El señor Hulot, un personaje amable y extravagante, vive en un modesto pisito de un barrio viejo y humilde. De vez en cuando va a visitar a su hermana, casada con un rico fabricante de mangueras. Los Arpel viven en una mansión ultramoderna provista de los últimos avances en electrodomésticos. Gerard, el hijo de nueve años, adora a este pariente lleno de fantasía que sabe compartir tan bien sus juegos. Sin embargo, el señor Arpel considera que su cuñado no da buen ejemplo al niño y decide alejarlo de Gerard. Para ello, le cede un puesto en su empresa mientras la señora Arpel, por su parte, se propone casarle con una vecina esnob.