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David Trueba goes to the Oscars
José Hernández, 25/09/2014
Al final no ha habido ni sorpresas ni apuestas arriesgadas. Tras arrasar en los Goya, Vivir es Fácil con los Ojos Cerrados partía como clara favorita para representar a España en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa de los Oscar, y la Academia de Cine se ha decantado por ella, según han desvelado esta mañana en rueda de prensa los actores Aura Garrido y Álex González. Por el camino se han quedado 10.000 Km y El Niño.
La dramedia de David Trueba se enfrenta ahora a un camino difícil. Sobre el papel era la más asequible para el espectador medio americano, ya que tiene la suficiente topicalidad cultural e histórica española como para resultar curiosa y didáctica para el público yanqui, pero al mismo tiempo también está influida por la cultura e historia anglosajonas (que son presentadas como epítome de la libertad, lo cual siempre viene bien para que se sientan henchidos de orgullo patrio). También es una historia agradable, de estilo clásico y desprovista de dificultad, por lo que puede gustar a todo el mundo. Y no olvidemos que toca varios de los estereotipos que suelen triunfar en esta categoría (niños díscolos, discapacitados, mentores 'oh capitán mi capitán', prejuicios resueltos con una subida de la moral, figuras históricas reconocibles...).

Ahora queda por saber si todo eso será suficiente para causar un impacto emocional relevante en los votantes de la Academia. Viendo la calidad, la cantidad de premios y la potencia emocional y dramática de algunos de sus contrincantes ya anunciados (Ida, Dos días, una noche, Mommy, etc.), además de la cantidad de películas que suelen competir en esta categoría (más de 70, de las que cada votante debe ver al menos dos tercios), es dudoso que una propuesta amable y adecuada, pero que no provoca grandes lágrimas ni grandes risas, ni cambia formas de pensar o ilumina episodios históricos conocidos, llegue a superar siquiera la primera criba de la categoría.
En cualquier caso, mucha suerte a Trueba, Cristina Huete y el resto del equipo de la película.
La dramedia de David Trueba se enfrenta ahora a un camino difícil. Sobre el papel era la más asequible para el espectador medio americano, ya que tiene la suficiente topicalidad cultural e histórica española como para resultar curiosa y didáctica para el público yanqui, pero al mismo tiempo también está influida por la cultura e historia anglosajonas (que son presentadas como epítome de la libertad, lo cual siempre viene bien para que se sientan henchidos de orgullo patrio). También es una historia agradable, de estilo clásico y desprovista de dificultad, por lo que puede gustar a todo el mundo. Y no olvidemos que toca varios de los estereotipos que suelen triunfar en esta categoría (niños díscolos, discapacitados, mentores 'oh capitán mi capitán', prejuicios resueltos con una subida de la moral, figuras históricas reconocibles...).

Ahora queda por saber si todo eso será suficiente para causar un impacto emocional relevante en los votantes de la Academia. Viendo la calidad, la cantidad de premios y la potencia emocional y dramática de algunos de sus contrincantes ya anunciados (Ida, Dos días, una noche, Mommy, etc.), además de la cantidad de películas que suelen competir en esta categoría (más de 70, de las que cada votante debe ver al menos dos tercios), es dudoso que una propuesta amable y adecuada, pero que no provoca grandes lágrimas ni grandes risas, ni cambia formas de pensar o ilumina episodios históricos conocidos, llegue a superar siquiera la primera criba de la categoría.
En cualquier caso, mucha suerte a Trueba, Cristina Huete y el resto del equipo de la película.