navideña fue como enviarla al paredón sin juicio previo) y la que peores críticas ha cosechado. El consenso es que es un quiero y no puedo que evidencia su origen teatral y es aburrida hasta decir basta. Malas credenciales si se tienen tan altas aspiraciones.
The Life Before Her Eyes – Vadim Perelman se labró una reputación de cineasta sensible sin miedo a los temas peliagudos con Casa de Arena y Niebla. En esta película intentó repetir su éxito, pero a juzgar por el desprecio de la crítica le salió el tiro por la culata. Hay una fina línea en los temas delicados, como en este caso los asesinatos en institutos al estilo Columbine, y cuando se traspasa se hieren sensibilidades. Una sensibilidad herida es alguien que te va a atacar a sol y sombra, y si son la mayoría… huye.
Savage Grace – Homosexualidad, locura, parricidio, incesto… no parecen los temas de una nominada al Oscar, y menos si no es americana. Pero si una película que trata temas arriesgados obtiene el apoyo de la crítica, y a ello se le suma un aura de “autor europeo”, siempre puede optar a algunos premios. Cosa que no ocurrió en este caso, en el que se le reprochó tanto su dispersión narrativa como su aire de “sexplotation” para gafapastas.
Los Niños de Huang Shi – La historia real en que se basa esta película huele a material de Oscar a kilómetros. Tienes guerra, tienes niños, tienes héroes inesperados… ¿Qué puede fallar? Pues puede ser aburrida, convencional, narrada sin pulso, con actores que no pegan con sus papeles… Y si la estrenas sin mucha fanfarria seguro que la cosa no va a mejorar.
Cassandra’s Dream – Si antes hablábamos de la calurosa recepción de Vicky Cristina Barcelona, esta película es todo lo opuesto. De hecho muchos críticos estaban ya preparando los clavos del ataúd de Woody tras ver este mediocre drama cuyos temas y argumento parecen reciclados de varias de sus películas anteriores. ¡Qué odiosas son las comparaciones cuando no se está a la altura!
The Women – Hacer un remake de un clásico siempre es arriesgado. Pero si el clásico elegido es una película “de actrices” donde intervinieron algunas de las mejores de la época dorada, juegas con fuego. Más te vale no convertirlo en una comedia tonta dirigida por una novata, en donde la actriz más famosa del reparto es la devaluada (por utilizar un eufemismo) Meg Ryan. A las pruebas me remito.
Passengers – El Sexto Sentido, nominada al Oscar. Sin Miedo a la Vida, críticas excelentes. Juntemos ambas películas en una sola con el director de Nueve Vidas y la serie En Terapia detrás de la cámara, y un reparto de rostros conocidos… y el resultado es un enorme mojón humeante.
Asesinato Justo – Dos mitos del cine, De Niro y Pacino, por segunda vez juntos en pantalla. ¿Qué puede salir mal? Un guión de saldo para un thriller convencional, un director de pacotilla, unos secundarios de telefilm, diálogos sonrojantes… En fin, todo.
[size=5]GRUPO 4[/size]
HALF NELSON
Películas demasiado pequeñas. Películas que tuvieron una distribución muy limitada. Películas que no fueron suficientemente populares para superar la barrera de un estreno demasiado tempranero. Cine indie, cine arriesgado, cine extranjero. En resumen: todas esas películas para las que el Oscar no está hecho a menos que la crítica que les ha dado su aprobación se vuelque de forma unánime con ellas y les de premios hasta hartar. Y a veces ni así.
LA BODA DE RACHEL
Desde que ganó el Oscar por El Silencio de los Corderos, no se puede decir que la carrera de Jonathan Demme haya sido un dechado de regularidad. De hecho para el espectador común puede parecer que apenas ha trabajado: dos películas medianamente interesantes y dos remakes sin mucho fuste en 17 años. Sin embargo no se ha estado quieto, ya que ha dirigido multitud de documentales de las más diversas temáticas, largos y cortos. Ha sido quizá esta experiencia con la realidad la que le ha hecho adoptar el punto de vista ultranaturalista del que este filme hace gala, que muchos definen como cine post-Dogma (si les ha gustado) o pseudo-vídeo casero (si no). Aparte del avance en su estilo, la película ha supuesto su reconciliación con la crítica, que ha puesto a esta película sobre una ex-drogadicta que se reencuentra con su familia por las nubes. Sin embargo, con todos sus numerosos admiradores, también ha tenido un grupo ferviente de detractores que al final han provocado que durante la temporada de premios tuviese un comportamiento errático y casi invisible. Si el apoyo crítico se hubiese traducido en más premios o menciones, a buen seguro hubiese sido una candidata peligrosa para las cinco nominadas. Lamentablemente no ha sido así, con lo que ha pasado sin pena ni gloria.
FROZEN RIVER
Antes de comenzar la temporada de premios, parecía que esta película había quedado olvidada en la mente de crítica, público y por tanto Academia. Pese a ser un auténtico éxito en el Festival de Sundance, su estreno fue demasiado tempranero y no tuvo mucha repercusión popular. Esto normalmente se traduce en amnesia colectiva a final de año, a no ser que haya un aspecto concreto que se pueda destacar sobre el resto del filme. Sin embargo, conforme comenzó la temporada, las tornas cambiaron. Aparte de ser la primera película en publicitarse y enviar screeners a los votantes, los primeros galardones (habitualmente de cine independiente) se acordaron de ella hasta niveles insospechados. El resto de la temporada diluyó este entusiasmo tempranero, pero ese primer impacto parece que fue responsable de que los académicos vieran la película y consiguiesen darle el apoyo suficiente a Melissa Leo y Courtney Hunt para obtener sus respectivas nominaciones frente a películas y actrices que partían con más fama y nominaciones a su espalda. Sin embargo, su ausencia durante el resto de la temporada debió convencer a los miembros de la Academia de que no merecía la pena gastar sus votos en otras categorías, ya que una de las mejores películas del año no consiguió pasar de esos “ghettos”.
THE VISITOR
Uncaso parecido al de Frozen River es el de esta pequeña película del también actor Thomas McCarthy, quien ya nos trajo hace años una delicia de sencillez y honestidad llamada The Station Agent. En este caso el festival donde destacó por méritos propios fue el de Toronto del año 2007, lugar esencialmente reservado para mostrar las películas que desean competir por los Oscar de ese año. Allí se habló mucho de la interpretación estelar de Richard Jenkins, uno de esos actores que todos hemos visto en mil películas y pocos sabíamos hasta ahora cómo se llamaba. Finalmente su estreno tuvo lugar a principios de año, entre la aclamación de la crítica y un moderado éxito de taquilla (para una película independiente), lo cual posiblemente la ayudó a distinguirse del aluvión de películas con ansias de premios que inundan las pantallas en los últimos meses del año, pero también la limitó. Concretamente, la memoria traicionera de los votantes sólo retuvo en sí la actuación de Jenkins, y el resto de premios de la temporada no contribuyeron a aliviar esa perenne enfermedad, ya que apenas la destacaron en unos pocos aspectos más que no fructificaron a nivel de dorada estatuilla. Quizá un estreno en septiembre o una campaña más agresiva la hubiesen ayudado a conseguir algo más, pero es dudoso que los académicos votasen a un filme tan sencillo y pequeño como este para mejor película. Ellos son de gustos más abigarrados.
HAPPY. UN CUENTO SOBRE LA FELICIDAD
El Oscar quiere a Mike Leigh. Es algo extraño cuando uno piensa en ello, puesto que el director inglés suele realizar películas sobrias y muy apegadas a la realidad social de la calle – la calle inglesa, más concretamente. Sin embargo con esta película ha conseguido su sexta nominación al Oscar, dos de ellas como director y el resto como guionista. Lo cual también es paradójico, ya que su método de escritura le da una importancia mayúscula a la improvisación de los actores. No hay argumento, sólo unos pseudos-personajes que los actores perfilan por su cuenta y que Leigh va colocando en situaciones que se le ocurren para finalmente sacar de ahí el esqueleto de una historia. De esta atípica manera, sus películas han sido constantemente fruto de la pasión de crítica y Academia. Esta no ha sido una excepción, menos en un detalle: es la primera película optimista que ha rodado. Quizá este aire cómico y su mensaje positivo hayan contribuido a que haya estado virtualmente ausente en la mayoría de premios de la temporada excepto por su actriz principal, que sin embargo ha sido la principal damnificada de los complejos de la Academia por premiar (o siquiera nominar) trabajos “menores”. Es decir, comedia. Tampoco ha ayudado que su estreno americano fuese en toda la vorágine otoñal y no terminase de despegar en taquilla, lo cual teniendo en cuenta que este género necesita del apoyo popular para tener un impacto en los Oscar fue como el beso de la muerte. Finalmente, sólo Leigh sobrevivió. Quizá la próxima sea la suya, aunque sea por acumulación.
SYNECDOCHE, NEW YORK
Si curioso es que un tipo tan seco como Leigh sea el ojito derecho de la Academia, más aún lo es que alguien tan poco convencional como Charlie Kaufman haya visto cómo la mitad de sus guiones acababan nominados o ganadores del Oscar. Su gusto por retorcer la realidad de formas metafísicas, kafkianas o surrealistas le ha garantizado una legión de fans entre los cinéfilos y los críticos, pero es asombroso que también haya conseguido numerosos seguidores en la misma Academia capaz de nominar a Chocolat en lugar de a Réquiem por un Sueño. Era de esperar pues que su primera incursión en la dirección tuviese un impacto en estas nominaciones. A la hora de la verdad, sin embargo, la crítica no terminó de ponerse de acuerdo sobre ella, con tantos seguidores calificándola de obra maestra de profundidad y complejidad obnubilantes como detractores tachándola de paja mental autocomplaciente. En taquilla fue un fracaso, estrenándose en plena temporada de candidatas, y tampoco tuvo otro apoyo de cara a la profesión que el nombre del propio Kaufman. Así pues, los Oscar la ignoraron con una facilidad pasmosa. De hecho dicen los últimos rumores que pocos miembros de la Academia se dignaron siquiera a verla. Parece que cuando le dieron el Oscar por Olvídate de Mi, en realidad le estaban pidiendo que les dejase en paz de una vez. Aunque claro, también es cierto que siempre ha sido nominado película sí-película no, lo cual quiere decir que le veremos compitiendo dentrote un par de años por su siguiente proyecto... si es que alguien se atreve a financiárselo después de las cuantiosas pérdidas de este ambicioso filme.
Déjame Entrar – Que una película sueca de vampiros adolescentes revolucione a la crítica de medio mundo, se convierta en un fenómeno cinéfilo y se lleve una cantidad indecente de premios es un testimonio de la calidad de esta película. Pero un miembro de la Academia no pasaría de la séptima palabra de la frase anterior para enterarse. De hecho ni siquiera llegaría.
Man on Wire – Hace poco se convirtió en la película con mejores críticas de la historia de Rotten Tomatoes, una muestra más de que los éxitos en Sundance a veces se repiten a nivel global. Pero es un documental. Hay una regla no escrita en los Oscar, y es que los documentales tienen su ghetto y está prohibido que salgan de él.
Wendy and Lucy / Ballast – Dos películas sutiles, de esas en las que la historia no importa tanto como los personajes y las sensaciones. De esas que encandilan a la crítica y al sector de cinéfilos-gourmet. De esas que no huelen el Oscar ni a diez mil kilómetros.
Hunger – Que una película independiente inglesa consiga críticas unánimes a su favor y premios en diversos festivales no sorprende a nadie. Pero a menos que su estreno comercial deje alguna huella, o que los premios de la crítica se vuelquen con ella, es casi imposible que los miembros de la Academia se percaten de su existencia.
Snow Angels / Nothing But the Truth – Kate Beckinsale ha tenido un buen año. Dos películas estrenadas y ambas han obtenido excelentes críticas. De hecho sus actuaciones han sido alabadas como no ocurría desde que comenzó su carrera. Lástima que la primera se estrenase muy temprano y la viese poca gente, y que la segunda se estrenase casi de tapadillo en la época más frenética del año y nadie se percatase de su existencia.
Elegy – La Mancha Humana es la novela más celebrada de Philip Roth, y su adaptación al cine fue un desastre. No había motivo para confiar en que Isabel Coixet tuviese éxito con una novela menor, pero según la crítica americana lo tuvo. El problema es que el film se estrenó de forma limitada en pleno verano y no consiguió eclosionar. Para cuando llegaron los precursores todo el mundo se había olvidado de ella.
Hamlet 2 – En Sundance les encantó, sobre todo al público. Cuando se estrenó no se repitió esa calurosa recepción, pero aunque lo hubiese hecho es dudoso que una comedia tan irreverente hubiese sido tomada mínimamente en serio.
Vals con Bashir – Documental. Israelí. De animación. Cualquiera de esas tres razones basta por sí sola para no estar entre las nominadas, aunque sea una obra maestra. Si las juntas todas… ¡bum!
Gomorra – Muy violenta, muy confusa, muy extranjera. Si al menos hubiese sido un éxito de taquilla, igual se hubiesen visto obligados a echarle un hueso de consolación. Pero ni eso.
Al Otro Lado / Hace Mucho que te Quiero / La Clase / Un Conte de Noël – ¿Cine extranjero? Puaaaaaaaaj… Qué más da que las críticas sean mejores que las del 98% de películas nacionales…
Y nada más. En unas horas sabremos quiénes han ganado los Oscar de esta 81ª edición. En unas horas, pues, podremos comenzar de nuevo a despotricar porque las ganadoras no están a la altura de algunas de las mencionadas en este artículo.