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Willard
"Fue como entrenar para los Juegos Olímpicos", explica el coordinador de efectos con animales Boone Narr. "Comenzábamos el día pesando a las ratas para asegurarnos de que recibían suficiente comida pero que no engordaban porque si engordan luego no quieren trabajar". Cada rata tenía un número en la cola para identificarlas y todas "fichaban" al principio y al final de cada día y de cada escena. Era una tarea tediosa pero necesaria en la que había que sellar el decorado y tapar todos los agujeros donde podrían esconderse. "No perdimos ni una", declara Narr, orgulloso.
Las numerosas ratas que salen en algunas escenas son en parte creadas por ordenador, en parte creadas por animatrónica y otras están simplemente, vivas.
El responsable de los efectos con los animales es Boone Narr, quien ya trabajara con ratas en “Un Ratoncito duro de roer” y “La Milla Verde”.
Morgan (director) hace referencias humorísticas a la película original y a su trabajo en Expediente X. Seguidores de la serie se divertirán viendo al gato Scully que encuentra la muerte durante una macabra interpretación de la canción de Michael Jackson titulada “Ben”.
El retrato del padre de Willard es de Bruce Davidson, el actor que encarnó al primer Willard.
Rick Lazzarini (especialista en animatrónica) avisa a los espectadores que presten atención a lo que ha hecho el departamento de arte con las señales en las paredes.
El coordinador de efectos con animales, Boone Narr recuerda que “durante los primeros días nadie quería acercarse ni a los adiestradores ni a las ratas. Después todos empezaron a acercarse, todos querían coger a las ratas y al final del rodaje todo el mundo quería llevarse una a casa”.
La altura del objetivo cambia con respecto a Willard en ciertos momentos en la historia. De una perspectiva imponente e intimidante se pasa a una posición de cámara más baja cuando Willard empieza a sentirse más poderoso y seguro de sí mismo con las ratas asesinas apoyándole.
Un mes antes del inicio del rodaje Narr (especialista en efectos de animales) viajó a Vancouver desde su rancho en California para construir unas instalaciones al lado de uno de los platós. Allí entrenó a todas las ratas - ¡unas 550! La mayoría de ellas eran del tipo noruego y fueron agrupadas de acuerdo con su especialidad en grupos de entre cinco y cien individuos. Trescientas ratas capaces de trepar, saltar, morder neumáticos, pasar por ventanas, atacar a las personas y otro tipo de “trabajos” que podían intervenir en una misma escena. También había “figurantes” para el trasfondo – lo que Narr llama ratas “de ambiente” o “de relleno” – que se utilizaban en secuencias que requerían que por ejemplo un mueble al fondo de la escena estuviera cubierto de ratas
El rodaje de una secuencia en la que trabajaban 500 ratas requirió diez entrenadores de las mismas.
Para manejar a las ratas animadas hacían falta: Dos personas para manejar el cuerpo, otra para colocarlo y sujetarlo y otra para hacer funcionar, por ejemplo, los pulmones. Si se requerían otros movimientos efectuados con las barras entonces se necesitaba una persona más. Así que normalmente se precisaba de tres o cuatro personas para hacer todos los movimientos requeridos.
La película es un remake de La Rebelión de las Ratas, dirigida en 1971 por Daniel Mann.
Antes que a Crispin Glover, se le ofreció el papel protagonista a Joaquin Phoenix y Macaulay Culkin.