Tesoro del Amazonas

No conozco a ningún norteamericano que no le gusten las armas.

Estás muerto, solo que no lo sabes (Hatcher a Beck).

Beck- Necesito que eligas una opción.
Travis- ¿Una opción?
Beck- Opción A u opción B.
Travis- ¿Cuál es la A?
Beck- La A es que tú y yo nos vayamos de aquí tranquilamente. Subamos a mi Jeep y nos dirigamos a la pista de aterrizaje. Desde allí emprenderemos el viaje de regreso a Los Angeles. Sin que haya sangre ni huesos rotos... ni problemas.
Travis- ¿Y qué hay en Los Angeles?
Beck- Tu padre.
Travis- ¿Y la opción B?
Beck- Pues lo contrario de la A. Pero no te la recomiendo.
Travis- Me quedo con la C.
Beck- Travis, no hay opción C.
Travis- ¿En serio? ¿Estás seguro? Verás grandullón, siempre hay una opción C.

Hatcher- El chico se queda.
Beck- Le he pagado.
Hatcher- Afortunadamente tenía los dedos cruzados en ese momento.

Malo- Vamos, larga lo que sea capullo.
Travis- No me llames capullo, capullo.
Malo- ¿Lo has encontrado o no, gilipollas?
Travis- ¿Cómo has dicho gilipollas?

Travis- ¿Nunca utilizas armas?
Beck- No.
Travis- ¿Nunca?
Beck- Nunca.
Travis- Y si tu mejor fuera a morir, ¿no la utilizarías?
Beck- Armas, nunca.
Travis- Hasta Santa Claus utilizaría una para salvar a un amigo.
Beck- ¿Me parezco a Santa Claus? ¿Tú crees que me parezco a él?
Travis- ¿Qué pasa? ¿Las armas te vuelven un poco loco? ¿Se te va la olla?
Beck- Si utilizo las armas la gente lo pasa mal, y eso no me gustaría.