Los Últimos de Peñaseca

Reaparece el alcalde del pueblo, que estaba en paradero desconocido desde que empezó la guerra. Al parecer, se había recluido en un zulo al estallar la contienda, pero ahora ha decidido salir para echar una canita al aire. Cuando un vecino del pueblo lo ve, no tardan en empezar a circular todo tipo de rumores y especulaciones acerca del porqué de su reaparición. Al extenderse el bulo de que los republicanos han ganado la guerra, las cosas se ponen tan tensas que el coronel y el teniente acaban atrincherados en casa de la abuela. Y no parecen dispuestos a entender que todo se reduce a un malentendido.