Todos los días, en las calles de las zonas urbanas deprimidas de los Estados Unidos se libra una guerra, una guerra entre residentes, traficantes de droga y los que han jurado proteger a unos de los otros. Esta guerra tiene sus víctimas, y una de las más importantes es el sargento del Departamento de Policía de Los Angeles Alonzo Harris (Denzel Washington), un agente de narcóticos con 13 años de experiencia cuyos discutibles métodos hacen difusa la línea entre legalidad y corrupción. Hace tiempo que su optimismo ha sido minado por su turno de servicio en las calles, donde combatir la delincuencia ateniéndose a las normas puede suponer la muerte, y hacer el trabajo a menudo implica que Alonzo y sus compañeros infrinjan las leyes que están autorizados a hacer cumplir. Ello pone a prueba la determinación del idealista novato Jake Hoyt (Ethan Hawke), que tiene sólo un día para demostrar su valía a su extremadamente carismático superior. Durante las próximas 24 horas, Jake será arrastrado cada vez más profundamente hacia el lodo ético de la lógica de Alonzo, mientras los dos hombres se juegan sus vidas y sus carreras para servir a sus contradictorios conceptos de justicia.
Al final de la película, cuando Jake (Ethan Hawke) salta al balcón, se le cae la pistola. Sin embargo, cuando cambia el plano la sigue teniendo en su mano derecha.