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Un buen día lo tiene cualquiera
El porqué del clima antiajderez del filme corresponde a la manía que le cogió el director, Santiago Lorenzo, cuando después de estar un año entero resolviendo los problemas de un periódico retó a un amigo camarero y le barrió (¿le haría el mate pastor?).
Gran parte de la trama de la película viene de la propia experiencia del director Santiago Lorenzo, que años atrás pasó gran parte de su tiempo en un bar.
La escena de las guindillas está planteada sobre una propia experiencia del director Santiago Lorenzo, que en una época de su vida que sufrió de males de estomago tuvo que, a veces, recurrir a guindillas para comer.