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10 películas creadas por puro narcisismo

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José Hernández, 13/06/2010

Esta es una semana llena de egos rampantes. Tenemos una película sobre León Tolstói, otra basada en un libro de Oscar Wilde, y la reina de la corona: Campamento Flipy. Para quien no lo sepa, es un film creado y protagonizado por el inefable colaborador de El Hormiguero, que dicho sea de paso, es un tipo con bastantes contactos en el medio. Y de eso va, precisamente, nuestro TOP10 DE CINEOL de esta semana:

O lo que los americanos conocen como ‘vanity project’. Normalmente son actores o directores que han alcanzado un determinado estatus en Hollywood, y que se les sube la fama a la cabeza lo suficiente para emplear sus contactos en sacar adelante un film que les apasiona, pero que en circunstancias normales nadie hubiese querido hacer. Otras veces se trata de un famoso que decide dar el salto a la gran pantalla y demostrar sus ‘cualidades interpretativas’ con una película que gira exclusivamente en torno suyo. En cualquier caso, sea el motivo un gusto execrable, un ansia de que le hagan una estatua dorada de quince metros de altura, una apuesta o un regalo para un amigo, el motor que conduce a estas películas es siempre el ego excesivo de quien las saca adelante.
Por supuesto, aquí incluimos los momentos más vergonzosos de este tipo de proyectos, porque a veces sí que consiguen tener algo de calidad. Pero aún así, con las malas se podrían llenar varias listas.
Menciones especiales:
- Mensajero del Futuro: Después de rendirse a su megalomanía con Waterworld, ¿qué hizo Kevin Costner? Sucumbir de nuevo a ella y perder incluso más dinero y prestigio con este proyecto, para el cual no sólo fue director, productor y protagonista, sino que interpretó una canción en la banda sonora.
- El Gran Halcón: Al alcanzar el estrellato, Bruce Willis creyó que podía ser guionista de su propio vehículo de gloria. Así que convenció a algunos colegas para que pusiesen dinero, dirigiesen y actuasen en su película, pensando que podía salir de ello con un éxito bajo el brazo y su reputación intacta. Craso error.
- Tarzán, el Hombre Mono: Después de alcanzar el éxito con 10, la Mujer Perfecta, Bo Derek intentó explotar su fama con lo único que sabía hacer bien: mostrar su cuerpo. Para ello obligó a su esposo John a que le dirigiese esta película su medida, un film en el que hay ligeramente menos sexo que en la versión de Rocco Siffredi, pero en la que los diálogos y actuaciones son peores.

10. SPACE JAM
Acusados: Michael Jordan y la Warner Bros.
Delito: Explotar su imagen de marca.
Atestado: En 1992, Michael Jordan se retiró del baloncesto. Algunos dicen que fue por culpa de su ludopatía, que le hizo apostar (y perder) clandestinamente hasta el reverso de sus calcetines. Su retirada sólo duró año y medio, durante el cual acabó dañando su imagen comercial por empeñarse en jugar al béisbol cuando pensaba que lo que había que lanzar era el bate. Pero todo fue volver a las canchas y su popularidad subió otra vez como la espuma. Jordan volvía a ser ídolo de masas, ejemplo de chavales y suculenta marca registrada. ¿Qué mejor momento para dar el salto al cine? Michael era casi un hombre anuncio, generando más dinero en publicidad que con un balón en la mano, así que una película que girase exclusivamente en torno a lo grandísimo y excelentísimo jugador que era sería ideal para cubrir sus pérdidas de juego y para limpiar del todo su imagen. Y para ello, nada mejor que aprovechar que la Warner también quería hacer una nueva película-promoción gigante sobre los Looney Tunes, para seguir vendiendo merchandising a los críos y cortos del año de la pera a las cadenas de televisión. Así surgió esta película, posiblemente el anuncio más caro y largo de la historia. Y mediocre por todos sus poros.
Atenuantes: Al menos introdujo a una nueva generación de niños a los personajes de la galería Warner.
Agravantes: El ejemplo de Jordan fue seguido por otros baloncestistas, como Shaquille O'Neal y Dennis Rodman, que se embarcaron en una especie de búsqueda de la peor película y la peor interpretación posible. Igual querían dejar en buen lugar al número 23.

9. ISHTAR
Acusados: Warren Beatty y Elaine May.
Delito: Un regalo (envenenado).
Atestado: Warren Beatty quería devolverle el favor a Elaine May, que le había ayudado con los guiones de sus últimas películas. Así que fue al jefazo de Columbia y le dijo, “dale dinero”. ¿Y qué le podía contestar a una de las mayores estrellas de Hollywood? Le dio un cheque para que hiciesen lo que les diese la gana. Ni corta ni perezosa, May escribió una comedia sobre dos cantantes fracasados que se van a Marruecos y se meten en hilarantes (al menos en la cabeza de la directora) líos, reclutó a unos cuantos amigos, entre ellos Dustin Hoffman y la novia de Beatty por entonces, Isabelle Adjani, y se fueron al desierto a rodar. Y lo que suele pasar cuando se tiene demasiado poder: a May se le fue la cabeza. Se vestía como una momia para que no le diese el sol, rodaba escenas de pájaros durante horas, pasaba días seleccionando las mejores dunas para rodar, le daban ataques de ansiedad cuando llegaba alguna escena difícil… Los actores acabaron hartos de ella, hasta el punto de que Beatty propuso al estudio que si a su amiga le dejaban terminar el film, él dirigiría las escenas que quedaban en paralelo a ella, y así podría elegir la versión que más les gustase. Esto fue uno de los motivos por los que la cinta costó cuatro veces más de lo proyectado. Y todo para una comedia sin gracia rodada con escasa pericia, que fracasó estrepitosamente.
Atenuantes: Después de ver el fracaso monumental de la película, Coca-Cola (que por entonces poseía la Columbia) salió por piernas del negocio del cine, librándonos a buen seguro de varios blockbusters en los que los buenos salvan el mundo con una botella del pegajoso refresco.
Agravantes: Beatty reincidiría en sus excesos con Enredos de Sociedad, una comedia que todavía hacía menos gracia, costó más y recibió peores críticas. También la fue a ver menos gente, lo que hace que sea más desconocida, aunque en términos absolutos debiera ser el mayor ejemplo de fracaso megalómano del actor.

8. FRÍO COMO EL HIELO
Acusado: Vanilla Ice.
Delito: Demostrar al mundo lo guay que te crees (pero que en realidad NO eres).
Atestado: Allá por 1990, Vanilla Ice rompió las listas de ventas con su single ‘Ice Ice Baby’, provocando de paso que los ochenta muriesen entre estertores y espumarajos indignos. Hay varias cosas por las que es recordado como uno recuerda el sonido de las uñas arañando una pizarra: por ser un rapero lechoso; por ser hortera incluso para los estándares de la época; por llamarse a sí mismo, en un alarde de hombría, Helado de Vainilla; y sobre todo, por vender 15 millones de discos plagiando el ‘Under Pressure’, pero con una letra sobre lo guay que era él. Pero Batido de Fresa fue más inteligente que sus seguidores. Mientras todavía contaba los beneficios de su único éxito, supo que la hipnosis colectiva que había provocado el brujo vudú al que había vendido su alma estaba a punto de acabarse, así que decidió que era el momento de diversificarse. En el cine. Porque la gran pantalla necesitaba a alguien tan cool como Mousse de Chocolate. Así que convenció a Universal para que le hiciesen una película cortada a su medida, donde interpretaba un hortera chuloputas que iba en moto y rapeaba, como él, pero en un alarde de imaginación, además era un héroe. Sin embargo, los meses que se tarda en escribir, rodar y montar una película resultaron excesivos para aprovechar su peregrina fama, y la penosa calidad del film sólo consiguió que la gente sintiese más vergüenza por haber comprado su LP.
Atenuantes: Eminem tuvo su propia película hecha a medida, 8 Millas, que era poco más que una autobiografía maquillada. Pero lo hizo bien.
Agravantes: 50 Cent tuvo su propia película hecha a medida, Get Rich or Die Tryin', que era poco más que una autobiografía maquillada. Y los que la vieron todavía necesitan medicación.

7. BARRIDOS POR LA MAREA
Acusada: Madonna y Guy Ritchie.
Delito: Un regalo de bodas.
Atestado: En 1999, Madonna volvió a bajar el listón de edad de sus amantes y comenzó a salir con Guy Ritchie. Y si hay dos cosas que uno aprende muy pronto en esta vida son: nunca dejes un arma de fuego cargada al alcance de un niño; y nunca emparejes a una cantante que desea ser actriz más que nada en el mundo, pero no tiene talento para ello, con un director novato que acaba de hacerse un hueco en el cine. Porque ocurrió lo inevitable: la Ambición Rubia le comió la cabeza (y es de suponer que otras cosas) a Ritchie, y él acabó proponiéndose como meta personal convertir a su esposa en la estrella de la gran pantalla que hasta la fecha no había conseguido ser. El momento era propicio, con la cantante registrando nuevas cotas de popularidad en las pistas de baile y el director teniendo un hueco asegurado entre los cinéfilos. Pero ya lo dice el refrán: “donde tengas la olla, no metas la…”. El amor cegó a la pareja y, como si de un agujero negro se tratase, les succionó todo su talento en el espacio-tiempo. No sólo no se dieron cuenta de la solemne mierda que estaban haciendo, sino que durante años Ritchie no volvió a ser el mismo del trauma adquirido. Y es que convencer a un estudio de que ponga dinero para rodar una comedia romántica es fácil. Pero convencer a público y crítica de que la madurita cantante es irresistible para alguien más que para su marido y sus bailarines, tarea imposible. Sobre todo cuando se comporta como una vanidosa harpía.
Atenuantes: Tras un éxodo por el desierto, Ritchie parece ir recuperando la forma poco a poco tras su separación de la cantante, con RocknRolla y sobre todo Sherlock Holmes ganándose a los que había perdido.
Agravantes: No era la primera vez que Madonna hacía algo parecido. Recordemos su infausto documental de autoglorificación En la Cama con Madonna, un invento de su productora para vender la imagen que la cantante llevaba en aquella época: pseudo-prostituta de lujo, pero en soso.

6. UNA RELACIÓN PELIGROSA
Acusado: Ben Affleck y Jennifer Lopez, por entonces conocidos como Bennifer.
Delito: Explotar la prensa rosa alrededor de la parejita.
Atestado: Entre 2002 y 2004, no había otra cosa que ocupase las revistas del corazón y los programas rosa que Bennifer. Entre que Ben Affleck era el nuevo chico de moda, que J.Lo estaba en su apogeo sonoro y que Brangelina todavía no existía, una pareja tan rotundamente mediocre como esta causaba furor. En parte, porque ellos lo buscaban. Y prueba de ello es lo rápido que intentaron sacar tajada buscándose una película que los emparejase. La encontraron en un proyecto personal de Martin Brest, que quería hacer un drama pesimista y violento sobre una pareja de criminales mal avenida. Pero la parejita al parecer no estaba muy satisfecha con ello, jugaron sus bazas con el estudio, y Brest se vio obligado a reescribir el film y remontarlo varias veces hasta que quedaron contentos con el resultado final, licuado y sin sustancia. Por supuesto, la cinta terminó siendo una de las mayores debacles de la historia del cine, tanto en calidad como en taquilla. Un desastre relacionado con el hecho de que, para cuando se estrenó, todo el mundo estaba más que harto de Bennifer. La publicidad gratuita con la que pensaban contar se convirtió en veneno mortal de necesidad que infectó sus carreras y su relación. Al poco rompieron, y nunca han recuperado del todo su fama. Pero peor es lo de Martin Brest, que se ha convertido en un apestado que no ha conseguido volver a trabajar en nada, ni siquiera en una producción independiente, en estos siete años.
Atenuantes: Ben Affleck ha intentado reformarse tras la cámara dejando a su hermano pequeño que sea la estrella, toda una cura de humildad.
Agravantes: Jennifer Lopez volvería a montarse su propio ego-tour con su pareja unos años después, solo que esta vez su marido era Marc Anthony y la película El Cantante. El resultado fue sólo ligeramente mejor.

5. EN TIERRA PELIGROSA
Acusado: Steven Seagal.
Delito: Querer demostrar que tienes talento y conciencia social, pero sin dejar de partir brazos.
Atestado: Hubo una época en la que Steven Seagal era una de las mayores estrellas de acción del planeta. Este hecho debería bastar para que cualquiera que contribuyese a ello tomase medidas drásticas para expiar su culpa, preferiblemente con unas gotas de arsénico. El problema es que Seagal era un tipo enormemente vanidoso, y su éxito sólo incrementó su ego hasta niveles estratosféricos. Hasta el punto que decidió dirigirse su propia película. Y como en Hollywood no le saben decir que no a una estrella, le dieron una millonada para rodarla. Así que Seagal buscó a dos mindundis que le hiciesen una historia a medida no sólo de sus talentos (que objetivamente se limitan a dar manotazos y correr como una nena), sino de su espiritualidad y conciencia social. Lo que traducido al no-pedante quiere decir que es la misma película de acción estúpida y sinsentido de siempre, pero esta vez además con mensaje ecologista maniqueo, barato e incoherente hasta el ridículo, un par de discursitos pretenciosos sobre la comunión con la naturaleza, un buen montón de egolatría y un monólogo final de quince minutos. De Steven Seagal, el Actor. Soltando una perorata sobre pacifismo, medio ambiente y tolerancia, pero al nivel de inteligencia, profundidad y coherencia que se puede esperar de alguien que se ha dedicado a predicar el pacifismo rompiendo brazos al por mayor. Parece ser que causó un cierto impacto en el estudio, concretamente el de las cabezas de los ejecutivos dándose hostias contra las paredes para que acabase tanta soplapollez, porque obligaron a Seagal a recortarlo a ‘sólo’ cuatro minutos. Lo que aún así lo convierte en el discurso más largo que ha dado un trozo de madera con coleta.
Atenuantes: Gracias a esta película y a las ganas que tenía Michael Caine de cobrar un suculento cheque para pagarse otra casa, pudimos disfrutar de una de las mejores falsas tomas falsas del difunto El Informal.
Agravantes: No contento con demostrar lo poco que sabe de las materias que en teoría le preocupan, lo volvió a hacer en dos ocasiones más. Pero por lo menos, él no ha vuelto a dirigir ni sus vídeos musicales de country.

4. GLITTER (TODO LO QUE BRILLA)
Acusada: Mariah Carey.
Delito: Querer convertirse en la nueva Cher (cantante + actriz = ¡Oscar!).
Atestado: Durante varios años, posiblemente desde que vio El Guardaespaldas, Mariah Carey buscó a alguien que le produjese esta película. Porque, pese a que cuenta una historia más vista que el tebeo, la idea original del film es de la cantante. Ella se encargó de convencer a un estudio para que pusiese el dinero, a un director para que dirigiese el film de la forma más aburrida y rutinaria posible, a unos guionistas para que creasen unos personajes patéticos, unos diálogos estúpidos y una trama perezosa, y a unos actores para que le diesen la réplica pensando en pagar el recibo de la luz de ese mes. Porque, claro está, la estrella tenía que ser ella. Iba a ser su entrada por la puerta grande en Hollywood. Y la banda sonora también tenía que ser de cosecha propia. De hecho, toda la cinta es una excusa gigante para sacar nuevas canciones, y las escenas de transición entre sus números musicales gritan a los cuatro vientos que son relleno de la peor calaña, como esas bolitas blancas de poliestireno que le hacen a uno añorar los plásticos con pompas. Eso sí, a quien le guste Mariah Carey, primero, lo siento mucho; y segundo, disfrutará de los momentos musicales. Pero sólo de esas escenas. El resto no vale ni para envolver un bocadillo de sardinas, incluida la actuación de la cantante, que es ligeramente más expresiva que un taburete de metal, aunque sin llegar al histrionismo de un ventilador de techo. Quizá ese sea el motivo por el que su personaje parece tan pasivo y tiene tan poco diálogo durante la película: alguien se debió de dar cuenta de que iban por mal camino con ella, y la dejaron de florero mientras los demás avanzaban la trama.
Atenuantes: La Carey se redimió de este intento casi una década después, con Precious, donde demostró que con una buena dosis de humildad y ocho años de clases de interpretación, podía ser también actriz. Eso sí, todavía le queda redimirse de su carrera como cantante.
Agravantes: Al parecer el fracaso absoluto de Glitter no intimidó a Britney Spears, que un año después estrenó Crossroads: Hasta el Final. Aunque es probable que le diese exactamente igual. Total, ya que ejerce el terrorismo musical, era la evolución más lógica. Al menos la moda se detuvo a tiempo para que Céline Dion no tuviese su propia película, porque entonces eso sería uno de los signos del apocalip…
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3. SPICE WORLD
Acusadas: Las Spice Girls.
Delito: Explotar hasta hora y media sus quince minutos de fama.
Atestado: A finales de los 90, le dabas una patada a una piedra y salían veinte grupos musicales femeninos clónicos, todas con senos turgentes, vestuario surrealista y voces atipladas. Y las responsables de ello fueron las Spice Girls, un producto de marketing inglés que encandiló a una generación de niñas y se convirtió en vergonzoso objeto de morbo para millones de adolescentes granulados. La mente detrás de este producto fue un empresario a quien llamaremos Señor Patata, porque es lo que he cenado hoy. El Señor Patata consiguió que el éxito de estas zagalas llenase sus arcas lo suficiente para bañarse literalmente en dinero, pero con el lamentable efecto secundario de destruir a toda una generación de muchachas de doce años, que confundieron ‘feminismo’ con ‘pintarse con brocha y espátula y vestirse de carnaval’. La mente del Señor Patata estaba hecha sólo para los negocios, y sabía que los productos de pop femenino caducan a los dos años, por lo que decidió diversificar la marca antes de que empezasen su tour por los cirujanos. Y como siempre, ahí está el cine para actuar de basurero. Así surgió este engendro escrito por uno de esos monos que algún día escribirá Hamlet, pero que por ahora se contenta con meterse el dedo en el culo y después olérselo. La inspiración del film está clara: ¡Qué Noche la de Aquel Día! Sólo que cambiando a los Beatles por cinco muñecas hinchables que gritan tonterías sin sentido. Y con muchos colorines capaces de licuar los globos oculares. Y con canciones capaces de hacer candidata al Nobel a Lady Gaga. Lo peor es que tuvo cierto éxito. Lo mejor, que su fama se esfumó de forma casi inmediata.
Atenuantes: Ninguna de ellas por separado ha intentado meterse a actriz de cine, algo que en el caso de Victoria Beckham es posiblemente una prueba de que Dios existe y que, aunque a veces le ganan la mano, lucha con todo su empeño para protegernos del Maligno.
Agravantes: Uno de los muchos grupos surgidos en la estela de las Spice Girls fueron las All Saints. Ellas también se dijeron que querían ser actrices, y para no dejar en mal lugar a sus santas patronas, rodaron una película totalmente diferente pero igualmente patética: el thriller cómico Honest. Si no habéis oído hablar del film, salís ganando.

2. CAMPO DE BATALLA: LA TIERRA
Acusado: John Travolta.
Delito: Financiar a la Iglesia de la Cienciología y con el tiempo atraer a más adeptos.
Atestado: Érase una vez un mediocre escritor de ciencia ficción que un buen día decidió crearse su propia religión. Y no una normal y corriente. Una basada en un libro de autoayuda. Con alienígenas que invaden la Tierra y luchan contra los humanos, pero cuya existencia habíamos reprimido en el subconsciente. Y hace falta pagar para que te enseñen sus doctrinas. Pero como la inteligencia no es un requisito indispensable en Hollywood, la Cienciología se ha hecho allí un hueco. Uno de sus miembros es John Travolta, que estuvo intentando llevar al cine esta novela desde que L. Ron Hubbard la publicó en 1982. Sin embargo, como le pilló en horas bajas, tuvo que esperar hasta que Pulp Fiction le sacara del olvido para tener poder suficiente para mover los hilos. Y ni por esas le fue sencillo convencer a alguien de que un panfleto dianético de más de 1000 páginas y que apesta a literatura de usar y tirar merecía la pena el riesgo. Seis años tardó en encontrar a una productora que falsease sus cuentas para financiarla, en fustigar a varios guionistas para que sacasen algo en claro del libro sin que se notase mucho la influencia de la secta, en convencer a los actores no cienciólogos de que se uniesen a ellos. El resultado: John Travolta haciendo el ridículo y demostrando públicamente que Hubbard era un escritor de pacotilla. Y como guinda, la película (y su potencial secuela y sus múltiples productos de merchandising) no sólo no llenó las arcas de la secta, sino que les hizo perder dinero. Fue tan mala que ni siquiera hizo falta que crítica y público se metiesen con las creencias del actor. Bastó con reírse de lo mal hecha que estaba.
Atenuantes: Después de este film, Travolta volvió a meterse durante horas en una sala de maquillaje para añadirse kilos y extensiones en el pelo. Fue para Hairspray, en donde no interpretaba a un extraterrestre, sino a una mujer. Y fue un éxito de crítica y público.
Agravantes: Mientras esperaba que alguien cayese en la trampa de este film, Travolta ya aprovechó su recién recuperada fama para montarse otra película ciencióloga en la que se narraba la (presunta) vida del líder de la secta, aunque con ciertos nombres y eventos alterados para intentar no despertar el pánico general. Falló en su propósito, ya que buena parte de las críticas que le llovieron a Phenomenon vinieron de ahí.

1. MANOS: THE HANDS OF FATE
Acusado: Harold P. Warren.
Delito: Una apuesta imposible de ganar.
Atestado: Cuentan las crónicas de El Paso que un día el guionista Stirling Silliphant visitó su pueblo, sin duda por culpa de alguien que le odiaba. Y como allí lo único que se podía hacer para pasar el rato en 1963 era mascar tabaco en el porche, quemar cruces o emborracharse, decidió irse a un bar. Allí entabló conversación con un vendedor de fertilizantes y actor amateur llamado Harold P. Warren. En el transcurso de la charla, el ego de Warren tomó la palabra y afirmó que era fácil rodar una película de terror, que él podía hacer una cojonuda y exitosa sin apenas presupuesto. Momentos después de su ataque de risa, Silliphant aceptó la apuesta. Así pues, Warren escribió lo primero que le vino a la cabeza, se autoproclamó director, productor, protagonista y Rey del Universo Conocido (lo que en El Paso equivale a 200 acres) y convenció a algunos lugareños de que le prestasen 19.000 dólares a cambio de un porcentaje de los beneficios. También empleó esta técnica al contratar al reparto y al equipo, con lo que las participaciones sumaban un 300%. Pero el timador también fue timado, ya que el presupuesto se le fue todo en alquilar una cámara que sólo podía rodar 32 segundos seguidos y no registraba el sonido, por lo que dos personas tuvieron que doblar a posteriori toda la película. Por supuesto, este cutrerío es extensible a todos y cada uno de los aspectos del film: sonido, iluminación, montaje, banda sonora, vestuario, decorados, maquillaje, actuaciones, dirección, guión, producción, catering, manicura… Todo el mundo se dio cuenta de la ingente cantidad de mierda que estaban rodando. Todos, menos Warren, que era un tirano en el set y que estaba tan confiado en su pericia que nunca repetía más de dos veces una escena. Cuando llegó el día del estreno, los habitantes de El Paso acudieron ilusionados a su único cine. Y acabaron tirando cosas a la pantalla y al director. Ningún otro cine se atrevió a exhibirla hasta que los fans del cine malo la rescataron del olvido.
Atenuantes: Rodar la peor película de la historia sirve al menos para sentar una línea base sobre la que comparar el resto de filmes. Comparadas con ella, incluso las películas de Uwe Boll son buenas. Bueno, quizá no, pero al menos sólo son mediocres.
Agravantes: Como prueba de que los productos agrícolas de los 60 eran altamente tóxicos, Warren siempre afirmó que la película le había salido cojonuda. De hecho, si hubiese conseguido financiación habría rodado una segunda parte contando la historia de Torgo. Bueno, si le hubiesen dado dinero y si el actor no se hubiese suicidado antes, claro.
¿Qué películas hechas por puro egocentrismo consideráis más insufribles? ¿Cuáles salvaríais de la quema? ¿Sois capaces de identificar el momento en el que el ego de un director o de un actor se ha descarrillado por completo arrastrando a los demás consigo? ¿Y quién es más egocéntrico, Tarantino, Coppola o George Lucas?